El
“Chilibrán”, licor exquisito o bebida espirituosa,
elaborado con Brandy, café, nueces, canela y azúcar, y con unos 20
grados de alcohol. La procedencia de este licor hay que buscarla en
Cuba, importada por algunos Indianos de nuestra tierra. Este tema,
sobre el que ya hace tiempo me pasó datos Juan Libano, es muy
escurridizo, no aparecen apenas referencias. Sin embargo, algunas de
ellas están relacionadas con decomisos y juicios en municipios
limítrofes o cercanos (Portugalete, San Salvador del Valle,
Bilbao...).
Ya en la
Real Orden del 9 de Enero de 1826 aparecía recogida la siguiente
referencia a dicha bebida: “...se le permita imponer y exigir
por espacio de 20 años cuatro maravedis en cantara
de...,...aguardiente y chilibran...”. Una
bebida que solía prepararse a domicilio, aunque algunos afirmaban
que se realizaba con aguardiente y frutas. Bebida de la que aquel
escritor bilbaino, que sobre el euskera llegó a decir: “...se
trataba de una lengua que había que dejar morir dedicándole un
merecido funeral, porque no es compatible con la modernidad...”,
extremo este que se demostraría erróneo en los años venideros. Se
trataba de Miguel de Unamuno, que en su obra “Cuentos de mi
mismo” decía: “...Estos chimberos dormilones son
la decadencia. En la edad de oro, el hoy rústico chimbero se
componía de un perrillo como el de Michel, una escopeta de pistón y
un chimbo, debajo de un alto sombrero de paja ahumado, forrado con
una levita de pana, con polainas de paño y cargado de burjaca,
cartuchero, capuzonero, polvorinero colgante de un cordón verde, mil
cachivaches más y su zurroncillo con la gallofa de pan y merluza
frita u otra golosina así. De misa de cuatro y media, ande Rosendo,
a embaularse café con su copita de chilibrán...”.
Entre
los años 1823 y 1883 fueron frecuentes los expedientes por la venta
del “Chilbrán”, incluida su prohibición por su
contenido de aguardiente, el cual no reunía condiciones para el
consumo. Este aguardiente de café era decomisado y sus
distribuidores multados. Decomisos que sobre todo se producían en el
barrio de Las Arenas. Los aguardientes eran impuros, pero no eran los
únicos productos adulterados. Algunos alimentos expendidos en las
tiendas de comestibles de la provincia, presentaban adulteraciones
importantes: los vinagres se obtenían de la madera, el azafrán
según el Laboratorio Municipal tenía sulfato bórico, el té
parecía remolacha, en los cafés y achicoria se usaban bellotas o
trigo centeno, el chocolate no tenía cacao y el vino tenía un 5% de
yeso. El problema de la adulteración de los alimentos era un asunto
de máxima alerta por las autoridades sanitarias.
Era esta
una bebida muy apreciada, en algunas localidades como Bedia, en la
que se servía en la cena de noche buena, de aquella cena se decía:
“...La cena típica de este día la constituyen: El
origo-asea (berza en ensalada); La
intxaur saltza (salsa de nuez); La makalosaltza
(bacalao en salsa); El besugo asado y las manzanas
asadas, con las que se hacia un postre muy estimado al que se daba el
nombre de “Almimera”; le seguían Café y licores. Entre éstos
el “Chilibrán de café, de melocotón y mistela...”.
Pero
volviendo al “Chilibrán”, y a sus posibles
introductores en Getxo, fueron los Indianos (denominación coloquial
del emigrante en América que retornaba rico). Los indianos se
convirtieron en líderes locales en la época del caciquismo (finales
del XIX y comienzos del siglo XX), periodo en el que grandes
contingentes de jóvenes, especialmente de regiones con fácil salida
al mar (Pais Vasco, Galicia, Asturias, Cantabria, etc., se vieron
obligados en esa época a lo que se denominaba “hacer las
Américas”, emigrando en busca de una mejor fortuna a
países iberoamericanos como Brasil, Cuba, Argentina, Uruguay,
Venezuela o México.
La Junta
de Cultura de Vizcaya publicó en Diciembre de 1958 la obra “Apuntes
para la historia de Guecho” escrita por José Juan Bautista
Merino Urrutia (1886-1982), que fue alcalde de Getxo (1946-1960) y
miembro de la Real Academia de la Lengua Vasca en 1964. En la página
107 se dice: “...En la planta baja de este Casino (Algorteño)
ampliada y reformada, que ocupa ahora una sucursal del Banco de
Bilbao, existió algún tiempo (1887) una Sociedad denominada
“Económico-Recreativa”, de la que eran socios todos los
artesanos del pueblo y a la que concurría también mucha gente ajena
a la Sociedad. Los domingos solía llenarse el local de bote en bote
y la consumición más generalizada era el café con “Chilibrán”
(corrupción del “Cherry brandy” inglés), todo por un real, esto
es, 15 céntimos del café y 10 céntimos de la copa
de”chilibrán...”.
En el
Pregón de Fiestas de Getxo del verano de 1974, el autor de esta
reseña, a propósito de esta obra de Merino Urrutia, aclaraba que la
denominación Chilibrán y su contenido, nada tiene que ver con las
cerezas, que son la base de la elaboración del “Cherry
Brandy” inglés.
Posteriormente,
en 1989, el Trinitario Carlos María Zabala, en su obra “Historia
de Getxo”, decía en la página 254: “...Uno de los
licores típicos de la época fue el “chilibrán...”.
Estaba elaborado con aguardiente, café, nueces, canela y azúcar. De
procedencia cubana, generalizado en Portugalete y Algorta, se
diferenciaba del “Cherry Brandy” inglés, elaborado
a base de cerezas. De la corrupción del “Cherry”,
o de su incorrecta pronunciación, nació el “chilibrán”.
Bebida
que fue objeto de cuentos y leyendas como la de “Delirio”,
cuento de ciencia ficción publicado en Sudamérica, aparecido pocos
días antes de la declaración de la Independencia Argentina, en un
periódico de Buenos Aires en 1816. Cuenta la visita a “Buenos-Aires”
de Tremebundo, varón de gran respeto y reputación en el país de
las gentes, o de los gigantes, que emprendió la reforma del universo
físico y moral, lastimado de la miseria y costumbres abyectas de los
hombres. Para llevar a cabo su designio, deliberó viajar por todo el
globo con la sola compañía del esforzado Chilibrán, el más
robusto y animoso de sus escuderos.
“Delirio”
es un ejercicio de crítica social urbana de acuerdo a los dictados
de la todavía fresca Revolución Francesa. Tremebundo es una suerte
de superhombre con grandes poderes, que modifica el pueblo a su
antojo, que reemplaza el viejo muelle existente (más bien una serie
de escombros) por uno más digno y majestuoso con un sólo ademán de
su brazo izquierdo.
Sustituye
todos los edificios públicos por construcciones más ostentosas, las
cárceles dejan de ser hediondos pozos para convertirse en lugares de
recuperación, con talleres ocupacionales que producen mercaderías.
Crea una universidad y elimina la mendicidad con casas de caridad.
Convoca
a los vecinos y establece un reglamento de convivencia. Las calles,
gracias a la colaboración de Chilibrán, ya no son ríos de fango
sino paseos empedrados y la policía tiene una nueva función, barrer
las plazas. Chilibrán era un personaje capaz de arrojar a los
indeseables tan lejos, hasta Constantinopla. !Que bien suena
esta música hoy en día!.
Este
licor-aguardiente contó con productores y distribuidores en nuestro
entorno cercano: El portugalujo Gregorio Vitorica y Menchaca,
elaboraba su propio Chilibrán y lo vendía al público en el único
establecimiento de ultramarinos finos de importancia que existía en
Portugalete, concretamente en la “Calle Del Medio”
(hoy de Victor Chávarri). Gregorio Vitorica emigró a Cuba a sus 14
años y volvió a los 23. Trajo consigo la receta correspondiente,
iniciando la elaboración en Portugalete en el año 1866
aproximadamente y vendiéndolo al público hasta 1901.
Por
entonces, las baserritarras que iban a vender leche y vendeja a esa
villa, adquirían el Chilibrán “en la tienda de “Don
Gregorio” y se lo desayunaban mojando en él un pan
esponjoso que entonces se elaboraba, que se llamaba “gallofa”
(bollo de pan francés dice el diccionario para esta palabra) y que
se vendía a cinco céntimos.
En los
años 50 del pasado siglo XX existía en la calle Bidebarrieta nº 14
de Bilbao la Tienda de “Abaitua Hnos.”, en la que
se vendía un Chilibrán de elaboración propia y también se podía
adquirir “Aguardiente de Tarragona”, ingrediente
imprescindible para la elaboración de este licor. Después de
prensada la uva quedaba un residuo llamado hollejo, del que procedía
por destilación el producto que se llamaba alcohol, aguardiente,
orujo, “holanda” o Brandy.
En el
Canto poético a Algorta del “Bardo de Amesti”, se
dice que la algorteña Dª Luisa Uriarte obsequiaba a sus invitados
con la degustación de chorizos y Chilibrán. Se contaba que Dª
Luisa traía los chorizos de Orozko. Se decía también que esta
adinerada señora tuvo la oportunidad de recibir como invitado al Rey
Alfonso XIII en una de sus visitas a Bizkaia.
Dª
Luisa vivía en una casa de la Avda. de Basagoiti nº 26. Era persona
de ideas monárquicas, solía poner a todo volumen la marcha real en
aquellos gramófonos de la época. Tenía un hermano, D. Telesforo
Uriarte, al que en el pueblo se le llamaba D.Telesforo H.P., pues fue
uno de los primeros poseedores de aquellos primeros vehículos a
motor de gasolina con transmisión por cadena.
¿De
dónde procedía el Chilibrán que se consumía en el Casino
Algorteño?, ¿Como y quien lo introdujo? Esas preguntas quizá
tengan respuesta por algún seguidor de este blog.
En
próximas entradas seguiremos viendo los avatares de aquellas
bebidas, que como el aguardiente, ron y otros espirituosos,
comenzaron a introducirse en nuestro pueblo allá por 1816.