La
Batería San Ignacio, que en sus tiempos estuvo situada en la zona
del Castillo, en Usategi (Algorta), fue, junto al resto de la campa
contigua, de propiedad municipal.
Alguien
me preguntaba en el 2014, en relación a un artículo que publique en
mi Blog, que titulé “1793 Reconocimiento de Fuertes”, en el que
incluía los existentes en toda Bizkaia, ¿Si no estaba entre ellos
la Batería de Usategi?”. Y lo que escribo a continuación es la
explicación de porque no se encontraba en aquel inventario la misma.
Sin embargo, en aquella relación del Siglo XVIII, si se encontraban
el Castillo
de la Galea y el Fuerte de la Begoña.
Getxo
tuvo varios puntos de defensa en su costa. El de la Punta San
Ignacio se construyo en un promontorio estratégico, desde el cual se
podía avistar la llegada de barcos enemigos. Fue una base de
artilleros militares. Estaba situado entre el Puerto Viejo y la cala
de Kantarepe, en Usategui. A lo largo de su historia fue conocida con
varios nombres, “Fuerte de Usategi”, “Batería San Ignacio”,
y también como “Plaza de las Banderas”.
Aquellos
terrenos de la “Campa del Castillo”, que en su día tuvieron un
uso festivos, fueron incautados años más tarde, con motivo de la
Guerra “Hispano-Americana” de 1898, por el Estado para establecer
en los mismos un punto de defensa.
Esa
ocupación de un terreno, hasta entonces de uso público se produjo,
de acuerdo con lo transcrito en un expediente municipal: “...Con
objeto de dar principio a los trabajos de artillería de la costa
dispuesto en la R.O. de 23 de abril de 1898, he de merecer de V.S. se
sirva notificar al Alcalde de Algorta, que ponga a disposición del
Ramo de Guerra la Punta de San Ignacio en que ha de situarse una de
las baterías...”
El Ayuntamiento de Getxo acordaba en la sesión municipal del 5 de
mayo de 1898: “...Cumplir
la orden suplicando al Ramo de Guerra, que con el menor daño posible
sitúe dicha batería, por ser esta campa el punto donde desde hace
muchos años viene celebrándose las romerías públicas, por la
festividad del patrón San Nicolás...”
La
guerra hispano-Americana fue un conflicto bélico que enfrentó a
España con los Estados Unidos en 1898, cómo resultado de la
intervención estadounidense en la guerra de Independencia cubana. El
diario “El Noticiero Bilbaíno” del 25 de abril de 1898 decía en
su primera página: “...Los
Yankees nos han declarado la guerra...”
Tal
eran los temores, que el 27 de abril de 1898, publicaba “El
Noticiero Bilbaíno” el siguiente suelto: “...Dicen
de Algorta que en las actuales circunstancias, y a fin de poner a
cubierto el Puerto de Bilbao de cualquier atentado Yankee, sería
conveniente poner en la Punta Galea una batería de cañones
modernos...”
El
3 de julio de 1898, los temores volvían a la prensa local, el diario
“El Noticiero Bilbaíno” decía en su primera plana:
“...Constantemente,
y desde hace más de un mes, hemos venido llamando la atención
acerca de la conveniencia de poner el Puerto de Bilbao en buenas
condiciones de defensa, al abrigo de cualquier ataque por parte de la
escuadra Yankee. La Junta de Defensa constituida en Bilbao viene
trabajando con laudable celo, pero sus esfuerzos se estrellan contra
la pasividad del Gobierno. Todo lo que se ha hecho hasta ahora ha
sido por iniciativa de esa Junta, pero resulta que los cañones
emplazados en las baterías ya construidas no son suficientes, y
aunque están destinados a la segunda línea de fuego, serían
necesarios más cañones y obuses de largo alcance. Los gastos hasta
ahora hechos, y los que se harán en la nueva batería en
construcción en Punta Lucero, cuya construcción comenzará pasado
mañana martes, han sido costeados por Vizcaya...”
Aquella
batería, de 1898, solo sirvió para hacer salvas de ordenanzas, las
cuales causaron gran revuelo entre el vecindario. Al igual que
lo acontecido con anterioridad, en noviembre
de 1883, ya que en las actas municipales se hacía constar lo
siguiente: “...Con
motivo del ejercicio de tiro al blanco desde la Campa del Castillo al
mar, reventaron en el aire varias bombas esparciendo sus cascotes
entre la población, lo cual motivo gran desasosiego, por cuanto
alguno de los restos que pesaba más de 12 libras, cayo sobre alguna
casa cercana a la iglesia de San Nicolás...”
Desde
el año 1907 sirvió para realizar prácticas de tiro al blanco:
“...Por
lo que el Ayuntamiento solicitó, en ese año y hasta 1910, al
Gobierno Militar su traslado, y en 1912 que fuera devuelta a nuestra
Anteiglesia...”
Pero
como las cosas de palacio siempre van despacio, no fue hasta el 3 de
marzo de 1914 que se iniciaría el expediente de expropiación para
el Ramo de Guerra: “...Así
todo, los mismos chocaron con el Ministerio, ya que alegaba que no
estaba acreditada la pertenencia de los terrenos a favor del
Ayuntamiento...”
Todavía
seguirían largos años de negociaciones hasta lograr su devolución:
“...El
14 de enero de 1928 se solicito la devolución a Rentas Públicas de
Vizcaya. El 17 de octubre de ese año el Alcalde de Guecho expone
ante el Ministro de la Guerra todos los antecedentes. El expediente
dormirá, nuevamente, en los cajones hasta que el 25 de agosto de
1931 se vuelve a solicitar al Estado que levante la batería...”
El
26 de septiembre de 1914, D. Florentino Larrondo, secretario del
Ayuntamiento de Getxo, expedía una certificación acreditando la
pertenencia de los terrenos de la Batería al Ayuntamiento de Getxo:
“...Según
el inventario de bienes que constituyen el patrimonio de este
Municipio, formado en 1877, existe como de pertenencia un terreno
denominado “Plaza de Banderas”, cuyos limites son: Por el Este
con las paredes de la huerta de D. Juan Bautista Cortina y Ugarte y
terreno lindante del común de este Pueblo; por el Norte con las
paredes de Dña. Josefa Ramona de Sarria y D. Juan Antonio de
Arechavaleta; por el Sur y Oeste con terrenos declinates de este
Municipio. El terreno mide una extensión de 335 estados, equivalente
a 1.273 metros. Estando el Pueblo enn psosión del mismo desde fecha
inmemorial, y destinado a plaza pública...”
El
26 de agosto de 1931 el diario “El Noticiero Bilbaíno” decía en
su portada: “...Han
sido suprimidas las baterías de Algorta y Punta Lucero. Razón: que
se quiere renovar su material. Entretanto, las dependencias de ambas
han sido ocupadas por fuerzas de Infantería del batallón de Montaña
número 4. El cupo total de ambas baterías estaba integrado por
muchachos de Santurce, Portugalete, Ortuella, Abanto y Ciérvana,
Guecho, Sopelana, Plencía, Urdúliz y otras localidades próximas...”
El
19 de septiembre de 1931, en el mismo diario, en su sección “De
Bilbao al Abra” se decía: “...Se
han recibido satisfactorias noticias relacionadas con la visita que
hizo al ministro de la Guerra la comisión mixta del Ayuntamiento y
la Cámara de la Propiedad de Guecho, que fue a tratar de la
reversión al municipio de los terrenos que fueron municipales, en
los que estuvo emplazada la batería de San Ignacio, suprimida en
virtud de las últimas reformas de Guerra. Componen la comisión, los
señores Ituarte, teniente alcalde, presidente y secretario de la
Cámara, señores Ferrer y Artolozaga, vocal asesor, Sr. Areilza y el
secretario municipal, señor Bracho...”
Y
como todo no iban a ser malas noticias, aunque estas fueran
esperanzadoras, para los vecinos de Getxo, a continuación cito una
relacionada con los adelantos modernos de la cinematografía, que se
habría paso en nuestros barrios, dejándonos la fecha en la que el
sonido llegó a nuestros cines: “...Mañana
se inaugurará en Algorta el “cine sonoro” que tanta aceptación
ha tenido en todas partes, y que aquí alcanzará seguramente el
mismo éxito, sobre todo en las veladas invernales, que tan
agradablemente se pasan en los salones de espectáculos...”
Todavía
en 1932 aquellas instalaciones seguían ocupadas por la milicia. El
14 de febrero de ese año, el diario “El Noticiero Bilbaíno”
recogía en una columna: “...Los
Carabineros a la Batería de Algorta: Mañana día 15, se efectuará
la entrega de la batería de Algorta a la Comandancia de Carabineros
de esta provincia. Acto seguido se incorporará a su puesto el
destacamento del Batallón de Montaña nº 4, que presta su servicio
en los citados locales...”
Desde
1935 hasta 1945, D. Juan Bautista Merino realizó diversas gestiones
a fin de conseguir la devolución de las instalaciones militares,
consiguiendo en este último año que las mismas fueran cedidas al
Ayuntamiento en precario: “...El
30 de junio de 1947 se obtuvo la autorización para adecentar los
locales...”
El
28 de julio de 1956 el Ayuntamiento de Getxo, enviaba una valoración
a los propietarios de algunos terrenos colindantes, para expropiar
los mismos y unirlos al parque de Usategi: “...Terrenos
Situados en la zona libre o espacio verde de la cuesta de Usategui y
costa de Algorta, que están rodeados por terrenos de propiedad
municipal y forman parte del parque de Usategui, desde la plaza del
mismo nombre, la cuesta de Usategui y la plazoleta del Lavadero
Municipal de la parte alta del Puerto Viejo de Algorta...”
A
lo largo de su historia muchos vecinos de Getxo estuvieron destinados
en dicha batería, sirva como muestra la relación, que la Caja de
Reclutamiento, comunicaba a nuestra Alcaldía, la cual aparecía
publicada en “El Noticiero Bilbaíno” del día 15 de enero de
1931: “...Destinados
a la batería de Algorta. La Caja de Reclutamiento ha comunicado a la
Alcaldía la relación de los individuos que por disposición del
capitán general han sido dados de baja en los Cuerpos a que fueron
destinados y causan alta definitiva en el regimiento de Artillería
de a pie, número 6, de guarnición en San Sebastián. He aquí la
relación: Antonio Uribe Uriarte, José Egusquiza Echave, Simón
Bringas Leicea, Juan Vidaurrázaga Sarria, Jesús Calasa Alonso,
Eleuterio Igual Uníbaso, Federico Ortiz Llopis, José Ardanza Uría,
Basilio Pérez Guajardo, José Ugarte Aguirregabiria, Leandro Azcorra
Egusquiza, Marcelo Goiri González, Juan Allende Latorre, Antonio
Elorduy Andicoechea, José Lázaro Eguía, Francisco Garay Llona,
Antonio Alegría Sanz, Ramón Mota Zubizarreta, Cándido Arzubiaga
Aguirre, Ovidio Ubera Sáenz, Fulgencio López Sánchez, Ángel
Crespo Pastor, Luis Imaz San Cristóbal, Jesús ódriozola Sarria,
Manuel Zabala Aqueche, Domingo Pérez Arana, Alberto Sarria
Urrechaga, Fernando Castillo Castillo y Francisco Amézaga
Larrazabal...”
El
resto es historia moderna, y todos hemos podido disfrutar de ese
privilegiado mirador desde el que se pueden ver los más bellos
atardeceres, mientras los pesqueros faenan en las aguas del Abra.