domingo, 17 de diciembre de 2023

LAS NAVIDADES PASADAS, OTRAS COSTUMBRES, O LAS MISMAS.

 


Las Navidades pasadas, otras costumbres, o las mismas, esa es la pregunta. Y para responderla nada mejor que compararlas con las actuales.

Uno de los periódicos más importantes del Bilbao del Siglo XIX fue “Irurac Bat”, periódico de orientación liberal editado en Bilbao entre 1852 y 1885. Su primer editor fue D. Carlos de Bilbao, y su propietario D. Juan Eustaquio Delmas, hijo del impresor Nicolás Delmas. Este diario decía a cerca de la Navidad, en sus páginas del 24 de diciembre de 1862: “...La fiesta de Navidad que es la mas notable de la cristiandad, después de las de Pascua y Pentecostés, se celebra con una alegre solemnidad, cuyo origen se pierde allá en los primeros tiempos de la iglesia de Occidente, atribuyéndose su institución, según algunos autores, al Papa Telesforu, que murió el año 138. Fiesta movible en un principio, se celebraba en mayo, abril o enero, hasta que en el siglo IV el Papa Julio-I- a ruego de San Cirilo de Jerusalén, mandó que se hiciesen investigaciones para averiguar el día fijo del nacimiento de Jesús. Los doctores de Oriente y de Occidente, aunque sin pruebas auténticas, según la opinión de algunos padres de la iglesia, no tardaron en ponerse de acuerdo y designaron el 25 de diciembre...” En esas navidades, contaba ese diario, un acontecido en Getxo, en la noche del 24 de diciembre: “...En la misma noche que el rayo hendía la torre del monasterio de Begoña y arrancaba su flecha y base, otro rayo penetró en una casa de la anteiglesia de Guecho por el cañón de la chimenea, recorrió varias piezas y arrancó una ventana, dejando una gran humarada en el edificio y a sus vecinos medio asfixiados y consternados. Afortunadamente para ellos no causó desgracia alguna...” Sobre algunos comportamientos en esa fechas festivas decía el diario: “...Está probado que la presente época ejerce una influencia extraordinaria respecto a las demás del año. Los porteros se muestran más solícitos, las criadas más complacientes, los serenos menos sordos en acudir cuando se les llama, los carteros puntuales y los maestros menos severos con los discípulos. Seria interminable la lista si nos propusiéramos hacer mención de las personas que hasta el día de reyes se nos muestran solícitas y complacientes...” Probablemente aquella coba tuviera algo que ver con otra de las costumbres, la del Aguinaldo. (Irurac Bat del 24 y 30 de diciembre de 1862).

Precisamente, en ese mismo diario, se publicaba la relación de los alcaldes y tenientes de alcalde nombrados para el bienio de 1863 y 1864, entre ellos figuraban los de Getxo: “...Alcalde D. Pedro de Goicoechea, tenientes de Alcalde D. Manue Azcorra y D. Juan Antonio Zubiaga...” (Irurac Bat del 31 de diciembre de 1862).

Por ejemplo veamos como se contemplaban, un poco más tarde, allá por 1879. Decía un medio de comunicación, para situar el acontecimiento navideño: “...La Nochebuena es la fiesta por excelencia de los ancianos y de los niños, de los que se van y de los que vienen. Esa noche memorable se juntan en torno de la bien provista mesa, la cabeza venerable del abuelo con su corona de canas, y la cabecita sonriente del nieto con sus ensortijados rizos; la nieve del invierno y los dorados rayos del sol de primavera; el pasado, que desaparecerá bien pronto entre las sombras de la muerte, y el porvenir, que avanza confiado y dichoso...” (El Noticiero Bilbaíno del 24 de diciembre de 1879).

Gabon era, la fiesta por excelencia de la familia: “...Hoy todas las personas ligadas por vínculos consanguíneos o de parentesco, se buscan y congregan alrededor de la mesa. En los hogares se acostumbra a evocar la memoria de los tiempos pasados, de los que se fueron, se busca con la imaginación a los ausentes. Se piensa en el devenir de los tiempos. Cuanta poesía encerraba hasta hace pocos años la noche de Gabon (la Noche buena) en el pueblo vascongado! Había poesía en la chimeneas de nuestras aldeas que chisporroteaban como un incendio; en los nacimientos de nuestros pequeñuelos; había poesía en las canciones populares; poesía en la puntualidad a la hora de sentarse a la mesa; poesía al aguardar a llegada de la media noche para oír el replique de campas de las iglesias. ¡Que alegre era nuestro Gabon entonces y cuan triste es ahora! Hasta hace cuatro años la hermosa fiesta de esta noche no solía ser turbada en los hogares vascongados por ningún melancólico pensamiento...” (El Noticiero Bilbaíno del 24 de diciembre de 1879). En ese último cuarto del Siglo XIX la Navidad era considerada como la fiesta de la religión y de la familia.

También eran navidades publificadas por el comercio, había un comercio de la calle Sombrerería de Bilbao que anunciaba en las paginas de ese diario bilbaíno: “...Visita mi tienda de ultramarinos. En ella hallareis de todo, los más renombrados vinos de Jerez y Manzanilla, Moscatel, Champagne, Burdeos; Ron, Coñac y otros licores; Tapioca y fideos, chorizos y longanizas, ciruelas y uvas pasas, conservas, quesos y dulces; Aceitunas y galletas y guayaba pura. Venid, pues, y encontrareis buena clase y baratura...” Esta oferta alimenticia se ofrecía a finales de diciembre de 1884.

A finales del siglo XIX las tradiciones fueron dando paso una concepción de la vida menos religiosa y más mundana. Y quizá, aunque la costumbre del juego era antigua, la afición a la lotería fuera uno de los elementos que ayudaba a desacralizar esa festividad. La costumbre de hacerse con el “décimo” en la víspera de navidad, hacía que algunas veces este se agotara en las expendedurías:“...En la administración de lotería de Bilbao no hay billetes para el sorteo de Navidad...” (El Noticiero Bilbaíno del 14 de diciembre de 1896).

Y ya adentrándonos en el XX, en la segunda decena del mismo, ese diario relataba: “...Desde las primeras horas de la mañana, tomó el aspecto inconfundible del tradicional “Gabon”. El movimiento en las tiendas de ultramarinos, mercados y turronerías dejaban en mantillas a cualquier Rochefeller; los teatros, cines y cafés han cerrado sus puertas. Y mientras la “Unión Artesana” repartía ropas a los pobres. Hasta los robos parecían inocentes: A una vendedora del mercado de San Antón le robaron dos pollos...” Y la iglesia, eso si, en otras latitudes velaba por al moral: “...El primado apostólico de Canadá a puesto el veto a los bailes modernos, declara el prelado: Todas las personas que se entreguen a la danza o den bailes en su domicilio cometerán el pecado de desobediencia. Las danzas nuevas por las posturas que adoptan las parejas, destruyen la virtud...” (El Noticiero Bilbaíno del 25 de diciembre de 1923).

Más cerca de nosotros, en la metrópoli de Paris, centro de la gastronomía y la cultura Europea, se decía respecto de los juguetes que en esa fechas se daban a los niños: “...iPadres! ¡No compres Juguetes militares!. He aquí la muestra de un comerciante de Juguetes. Hay dos escaparates: Uno a cada lado de la puerta. A la Izquierda, las muñecas; a la derecha, los soldados. La vida que nace, la Juventud que se matará. Para las muchachitas, el aprendizaje de la maternidad. Para los chiquillos, el aprendizaje de la muerte...” Y mientras tanto la llamada Casa Galera (la perrera) y el Asilo de Huérfanos ofrecían dos tipos de menú para los más desfavorecidos: “...En el primero: Sopa con huevos, bacalao en salsa, pollo con arroz, merluza frita, turrón, plátanos, higos; café y vino con limonada. En el segundo: Sopita de caldo, filetes de ternera con patatas fritas, manzanas asadas, café con leche, turrón y una copita de vino generoso...” (El Noticiero Bilbaíno del 24 de diciembre de 1933).

Por otro lado “Euskonews&Media” dice en sus páginas, cuando se refiere a los cambios que se estaban produciendo en las costumbres: “...Las tradiciones basadas en el mundo rural y que aún pervivían en el ámbito urbano, fueron dando paso a nuevas actitudes más vinculadas con una concepción de la vida menos religiosa y más cosmopolita. Lejos quedaba la sociedad de consumo en la que nos vemos inmersos, pero ya se estaban dando los primeros pasos hacia la desacralización de las fiestas navideñas, con toda su artillería de comilonas, loterías y aguinaldos...”

Ya a mediados del Siglo XX la prensa decía respecto de uno de, los por entonces, platos más apetecidos en la navidad : “...Viento sur templado, aguas crecidas y luna, todavía no muy crecida, son condiciones inmejorables para que la angula se pegue a las zonas de orilla facilitando la labor del arrastre del cedazo...” Y es que las navidades de los años 50 del pasado Siglo XX, dentro de la escasez que en aquellos tiempos había, se celebraban en general, con habiente frío, incluso con nieves, eran fechas por todos deseadas ya que junto a ellas llegaban los deseados regalos de Reyes. En mis recuerdos han quedado grabado aquellos días: “...Eran tiempos, hablo de 1955, en los que a la mayoría de los hogares de Romo aún no había llegado ni el frigorífico, lavadora automática, radio y aún menos la televisión. Las calles aún eran de tierra batida, sin asfaltar. Ya desde la mañana el movimiento en las cocinas se dejaba sentir, quien había podido adquirir una gallina, la mataba y desplumaba para hacer un caldo y cocinar parte de ella en “Pepitoria”. La comida era frugal, ya que a la noche llegaba la hora de algunos alimentos prohibidos el resto del año, como el Pollo asado; le seguían otros más asequibles en la época: Algún entremés a base de mortadela, jamón y chorizo; Berza, besugo y txarripatas, incluso las ahora prohibitivas angulas, algún turrón (del blando y duro). En los hogares humildes, de pequeño tamaño, la cena se realizaba en la cocina, también llamadas ‘bilbaínas’, que eran de hierro, con espacios bien determinados: fogón, horno y depósito de agua caliente, al calor de su hogar que era la única fuente de calor de la casa. En algunos hogares era costumbre colocar el “nacimiento”, que algunos niños, deseosos de la llegada de los regalos de reyes, llevábamos a esas figuritas, rápidamente al portal para ver si se adelantaban los esperados regalos. La fiesta más bulliciosa se realizaba por Noche Vieja, ya que en alguna edificación, en la que había algún residente más “pudiente”, que tenía radio, al terminar la cena, todos los vecinos subíamos a su casa y allí gracias a la melodías que de ella salían se formaba un baile informal. La llegada de los esperados regalos de Reyes era otro de los acontecimiento navideños, y estaba al albur de las posibilidades de cada familia, eso si, nunca faltaban las imprescindibles pinturillas de “Alpino”...” Decían años más tarde, en un artículo de diciembre del 2004, en la revista Bilbao: “...Navidad era en su origen una fiesta vivida desde la austeridad y la sencillez pero se ha ido transformando en la fiesta por excelencia del consumo...” Así eran aquellas navidades de los 50.

Ahora aparentemente todo ha cambiado, el consumo se ha hecho el señor de las casas, con regalos para los pequeños de aparatos tecnológicos que los aíslan de los demás o juegan con otros a distancia; la comida a dejado de tener la transcendencia de otras épocas por su saturación de a diario, aunque las victimas de esos refrigerios siguen siendo los pobres pavos o capones. Y mientras que antes las tertulias al rededor de la mesa se prolongaban hasta bien entrada la madrugada, ahora, en general, nada más cenar los más jóvenes salen de sus casas como cualquier fin de semana.

Pero básicamente, aparte de haberse desacralizado algo esta tradición respecto a los Siglo XIX y XX, con la llegada del Olantzero, Papa Noel, Santa Claus y otros personajes navideños, la oferta ha aumentado. Las costumbres siguen manteniéndose en lo tocante a las grandes comilonas, luces y regalos a los más pequeños, seguimos reuniéndonos alrededor de la mesa como en los viejos tiempos.

Así que siguiendo con esas viejas costumbres, como todos los años, voy a aprovechar estos día para compartir con la familia y acercarme a los fogones, para condimentar algo de lo que más me gusta degustar por navidades, caza y caracoles.

Para finalizar recordar a los que, por diversos motivos, tampoco este año podrán disfrutarlo con sus familias. Con esta entrada me despido hasta el próximo año, volveré a estas páginas el lunes día 8 de enero del 2024.


ZORIONAK ETA URTE BERRI ON


ONDO PASA!

jueves, 14 de diciembre de 2023

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -359-

En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como se trataba sobra la conveniencia de mejorar el aspecto de la bajada a Ereaga.

Algunos miembros del Circulo Algorteño, según contaba la prensa bilbaína, entre ellos su presidente, eran fervorosos partidarios del vetusto Imperio Hispánico de Ultramar. Al menos eso se deduce de una celebración que realizaron en Algorta con motivo de la muerte en Cuba de José Antonio de la Caridad Maceo: “...Los socios del Circulo Algorteño se reunieron en fraternal banquete para celebrar la muerte del cabecilla mulato Maceo. Los reunidos acordaron enviar al Ministro de la Guerra el siguiente telegrama: «Circulo Algorteño reunido fraternal banquete conmemoración fausta noticia muerte Maceo, acuerda por aclamación nombrar a V.E. Presidente honorario y felicitar al valeroso ejercito cuya representación tan dignamente sustenta...Presidente Gervasio Andechaga»...” (El Nervión del 11 de diciembre de 1896). Maceo fue un militar y político cubano, General y Lugarteniente General del Ejército Libertador, apodado «El Titán de Bronce» y uno de los líderes mambises, que Luchó por la independencia de Cuba en la guerra de los Diez Años.

En el pleno municipal de Getxo del 13 de diciembre de 1896, tras recibir una Circular que había sido publicada en el Boletín Oficial de la Provincia, relativa a la obligación de enviar al Administrador Especial de Hacienda de Vizcaya las actas de amojonamiento de los municipios, nuestra Corporación decía: “...Se da cuenta de una Circular publicada en el Boletín Oficial de la Provincia el día 26 de noviembre último por el Administrador Especial de Hacienda de Vizcaya, ordenado que de conformidad con lo dispuesto en el Real Decreto del 30 de septiembre de 1889 sobre el amojonamiento y deslinde de los términos municipales de los pueblos de la Provincia, se remitan a la misma autoridad las actas referidas a dicho servicio en el plazo de 15 días. El Ayuntamiento decía: Que a pesar que algunas diligencias practicadas en el año 1889 y principios de 1890 no pudo terminar el deslinde de los términos de este Municipio con los de los Pueblos colindantes, motivo por el cual no se ha levanto ninguna acta; acordó el Ayuntamiento se practiquen las diligencias con el fin de llevar a cabo el deslinde y amojonamiento de este termino municipal con los Pueblos colindantes que son Sopelana, Berango, Erandio y Lejona, y remitirlos al expresado Administrador Especial...” 

Aquel Real Decreto, en los referido a los deslindes y amojonamiento, en su capítulo tercero recogía, entre otras cosas, lo siguiente: “...Artículo 384: Todo propietario tiene derecho a deslindar su propiedad, con citación de los dueños de los predios colindantes. La misma facultad corresponderá a los que tengan derechos reales. Artículo 385. El deslinde se hará en conformidad con los títulos de cada propietario y, a falta de títulos suficientes, por lo que resultare de la posesión en que estuvieren los colindantes. Artículo 388. Todo propietario podrá cerrar o cercar sus heredades por medio de paredes, zanjas, setos vivos o muertos, o de cualquier otro modo, sin perjuicio de las servidumbres constituidas sobre las mismas...” En el Título cuarto, que hablaba sobre “De algunas propiedades especiales”, en el Capítulo-I, dedicado a las aguas decía: “...Artículo 407. Son de dominio público: 1.º Los ríos y sus cauces naturales. 2.º Las aguas continuas o discontinuas de manantiales y arroyos que corran por sus cauces naturales, y estos mismos cauces. 3.º Las aguas que nazcan continua o discontinuamente en terrenos del mismo dominio público. 4.º Los lagos y lagunas formados por la naturaleza en terrenos públicos y sus álveos. 5.º Las aguas pluviales que discurran por barrancos o ramblas, cuyo cauce sea también del dominio público. 6.º Las aguas subterráneas que existan en terrenos públicos. 7.º Las aguas halladas en la zona de trabajos de obras públicas, aunque se ejecuten por concesionario. 8.º Las aguas que nazcan continua o discontinuamente en predios de particulares, del Estado, de la provincia o de los pueblos, desde que salgan de dichos predios. 9.º Los sobrantes de las fuentes, cloacas y establecimientos públicos...” Y establecía el aprovechamiento de las aguas de dominio privado: “...Artículo 411. El derecho al aprovechamiento de aguas públicas se extingue por la caducidad de la concesión y por el no uso durante veinte años. Sección 3.ª Del aprovechamiento de las aguas de dominio privado Artículo 412. El dueño de un predio en que nace un manantial o arroyo, continuo o discontinuo, puede aprovechar sus aguas mientras discurran por él; pero las sobrantes entran en la condición de públicas, y su aprovechamiento se rige por la Ley especial de Aguas...”

En el mismo pleno se trataba sobre el traspaso de una farmacia en Las Arenas a otro titular: “...Se dio cuenta y admitió el Ayuntamiento una renuncia presentada por D. Ramón Madina del cargo de farmacéutico titular del barrio de Las Arenas, por haber traspasado su su botica establecida en aquel barrio al farmacéutico D. Felipe Sánchez...”

Poco a poco el Hospital Hospicio comenzaba a ser revestido, así que en el mismo pleno, también se hacía una relación de los efectos que se habían traído para acondicionar el Hospital Hospicio de Algorta: “...Un viacrucis de cartón piedra para la capilla por valor de 520 pesetas.

Una alfombra para la capilla, comprada a D. Agustín Cotorruelo por valor de 80 pesetas.

Servilletas, toallas, mantas de lana y lienzos de hilo para el uso de las monjas, adquiridos a D. Felix Rodríguez, por valor de 614 pesetas.

Una lampara de araña de 12 luces, dos lampara para el Santísimo y dos brazos para colgar las mismas, todo en plata, para la capilla, adquiridos a D. Ramón Murga, por valor de 385 pesetas...”

A comienzos de 1896, como lo venía haciendo desde 1880, salía a la luz “El Almanaque del Noticiero Bilbaíno” el cual aportaba algunos datos de interés sobre nuestra Anteiglesia, referidos a los transportes, costumbres de la época y cauce de la ría. De ello hablaré en otras entradas.

Por aquellos días, era noticia en la prensa bilbaína, un hecho administrativo de la administración de justicia de nuestra Anteiglesia: “...Se encuentra vacante la plaza de secretario suplente del Juzgado Municipal de Guecho...”(El Noticiero Bilbaíno del 15 de diciembre de 1896).

En la próxima entrada de esta serie veremos como la mendicidad saltaba a las páginas de al prensa bilbaína y era asunto de nuestra administración.

domingo, 10 de diciembre de 2023

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -358-

 


En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como algunos actos de heroísmo, en la playa de Las Arenas, eran recompensados por la Junta de Salvamento de Náufragos.

Continuaba el pleno municipal del Ayuntamiento de Getxo, del 26 de noviembre de 1896, y en el se trataba sobre el Hospital Hospicio de Algorta: “...Se da lectura a un oficio de la Dirección General del Real Noviciado de las Hijas de la Caridad, poniendo en conocimiento de estas Alcaldía que el día 23 del actual salieron para esta las hermanas designadas para el servicio del Santo Hospital Hospicio, viniendo con el cargo de superiora Sor Francisca Arroz, con quien deberán entenderse para la toma de posesión del establecimiento...”

Contaba anteriormente, que a mediados de noviembre de 1896, a nuestro puerto, había llegado un vapor de otras latitudes, con algún marinero enfermo de la temida viruela. Pues bien, “El Ángel de la Muerte” que era como se conocía a esa enfermedad, ya estaba entre nosotros. En el pleno del 26 de noviembre de 1896 se trataba sobre ella, y sobre las medidas que se venían tomando para evitar su propagación: “...Este Ayuntamiento, en vista de que no da el resultado apetecido el situar guardias en las casas donde existen algunos enfermos, y a pesar de los sacrificios realizados que reportan al Municipio importantes gastos. Acordamos que hasta tanto no fueren aquellos síntomas declarados epidemias, pero siempre recomendando a los dueños de las casas sonde ocurrieren casos de enfermedades contagiosas, el más estricto aislamiento y cuantas precauciones fueren necesarias para evitar su contagio...”

En el pleno municipal del 3 de diciembre de 1896 se trataba sobra la conveniencia de mejorar el aspecto de la bajada a Ereaga: “...Se da cuenta de una instancia de D. Antonio Arechavala, quien se ofrece a realizar algunos arreglos, realizando algunas plantaciones y mejoras en la bajada a Erega. El Ayuntamiento de Guecho acuerda solicitar a dicho señor, que tenga la bondad de pasar un proyecto razonado con las mejoras que plantea realizar...”

En ese mismo pleno se volvía a tratar sobre el muro de defensa de la ladera de Satistegi: “...Se da cuanta de un oficio del Sr. Gobernador Civil de la Provincia fechado el día 1 del actual, adjuntando el expediente promovido por este Ayuntamiento para construir un muro de defensa, contra los embates del mar, al pie de los escarpes del monte de Satistegui en el barrio de Algorta de esta Anteiglesia, cuyos corrimientos afectan a una de las principales calles de este barrio, dicho expediente remite a aquella autoridad para que esta Corporación Municipal con vista del informe emitido por la Jefatura de Obras Públicas con fecha del 16 de noviembre pasado, se sirva comunicar si acepta o no la modificación que propone para hacer viable dicho proyecto. Tras leer con detenimiento el informe y la modificación propuesta, la cual se fija en un plano, este Ayuntamiento acuerda por unanimidad manifestar al Gobernador Civil que esta Corporación acepta la modificación propuesta, en cuanto al emplazamiento del muro propuesta por la jefatura de Obras Públicas en el informe del 16 de noviembre, pero se reserva la misma Corporación Municipal aceptar o no las condiciones facultativas que trata de imponer aquella para la realización de la obras de referencia...”

Por último, en aquel pleno municipal, se daba la gracias a las Hijas de María: “...Acuerda el Ayuntamiento que en su nombre el Sr. Alcalde y Presidente se den la más expresivas gracias a las Hijas de María de la Asociación de Algorta, las cuales graciosamente sin retribución alguna han hecho trabajos de arreglo, repulgos y todo los demás necesario de las sabanas y fundas de almohadas para el Hospital Hospicio de este Municipio...”

El día 4 de diciembre de 1896, la prensa bilbaína, informaba sobre asuntos de cierta relevancia: “...La Academia de ciencias de Francia ha emitido un informe declarando que el Siglo XX comenzará a contarse el día 1º de enero de 1901, y no el 12 de enero de 1900, como se creía generalmente...” (El Noticiero Bilbaíno del 4 de diciembre de 1896).

Por otro lado, la misma rotativa, y en la misma fecha, informaba sobre los colegios de Primera Enseñanza de Bizkaia: “...Hay en Vizcaya las siguientes escuelas Públicas: De niños, superiores, 2; elementales completas, 135; de niñas, elementales completas, 131; incompletas 2; de ambos sexos, dirigidas por maestros, 31; dirigidas por maestras, 12; de párvulos, 8; de adultos, 8. Lo que hace un total de 339 centros...” (El Noticiero Bilbaíno del 4 de diciembre de 1896).

Mientras que otro de los diarios de la época recordaba una triste efeméride: “...Anoche se celebró en este sagrado templo la tradicional función religiosa, por el 42 aniversario del terrible azote conocido por el Cólera Morbo, que en 1854 diezmo esta Villa...” (El Nervión del 4 de diciembre de 1896).

Según contaba la prensa bilbaína el temporal que amenazaba la costa bizkaina era de gran magnitud: “...El mar se hallaba ayer imponente, y por este motivo hasta la marea de la tarde no hubo ni entrada ni salida de vapores. Según nos dicen, uno de los vapores que intento salir, hizo una guiñada y fue chocar contra el muelle de Portugalete...” Así que los paganos del temporal fueron los patos: “...Son tantos los patos de mar que se ven estos días en los muelles de Portugalete y la Benedicta, que varios pescadores se dedican a cazarlos...” (El Noticiero Bilbaíno del 6 de diciembre de 1896).

Y en medio de aquel temporal, una noticia del barrio de Las Arenas saltaba a la prensa: “...Con motivo de la festividad de Nuestra Señora de la Concepción, el pequeño orfeón de la Sociedad Recreativa de Las Arenas cantará a las siete de la tarde en la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes una Salve de R. Calahorra, y maña a las nueve, una misa de L. Bordesse. La parte del órgano esta encomendada a D. Millán Armero y Echevarria pianista de la referida Sociedad...” (El Noticiero Bilbaíno del 7 de diciembre de 1896).

En la próxima entrada de esta serie veremos como el Administrador Especial de Hacienda de Bizkaia ordenaba se le remitieran los amojonamientos y deslindes de los pueblos de la Provincia.

jueves, 7 de diciembre de 2023

DOMINGO AURRECOECHEA (TXOMINTXU)

 


Algunos lugares de nuestra Anteiglesia reciben un nombre popular, por el que son conocidos desde tiempos lejanos, algunos dirían inmemoriales, y que en la actualidad siguen siendo utilizados, tal es así que una zona de Algorta y una de las paradas del Autobús a su paso por Algorta reciben ese nombre.

Donde esta ese lugar y quien era Domingo (Txomintxu): El punto conocido bajo ese nombre esta situado al comienzo de la Avenida Basagoiti, en la intersección con la calle llamada Bajada de Ereaga. Ese nombre “Txomintxu” se da la zona alta de la cuesta de Suárez y viene de Domingo Aurrecoechea a quien se apodaba “Chominchu” ya en 1892. Recibe ese nombre desde que Domingo Aurrecoechea Araucoa vino desde su Muxika natal a Algorta, donde fijó su residencia. Al parecer su casa, ya desaparecida, estuvo situada al comienzo de la Avenida Basagoiti, en el lugar que más tarde ocuparía la tienda de ultramarinos de Rosaez. Precisamente en un oleo de Juan José Rochelt Amann podemos ver la zona, seguramente en una época cercana a su asentamiento.

Domingo Aurrecoechea Araucoa debió de llegar a Algorta con tan solo 19 años, en 1857. Dos años después de que el Estado, tras la desamortización de Mendizabal, vendiera terrenos hasta entonces comunales. En esas fechas, según cuenta José María Beascoechea en su obra “Propiedad, burguesía y territorio. La conformación urbana de Getxo en la Ría de Bilbao (1850-1900)”: “...En 1860 Andramari sólo agrupaba un tercio de los habitantes de la Anteiglesia, residiendo los demás en Algorta. En 1900, el porcentaje de Santa María se había reducido al 17%, en Algorta vivía el 56%, y el nuevo barrio de Las Arenas ya contaba con un25%. En estos años, el municipio de Getxo había pasado de 2.156 a 5.442 habitantes)...”

Domingo era hijo del matrimonio formado por Luis Aurrecoechea y Mª Josefa Araucoa naturales de Muxika (Bizkaia). Pero para situar esta historia del pequeño Domingo (Txomin), habría que retrotraernos unos años antes. Cuanta su familia: “...Cuando Luis Aurrecoechea y María Josefa Araucoa casan en algún año de la década de los 30 del siglo XIX. ¡Quién sabe cómo se conocieron: Quizá en una verbena de verano, quizá sus familias fueran amigas...! El hecho es que se casaron y, entre otros hijos, el matrimonio de Luis y María Josefa tuvieron al pequeño Domingo, quien llegó a este mundo el 21 de septiembre de 1838 y fue bautizado el día siguiente en la iglesia de San Vicente de Ugarte, en el pueblo de Muxika (Bizkaia)...”

Sigue contando su historia su familia: “...Un buen día el joven Domingo cogió sus cosas y se fue del pueblo. Tal vez tuviera un espíritu inquieto y aventurero, o tal vez en su marcha influyó la muerte de su padre y la posterior boda de su madre con un tal Ramón Jayo, el día 11 de enero de 1858, de nuevo en la iglesia de San Vicente, cuando Domingo contaba 19 años. Probablemente su madre le diría algo así como: “Txomin, hijo, el caserío y las tierras van a ser para tus hermanos, así que tú veras: o te vas al seminario, o te haces militar”. El caso es que el bueno de Domingo decidió irse a Algorta (lo que tampoco era una mala elección vistas las alternativas), y tuvo suerte, ya que se estableció y prosperó en su nuevo pueblo de adopción...”

Habían transcurrido ya algunos años desde su llegada cuando Domingo, llamado ya Txomintxu por los de Algorta, conoció a Leona; cuenta su familia: “...Se gustaron, Leona era una buena moza, natural de Getxo, donde había nacido el 20 de febrero de 1848 siendo bautizada ese mismo día en la iglesia de Santa María. No sabemos si sus padres, Manuel Larrazábal Yraolaga y Mª Ramona Gorordo Legarra, veían o no con buenos ojos la relación de su hija con Txomintxu (igual le decían cosas como:"¡Pero hija, por Dios, si ése no es de Algorta!"), pero el hecho es que la pareja estaba enamoradísima y acabaron casándose el 11 de noviembre de 1865 en la iglesia de Santa María de Getxo. Leona tenía entonces 17 años y Domingo 27...”

Y sigue el relato de su familia sobre la saga de los Aurrecoechea-Arauca: “...Ya casado, Txomintxu construyó una casa para su familia en Algorta, al final de la cuesta que hoy lleva su nombre...” En una relación de propietarios de solares en la zona de Alangoeta de 1900 aparece Domingo Aurrecoechea Arauco, de profesión cantero, como propietario de una finca de 139 m².

Continua el relato de con algunas informaciones de su saga familiar: “...Allí nació la pequeña Romana el día 27 de febrero de 1869. La bautizaron al día siguiente en la iglesia de San Nicolás de Bari (como se ve, en aquella época era común bautizar a los niños nada más nacer, por si acaso...). Romana pasó una infancia feliz, yendo a la escuela, a la iglesia, ayudando en casa, y —lo que más le gustaba— yendo en verano a coger chirlas y magurios a la playa de Ereaga. Siendo ya una jovencita de buen ver, se encontró un día con un joven llamado Remigio, herrero de profesión, que había llegado hacía poco a Algorta procedente de un pequeño pueblo del nordeste de Burgos a orillas del río Tirón (unos dicen que de Fresneda de la Sierra, otros que del vecino San Vicente del Valle). Quizás a Romana le hizo gracia al principio su porte serio y severo, propio de un herrero castellano, pero su sorpresa fue aún mayor al descubrir que en realidad Remigio, cuando dejaba el yunque, era un cachondo y un "salao". Suponemos que nuestra Romana, como en su día su madre Leona, se quiso casar inmediatamente con su novio, y también suponemos que, como en su día Leona, recibió la consabida amonestación de sus padres ("¡Pero si no es de Algorta!"). Sea como fuere, Remigio Vitores Manso y Romana Aurrecoechea Larrazábal se casaron el 25 de mayo de 1889. Romana, a sus 20 años, ella hubiera querido casarse en la nueva y moderna iglesia de San Ignacio que estaban construyendo muy cerca de su casa, pero todavía no estaba terminada (a pesar de haber comenzado las obras en 1879, no estaría lista hasta el año 1892), así que la boda se celebró en la vieja iglesia de San Nicolás de Bari. Fruto de este matrimonio nacieron Teresa, Isabel y otros muchos hijos, algunos de los cuales acabarían emigrando a Chile...”

En el pleno del 26 de enero de 1893 al tratar sobre un proyecto formado por el arquitecto municipal para la construcción de una alcantarilla en la zona al comienzo de la Bajada a Ereaga se decía: : “...Desde junto de la casa del finado D. Domingo Aurrecoechea (a) “Chominchu”, hasta Ereaga...”

En la base de datos de “Badator” aparece “Domingo Lino Aurrecoechea Araucua” como fallecido en Algorta el día 16 de enero de 1882.

Hasta aquí una pequeña reseña de un vecino de adopción que dejó su impronta y nombre a una de las zonas más señoriales de Algorta, “Txomintxu”.

domingo, 3 de diciembre de 2023

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -357-

 

En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como, a nuestro puerto, muchas veces, llegaban vapores de otras latitudes, con algún marinero enfermo.

Publicaba un diario bilbaíno en sus páginas la Memoria de la Junta de Obras del Puerto y Ría de Bilbao del periodo de 1895-1896, en las que incluía las concernientes a nuestra Anteiglesia: “...Hemos recibido la Memoria de la Junta de Obras del Puerto y ría de Bilbao. En ese documento del ilustre ingeniero Evaristo de Churruca expone la marcha de las obras del rompeolas, que son las más antiguas de las que están en construcción, luego trata de las del contramuelle, y después de las obras de nueva construcción que se acababa de terminar en el interior de la ría...” Al hablar de las obras del Contramuelle decía el informe: “...La longitud de esta obra en total ha de ser de 1.500 metros aproximádamente. A la terminación del año económico, el 30 de Junio último, tenía la nueva infraestructura una longitud total de 216 metros. Hubo que construir un muelle transversal de 35,5 metros de longitud que enlaza la obra antigua con la nueva; trasladar la Titan de un lugar a otro; también se ha echo la escollera del basamento de la nueva superestructura, se ha trabajado en completar con bloques el basamento de la defensa exterior, la cual solo puede realizarse en las pleamares vivas y con mar bella. En el taller de Axpe estaban construidos el día 30 de junio casi todos los cajones uno que serán necesarios para la campaña del verano y otoño. La cantidad abonada a los contratistas durante este año económico asciende a 2.724.722,10 pesetas, agregada esta suma a la de años anteriores hace un total de 14.350.087.76 pesetas...” Seguía el informe con lo referente al Contramuelle: “...El contramuelle o dique del Este es complemento indispensable del rompeolas del Oeste, puesto que por el espacio de más de un kilómetro de anchura comprendido entre la cabeza de este último y la costa de Algorta entra una gran marejada, que ya directamente o por reflexión en dicha costa había de transmitirse a la superficie cubierta por el rompeolas, era necesario interponer un dique que la desviara para dejar una boca donde puedan entrar y salir los buques con facilidad. El dique proyectado para este objeto fue aprobado por R. O. del 14 de agosto de 1893, tiene 1.096 metros de longitud, a partir de la extremidad de las peñas llamadas Arriluce, situadas al pie del promontorio o punta donde, en otros tiempos, estuvo situada la batería conocida con el nombre de “La Begoña”. Además del dique la obra comprende una carretera de 602 metros de longitud, apoyada en un fuerte muro de contención de 510 metros, con alturas que varían desde los 4 a los 11 metros, que sirven para enlazar el origen del contramuelle con la carretera de Algorta a Las Arenas...” (El Noticiero Bilbaíno del 24 de noviembre de 1896).

La víspera de aquel mismo día una desgracia motivada por la mar estuvo a punto de acontecer cerca de la escollera de Algorta: “...Cerca de la escollera de Algorta fue a pique ayer por la mañana una lancha tripulada un marinero el cual, cuando se hallaba a punto de desaparecer entre las aguas, fue salvado por los tripulantes de la lancha que hace el servicio de baliza...” (El Noticiero Bilbaíno del 24 de noviembre de 1896).

Algunos actos de heroísmo en la playa de Las Arenas eran recompensados por la Junta de Salvamento de Náufragos: “...La Junta de Salvamento de Náufragos ha acordado conceder la medalla de bronce y diploma correspondiente a los bañeros de la playa de Las Arenas, Alejandro Larrea, Eusebio Echaguri y José Rubio, por haber salvado al bañero Joaquín Salazar, y a dos personas más...” (El Nervión del 26 de noviembre de 1896).

En el pleno municipal de Getxo del 26 de noviembre, se trataba entre otros asuntos, de las aguas sucias en la zona de María Cristina, que afectaban y causaban problemas de asentamiento en alguna propiedad cercana: “...Se da lectura a una instancia presentada por Dña. Manuela R. Arteta, en la que solicita que para evitar los perjuicios que causan tanto a la propiedad particular cuanto a la comunal, las aguas y materias fecales que desembocan en el monte conocido por “Carnicería Vieja”, bajo el paseo de María Cristina, procedentes de las casas inmediatas a la que habita la exponente, causando reblandecimiento en el terreno por donde cursan, se construya una nueva alcantarilla que partiendo desde las inmediaciones de la casa de Dña. Joaquina Aguirre, se una a la existente cerca de la del finado D. Pedro B. Sarria la cual desagua en Ereaga...”

Seguía el pleno municipal y en el se trataba sobre la destitución del organista de San Nicolás de Bari de Algorta D. Pablo Mugica y también profesor de la clase de solfeo en las Escuelas de la Plaza llamada de la Constitución (Actual San Nicolás): “...Quedó enterado el Ayuntamiento de una comunicación del Cura Párroco de San Nicolás de Bari de Algorta, en la que da cuenta de la destitución del cargo de organista de la misma D. Pablo Mugica, acordada por la Junta de Fabrica a consecuencia de los comunicados publicados por el mismo, en el Noticiero Bilbaíno los días 15 y 20 de noviembre. Declarando vacante la plaza hasta la fecha ocupada por dicho organista, por cuanto cesará en su empleo desde el día 30 de noviembre del presente año. Y como quiera que tiene entendido esta Junta de Fabrica que esta Corporación satisface, aunque indirectamente, un sueldo al organista, se se apresura a poner en conocimiento del Ayuntamiento tal determinación tomada a su pesar...” En la carta enviada por D. Pablo Mugica a la prensa el día 15 de noviembre decía: “...El día 9 de Agosto de este año fué examinado el órgano de esta Parroquia por D. Castor Gorrichategui, quien dice en su certificado: Que da por bastante bien afinado y respondiendo todos los tubos o cañas con la debida precisión que se puede exigir a los órganos de su clase y precio. El 11 del mismo mes, se celebro una solemne función de Iglesia, se cantó la gran misa del maestro Zubiaurre a piano y armónium, y tocando dicho órgano, en los intermedios observé, muy sorprendido, que el órgano estaba desafinado en su conjunto, en cuyo momento llamé a tocar a un señor profesor de bien merecida reputación que estaba presente, quien dijo que estaba muy desafinado. Así las cosas, al día siguiente subí de nuevo al coro y examiné registro por registro, nota por nota, por quintas y octavas, resultando que no sólo era desafinación general, sino que las notas del pedalier estaban más altas que las de los teclados; en segundo lugar que algunas notas fundamentales del flautado 13 no contestaban hasta muy después de pisar sus teclas, faltando por consiguiente aquella precisión supuesta por el Sr. Gorrichategui en su certificado, de términos antitécnicos; además de toda esta calamidad, los sonidos en todos sus registros y eran y son de igual volumen. ¿Cómo ha examinado el Sr. Gorrichategui en cuestión? ¿Con los oídos enguatados y con los ojos sin vista? Antes que conteste en genero “sepulcral” o en género fugado, debo decirlo muy en alta voz que el órgano de esta Parroquia de Algorta está y estaba en una desafinación monumental. Para que resalte una vez más la verdad de mi aserto por sus cuatro costados, y acto continuo digamos al pueblo en alta voz, “sotto voce, et totta forza”: Pueblo de Algorta: el órgano de vuestra Parroquia yace en completa desafinación y descomposición. Entre tanto invito a todos los Algorteños a que vengan a escuchar dicho órgano, pues gustoso les acompañaré. Vivo en Calleja, Nº 2, planta baja...” Aquella misiva le siguió la contestación del organista D. Cástor de Gorrichategui el día 18 de noviembre de 1896: “...En el número del día 15 de noviembre de su periódico aparece un comunicado suscrito por D. Pablo Mugica, en el que este señor al cabo de tres meses, y a pretexto de de rebatir una certificación relativa al reconocimiento que, rogado por el señor cura, practique en el órgano de la parroquia de Algorta, a consecuencia de un pequeño arreglo ejecutado por un organero, a quien no conozco. Rechazo cuanto se afirma respecto a la certificación de referencia...” Al parecer y como quiera que el Sr. Gorrichategui, en un parte de su comunicado que no recojo en este escrito, hacía referencia a que la forma correcta de actuar debía haber sido hacer las consideraciones a través de la Junta de Fabrica, deja traslucir que en aquel enredo había alguno desencuentro entre el Párroco, la Junta, Mugica y finalmente el Sr. Gorrichategui, ya que venía precedido de una queja de los vecinos de Algorta, que apareció en el diario El Noticiero Bilbaíno del 2 de enero de 1896: “...Nos escriben de Algorta.-Parece que los vecinos de esta localidad estamos condenados, a no escuchar como antaño, los hermosos acordes del órgano de esta parroquia, al cual hace muchos meses esta cerrado, por hallarse en malas condiciones. Sabemos positivamente que nuestro organista, D. Pablo de Mugica, ha puesto el asunto en manos de la Junta de Fabrica. Hace algunos meses se abrió una suscripción entre cierta parte del vecindario. Se recogieron unas 1.000 pesetas, las cuales unidas a las 2.000 que tiene prometidas el Ayuntamiento, no llegan para cubrir la reparación. ! Pues que se abra una nueva suscripción para realizar una obra tan importante, y arreglar el armónium!...” Castor Gorrochategui (1849-1916) fue un berriztarra organista y director de Banda en Durango, y antecesor de Guridi en el órgano de los Santos Juanes de Bilbao.

En la próxima entrada de esta serie veremos como se notificaba al Ayuntamiento de Getxo la próxima llegada al Hospital Hospicio de Algorta de las Hijas de la Caridad.