viernes, 29 de noviembre de 2013

LA HÍPICA EN GETXO y -II-


Continuando con esta pequeña historia de la hípica en Getxo, hoy veremos algunas referencias a dicho deporte, quienes fueron aquellas “Altas Instancias” y el final de la actividad en Fadura. 
 
Previamente haré una pequeña referencia a un dato que habla de la composición humana de aquella sociedad y sus, quizá culpables gestos de beneficencia. En los años 1946-1947 existió una figura en el propio campo de Fadura, que acreditaba aquellos gestos. En las tribunas destinadas a los espectadores, durante los Campeonatos Ecuestres, se creó la figura de “las tribunas de los ricos y de los pobres”. Entre ciertas damas de la alta sociedad, había una mentalidad de beneficencia, que hacía que se crearan estas figuras. No tengo claro si dicha clasificación se debía a deseos de que los menos pudientes pudieran presenciar aquellos campeonatos, a adornar con su presencia las aún mayores diferencias de clase, o a cierto remordimiento de conciencia. 
 
Se celebró el “IV- Concurso Hípico Nacional” entre los días 31 de Agosto y el 9 de Septiembre de 1947. En aquel evento se celebraron por primera vez de forma oficial los campeonatos anuales de salto de altura y longitud. Aquellas competiciones, en general, tenían como participantes a militares. De hecho, en los Campeonatos de España de altura y longitud de 1947, participarían algunos de ellos (Comandantes García Cruz y Larranz). Alguno de ellos representaría al Estado en las Olimpiadas de 1948, en Londres. 

 
Se establecieron diversos premios de distinta cuantía con nombres asociados a lugares del municipio: premios “Fadura”, “Gobelas” y “Guecho”. Siendo los de mayor cuantía los destinados a la “Copa Vizcaya” (18.000 pts.) y la “Copa Jolaseta” (10.000 pts.) El importe total destinado a premios ascendió a 79.000 pesetas. 
 
Los años 50 serían el epílogo de aquella actividad ecuestre. Dentro de aquellos años, uno de los campeonatos mas renombrados fue “La Copa de las Naciones”. A dichos campeonatos asistieron jinetes de Francia, Bélgica y Portugal. Unos de los jinetes que representaron a Jolaseta en los mismos fueron José Manuel Cardenal, Enrique Camiña y Francisco Goyoaga. 
 
Las Altas instancias. Según parece por lo recogido en las actas municipales, el Club finalmente se salió con la suya, puesto que le prorrogaron la concesión y además recibiría una subvención de 60.000 pesetas anuales. El 18 de Septiembre de 1950 se firmaría un nuevo contrato, que entre otras, recogía aquellas condiciones. 

 
Como demostración de aquellos impulsos que al principio refería, aparece ya en un acuerdo del 5 de Abril de 1951, la designación de una comisión para la celebración del concurso hípico de aquel año, compuesta por las siguientes personalidades, que presididas por D. Gregorio Ibarra, iba a asistir a aquel acto.
Dicha comisión estaba formada, además del mencionado Sr. Ibarra, por los señores Arenaza, Echevarrieta, Delclaux, Larroque, Luis María Ibarra, José Churruca. José Urízar y Eduardo Aznar. 
 
Así que aquella actividad retomó nuevos impulsos. El 12 de Mayo, el Consistorio acordaba adoptar medidas encaminadas a facilitar el alojamiento de jinetes, caballos y realizar obras de jardinería. Siguiendo con aquellas medidas, el 19 del mismo mes, adopta la decisión de financiar el concurso hípico de aquel año, incluyendo otro personaje a la comisión antes mencionada, se trataba del Sr. Conde. 

 
Siguiendo con aquellos impulsos, que venían de tan altas instancias, el Ayuntamiento, el 26 de Junio de 1951,ratificaba los anteriores acuerdos y trataba el tema de los descubiertos que tenía el Real Club Jolaseta con el municipio. Proponiéndose llegar a una solución antes del día 16 de Julio. 
 
Como se puede ver a continuación, el pleno municipal, siguió favoreciendo a aquella entidad. Así el 24 de Julio, propuesta del capitular Sr. Arenaza, acordaban adquirir todos los objetos necesarios para la celebración de aquel concurso hípico, vallas, cronómetros y demás instalaciones desmontables. 
 
Continuarían aquellos tratos de favor mientras que las pruebas hípicas se celebraran en Fadura. El 11 de Agosto de 1955 se inauguraban en Fadura las pruebas del Concurso Hípico Internacional bajo un sol radiante y con la sola asistencia de caballos italianos y del Estado. Los alemanes y franceses declinaron su asistencia. Con escaso público volvió a estar entre los triunfadores el jinete Goyoaga, montando a su inseparable “Fahnnenkoning”. 

 
El 13 de Agosto de 1957 se celebraba la prueba hípica de doma y campo a través, correspondiente a la Copa de la Federación Hípica Española preparatoria para las Olimpiadas de 1960. Dentro de dicha prueba en la denominada Fadura, resultaría vencedor Goyoaga a lomos de “Fahnnenkoning”.
El 9 de Agosto de 1958 se celebrarían las pruebas “El Abra” y “Fadura” en el campo de Fadura. La novedad consistía en que el jinete tenia que realizar el recorrido en dos caballos. Francisco Goyoaga, considerado como el mejor jinete del Estado (1920-1980) fue Campeón del Mundo en 1953 con "Quorum" y subcampeón en 1956 con "Fanenkoehning", dos de sus mejores caballos. Precisamente resultaría vencedor, en la prueba de 1958, a lomos de los caballos “Toscanella” y “Fahnnenkoning”. 
 
El 15 de Agosto de 1959 se constituía en Fadura el “Club Polo Fadura”, creado por un grupo de entusiastas al deporte hípico. La finalidad decían que perseguía fomentar la equitación. Pensaban traer caballos para ser alquilados por los socios, para que pudieran practicar la equitación. Contaban con las cuadras y el carneo de polo arrendado por el Ayuntamiento dé Getxo, así como con cuidadores y profesores. El Club tenía cuatro equipos de polo. 

 
En los recuerdos de un muchacho de la época está el siguiente relato: “...Carballo era el farero que atendía el faro nuevo de La Galea. Tenía una moto impresionante. A él y a su mujer les gustaba mucho la hípica. Venían en la moto a Fadura. Un día, al regresar a casa, su mujer, en vez de sentarse en la moto ( entonces las mujeres montaban al estilo chica) se quedó sentada en el suelo. El farero llegó hasta el faro. Es allí donde se dio cuenta de que había perdido el paquete.

Era un hombre tranquilo. Muy querido en Algorta. Regresó a Fadura y la recogió sin más. Lo recuerdo como si fuera ahora mismo. Los chavales de Getxo nos colábamos levantando el alambre de la cerca.

Mi caballo favorito era Toscanella, una yegua preciosa. Y Goyoaga, era nuestro jinete más querido, aunque no era el mejor...”.


Poco tiempo después, en 1960, esta actividad decaería. Actualmente esta práctica deportiva se desarrolla en la estrada de Goienetxe, en Andra Mari (Getxo).


miércoles, 27 de noviembre de 2013

LA HÍPICA EN GETXO -I-


Las primeras competiciones de este deporte tuvieron lugar en los campos de Lamiako a finales del Siglo XIX. A partir de 1943 esta actividad pasaría a desarrollarse en el campo de Fadura, en Getxo. 
 
En Getxo, la hípica siempre estuvo acotada para las gentes de mayor poder adquisitivo. Hay que tener en cuenta de que hablamos del pasado siglo, sobre todo, de su primera mitad. Y que no dejó de estar exenta de pulsos políticos e intereses particulares. 
 
Esta actividad deportiva estuvo ligada al Real Club Jolaseta entre los años 1943-1950. Su primera solicitud, con constancia escrita, es la que dicha entidad realizó el 3 de Diciembre de 1943. En dicha fecha el Club solicita del Ayuntamiento la cesión de una parte de los terrenos de Fadura para dedicarlos al deporte hípico. 

 
A aquella petición, el consistorio respondió solicitando de Jolaseta una documentación adicional (Proyecto con planos, emplazamiento y destino del terreno). El club se apresuró a formalizar estos datos, ya que para el 30 de Marzo ya había presentado la documentación requerida. 
 
El arquitecto municipal informaba al consistorio del alcance de la petición. En aquel informe cifraba dicha solicitud en un campo de polo, una pista de galope, una pista para concursos hípicos y un puente sobre el rio Gobela. Aquella infraestructura provocó la desaparición de numerosos árboles de la exuberante vega de Fadura. 
 
El Ayuntamiento consideraba que la realización de aquel proyecto no dañaba las previsiones urbanísticas y de ensanche, a pesar de que fuera una entidad particular quien lo solicitaba. Aquellas previsiones contemplaban la creación de un parque, paseos, merendero, lugares para la práctica del deporte y espectáculos. Hay que tener en cuenta que la alcaldía estaba en manos de Cándido Bilbao Basterra (FET y de las JONS), proclive a las demandas que emanaban desde determinados ámbitos del poder. 

 
Pese a las obras a realizar, el Ayuntamiento se conformó con un pequeño trámite en donde se estudiaba la solicitud. Tan pequeño era el tramite y estudio que ya en 1944 se celebraba el primer concurso hípico. Se decía que “...a titulo de ensayo...”. El 14 de Abril de 1945 se daba veda para la instalación de aquellas instalaciones deportivas, por las que el Ayuntamiento cedía “...para realizar concursos hípicos, el campo de Fadura y sus terrenos anexos, para pista de ensayos y aparcamiento de caballos...”. Por ellos el Club debía abonar al consistorio la cantidad de 3.000 pesetas anuales y la participación de 50 céntimos por localidad despachada. 
 
Eso sí, se aseguraba que tanto el Sr. Alcalde como los concejales tendrían entrada libre para ver todos los espectáculos. Además se reservaba de forma gratuita y a beneficio del Hospital Asilo de Algorta, los servicios de vigilancia y guardería de coches, motocicletas y bicicletas. El tiempo de concesión de aquel campo se fijaba en un año, siendo prorrogable, si una de las partes lo solicitaba con 15 días de antelación. El 14 de Mayo de 1945 se firmaba aquel convenio. 
 
Nuevamente la actividad hípica centraba la realización de concursos en Getxo. Del 1 al 8 de Septiembre de 1946, se celebró el -III- Concurso Nacional de Hípica en Fadura. Con aquel motivo, D. Enrique Guzmán Martínez, con el preceptivo “Saluda” de la época (en plena Dictadura), informaba al consistorio, del envío de varios ejemplares del programa, del concurso hípico. 

 
Para aquel acontecimiento se inauguraba el chalet-tribuna, con estilo rústico, obra del arquitecto municipal D. Miguel Beascoa. Edificio que contaba con dos pabellones-palco, taquillas y servicios sanitarios. 
 
Parece que aquel acontecimiento no obtuvo el resultado apetecido, ya que hubo que sufragar el déficit provocado por los costes de retirada de palcos y tribuna (eran provisionales). Para evitarlo, Jolaseta solicitó al Ayuntamiento la concesión de las instalaciones durante un periodo de 10 años, comprometiéndose a realizar las obras de acondicionamiento de forma permanente, de los palcos y tribuna, que valoraban en 200.000 pesetas. En caso de no aceptarse aquella propuesta amenazaban con dejar de organizar aquellos actos. 
 
El Ayuntamiento informaba al Club que iba a ser el mismo Ayuntamiento quien procediera a la construcción de las instalaciones. El 5 de Abril de 1946, Jolaseta pide autorización para comenzar ellos las obras, cosa que el consistorio permitiría, advirtiendo que las instalaciones, pasarían a ser de titularidad municipal, previo pago del coste de las mismas. La liquidación de aquellas obras supuso un coste para las arcas municipales de 326.619,88 pesetas. 

 
Aquella celebración se seguiría realizando en los siguientes años, desde 1947 a 1950, con repetidos impagos por parte de Club arrendador. Según ellos, motivados por los sucesivos déficits. Tras diversas gestiones, se dieron facilidades para que la entidad pudiera satisfacer sus obligaciones con el consistorio. Sin embargo, el Ayuntamiento se vio sorprendido al recibir un oficio de la Federación Nacional de Hípica, indicando que por el bien del dicho deporte, se concediera facilidades a dicho Club, concediéndole “....las reducciones posibles, que permitan continúe el calendario hípico...figurando el club como uno de los principales Centros Deportivos Ecuestres...” ¡Parece que alguien intervino ante más altas instancias!.
 
En la próxima entrada veremos quienes fueron las altas instancias y el final de aquella actividad en Fadura.


lunes, 25 de noviembre de 2013

"BAR EL PIRAO” DE AREETA-LAS ARENAS


El Pirao”, también conocido como el “Bar de Paco” o “Paco el del Loro”, estaba situado en la calle Mayor de Areeta-Las Arenas. Su fundador fue Remigio Téllez Medina (1904-1963), natural de Béjar (Salamanca), buen profesional de la hostelería, hombre de aspecto orondo y de muy buena conversación (Ver fotografía superior).
 
Antes de establecerse en Areeta, trabajó de camarero en el café Nervión de Bilbao. Por aquel bar solían pasar todas las artistas de la época. Se casó con Encarnación Gil de Diego (1904-1991), “Encarna”, natural de San Martín de Lines (Santander), mujer muy trabajadora y gran aficionada a la zarzuela. Trabajó en el “Hotel Excelsior”, sito en la calle Hurtado de Amézaga de Bilbao. Allí aprendió las artes de la cocina. Ella preparaba con gran esmero sus afamadas banderillas (antxoas rellenas, champiñones rebozados, alcachofas y un largo etcétera que hacía las delicias de sus clientes). 
 
Su único vástago, “Paco Tellez”, nacería en Bilbao. Más tarde la familia, en 1951, se trasladó a Algorta. Remigio trabajó en el Casino Algorteño, donde vivió con su familia. Hombre de gustos exquisitos, gustaba de usar pajarita. Era un gran aficionado a los toros (en la fotografía inferior se le puede ver en primera línea, primero por la izquierda). 

 
Con sus ahorros, abrió el Bar conocido como “El Pirao” en 1950. Dicen que el apodo le venia de una de sus costumbres consistentes en que cuando tenía mucho dinero en la Caja, lo cogía y desaparecía una temporada para irse a la Rioja. Cuando preguntaban a Encarna, su esposa, por dónde andaba Remigio, ella solía contestar “..se ha pirado...” Las puertas de su establecimiento eran de color verde con cristaleras. En un hueco de las cristaleras solía colocarse su loro “Potari”.

Su bar rompía un poco con el estilo de los existentes en la zona. Entonces, los bares eran como el “Amparo”, “Ortuzar”, o el “Benito”, tipo taberna (grandes) o bien tipo café como el “Novelti”, “Cosmo” o el “Amaya” de Romo. El montó un bar sin mesas, estrecho, con la barra alargada. Eligió como modelo “El Tilo”, construido en el Arenal bilbaíno en 1910, lo que chocaba en la época. 
 
Remigio era un gran conversador y tenía facilidad para hacer amistades. Por su establecimiento pasaron gentes de todos los extractos sociales de Areeta, con quienes mantuvo una buena relación. (En la fotografía inferior se puede ver a Paco y Encarna con uno de sus loros).

 
Bar siempre repleto de clientes, algún niño de la época lo bautizó como “el cuartito de los hombres”, pues nunca había mujeres. Además, todos ellos estaban en pie, con lo que la sensación de saturación era mayor. Sólo tenia una pequeña mesa pegada a la pared. En la barra del bar tenían dos ruletas, de las numeradas, en las que algunos clientes, solían jugarse las consumiciones. 
 
Era un hombre imaginativo. Fue muy celebrada la rifa del pollo. Visto desde hoy parecerá que era una rifa poco atractiva, pero para aquella época, un pollo era un articulo casi de lujo que solo adornaba las mesas en Navidad. No debemos olvidar que corrían los años 50. Más tarde realizó sorteos de marisco. 
 
Quizá la originalidad que más definía aquel establecimiento eran su loros. El primero de aquellos alegres animales tenia mal carácter. Se llamaba “Pedres”. Lo trajeron unos marinos de Brasil. Tenia un genio endemoniado, aunque sus malas pulgas se la sacaron algunos de los clientes: (le ataban petardos y le asustaban con el molinillo de café). Algunas veces lo llevaron a las Cortes, así que el vocabulario, no era precisamente refinado. Se defendía mordiendo a los clientes que le hacían rabiar cuando andaban despistados. 

 
Generalmente, tenía los loros por parejas. Antes del loro que dio fama a su establecimiento, tuvo otros dos: “Macho” y “Machito”. El nombre del primero se debía a un vecino de Areeta. Dicen que se parecía al loro. El segundo, con nombre diminutivo del primero, resultó un animal muy callado, que sólo expresaba sus emociones con la televisión encendida. Echaba grandes carcajadas. 

Los siguientes loros fueron “Potari” y “Pele” El más famoso fue “Potari”. Ese nombre era el de un chofer del “Garaje Vasconia”, que fue quien trajo el loro. Era cliente asiduo. Así que el plumífero parlanchín recibió el nombre de su donador. El famoso animal llegó al bar en el año 1966. El bar tenia, al igual que los existentes en toda la calle Mayor, unos plátanos de jardín o plataneros, junto a su fachada. Era el sitio preferido de aquellos loros. A “Potari” y “Macho” los tuvieron disecados en el bar. 
 
Potari” era verdaderamente lenguaraz. Hablaba sin parar, imitaba voces, incluso era capaz de imitar a las sardineras de Santurtzi, con su característico grito de !!!Sardinas!!!. Era un loro que, al igual que su dueño, gustaba ir de ronda, se piraba volando hasta lugares próximos: la vieja estación de Areeta, el Puente de Bizkaia donde disfrutaba colgado en sus tirantes, quizá admirado por la belleza del entorno. “Pele” era hincha del equipo bilbaíno, cantaba el “All Iron” (aliron) con voz clara y armoniosa, mejor que muchos hinchas del Athletic. Este loro, el único de color gris, ya que los demás eran verdes, se lo terminaría regalando Encarna, la madre de Paco, a Ramón Zubia. 
El final de alguno de aquellos loros fue casi novelesco, “Potari” murió debido a un accidente de coche. Parece ser que un día lluvioso una clienta entro en el local. Al cerrar el paraguas, asustó al pobre animal, que estaba en la puerta. "Potari" salió volando con tal mala fortuna, que resultó atropellado por un coche. El final de “Macho” resultó más glamuroso. Murió de una borrachera un día de mucho calor. Se puso a beber en una jarra llena de vino. Aquello causo su defunción. 

 
El hijo del matrimonio Tellez, “Paco Tellez” (1936-1999) (Ver fotografía superior), era un hombre corpulento. Fue su gran apoyo en el bar. Vivían en la calle Amistad Nº 8. Realizó los primeros estudios en las academias de D. Pablo y Bidegorri, en Algorta. Posteriormente realizaría los de Profesor Mercantil, aunque nunca llegó a ejercer. Le ofrecieron un puesto de trabajo en el Banco Bilbao de Areeta-Las Arenas, pero Paco pensó “...me voy a tener que poner traje todos los días..”, así que declinó la oferta y se dedicó al bar de sus padres. Su esposa Pilar Echeandia, nacida en Andra Mari, recuerda que solía decir “...nuestro bar era muy pobre, comparado con los de alrededor, pero venía todo el mundo...”. 
 
Hombre con gran afición a la música, era un enamorado de la ópera. Solía mostrar orgulloso una fotografía con el tenor Alfredo Kraus. Otras de sus aficiones eran el fútbol, la pala y la natación. Para estas dos últimas demostraba una gran resistencia. Uno de sus lugares predilectos para practicar estos deportes era la playa de Arrietara-Atxabiribil (Sopelana). Verle jugar a pala causaba asombro. Pese a ser un hombre voluminoso manejaba la pala con una habilidad envidiable. 

 
 
Era un autentico atleta. Pero lo que llamaba más la atención era la fuerza de sus brazadas. Incluso con mares embravecidas se adentraba en la mar con enormes olas para hacer su media hora de natación en invierno y verano. Hay que decir que su compañero fiel e inseparable, no era otro que su perro “Yaqui”, un enorme pastor alemán de color blanco. 
 
El bar de Remigio y Paco “El Pirao” se cerro en 1991 coincidiendo con el fallecimiento de Encarna. Paco falleció en Canarias en 1999. Atrás queda el recuerdo de aquel local que tan buenos momentos hizo pasar a muchos Areneros.

viernes, 22 de noviembre de 2013

LA CAMPA DE MUGICA


En todos los pueblos hay lugares comunes en el recuerdo, sitios por los que quizá nunca pasamos, aunque lo hagamos asiduamente, lugares que nuestros mayores recuerdan con nostalgia, de uno de esos lugares vamos a hablar hoy.

Poca gente, de cierta edad, habrá que no conozca o haya oído hablar de la “Campa de Mugica”, al menos si es “de Algorta de toda la vida”. Pero ¿que era y donde estaba dicha campa?.

La “Campa de Mugica” estaba situada en los terrenos que hoy ocupan la Iglesia de San Nikolas de Bari y la Biblioteca Municipal (Antiguo Ayuntamiento y Juzgado). Plaza que a lo largo de los años ha recibido diferentes nombres, unos oficiales y otros populares, “Plaza de la Constitución”, “Plaza del 16 de Junio”, “Plaza de San Nikolas”, “Plaza de Txiki y Otaegi”.

Antiguamente las romerías populares de las fiestas de San Nikolas se celebraron en la campa de Usategi, pero al incautarla el estado para realizar la Batería San Ignacio, estas fiesta que se celebraban entre los días 10 y 12 de Agosto, pasaron a celebrarse en la Campa de Mugica.


Será en 1854 cuando esta campa comenzará a desaparecer como lugar de festejos, o al menos, fue entonces cuando vería cambiar su fisonomía. El 7 de Octubre de 1854, los apoderados de la feligresía de San Nikolas de Bari del Puerto Viejo de Algorta, solicitaron al Consistorio la cesión de una parte del terreno, para la edificación de un nuevo centro religioso. Aquel mismo día el Ayuntamiento dio su consentimiento y nombró una comisión, para que diera su parecer sobre lo solicitado, estaba compuesta por Dn. Juan Cruz de Ajuria y Dn. Francisco de Egusquiza. El 2 de Diciembre del mismo año tomó la decisión de ceder aquella campa, condicionado su cesión a que la misma, debía ser utilizada para el fin descrito, no pudiendo realizarse su concesión para otro menester.

Aquella campa lindaba al SE con la casa y el huerto de Dn. Juan Bautista de Zalduondo, por el SO y NE con caminos carreteriles públicos y al NO con la heredad del la Casa de Echevarri.


En la descripción que hacia, en 1867, Dn. Antonio de Menchaca de dicha campa, se podía leer lo siguiente: “...este terreno es conocido con el nombre de Campa de Mugica, en el se halla construida la nueva parroquia de San Nicolas de Bari y la Escuela Publica Elemental Completa de ambos sexos, con salón Consistorial en el grupo del medio a piso alto, y otras escuelas en el piso bajo, señalado con el numero uno...la misma campa sirve para plaza pública y mercado al campo libre...”. En aquellos locales celebró sus sesiones el Ayuntamiento hasta 1928.

Hasta aquí esta pequeña reseña sobre la “Campa de Mugica”.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

EDMUND O'SHEA UN IRLANDES Y EL MOLINO DE AIXERROTA


Desde mediados del siglo XVII y a lo largo de XVIII, llegaron a Bizkaia y a otros lugares de Europa contingentes de emigrantes irlandeses. 
 
El origen de este éxodo habría que buscarlo en la situación vivida por la mayoría de la población católica de la isla, que vio limitados tanto sus derechos religiosos, políticos y restringidas sus posibilidades de progreso económico por parte del poder inglés y protestante. 
 
Algunas familias nobles, que figuraban como católicos en el partido jacobita, tuvieron que emigrar de su país después de ver malogradas las últimas tentativas de restaurar a los Estuardo en el trono de Inglaterra: otras tuvieron que huir con motivo de la persecución religiosa en tiempo de Enrique VIII. Se establecieron en nuestro país, enlazando con distinguidos linajes vascos. 

 
Sus testimonios mencionaban con claridad meridiana, que su salida de la verde isla, había sido provocada por la represión sufrida en su lejana patria. 
 
Los irlandeses supusieron una inyección activa para la economía de Bizkaia. Siendo motores de la misma en el comercio y los curtidos. Y permanecieron en la villa de Bilbao, aportando gran dinamismo, incluso durante la segunda mitad del Siglo XVIII, cuando la participación extranjera estaba en claro declive.

Uno de estos emigrantes forzados fue D. Edmund O'Shea Phillips (Edmundo Shee), un refugiado nacido en Dublín, de una familia de la nobleza irlandesa, casi aniquilada por la guerra y “las leyes penales” (leyes implementadas por el gobierno protestante que discriminaron a los católicos). 
 
Edmundo O'Shee Phillips nació en Dublín en 1698, hijo de D. Edmundo O'Shee Meagher y de Dña. Francisca Phillips (descendiente del Conde de Power).

Tuvo que huir de su Irlanda natal, y pasó a Bilbao donde se dedicó a negocios financieros. Pese a que la estrategia matrimonial de los irlandeses, era la de perpetuar la cohesión de grupo, realizando matrimonios entre personas de su misma nacionalidad, se casó con Dña. Ana Catalina de Ramery y Echabe natural de San Sebastián en 1722, hija de don D. Juan Antonio de Ramery y de Dña. Clara de Echabe, natural de Cestona.

 
Por parte materna los Ramey procedían de la ilustre casa armera radicada en la ciudad de Lila (Flandes). D. Román de Ramery Heireng, nacido en dicha ciudad, se estableció en San Sebastián el año 1640, dedicándose a negocios de Banca y participando en varios buques destinados a la pesca de la ballena y del bacalao.

Conformaron una familia numerosa, tuvieron 11 hijos, Andres, Diego, Mathias, Maria Josepha Michaela, Maria Magdalena Feliciana, Ana Maria Feliziana, Cathalina Francisca Gertrudis, Francisca Thomasa Agustina, Felipe Manuel Maria, Thomas Valentin y Santiago Isidoro. 
 
A partir de ahora utilizaré su apellido como Shee, pues así es como figura en documentos que he podido leer en el Archivo Foral de Bizkaia. 
 
Así cual “Leipreachán”, como viejo duende, se avecindó en el bocho bilbaino, desarrollando sus dotes de comerciante. En 1721 solicitó al Señorío de Bizkaia la carta de nobleza para sí y para Carlos Macarthy y Juan Power, todos ellos desterrados de Irlanda. 

 
Comerciante avezado en la fabricación de curtidos, iguales a los que se fabricaban en Irlanda e inglaterra, ya en 1723 para asegurar el libre paso de sus manufacturas por castilla, exhibió una Real Cédula del 13 de Junio de 1703, que le garantizaba el transito de sus curtidos por aquellos parajes. Fue tal el protagonismo de los irlandeses en la industria de los curtidos, que se llegó a considerar la misma en Bizkaia, como una industria irlandesa.

Hombre de tradiciones rígidas, sobre todo en aspectos de relación familiar, con preponderancia respecto al nivel económico de la relación de sus miembros con otros de “inferior” condición. En 1746, con ocasión del matrimonio de su propia hija con el curtidor Ricardo Killen, a todas luces de inferior condición económica, ademas de provocar el rechazo familiar, le llevó a pronunciar unas duras palabras, en una carta dirigida a uno de sus hijos “...tu hermana ha cometido una locura y en cuanto a mi la considero como muerta...”

Y finalmente aparece en Getxo, donde adquiriría los terrenos, en los que mas tarde construyó el molino de viento y casa de “Aixerrota” o “Axerrota”, edificación situada cerca del acantilado de Arrigunaga.

El primer dato histórico a cerca del Molino de Axerrota (Aixerrota) aparece en los archivos el 28 Marzo de 1725, en dicho documento se hacía referencia a la venta de una heredad de 25 peonadas (en la provincia de Bizkaia, una peonada, equivalía a 380.4236 m2). Este terreno se hallaba situado en una zona de Getxo conocida como “Armendiatxa o Azalarieta”.

Este terreno pertenecía al caserío llamado “Subyaga-Etxebarria”, y fue vendido por 3.060 reales y 25 maravedís a nuestro personaje, a Edmundo Shee, quien construiría el hoy conocido como molino de Aixerrota. En 1734 alquilaría por primera vez el molino a Juan Joseph de la Fuente, seguiría apareciendo como propietario del mismo en las fogueraciones de 1746.

Las características de aquel molino eran las siguientes, según aparece recogido en los Protocolos Notariales del Archivo Histórico Provincial de Bizkaia:

...la casa y casería llamada del Molino de Biento, con sus tierras de pan sembrar y viñas y sus cinco aposentos, sala cozina y camarote que tiene dicha casa con dos hornos y el cortijo separado y demás pertenencias que son la Pieza Zircular de mampostería que fue y sirvió de molino de viento y al presente sirve de cortijo en que existen sus dos suelos altos de madera y tabla enteros con su cubierto de tejado sin otra cosa mas que su escalera hasta dicho tejado...”.

El molino fue construido para sustituir temporalmente a los de agua, ya que en la época se produjo una gran sequía, haciéndose necesario que su funcionamiento fuera mediante viento, para poder moler el grano de maiz y piensos. Producía dos tipos de harina: la fina “artourune” para la elaboración del “talo”, y la ordinaria “arto-birrine”, destinada a la alimentación del ganado y de las aves de corral.

Como propietario se decidió al arrendamiento de aquella heredad y Molino, entre sus primeros inquilinos, aparecen en las fogueraciones Juan Joseph de la Fuente (1734), Melchior de Espinosa (1746) y Melchor Zarate. Es precisamente en esa faceta como arrendador por la que tuvo sus primeros conflictos, debido a problemas de impago por parte de los arrendadores.

Ya en Octubre 1734 provocaría la intervención del Señorío de Bizkaia, para dilucidar si la demanda interpuesta por dicho señor, contra Juan Joseph Gonzalez de la Fuente y Santa Coloma y su esposa Margarita de Billar Fullaondo, arrendatarios a quien el primero reclamaba 1.500 reales de vellón procedentes de la renta de nueve años de los diezmos de Getxo. Decía en sus argumentaciones “...y no cumpliendo con la puntual paga o hubiese de entender aberse cumplido año nuevo y que le pudiese echar fuera de esta de casa y molino, cumplidos los primeros seis meses con los que no solo no ha cumplido...”. Participó en aquel pleito, entre otros, Domingo de Oleaga Escribano Real, vecino de Bilbao. 

 
Debido a su actividad mercantil, seguiría provocando pleitos, ya en Agosto de 1734 tendría uno de sus múltiples juicios, esta vez debido a unos autos promovidos por Esteban de Salazar Bañales, vecino y Preboste mayor de la villa de Portugalete, contra Edmundo Shee, Raimundo Forcatere y Mauricio Mahot, hombres de negocios, franceses, residentes en la de Bilbao, sobre el pago del dos y medio por ciento de diferentes cantidades de haba, maíz y trigo que le correspondían en concepto de derechos de prebostazgo.

Los pleitos seguirían a este personaje y a su esposa Ana Catalina de Ramery, incluso después del su fallecimiento. En 1765 un nuevo pleito les llegaría a sus allegados, esta vez les reclamaban como pago, la casería de “Irusta”, sita en la anteiglesia de Abando y la del “Molino de Viento”de Guecho.

Este molino dejó de funcionar en 1787. Durante algún tiempo se utilizó como almacén para guardar aperos de labranza y ganado. Más tarde, tras el fallecimiento de Edmundo y de su esposa, parece que pasó a manos de la familia de Francisco Antonio de Arteaga, en un documento de 1795 ya figura como propietario su hijo Antonio de Arteaga, persona notable en la Anteiglesia, ya que fue apoderado de Getxo en las Juntas Generales en los años 1788, 1792 y 1793 y regidor de la Anteiglesia en 1792. 

 
Durante los años 1833 y 1840, en la Guerra que se libro entre los Carlistas y los Isabelinos, la documentación del municipio se llevó a distintas casas particulares. La carencia en aquellos años de una sede municipal, siendo los lugares de reunión instalados en lugares reducidos y estrechos, provocó que los documentos se siguieran dispersando por diferentes casas. Así una buena parte de aquellos documentos, quizá los de mayor interés para una posterior reconstrucción histórica, terminarían perdiéndose al resultar destruidos al caer una bomba en un domicilio de Bilbao donde se hallaban custodiados. 
 
Ya en el Siglo XX, el 20 de Julio de 1935, la comisión municipal de Fomento realizaría las gestiones para que los propietarios del Molino de “Aixerrota”, Dña. Josefa Ventura de Cortina (Viuda de Larrosa), cediera su arriendo al Ayuntamiento de Getxo, a fin de evitar el estado de abandono en el que se hallaba la edificación. El 20 de Agosto de aquel año se firmaría un convenio. Entre sus clausulas se indicaba que “...Dña. Josefa Cortina Vda. de Larrosa, cede en arriendo al Ayuntamiento de Getxo, el expresado molino de Axerrota y terrenos adyacentes, al objeto de realizar algunas pequeñas mejoras, para el disfrute de las personas que acceden al lugar...” El precio que se estableció como arriendo fue de 10 pesetas al año. Seguían las clausulas “...el Ayuntamiento se compromete a no destinar la finca a otra finalidad o aplicación que no sea la de utilizar para lugar de estancia del vecindario...” Aquel convenio fue aprobado en la sesión del 24 de Agosto de 1935. 
 
El 7 de febrero de 1944 fallecería Dña. Josefa Ventura de Cortina, quedando como herederos sus hijos D. Tomás y D. José Manuel de Larrosa y Cortina. 

 
El 5 de Septiembre de 1951 se iniciarían nuevas gestiones con el fin de comprar aquel edificio y terrenos. La negociación se realizó con D. Tomás de Larrosa y Cortina, en su nombre y el de sus hermano Dn. Jose Manuel, propietarios y herederos de Dña. Josefa de Cortina, quienes pidieron 50.000 pesetas por la cesión. 
 
Las negociaciones continuaron cuatro años más tarde (1955). En ellas el consistorio Getxotarra ofrecía la cantidad de 15.000 pesetas por el molino y terreno. El 7 de enero de 1955 el Sr. Larrosa realizaba una nueva propuesta para la cesión, siendo esta de 30.000 pts. Siguen las negociaciones y finalmente el 13 de Mayo de 1955 se procedería la comprar por la cantidad de 25.000 petas. Propuesta que fue refrendada en la comisión municipal del 18 de Mayo. El 13 de Agosto de 1955 se firmaría la escritura de compra ante el notario bilbaíno, Sr. Balbontín. 

 
El 8 de Febrero de 1961 aquel viejo molino pasaría a verse convertido en un bar restaurante. Concesión que se acordó un 6 de Marzo de 1961 por el que se concedía a D. Paulino Lavin su uso por un periodo de 15 años. En la actualidad forma parte de la actividad restauradora del conocido Restaurante Cubita.

lunes, 18 de noviembre de 2013

LOS INTENTOS DE SEGREGACIÓN DE AREETA-LAS ARENAS


El barrio de Areeta-Las Arenas, no sólo tuvo una canción independentista (Entrada del Martes 18 de junio de 2013), para segregarse de Getxo, si no que en 1880 tuvo un primer intento, promovido en las Cortes, por D. Eduardo Aguirre.
 
No sé si aquella canción recogía el espíritu de la propuesta de quien la formuló en 1880. Pero su letra, con un mucho de humor y retranca, sí tenía deseos secesionistas: 
 
...“El pueblo de Las Arenas, que a Getxo no pertenece, le vamos a gobernar de manera independiente. Alcalde Simón Ugarte y secretario Batelera. Serenos Silbote y Manta; y de alguacil Irineo y a Lasuen, y a Mendia, para que el pueblo ande bien, por si acaso hay viajeros sospechosos en el tren. Y Don Pedro de Oliver, de recaudador de multas, y la Casa Ayuntamiento será la tasca de Lucas...”. 

 
Volviendo a la propuesta de Aguirre, diremos que dicho vecino, siendo diputado en el Congreso, presentó el 23 de Enero de 1880 una propuesta para la segregación del barrio de Areeta-Las Arenas del Municipio de Getxo, por la que se declarara a dicho barrio como Municipio Independiente. 
 
Esta proposición tuvo que ver más con intereses urbanísticos que con los deseos de la población arenera. La familia Aguirre (Máximo Aguirre), actuaba en defensa de sus intereses urbanísticos en el área de Santa Ana. El proyecto provocó amplio malestar en el resto de los barrios, lo que llevó a los opositores a presentar una propuesta de amparo ante la Diputación Provincial de Bizkaia. 
 
Al enterarse los munícipes, el 14 de Marzo de 1888, y ante la gravedad de la propuesta, los componentes de la Junta Municipal, encabezados por su Primer Teniente de Alcalde (Alcalde en funciones), D. Pedro Bonifacio de Sarría, se dirigieron a la Diputación Provincial de Bizkaia solicitando su amparo para que interpusiera su autoridad ante el Gobierno Central con el fin de que fuera desestimada la propuesta del Sr. Aguirre. 

 
El Consistorio Getxotarra expresaba en una misiva remitida a la Diputación que el barrio de Las Arenas, según dato del último censo, contaba con 588 habitantes. Que se habían realizado grandísimos sacrificios en este barrio en el que se había abierto una nueva carretera, se sostenían escuelas de ambos sexos con los maestros correspondientes, dos médicos titulares, alguacil, tamborilero, y alumbrado público. Se había dotado al barrio de agua potable. Por lo que se preguntaban: “...¿es posible amparar ahora su emancipación?...”. La contestación del consistorio era clara “...no procedía la misma...”. 
 
Aducían los detractores de aquella propuesta que la emancipación “...provocaría en otros Ayuntamientos de la Provincia, perturbación y desquicio...”. Por lo que acordaron formar sin dilación una comisión que se personara en la Diputación para realizar la entrega del acuerdo municipal. Aquella comisión quedaría formada por los siguientes munícipes: D. Ireneo Ramón Diliz (Síndico) y D. Ildefonso de Arrola (Regidor). El acta sería firmada por unanimidad por todos los concurrentes. 

 
El conflicto se prolongó en el tiempo y tuvo otros protagonistas. En este caso fue el Sr. Adolfo G. de Urquijo, quien actuaba en nombre de la denominada “Junta de Reformas de Las Arenas”. 
 
En el Noticiero Bilbaíno del 10 de Julio de 1905 aparecía publicado, bajo el titulo de “La Segregación de Las Arenas”, la consulta del Ayuntamiento de Getxo a la Diputación Provincial de Bizkaia. En dicho escrito se recogía lo siguiente: “...Si acontecimientos de importancia y gravedad indiscutibles, no amenazaran interrumpir la labor administrativa....del Ayuntamiento de Getxo...”. 
 
En el escrito presentado por el Presidente de dicha Junta se hacía notar lo siguiente: “...se llevarán a cabo en el citado barrio una serie de mejoras, que se detallaban en un documento, con presupuesto justificativo...”. Aquella Junta se ofrecía a cubrir el fin indicado con un empréstito de 60.000 pesetas al tres y medio por ciento, amortizable en 20 años. 


El consistorio formó una Comisión compuesta por el Segundo Teniente de Alcalde, el Arquitecto Municipal, dos señores de la Junta de Reformas y otros dos propietarios no pertenecientes a dicha junta. La propuesta de incluir a los dos últimos se justificaba de la siguiente forma: “...no todos en Las Arenas estaban conformes con la propuesta de la citada Junta de Reformas, pues había en el barrio quienes no se recataban en decir que dicha propuesta de la Junta de Reformas, daba excesiva preferencia a la zona de Santa Ana, en perjuicio de la populosa zona central...”. 
 
Siguieron disputas acerca de si el ritmo de la obras que se acordaron eran adecuadas, de si se estaban dilatando, justificando unos los trámites burocráticos y otros los ritmos que definían como de “...paso de carreta con recursos ordinarios...”. Al enterarse del contenido del oficio presentado por el Ayuntamiento sobre los trámites y la posible dilación de las obras, Adolfo G. de Urquijo concluyó diciendo que “...se impone la separación de Las Arenas...”. 
 
El consistorio se mostró estupefacto y enojado al enterarse por la prensa que la junta en la que se pidió la separación se había celebrado en el Palacio Provincial de Bizkaia, reunión o junta que fue presidida por el citado Sr. Urquijo. 

 
El Ayuntamiento advertía que después de los acontecimiento citados no podía hacer concesiones sin presentar síntomas de debilidad, por lo que preguntaba a la Diputación ¿Qué hacer?. Indicaba que de continuar adelante el proceso de segregación, la Diputación sería la responsable de resolver el expediente de segregación, de acuerdo con el articulo Nº 7 de la Ley Orgánica de los Ayuntamientos. 
 
Advertía que no se trataba de una segregación vulgar y corriente, y consideraba que en ella había algo de extraordinario, ya que Getxo figuraba por sus ingresos en cuarto lugar entre los pueblos de Bizkaia, después de Bilbao, Baracaldo y Sestao. 
 
El Ayuntamiento de Getxo se dirigía a la Diputación afirmando que “...se disponía a escribir la última pagina de la historia con dignidad, si es que había llegado el momento de escribirla...”. Por lo que solicitaba de dicha institución que, sin apasionamientos, con rectitud de juicios y sin decisiones apriorísticas, le indicara la norma a seguir. Y le realizaba las siguientes preguntas: 
 
¿Debe el Ayuntamiento continuar el estudio de las reformas solicitadas, haciendo caso omiso de las amenazas?
 
¿Debe por el contrario suspender todo procedimiento hasta que situaciones más despejadas permitan ver con claridad el aspecto que ofrece el problema?

 
Y ponía a la Diputación de Bizkaia en el siguiente dilema “...Planteado el problema, la Diputación debe por patriotismo y en evitación de que la vida municipal, se convierta en una lucha de represalias, ¿no negará al Ayuntamiento su sano consejo?...”. Firmaba aquel escrito el Alcalde interino D. Francisco Libano. 
 
Era la época dorada del tranvía y los Baños de Mar Bilbaínos, y aunque parece que en aquellas peleas había componentes de intereses urbanísticos, también afloraba la pelea entre barrios para logar mejoras. Pero aquellas peticiones de desanexión no se llegaron a producir.

viernes, 15 de noviembre de 2013

LA TABERNA DEL ÁNGEL DE GETXO


Sobre esta taberna, lugar de reunión tradicional de los baserritarras de Getxo, ya hablé algo en la entrada del sábado 31 de diciembre de 2011. En ella decía que a lo largo de la historia, existieron varias Ventas o Posadas, que servían para alimentar a viajeros y darles cobijo. Alguna de estas ventas estuvo también enclavada en Las Arenas, en el Siglo XVII. 
 
Pero la mas importante (de la que vamos a tratar) fue la situada junto a la ermita del Ángel de la Guarda de Getxo, denominada como “Bentazarra”. A partir del siglo XVIII se le llamó “Taberna del Ángel”. El edificio originario fue sustituido, en el Siglo XX, por el que actualmente conocemos. 
 
De propiedad Municipal, los sucesivos arrendatarios tenían la obligación de contar con una sala de reuniones para los baserritarras. Tal y como recogió en su día un periódico local, el cruce de La Venta marcaba el inicio del Getxo de las estradas, el de carácter rural. 
 
Del antiguo edificio de la Taberna del Ángel, disponemos del expediente más antiguo en el Archivo Municipal fechado en 1848, con motivo de la subasta para su arriendo. 

 
 
En el año 1852 se realizaría uno de sus reparaciones, debido al mal estado del edificio. Los arreglos que se realizaron en aquellas fechas, se efectuaron en condiciones precarias por no poseer fondos suficientes para acometer la reparación necesaria. Así que los arreglos consistieron en algunas reparaciones en el camarote del edificio. Se decía que “...las entablaciones de la casa pueden considerarse todas en la necesidad de renovarlas...”, “...se colocaron 30 tablas de Francia nuevas y bien labradas, juntadas para cerrar las faltas o agujeros...”. 
 
Se colocaron cerrajas nuevas en soportales y bodega. Se reformó con travesaños nuevos la puerta de la cuadra. Se reformó una segunda bodeguita colocando una puerta nueva. El presupuesto de aquella obra ascendió a 240 reales de vellón. 
 
Se puede considerar como el inventario más antiguo el realizado en 1867 por el maestro de obras de la Academia de San Fernando, Juan Antonio de Menchaca. La descripción que se hacía del local decía “...Esta casa es conocida como Taberna del Ángel, señalada con el numero 114, contigua al hermitorio del mismo nombre...”. Aquel edificio contaba con una superficie de 145,36 m2. Constaba de portal, cuadra y habitación principal, sobre la que estaba el desván. Su fachada exterior estaba realizada con piedra labrada. Su cubierta era de teja del país. Lindaba la misma al N.E. con terrenos que eran de uso público, que conformaban la campa de Santa Maria de Getxo, al Sudeste con un camino público. Se dedicaba aquel edificio de propiedad municipal, a la venta de vinos al por menor y comestibles. 

 
Otra de sus reformas, la de 1891, consistió en la instalación de una cocina económica (que permitía usar tanto leña como carbón). Decían en aquel legajo “...de las que en Bilbao cuestan 75 pesetas...”, además del embaldosado de la cocina y el arreglo de puertas. Se adjudicaron aquellas obras a un contratista local D. Higinio cereceda. Eran los tiempos de la Alcaldía de D. Ealdio Sustacha de la agrupación “Asociación Fuerza Vizcaína”. 
 
El 5 de Noviembre de 1929 la comisión de Ornato, recomendaría el derribo del edificio por constituir un entorpecimiento para el trafico y por su mal estado. En 1930 de derruyó aquel viejo edificio. Sin embargo, el 19 de Mayo de 1931, tres capitulares elevarían una moción, en la que criticaban que el derribo de la misma se había realizado sin tener en cuenta su carácter representativo en la historia de Getxo. Este edificio, como he explicado con anterioridad, fue el primer edificio que se destinó a Casa Consistorial. Por lo que proponía se construyera en el mismo lugar un edificio de dos plantas, destinándose la planta superior a lugar de reuniones de las hermandades locales. 
 
Se producen una serie de controversias por la localización del edificio entre algunos vecinos, que mantenían lo inapropiado de su ubicación. Otros, como la Cámara de la Propiedad urbana defendían su actual situación. Aquellas reclamaciones fueron desestimadas el 30 de Diciembre de 1931. 

 
En 1932 se construyó el actual edificio de “La Venta”. Se adjudicó en Septiembre de 1932 el arriendo a D. Román Laraudogoitia, que mantendría el inquilinato junto a Maria Laraudogoitia hasta 1967. 
 
Algunos de los arrendatarios de aquel local fueron: en 1905 D. Marcelino Ojinaga, por la cantidad de 365 pesetas. En 1906 se le arrendo a D. Rafael Zubia por 220 pesetas, el cual ceso el arrendamiento en 1907. En 1923 D. Felix Sanz. Unos de los últimos arrendatarios fueron la familia Larrabide-Boller, que arrendaron la Venta en Enero de 1967 y estuvieron al frente de la misma hasta Septiembre de 1989. 
 
Hasta aquí una pequeña reseña de aquel edificio que albergó la primera Casa Consistorial de Getxo.