jueves, 27 de septiembre de 2018

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -55-



En la anterior entrada veíamos cómo el monte o derrumbadero, que así se llamaba, de Satistegui, daba no pocos quebraderos de cabeza a los vecinos de la zona. Y cómo el Gobernador Civil de la Provincia aprobaba el proyecto de traída de aguas potables a Getxo desde los montes de Berango.

Empezábamos 1886 con el viaje a Bilbao, a la Administración de Hacienda, del primer alguacil D. Juan Antonio Miragaray para recoger las cédulas personales del presente año y repartirlas entre el vecindario.

EL día 12 de enero de 1886 se publicaba en el Boletín Oficial de la Provincia la lista de los propietarios a quienes afectaban las obras de conducción del abastecimiento de aguas para los barrios de Algorta y Las Arenas. Dos días más tarde se sacaba a subasta pública, de acuerdo con las condiciones y presupuestos presentados por el ingeniero D. Laureano Gómez Santa María para el acopio de materiales y ejecución de las obras de traída de aguas potables desde los montes de Berango.

A mediados de enero de 1886 varios vecinos de Achecolandeta solicitan al Ayuntamiento la construcción de un camino peatil desde la zona denominada
El Castillo de la Begoña” hasta la Avanzada.


El día 14 de enero de 1886, el consistorio de Getxo trataba sobre la presentación de los planos, remitidos por el Presiente de la Comisión nombrada para la construcción de la Iglesia de Las Mercedes de Las Arenas. Pocos días antes, el 19 de diciembre de 1885, ya había aparecido la noticia del inicio de las obras en el diario “El Noticiero Bilbaíno”: “...Se espera que en los primeros días de enero podrán dar principio las obras de la capilla que por suscripción particular van a construir algunos propietarios en el hermoso barrio de las Arenas...”

Y mientras que sucesivas solicitudes de ayudas domiciliarias para familias en exclusión, con serios niveles de pobreza eran denegados, el Ayuntamiento gastaba en cosas tan superfluas como el bordado de unas iniciales en seda para las gorras de los municipales para acudir a las exequias del recién finado monarca.

Y como las elecciones para el concejo estaban próximas a celebrarse, el 21 de enero de 1886, el Ayuntamiento ordenaba que las listas fueran expuestas al público durante la primera quincena de febrero.

Por esas fechas la casa denominada “Ascane la Nueva” parece que estaba en cierto abandono. Eso se desprende de la petición del administrador de la propiedad D. Eleuterio Larrea, vecino de Bilbao. En su escrito decía: “...Los perjuicios que se hacen en la casa denominada Ascane la Nueva, con la entrada en la misma de ganados y desperfectos ocasionados extrayendo tierras, talando el monte contiguo a la casa, con corte de zarzas y argomas...” Aunque parece que la única habitante de Ascane era la cuñada del exponente Dña. Beatriz Cortina.


A finales de enero de 1886 los efectos de las oficinas municipales (papelería, plumas, impresos, libros de acuerdos), eran adquiridos al librero “Emperaile” de Bilbao.

A primeros de febrero de 1886 el Ayuntamiento de Getxo, anunciaba el “Noticiero Bilbaíno”, las subastas que se iban a realizar para la construcción de la traída de aguas potables a nuestros barrios. Entre los elementos que iban a salir a pública subasta estaban las obras de construcción del depósito, el suministro de la tubería de barro y hierro, las tomas de aguas y obras de fábrica, el suministro de llaves, fuentes, bocas de riego y demás aparatos para la conducción de aguas a Algorta.

En febrero de 1886, parece que los pagos al organista y sacristán de la iglesia de San Nicolás de Bari de Algorta se hacían por los vecinos. Tal es así que el 4 de febrero el Ayuntamiento amenazaba con publicar la lista de morosos, facultando al recaudador D. Juan Antonio de Miragaray para: “...Pasando sean tres días sin verificar el pago se expida contra los que aún resulten morosos el correspondiente apremio...”

En esa misma fecha, la Junta Local de enseñanza, acordaba reunirse con los testamentarios de la finada Dña. Rogelia de Cortina para: “...Tratar sobre la manera, modo y forma de establecer una escuela de parvulos en esta Anteiglesia...” Las escuelas de Algorta, las de la plaza de la Constitución, al parecer sufrían continuas rupturas de cristales, lo que provocaba excesivos costes para el municipio, por lo que se plantearon, incluso, recurrir a colocar alambres de espino en las mismas.


Ya en febrero de 1886, las necesidades de ingresos de la Diputación Provincial al parecer eran perentorias, ya que con fecha 6 y 9 de febrero se recibían sendos escrito en el Ayuntamiento, por parte del Administrador de Propiedades e Impuestos de la Provincia, solicitando que: “...Se ingrese en esta dependencia la mayor cantidad posible del importe de la cedulas personales del presente ejercicio...” El consistorio de Getxo, al parecer, andaba bien de fondos, ya que decidía abonar el importe íntegro de la recaudación, realizada entre el vecindario, la cual ascendía a 1.422 pesetas. A la vez que acordaba nuestra corporación que: “...Teniendo en cuenta el mal resultado que dio el pasado año la distribución a domicilio de las cédulas, se expidan en el presente año en la secretaria municipal, haciendo presente al vecindario que acuda a proveerse de la cédulas que corresponda a cada uno con arreglo al padrón...” Se daba como limite el 31 de marzo para su retirada y abono.

El alistamiento de mozos para el ejercito era en esos días un trámite que el ejército reclamaba, que presentaba curiosidades como la no presencia del secretario municipal: “...Por hallarse comprendido en el presente alistamiento su hijo D. Luciano Abarrategui y Sustacha…” Por lo que pasaba a realizar la función de tallaje y clasificación de mozos aptos el auxiliar de la Secretaria D. Emilio María Saliquet. Así como para acompañarle en el cometido, se designaba al sargento de carabineros de la fuerza local para verificar la medición y talla.

El Juez y Fiscal Municipal, disponían como señal de mando de sendos bastones, que eran fabricados por la viuda de “Hernández e Hijo”, que vivía en el numero 5 de la calle Ronda de Bilbao. El importe de esas makillas de mando costaron al consistorio 26 pesetas.

En la próxima entrada sobre esta historia del último cuarto del Siglo XIX, veremos cómo el alumbrado público de la localidad requería de importantes cantidades de esencia mineral y petróleo.

lunes, 24 de septiembre de 2018

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -54-



En la anterior entrada veíamos cómo se acordaba la exención de cupo del servicio de marina para los mozos que, siendo hijos únicos y con madres viudas, que por su condición de pobreza, no tuvieran más ingresos que los derivados del trabajo de sus hijos.

A finales de octubre de 1885, la actividad de extracción de piedra en Ereaga, era de gran utilidad para las obras de Algorta. Una de las personas que realizaba la misma era D. Juan Bautista Eguia. La piedra era depositada a ambos lados de la carretera de la playa para ser conducida posteriormente a Algorta.

El monte o derrumbadero, que así se llamaba, de Satistegui, daba no pocos quebraderos de cabeza a los vecinos de la zona. El 5 de noviembre de 1885 D. Martín Berreteaga y otros 22 vecinos se dirigían al Ayuntamiento solicitando: “...Que teniendo presentes los terribles derrumbamientos y hundimientos producidos últimamente por la aguas en el monte o derrumbadero de Satistegui, se acuerde que aquel terreno sea reconocido por un ingeniero...” El consistorio aceptaba la propuesta vecinal, acordando fuera inspeccionado todo el acantilado desde Satistegui hasta la plazuela de Erega por un ingeniero de minas con la condición de que dicho informe: “...Solo se obliga el Ayuntamiento a pagar la mitad de los honorarios de dicho inteligente, debiendo satisfacer la otra mitad los propietarios...”

Aunque pocos días más tarde el consistorio decidía: “...Prohibir, como acordó este Ayuntamiento el 31 de octubre de 1878, la saca y extracción de toda clase de piedra en la ribera del mar, desde bajo el punto llamado Castillo de San Ignacio hasta la línea de pared de la propiedad del finado Gana, que confina con la plazuela de Ereaga, y tomando en consideración los derrumbamiento ocurridos en los montes colindantes, como consecuencia de haber sido extraídas de su pie las piedras de mar, que amontonadas servían de base al monte Satistegui...” Y hacían extensiva la orden a toda la zona de la playa de Ereaga: “...Prohibición absoluta de extraer piedra en toda la playa y costa de Ereaga, dado que a causa de la gran cantidad de piedra y arena que se quita en la parte no prohibida, puede quedar inútil la playa para baños, y hasta desaparezca en una época no muy lejana toda la plazuela y hasta el camino a la fuente, debido a los abusos cometidos...” Añadían que para realizar las obras del barrio: “...Existe arena de sobra en el terreno comunal de la Avanzada y paseo de mar próximo a aquella punta..”


En esos días, a primeros de octubre de 1885, y a pesar de que el establecimiento “El Café de la Marina” del Puerto Viejo de Algorta, ya había sido dado de baja el 8 de octubre cómo lugar de internamiento de coléricos, la Feria de Las Arenas era suspendida: “...Teniendo presente lo perjudicial y peligroso que es en la actuales circunstancias la reunión de gentes, cuando la epidemia colérica existe en varia localidades próximas, y teniendo en cuenta las órdenes emanadas del Gobernador de la Provincia, acuerda el Ayuntamiento suspender por ahora, y mientras las circunstancias actuales continúen, la feria que se celebra en el barrio de Las Arenas...” Tal era la preocupación sanitaria, que el 12 de ese mes el Gobernador ordenaba una inspección sanitaria del barrio. El alojamiento y alimentación de la brigada sanitaria, que estuvo 12 días en el establecimiento de D. Antolín Urteaga de Las Arenas, supuso para las arcas públicas la cantidad de 308 pesetas, así como otra partida de 28,25 pesetas por carbón y velas que utilizaron para sus labores. También los alguaciles y peones camineros fueron recompensados por su ayuda durante aquellos días de prevención del cólera con 25 pesetas.

En esas fechas la llamada “Casa Caba”, que al parecer se encontraba en los alrededores de Talayeta, era compartida por varias familias. Entre sus propietarios se encontraba la señora Dña. Rafaela Araras.

A su vez el párroco de Santa María de Getxo reclamaba al consistorio 504 reales en concepto de los servicios religiosos de las fiesta locales de los días 15 y 16 de agosto pasados.

El 13 de noviembre de 1885, el Gobernador Civil de la Provincia aprobaba el proyecto de traída de aguas potables a Getxo, desde los montes de Berango, declarando de utilidad pública el aprovechamiento de las mismas. El autor del estudio fue el ingeniero D. Laureano Gómez Santa María.


Y los desprendimientos, en la zona de Satistegui, de los que hablaba con anterioridad, afectaban esta vez a una de las sociedades más antiguas de Algorta, al “Casino Algorteño”, quienes se dirigían al consistorio indicando: “...La Comisión Directiva del Casino manifiesta que a consecuencia del desprendimiento o corrimiento de tierras ocurrido en la barranca de Satistegui el 31 de octubre, ha quedado el edificio en condiciones poco satisfactorias para seguir habitándolo. Solicitamos que mientras se repara el local adecuadamente, se prepare el salón de la casa Consistorial para que en él tenga efecto la reunión de los señores socios de este casino...” El Ayuntamiento accedió a dicha petición y el Casino agradecía el 25 de noviembre la concesión del salón consistorial.

Las canteras de los terrenos comunales de la Galea eran otro de los lugares para la extracción de piedra para realizar obras en el Pueblo. El 26 de noviembre de 1885 eran utilizados por D. Manuel de Egusquiza para realizar obras en su casa de Sarri-Pepilloena del barrio de Sarri (Andra Mari). Algunas piedras procedentes de la cantera cercana al: ”...Molino Viejo de Viento de la Galea...”, fueron amartilladas y colocadas en la bajada de Arechondo.

El 3 de diciembre de 1885 era nombrado como mayordomo vocal de la Junta de Fábrica, a petición del cura párroco de Santa María de Getxo D. Francisco Ugartechea, para los próximos dos años D. Manuel Larrianaga.

El cura párroco de San Nicolás de Bari de Algorta decidía cantar un “Te Deum” el 8 de diciembre de 1885, después de la misa mayor: “...En acción de gracias a Dios por haber librado a este pueblo de la enfermedad colérica...” El acto contó con la presencia de la corporación municipal.

Algunos hechos que acontecieron en nuestro pueblo durante aquellos días fueron: El 10 de diciembre de 1885 era registrada la “Casa Amorotoena” a nombre de D. Juan Bautista Cortina, vecino de Bilbao. Y el panadero D. Máximo Llantada suministraba el pan a la fuerza de artillería acantonada en Algorta en octubre de 1885. El boticario D. Manuel García Salazar suministraba al Ayuntamiento medicinas y desinfectantes para varios casos de cólera ocurridos en pueblos próximos y para otro sospechoso en nuestra localidad.

Y ya dentro de las navidades de 1885, el 24 de diciembre, le llegaba la hora de reclamar débitos de la última guerra a Dña. Tomasa Galdós. Aquellos aguerridos soldados de las tropas del gobierno, debieron tener mucha hambre, ya que consumieron nada menos que 33 libras de buen tocino (15 kg.) en el año 1874. Pero los botines de guerra no se anotan, se consumen, así que la pobre señora vio cómo el producto de su trabajo volaba en los estómagos de aquellos guerreros, sin que a ella le compensara nadie.


Era costumbre en la época colocar a las entradas de las casas unas losas de piedra, las cuales además de estrechar las ya angostas callejas, impedían el discurrir del agua de la lluvia, o la que los vecinos arrojaban para limpiar las entradas o simplemente evacuaciones de aguas fecales que salían al exterior por los caños de cada vivienda. En el pleno del 24 de diciembre de 1885 el consistorio decía: “...Teniendo presente el perjuicio que causan en las calles las aguas, a consecuencia del paso muy estrecho que existen en las cunetas para la entrada a las diferentes casas de la población; acuerda este Ayuntamiento autorizar a la Comisión de Fomento y Policía Urbana, encarándose con los propietarios, trate de poner las losas de entrada a las casas, de modo que el agua pase por debajo de las mismas, dando libre paso a las aguas por las cunetas...” De esta forma evitaban los encharcamientos y retenciones de aguas que más tarde pudieran ser focos de contagios de enfermedades cómo la fiebre tifoidea o el propio cólera.

En la próxima entrada veremos cómo al comenzar el nuevo año se procedía a la recogida de las cedulas personales en la Administración de Hacienda Provincial y comenzaba a construirse la iglesia de Las Mercedes.

jueves, 20 de septiembre de 2018

LAS MERCEDES, UNA FIESTA LIGADA A LA IGLESIA DE SU NOMBRE



Todas las fiestas de Getxo están relacionadas con el momento de la construcción de sus ermitas, templos o con santorales. Así sucede con las de Getxo: Andra Mari, el Ángel, San Isidro y San Roque (ya desaparecida); las de Algorta: San Nicolàs, San Ignazio, San Juan en Alango o las del barrio de la Humedad de Villamonte; las de Neguri: El Carmen; las de Las Arenas: Las Mercedes y Santa Ana; las de Romo: Los Ángeles y San José o la de Martiartu: Santa Columba.


Las Mercedes, a punto de conmemorarse, es una de esas festividades que nace tras la construcción de su primer templo, que acontece el 16 de julio de 1887. El segundo templo (el actual), tras su incendio en 1937, fue inaugurado el 24 de septiembre de 1944, el día de Las Mercedes.


Las fiestas de Las Arenas se comenzaron a celebrar con anterioridad a la construcción de ese primer templo en torno a una ermita situada en el mismo barrio, Santa Ana, que cómo he relatado en otras entradas tuvieron gran aceptación por los vecinos y habitantes de otras poblaciones cercanas, que entonces la prensa llamaba Capilla de Lamiaco.


Las fiestas de Las Mercedes comienzan a celebrarse a partir de la creación de una pequeña capilla en el lugar que hoy ocupa la iglesia del mismo nombre. Ya en los diarios bilbaínos eran recogidas desde 1887, año de su inauguración. Era anunciada el viernes 23 de septiembre de 1887 por el diario “El Noticiero Bilbaíno”: “…Mañana sábado se celebrará una misa solemne, en la nueva iglesia de las Arenas. El resto del día se solemnizará con el toque del tradicional tamboril y los acordes de la banda de Algorta, así como también en la mañana del domingo…” Todavía la iglesia de Las Arenas no era parroquia y dependía de la de San Nicolás de Bari de Algorta. 

Una de la primeras fiestas que se celebró en el barrio arenero en esas fechas, fue una carrera de caballos, en el hipódromo de Lamiaco, que aconteció el domingo 25 de septiembre a las cuatro de la tarde. El recorrido fue de 2,25 kilómetros y el primer premio de 125 pesetas. Decía en el mismo diario un tal “Chomin”, refiriéndose a la querencia de los bilbaínos por esta fiesta, que: “...Además habrá esta tarde en Las Arenas su “mijita” de romería, y por más que el Chiquito de Eibar pronunciará un discurso en el frontón de Deusto, ya se sabe que en Bilbao hay gente para todo...” Lo cual venía a confirmar la gran atracción que tenían por entonces las fiestas de Las Arenas para los vecinos de la Villa de D. Diego.

El 24 de septiembre de 1894, el diario “El Nervión” las anunciaba así: “...Esta tarde se ha verificado en Las Arenas una animada romería para solemnizar la fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes. La romería se vio muy animada…”


1897 sería un año de gran animación festiva. El 24 de septiembre la prensa bilbaína, al referirse a las mismas decía: “…Excelente día fue el de ayer para los amantes de Terpsicore, el baile Las Arenas con animación extraordinaria. Las fiestas organizadas en honor de la Virgen de las Mercedes fueron del agrado de la concurrencia. Conforme anunciaba el programa, por la mañana se celebraron carreras de velocípedos, a continuación tuvieron lugar los juegos de barreño, luchando por los premios José Miguel Cortabitarte, de Guizaburuaga, y Martín Oleaga de Lejona. Por la tarde se repitieron las carreras. En ellas tomaron parte algunos corredores de Bilbao. La banda de música del regimiento do Garellano amenizó el espectáculo...”

El día de las Mercedes en 1901, era relatado por el diario bilbaíno “El Nervión” de la siguiente manera: “...Con gran animación se ha celebrado hoy en Las Arenas la fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes, patrona de aquel barrio. Por la mañana, los tamborileros tocaron una alegre diana. A las diez se celebró la solemne función religiosa en el templo de la Virgen de las Mercedes. Ofició el señor cura párroco de Algorta, a quién acompañaron como diácono y subdiácono, dos señores coadjutores. El templo se hallaba muy bien adornado. La concurrencia de fieles fue numerosísima, viéndose en la misa a la aristocrática colonia que veranea en aquella playa. Después de la misa, la banda de música de Algorta tocó algunos bailables en la campa de la iglesia, lo que aprovechó bien la gente joven. La romería que le siguió, estuvo muy animada…”


Otras fiestas acontecieron en los siguientes años, pero esas serán cosa de otras entradas.


Y cómo decía el año pasado: !Zorionak a todos! por ser capaces de convertir nuestro barrio en un jardín gastronómico en torno al caracol. ¡Getxo, además de su increíble atractivo urbanístico, forma un conjunto de barrios increíblemente alegres, que saben divertirse y hacer las delicias de sus visitantes también en la mesa!

Merece la pena hacer una visita ¡ No os lo perdáis!

¡ONDO PASA!

domingo, 16 de septiembre de 2018

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -53-



En la anterior entrada veíamos cómo en agosto de 1885 el Gobernador de la Provincia decretaba, en el Boletín Oficial, una orden para una suscripción Nacional para la atención a las necesidades derivadas de la epidemia de cólera en la cercana provincia de Santander y otras del reino.

En septiembre de 1885, otro de los temas que el consistorio defendía era la exención de cupo del servicio de marina para los mozos, que siendo hijos únicos y con madres viudas, que por su condición de pobreza, no tuvieran más ingresos que los derivados del trabajo de sus hijos. Y que en criterio del consistorio estaban amparados por la Ley de reemplazos del 28 de agosto de 1878.

A finales de septiembre de 1885, el consistorio de Getxo solicitaba a la Compañía del Tranvía de Bilbao a Algorta, que trajera de las canteras de Axpe siete vagones de resebo, con destino al camino peatil que iba desde el Ángel a Goñibarri, descargando dicho material frente al casino de Algorta.

Y ya entrabamos en octubre de 1885, cuando varios vecinos de Getxo solicitaban al Ayuntamiento poder cortar argoma en los prados comunales de la Galea, desde el punto de la casa o barrera de la jurisdicción de Dilizandi hasta enfrente de la entrada del caserío Cortiñe. También lo hacían pidiendo se les concediera la corta en el monte de Baserri y la zona de la cantera de Aiboa. El Ayuntamiento ponía como condición que el corte se realizara entre los días 16 de octubre hasta el 15 de noviembre; que dicho corte se realizara desde las siete de la mañana hasta la puesta del sol; y que solamente pudiera ser realizada por un vecino, no pudiendo extraer cada uno más que seis carradas.


En esos mismos días se había terminado de realizar la limpieza de la parte inferior del río Gobela, por parte de D. Juan Bautista Elortegui, para dar libre circulación a sus aguas y evitar que su estancamiento provocara daños a la salud de los vecinos de la cuenca del río. Aquella limpieza supuso la cantidad de 747,28 reales.

El día 1 de octubre de 1885 el consistorio trataba una propuesta de la Junta Local de Primera Enseñanza, en la que solicitaban reconocer la labor de la Directora de la Escuela Fundación de Niñas Pobres Dña. Matilde Núñez: “...La Junta Local con motivo de los exámenes generales celebrados en la mencionada escuela, teniendo en cuenta el oficio pasado a la mencionada maestra el pasado 23 de septiembre, por al Junta de Instrucción Pública de la Provincia, en la que le agradecía el celo e interés que viene desplegando en el progresivo desarrollo de la educación e instrucción de niñas, no debe de quedar sin recompensa, acuerda el Ayuntamiento por unanimidad dar a la citada maestra una subvención anual de 250 pesetas...”


Al correo peatón, que era atendido en el municipio por D. Antonio San Martín, le había sido facilitada una nueva valija por cuenta del estado, se trataba de un saco de cuero colgado al cuello mediante una correa, que era usado por el servicio de correos para transportar la correspondencia. Correa a la que el consistorio, para mostrar a los viandantes a qué municipio correspondía, acordó acoplar una placa de metal en la que figuraba el nombre de la población.

El 8 de octubre de 1885, tras 38 días de vigilancia sanitaria, la casa denominada “El Café de la Marina” del Puerto Viejo de Algorta, propiedad de Dña. Crescencia Encera, de la que dos de sus alcobas, habían sido reservadas para controlar a posibles personas procedentes de poblaciones infectadas de cólera, quedaba sin efecto el contrato municipal al desaparecer las causas, por lo que el consistorio abonaba a razón de 1 peseta diaria, conforme a lo acordado el 3 de septiembre pasado.

El 13 de octubre de 1885 era nombrado Inspector Provincial de Salubridad el doctor en medicina y cirugía D. José Luis de Villabaso.

El alumbrado en Algorta, en esos días, era algo que preocupaba al vecindario, por ese motivo D. Juan Manuel de Ugarte y otros ocho vecinos, solicitaban al Ayuntamiento que se colocara un farol entre la Casa Ugartena nueva y Bastinchuena, situada a tan solo dos números de portal de la primera, en la “Calle de la Carretera” (actual Algortako Etorbidea).

El 22 de octubre de 1885 se trataba en el pleno municipal de Getxo sobre la carretera de la Avanzada a Asua. En 1882 el consistorio getxotarra, junto a los Ayuntamientos de Leioa y Erandio, había solicitado a la Diputación provincial la construcción, con fondos de la misma, dicha vía. La Diputación en un oficio informaba de la situación de esta carretera.

Por esos días el consistorio decidía que las llaves del cementerio de Algorta (La Campa del Muerto), que tenían como depositario a D. Ángel Egusquiza, fueran dejadas de forma permanente en la parroquia de San Nicolás de Bari, y que dicho encargado pudiera retirarlas de la misma en cuantas ocasiones le fuera necesario hacerlo. Parece que en aquel cambio, al igual que otro que se iba a producir a continuación, tuvo que ver la intervención del párroco de San Nicolás. Cómo decía, a la entrada de la capilla del cementerio de San Nicolás, a ambos lados de la puerta principal, estaban colocadas dos pilas de agua bendecida y al parecer había quienes en opinión de dicho prelado no respetaban dichas aguas, por lo que el Ayuntamiento anunciaba que: “...En algunas ocasiones se ha hecho mal uso del agua bendita, de las dos pilas destinadas al efecto, que se hallan a ambos lados de la entrada a la capilla del cementerio, por lo que este Ayuntamiento acuerda desaparezcan ambas pilas, siendo colocadas en un lugar en el que no se pueda hacer mal uso de las mismas...” Se autorizaba al Síndico Sr. Amezaga a realizar aquella reforma.


Y en previsión de la salud y los resfriados del personal del Ayuntamiento, acordaban en esas fechas: “...Se pongan dos estufas en las oficinas de la secretaría, para templar la misma en los días de frío invierno...”

A finales de octubre de 1885 el director de la Banda de Música Municipal era D. Juan Pablo Arzuaga, que a su vez era tamborilero municipal. Quien presentaba las cuentas de los festejos celebrados en aquel verano que ascendían a 1.210 pesetas.

Los gastos de aquel año en materiales para el alumbrado público, presentadas por D. Pedro Garay Artabe, importaban 1.641 reales, pertenecientes a una partida de 20 cajas de esencia mineral y 6 de petróleo traídas desde Bilbao.

En la próxima entrada veremos cómo D. Juan Bautista Eguia extraía piedra en la playa de Ereaga para realizar obras en el barrio. Y otro vecino D. Domingo Arancibia lo hacía en las proximidades de su casa Dendariena, en el término nombrado Alangoetas del barrio de Algorta.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -52-



En la anterior entrada veíamos cómo la traída de aguas a Getxo, uno de los tema recurrentes a lo largo de los años, a medida que la población iba aumentando en número de habitantes.

El 6 de agosto de 1885, un vecino de la Vega de Santa Eugenia, D. Juan Bautista Elortegui presidente de la “Comisión de Limpieza de Vegas”, solicitaba se asignara una partida del presupuesto para la limpieza del río Gobela: “...«En el trayecto que mediaba entre el lavadero a que acuden la lavanderas de Portugalete y los vallados del Sr. Urquizu»...” Cómo eran tiempos de epidemia de cólera y se presumía que al quedar las aguas estancadas en dicho punto podía ser una fuente de contagio, el Ayuntamiento acordó se realizara la limpieza de dicho tramo.

En esas mismas fechas eran los vecinos el Puerto Viejo de Algorta quienes se quejaban al Ayuntamiento por el estado del camino de “Ascane”. Quien presentó la queja fue D. Eleuterio Larrea, en nombre de las también vecinas, y hermanas, Dña. Beatriz y Rosalía de Cortina, solicitando: “...«Se prohíba a D. Eladio de Sustacha por el camino callejón que linda con la casa “Ascane la Nueva” de las citadas hermanas, por no ser aquella vía para transito de carros»...” Al parecer en esos años se pedía consejo a las personas de mayor edad en dicho barrio, ya que el consistorio acordaba: “...«Que oído a los más ancianos del barrio cree que no se debe dejar transitar a ningún carro por dicho callejón, pues nunca ha sido costumbre. Y en lo sucesivo se prohíbe circular carros por el callejón de Ascane»...”

Eran tiempos de abrir nuevas vías de comunicación con los pueblos cercanos. El 20 de agosto de 1885 y a propuesta del Ayuntamiento de Berango, se acordaba estudiar por el Ayuntamiento de Getxo una vía de comunicación por las vegas de Berango y Algorta por Villabota y Salsidu. También se habían realizado las obras del camino desde el Ángel a Goñibarri. Así cómo el camino de carros, realizado por el herrero de san Martín, desde el alto de dicha calle hasta Telletxe.

El 27 de agosto de ese mismo año eran D. León Fernández, D. Eduardo Aguirre y D. José María Olabarri quienes, comisionados por otros residentes en Las Arenas, solicitaban al Ayuntamiento la construcción de una iglesia en el barrio. Para ello solicitaban ayuda económica del consistorio: “...Para aumentar los recursos con que ya contamos...” El consistorio de Getxo denegaba dicha ayuda alegando que: “...Contando el municipio con la iglesia de San Nicolas de Algorta construida con aportaciones voluntarias, y hallándose otra en construcción, con aportaciones iguales a la anterior, de advocación a San Ignacio, también en Algorta; y la de Santa María de Getxo necesitada de reparaciones, no procede que el Ayuntamiento, de sus fondos, destine ninguna cantidad para esas obras...” Además parece que al consistorio no sentó muy bien que esa representación, sin haber solicitado permiso del Ayuntamiento, habían levantado un plano de dicha edificación en un solar de propiedad municipal. Hablaban de la antigua iglesia de Las Mercedes.


El 31 de agosto de 1885 el Gobernador de la Provincia decretaba, en el Boletín Oficial, una orden para una suscripción nacional para la atención a las necesidades derivadas de la epidemia de cólera en la cercana provincia de Santander y otras del reino. Aquel mismo día, y aunque la epidemia estaba decreciendo, la prensa bilbaína decía: “...Según los partes que publica la Gaceta del día 29 del corriente, en las últimas 24 horas ocurrieron en toda España 3.577 invasiones ; 1.172 defunciones por el cólera…” Ese mismo día quedaba formada en Bilbao una Junta de Sanidad, con mandato a nivel provincial: “...Dicha Junta se compone de los Sres. Gobernador civil, presidente de la Diputación, alcalde de Bilbao, presidente de la Audiencia, arcipreste del partido y coronel jefe de la zona militar, y de los vecinos D. José Tomás Epalza y D. Juan Alzuyeta. Su primer acuerdo ha sido el de encargar a los alcaldes que adopten cuantas disposiciones les sugiera su celo para que el resultado de la suscripción responda al humano sentimiento que la inspira…” El consistorio de Getxo a su vez informaba de las medidas que había tomado para evitar que dicha epidemia se propagara por Getxo, se había dispuesto lo siguiente: “...Que el día primero del actual mes, se habían arrendado por una peseta diaria dos alcobas independientes, en la casa titulada “Cafe de la Marina”, situada en el Puerto de Algorta, a Dña. Crescencia Encera, con el fin de tener en observación en ellas a las personas o marinos procedentes de los puertos de Santander y otros puntos infectados, que traten de desembarcar en esta población...” Y previsores ellos, para el caso de que a pesar de las medidas tomadas la epidemia se extendiera entre nuestra población, acordaron abrir una suscripción en los tres barrios del municipio (Santa María, Algorta y Las Arenas), a través de personas de renombre, designado para tal menester por el barrio de Algorta al Alcalde D. Juan Antonio Aldecoa, al juez municipal D. Alejo Zalduondo y al cura párroco D. Martín Fernández Retana, encabezaban la suscripción los siete concejales residentes en dicho barrio con 100 pesetas; por el barrio de Santa María lo hacían los regidores D. Dámaso Ibarra y el cura párroco D. Francisco Ugartechea; por el barrio de Las Arenas eran nombrados D. Andrés Larrazabal y el coadjutor D. León Fernández Martínez. Adquiría a su vez el compromiso de devolver el dinero a los suscriptores si dicha epidemia no llegaba a afectar a nuestro Pueblo.

En el pleno del 31 de agosto se informaba así mismo del importe de los gastos de los festejos, que con motivo de las fiestas locales, se habían celebrado en los meses de julio y agosto, los cuales ascendían a 806,45 pesetas.


El 13 de septiembre de 1885, el Gobernador de la provincia enviaba un oficio, en el que daba cuenta de otro del Capitán General del Distrito, en el que se decía: “...Se entrega el Fuerte las Canteras” a este Pueblo, con destino a hospital de coléricos, para el desgraciado caso de que fuera invadido este pueblo por la enfermedad epidémica del cólera...” Dicha entrega, de carácter provisional, iba a ser realizada bajo un inventario de enseres del Cuerpo de Artillería, en un encuentro que debían realizar un delegado municipal y un responsable del cuerpo de ingenieros. Se establecía que se pusieran a disposición del Ayuntamiento en dicho fuerte, tres camas completas, abonando tres reales al día por cada cama, mientras no se diera ningún caso de cólera; y así poder evaluar el verdadero costo una vez se diera algún brote epidémico. El responsable del fuerte era D. Matías Cuevas que habitaba dicho establecimiento militar, persona con la que habían de convenir el verdadero coste que debía de ser satisfecho por el consistorio de Getxo.

Una de las medidas profilácticas fue la compra de cloruro de cal y sulfato de hierro: “...Para echar en los escusados o comunes de los edificios públicos y alcantarillado...” Algunos caños que arrojaban a la vía pública sus aguas sucias fueron cegados, para evitar que pudieran contribuir a la propagación de la enfermedad.

En la siguiente entrada veremos cómo la Escuela de Niñas Pobres de la Fundación Cortina realizaba los exámenes y cómo se agradecía a la directora de la misma el celo demostrado para la mejora de la enseñanza.

lunes, 10 de septiembre de 2018

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -51-



En la anterior entrada veíamos cómo el ejecutor de la obras de la calle que iba desde el establecimiento de Baños de Mar Bilbaínos, propiedad de la familia Aguirre, hasta la ermita de Santa Ana, D. Robustiano Larrondo solicitaba al Ayuntamiento le fueran recibidas las obras por él ejecutadas.

La traída de aguas a Getxo, uno de los tema recurrentes a lo largo de los años, a medida que la población iba aumentando en número de habitantes. Entre 1857 y 1887 habíamos pasado de 2.079 a 3.649 habitantes, un incremento aún pequeño, que se haría notar más a partir de principios del Siglo XX. El 16 de julio de 1885 se trataba en el pleno municipal sobre un oficio del Gobernador de la Provincia, en el que después de trasladar la resolución adoptada por el Director General de Obras Públicas, acerca del proyecto y expediente para la traída de aguas desde los montes de Berango, ordenaba dicha autoridad: “...«Se una al expediente un certificado de existir en el presupuesto municipal crédito consignado para realizar la obra. Y que se manifestara si se había declarado de utilidad pública la obra»...” Trataban de que previamente a las expropiaciones: “...Se notifique a los propietarios a quienes afecta la servidumbre del acueducto para la conducción de aguas para lograr su conformidad»...” Al parecer el Ayuntamiento no tenía realizado el aprovisionamiento de fondos y alegaba: “...«Que la tramitación de un expediente de esta clase, antes de obtener la concesión, lleva mucho tiempo, y con el fin de no tener muerta mientras tanto una cantidad de dinero tan importante, no tiene consignado en el presupuesto corriente crédito para el pago de las obras. Para ello pensamos en obtener cantidad suficiente mediante un empréstito, por medio de acciones para satisfacer las indemnizaciones. Y que en el presupuesto corriente existe consignada cantidad suficiente para atender las operaciones preliminares»...” Solicitaban al Gobernador autorizara la declaración de utilidad pública: “...«Para los efectos de expropiación forzosa, y confirmara los demás tramites hasta su terminación para el aprovechamiento de las aguas de los manantiales de Basarte, Arechavale y Jauncoerreca»...” Hacían constar que en el proyecto no había más aguas, que las mencionadas, para el abastecimiento a nuestra Anteiglesia.


En esos mismos días de julio era uno de los vecinos de Las Arenas, D. Marcos Zamacona rematante de carnes frescas, quien trataba de conseguir autorización municipal para colocar una caseta de madera en la Plazuela de dicho barrio para el repeso de las carnes frescas que se introdujeran en el pueblo, así cómo para desde ella llevar la contabilidad y guardar los libros. De ese mismo barrio era el atabalero D. Antonio Sarasola, quien solicitaba permanecer en Las Arenas para dar los servicios de su cargo, el consistorio se lo concedió con la condición de que asistir y tocar los domingos por la tarde en la Plazuela de Las Arenas.

Para el 26 de julio se había dado final a las obras del camino de carros que iba desde el alto de San Martín hasta Telletxe.

Eran días de zozobra, al parecer para los veraneantes, que se dirigían desde Las Arenas a Ereaga, ya que un decreto de alcaldía que afirmaba: “...«Es muy expuesto y peligroso, durante la temporada de verano, el que los ganados vacunos vayan sueltos por la carretera a los pastos de la Avanzada y Arechetaurre, por la afluencia de gente que transita por dicha carretera»...” Para evitar los sustos y las posibles desgracias que pudieran acontecer, el consistorio acordó: “...«Que ningún ganado vacuno vaya por la carretera a los expresados pastos, a no ser que sean conducidos por sus dueños con por ramal o tralla, y se imponga multa a los ganaderos que ignoren este precepto, una vez que el alguacil se lo haga saber. Pudiendo llevar los ganados a los pastos por el punto de las canteras»...”


En esas fechas, algunas inocentes formas de cohecho, hoy tan en boga, eran utilizadas para obsequiar a los políticos que favorecían algunos asuntos de interés municipal, tal era el caso del Puerto Nuevo de Algorta. Ese 26 de julio de 1885, el consistorio de Getxo trataba de hacer llegar un regalo al Diputado a Cortes D. Rafael de Mazarredo, se trataba de un objeto de arte, el político con buen criterio declinó el agasajo. Por lo que el Ayuntamiento tuvo que limitarse a agradecer sus desvelos en favor del municipio.

Las epidemias iban y venían atormentando a nuestra población, aquel verano de 1885, una nueva se cernía sobra las cabezas de nuestros expuestos vecinos. Se trataba del “Bacillus Virgula”, el temido “Colera”, a lo largo del siglo XIX hubo varias pandemias de esta enfermedad en toda la península. Ante la picaresca y las soluciones milagrosas, se advertía a la población de la existencia de numerosos charlatanes que ofrecían remedios milagrosos. Incluso se pidió a las autoridades eclesiásticas que suprimieran la abstinencia y el ayuno. En la cercana Villa de Balmaseda, el Doctor D. Eduardo Muñoz daba unas conferencias relativas al desarrollo del microbio colerígeno y los medios que debían emplearse para combatirle; en ellas trató de demostrar que el agua era sin duda alguna el mejor conductor del microbio. En algún pueblo del Valle de Mena, por ejemplo, se dieran casos de cólera. Los habitantes de todos los pueblos que baña el Cadagua, utilizaban este río para bañarse, sin embargo se contraindicaba si no se habían realizado previamente análisis del mismo. En el parte de Salud Pública del 16 de julio la “Gaceta” informaba que se habían producido casos de Cólera en: Alicante, Murcia, Toledo, Valencia, Zaragoza y Madrid. En Barcelona en algunas poblaciones se decretaba: “...Desde el día de mañana se establece una inspección facultativa en los pueblos de Santa Margarita, Monjos y Cubellas, límites de esta provincia, donde serán reconocidos y fumigados los viajeros de esa procedencia, así como también todo género de mercancías...” La alarma iba en aumento, por ello el 23 de julio el consistorio de Getxo decidía que: “...Es preciso que en las circunstancias que actualmente atravesamos, con una terrible epidemia en varias provincias del reino, tener razón exacta de los forasteros que vienen hospedándose en las fondas y casas particulares, con motivo de la temporada de baños. Por ese motivo, el Ayuntamiento acuerda se compren por cuenta de los fondos municipales, mil ejemplares impresos, a fin de repartirlos a los dueños de las fondas y casas que reciben gente forastera, obligándoles a devolverlos rellenados con los datos que en ellos se piden: Fecha de llegada a las casas y fondas y los que actualmente se encuentran en las mismas»...”

Las aguas sucias eran motivo de “tratamiento” en aquella época, aunque el mismo fuera tan solo la colocación de un caño de vertido, tal era a finales de julio el caso de la finca “Jardingana”, propiedad de D. Luciano de Alday, que daba a la calle “Carreras del Castillo”.


Y ya a la vista las fiestas De San Ignacio en Algorta, los vaporcitos de la empresa del tranvía de Bilbao a Las Arenas avisaban del siguiente servicio: Salidas de Bilbao para Las Arenas, a las 9:30 y 12 de la mañana y 14:30, 15, 15:30, 16:30, 17 y 17:30 de la tarde. Salidas de Las Arenas para Bilbao, a las 15:30, 16, 16:30, 19, 19:15 y 19:30 de la tarde. El precio del pasaje de Bilbao a Las Arenas y viceversa era de 75 céntimos de peseta.

A finales de julio, el día 30, se autorizaba la extracción de piedra a D. Tomás Goicoechea: “...«Del alto de Arrigunaga, junto al Molino de Viento, en un terreno comunal. La piedra será para la construcción de la carretera que va desde Mantequena (Algorta) hasta Hormaza-vecoa (Andra Mari)»...”

El día 31 de julio de 1885 se anunciaba en el “Noticiero Bilbaíno” los exámenes en el colegio “San Bernardo” de Algorta, cuyo director era D. Juan Dourte.

A finales de ese mes se producía el alistamiento de los mozos del municipio, se formaban tres listas, una de Algorta, otra de Santa María y una tercera de los nacidos en otros lugares. Como la relación es pequeña y algunos son apellidos conocidos del Pueblo, voy a publicarla completa:

DE SAN NICOLAS (ALGORTA)
Manuel Barrondo Bageneta.
Juan Bautista Ajuria Urrutia.
Florencio Echevarria Menchaca.
Mateo Antonio San Sebastian Saitua.
Juan Bautista San Sebastian Encera.
Antonio Mechaca Madariaga.
Domingo José Jainaga Echeandia.
Pedro Larrodo Bengoechea.

DE SANTA MARIA DE GETXO

Julio Vidal Arrigorriaga.
José francisco Aguirrechu Zalduondo.
Julián Gorordo Azcorra.
Miguel Barrenechea Bilbao.
Bonifacio Camiruaga Aresti.
Juan Domingo Libano Barandica.
Mariano Beitia Ibarra.
Pedro Pascual Vidaurrazaga Bengoechea.
Carlos Mota Ibarra.
Juan Tomás Juaresti Fica.

NACIDOS EN OTROS PUEBLOS

Juan Antonio Zabala Larrazabal.
Antonio Ayo Echevarria.
José María Larrazabal Sillero.
Justo Zaldivia Saitua.

Algunos de los mozos se libraban de servicio activo en la marina por causas familiares, cómo la defunción de la madre o tener hermanos menores.

El 6 de agosto de 1885, el Gobernador de la Provincia autorizaba a correr un toro embolado durante la fiestas del Puerto viejo de Algorta, el día 12 de dicho mes.


A veces algunos cómicos locales solicitaron la Sala Consistorial para realizar una representación, fue el caso de D. Francisco Rodriguez (Actor dramático), quien el 6 de agosto solicitaba dicha sala para hacer dos representaciones, cosa que no fue autorizada por el Ayuntamiento al considerar que dicha sala no era el lugar adecuado para hacer representaciones dramáticas.

En la próxima entrada veremos cómo un vecino de la Vega de Santa Eugenia, D. Juan Bautista Elortegui presidente de la “Comisión de Limpieza de Vegas”, solicitaba se asignara una partida del presupuesto para la limpieza del río Gobela; y cómo los vecinos de el Puerto Viejo de Algorta se quejaban al Ayuntamiento por el estado del camino de “Ascane”.