“La
Voz de Guecho”, un semanario de 50 céntimos. Eso era lo que
costaba cuando nació en 1899. Nació, al decir de sus creadores,
como un “Semanario Independiente”, motivado por: “...El
creciente avance del progreso que se ha iniciado durante los últimos
años en este pueblo, el cual despertó entre los jóvenes la idea de
fundar un periódico semanal, que sin mira alguna política, fuera
eco fiel de la opinión pública...” Eso que visto
desde hoy parece tan difícil de lograr, entonces lo intentaron a
nivel local, cosa del lector será el decidir si lo lograron.
Salió
en la Semana Santa de 1899, en esos días de color gris, casi negro,
que por entonces y casi hasta los finales de 1970, caracterizaban los
ritos religiosos, dejando en nuestras vidas un recuerdo de colgaduras
moradas y silencio sepulcral.
Su
comienzo tubo sus dificultades por el momento en que nacía y
por el deseo de que fuera lo más profesional posible: “...Al
no existir imprentas en la localidad, y nuestro deseo que el
semanario fuera todo lo serio posible...” Para ello
consultaron con impresores de fuera de Getxo; ellos les advirtieron
de la dificultad que tenía la empresa, pues si bien para grandes
tiradas resultaba económico, no lo era para un nivel más reducido,
máxime cuando el plan que tenían era alimentarlo mediante
suscripciones. Por ello: “...Abrimos
una suscripción de 50 céntimos mensuales...” Para
lo que consideraron que era necesario abrir 150 suscripciones, para
poder costear los gastos semanales que requería la tirada. El
semanario admitía todas la sugerencias de los suscriptores. No se
vendía por las calles, era entregado a domicilio. “50 Céntimos”,
esa cifra que es el titulo de esta entrada, era la cantidad que
mensualmente se cobró a los suscriptores.
El
primer número tenían espacios como: “Sabañón,”
dedicado a las críticas pícaras de los vecinos maldicientes. “Ecos
de Salón,” dedicado a animar a los vecinos a acudir a algunas
conferencias “científico-literarias,” que por aquel entonces se
daban en el “Círculo Algorteño” y que versaban sobre algo tan
inmaterial como el “Alma”. “Un remedio”, destinado a
las ciencias y su influencia sobre
las personas. “Chilibrisco”,
foto de un supuesto personaje “...Hombre
activo, centinela del ornato público que en asuntos municipales
tiene más vientos que un perdiguero...”
Hablaba sobre las carencias en el municipio, basuras, ordenanzas,
canes sobre los que se decía que era mejor: “...Quitar
la contribución a los perros y dar chorizo a los serenos...”
Al parecer el consistorio se negaba a retirar ese impuesto a los
perros, alegando que su intención no era la de lucrarse con el
mismo, sino aminorar la presencia de los chuchos por nuestras calles.
“Concejalerías”
sobre los asuntos de los plenos del municipio.
En
aquel primer número que salió el día 2 de abril de 1899 hablaban
de la Semana Santa que acaba de comenzar y la describían así:
“...Pocos pueblos de la
importancia del nuestro celebran
con tanta solemnidad la Semana Santa, afamados oradores suelen
dirigir la palabra a los fieles, poniendo todo su empeño en que la
parte musical corresponda a la magnificencia de los sermones...”
Al parecer esos sermones se platicaban en las iglesias de Santa
María de Getxo, San Nicolás de Bari de Algorta, Nuestra Señora de
las Mercedes de Las Arenas y en la Santísima Trinidad de Algorta. En
las tardes del lunes, martes y miércoles de esa semana: “...Después
de rezado el Santo Rosario y hecho el oficio del Viacrucis, tiene
lugar un triduo en la iglesia de San Nicolás, siendo los encargados
de dirigir la palabra a los fieles los RR. PP. Uriarte y Miguel,
profesores de los Agustinos de Guernica...”
Otro de los ritos que se celebraba era: “...En
las tarde del miércoles y jueves, en la expresada parroquia, en la
capilla y dirigidas por el organista señor Mújica se cantaban
hermosas y sentidas lamentaciones de los maestros Ledesma, Arriola y
Benito y misereres de Caballero y Ledesma…”
Durante esos días otras usanzas de los miércoles y jueves eran:
“...Los sermones
del Mandato, Pasión y Soledad, que estuvieron a cargo de los
expresados RR. PP. Fray Eustaquio de Uriarte
y Fr.
Carlos de Miguel...”
En
la iglesia antigua de los Trinitarios, la que el día 19 de julio de
1929 se vería devastada por el fuego, durante los miércoles y
jueves de Semana Santa se celebraba el oficio de “Tinieblas”, que
era cantado y se solemnizaba: “...En
la capilla bajo la dirección de D.
Luis Sancho, varias lamentaciones de Calahorra eran cantadas por
Benito y Gorriti, junto a los Misereres de Ledesma y Eslava. El
sermón del Mandato estaba a cargo de Fr. Crisóstomo...”
El
viernes de Semana Santa, día de pasión, en el que todo se tornaba
gris: “...A las doce del
mediodía, comienza el sermón de
las Tres Horas, encomendado este año al RR. PP. Carlos de Jesús y
María, Definidor General de la Oren Trinitaria. Durante los
intermedios, y bajo la dirección de D.
Luis Sancho, la
capilla escuchó el famoso “Stabat Master” entonado por los
jóvenes de la localidad, obra del eminente compositor D. Nicolás
Ledesma...”
En
Viernes Santo salía, tras los oficios, de la parroquia de San
Nicolás de Bari de Algorta, la procesión del “Santo Entierro”,
precedida por numeroso público: “...Cerraban
aquella marcha los niños de las escuelas de Algorta, los socios de
la “Benéfico-Recreativa” y la comunidad de de los padres
Trinitarios portando hachas encendidas.
A aquel cortejo
le seguía el clero parroquial, las autoridades municipales y
judiciales, y representante militar, teniente de artillería Sr.
Legorburu y el Diputado Provincial Sr. Arrola. Escoltaba al Santo
Sepulcro un piquete de artillería y cubría la carrera una fuerza de
la misma arma a las ordenes de los Sres. Serrano y Terrer...”
Acompañaban a la comitiva: “...Fuerzas
de Carabineros y Guardia Civil, quienes custodiaban las imágenes de
San Juan y la Dolorosa. Cerraba la procesión la banda de música
municipal...”
Terminaba
el semanario en su sección de anuncios con referencias a un tratado
de aritmética elemental que el maestro de Algorta D. Valentín
Cuartango, autor de la obra, vendía en su propia casa. Aquellos
anuncios se debían entregar en la Avenida Basagoiti N.º 96 y en la
tienda de D. Manuel Eguia.
Así,
en sus cuatro páginas nos contaba el semanario en su nacimiento
algunas cosas que acontecían en nuestro Pueblo. También,
coincidiendo con su fundación, describía a la perfección cómo
eran las Semanas Santas de finales del Siglo XIX en Getxo. Pero no
fue solo ese ejemplar el único número de aquel semanario, le
acompañarían otros de los que iré hablando, ya que nos ofrecían
datos de nuestro Pueblo que ayudan a conocerlo mejor.
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