Dentro
del recorrido festivo de los distintos barrios que iré publicando,
hoy toca a las Fiestas de San Juan de Alango. Algunas, como las de
San Isidro, las dejaré para el próximo año por no haber llegado a
tiempo con la información terminada.
Es
San Juan una fiesta que la iglesia celebra el 24 de junio, que está
ligada a creencias ancestrales y ritos, en los que aparecen
evocaciones a antiguas celebraciones, añoranza de cultos
solsticiales ya pasados. “Mari la de Amboto” surcaba los cielos
para dirigirse a su cueva de Oiz. Noche en la que, según viejas
tradiciones, las brujas solían celebraban sus Akelarres.
Esa
noche de fuego y misterio, que se aprovechaba para reciclar enseres
viejos y apolillados, útiles que en las casas sobraban, y que tanto
los adultos cómo los pequeños daban rienda suelta a la primera
fiesta del barrio, al que “Antón el de los Cantares” (D. Antonio
de Trueba) llamara en una de sus alboradas dedicada a Algorta “La
blanca”, y que refiriéndose a las festividad añadiera: “...«Hoy
es San Juan y pronto veremos cómo celebran alborozados la sanjuanada
de este pueblo, en torno a la hoguera danzad sin perder el compás,
al ritmo de los panderos»...”
De sus mañanas se decía que: “...«Eran
las más alegres del año ya que el sol salía bailando»...”
Y
hablando de la campa de Alango, que fue donde se celebraron unas de
las fiestas más concurridas de Algorta, recordar que dicho espacio
festivo ya en Abril de 1884 veía aparecer en la prensa bilbaína el
anuncio de la celebración de una afamada feria de ganado:
“...«Siguiendo
la costumbre de años anteriores, este Ayuntamiento ha acordado
celebrar feria de toda clase de ganados en la campa llamada Alango,
situada en el barrio de Algorta, el día de San José 19 del
corriente mes, empezando a la una de la tarde, campa que se halla
cerca del punto donde para el tranvía»...”
La notificación iba firmada por el entonces Alcalde D. José Antonio
de Uriarte.
Los
corros, las fiestas ya pasadas de San Juan en Alango, un barrio que
durante años capitaneó el inicio de la temporada festiva de
Algorta, vuelven a nuestra memoria gracias a recortes de prensa,
programas festivos y memoria oral de algunos de los protagonistas de
aquellos años.
Las
referencias a esta fiesta en el municipio en actas o expedientes
municipales son escasas. El mismo pregón de fiestas de la época de
la dictadura las ignoraba. Las fiestas del Pueblo para dicha
publicación empezaban normalmente con San Ignazio. Y aunque su
tradición es antigua, no siempre era recogida en los textos del
Siglo XIX y siempre iban ligadas a celebraciones de rito cristiano.
Uno de los pasajes más bonitos que he leído sobre estas
celebraciones es el que aparecía en la revista “Laurak Bat”, de
la Sociedad Vasco Navarra de Buenos Aires de 1878, llena de
añoranzas: “...«Aquel
día de San Juan en que al saludar a la rosada aurora, os recreasteis
con el aspecto de nuestras calles, tapizadas de hinojo, engalanadas
sus puertas con frescas ramas de fructificado cerezo; cuando el
alegre tañido del tamboril llamaba a la plaza pública. Aquel día
en el que el sol disipaba la niebla, me permitió ver el pico de la
montaña que tantas veces ascendí»...”
Mientras, en los almanaques carlistas de 1889, tan solo se recogían
durante el mes de junio como festividades (La pascua de Pentecostes
9, de junio, Santísima Trinidad. 16 y Corpus Christi, 20 de junio).
También
se recogían referencias a esta festividad en algunos lugares de
Bizkaia en canciones populares, como en Amorebieta en una titulada
“Gaur dala Biar dala”: “...«Que
hoy es, que es mañana San Juan, pasado mañana el siguiente día de
San Juan, en nuestra heredad no hay ladrones, si los hay sean
quemados»….”
Lo cantaban los niños al saltar por encima de las tradicionales
fogatas de San Juan. Y otra de Bérriz, que en la coletilla al
referirse a los amigos de lo ajeno y las brujas decía: “...guárdense
maíces y trigos, ladrones y brujas sean quemados»...”
Y que en el municipio de Otxandio estrofaban:
“...San
juan bagilean
denpora
ederrean,
amalau
atso trompeta yoten
motrailu
baten ganean.
Udan
udan udan
San
juanetan
dantzan
eingo dogu
ifar-airetan...”
“...San
Juan en junio
en
hermoso tiempo,
catorce
viejas tocando trompeta
sobre
un mortero.
En
el verano
por
fiestas de San Juan
bailaremos
en auras del cierzo...”
Dentro
de las creencias, antiguamente se decía que: “...«Las
hogueras que se encienden esa noche preservan de todo mal durante un
año y si se salta la hoguera, al menos tres veces se tendrá un buen
año»...”
Sin
embargo, en Getxo, muchas han sido las celebraciones del día de San
Juan en los diferentes barrios. Una de las primeras referencias data
de 1927, fecha en que el vecino de Romo D. Celestino de Elorza y
Olave (Maestro Albañil) con domicilio en la Vega de Santa Eugenia Nº
1, solicitaba autorización municipal para celebrar las fiesta de San
Juan, la víspera de dicha festividad.
Las
noticias referidas a la plaza de Alango, en la prensa de 1935 decían
en “El Noticiero Bilbaíno”: “...«Las
Comisiones municipales, estos días vienen realizando diversas
visitas para enterarse sobre el terreno de la marcha de los servicios
y de las necesidades que es preciso atender dentro de los recursos
con que cuenta el Municipio. Uno de los lugares visitados fue el
lavadero de la plaza de Alango, llamado a desaparecer para el mayor
embellecimiento y amplitud de la mencionada plaza, y que habrá de
ser sustituido por otro que se construya en lugar próximo»...”
Según
he podido recoger en alguna entrevista a vecinos de la década de los
40, que vivieron los días de San Juan de los años 50: “...«Las
fiestas de San Juan se celebraban bajo la tutela de algún empleado
municipal. El Ayuntamiento tenía un apartado de festejos, dentro del
cual estaban encuadrados los txistularis municipales, y algún
empleado municipal de obras, que eran los encargados de las pequeñas
infraestructuras (tinglado y banderolas). Eran los encargados del
lanzamiento de cohetes y cabezudos, entre estos estaba Patxo Pomposo
que era el responsable de la pirotécnica y acompañamiento de los
“buruandiak” (Cabezudos), en base a esta simple infraestructura
se articulaban las fiestas.
La
fiesta se iniciaba con un pasacalles por el barrio. El alma de la
misma básicamente era la tradicional sanjuanada, la cual se hacía
en la campa de Alango la víspera del santo. Se hacía al lado del
caserío cuya fotografía encabeza esta entrada. Se realizaba con
enseres viejos que no podían ser quemados en las viejas cocinas,
conocidas popularmente como “económicas”, se echaban a la
hoguera (colchones, sillas y armarios viejos), que en ese día se
aprovechaba para quemarlos. Aunque las cosas de madera eran
utilizadas para alimentar aquellas “chapas”, algunas a pesar de
ser de ese material también eran llevadas a la pira festiva. Aún no
funcionaba como hoy en día servicio alguno de recogida de enseres.
Parte
de los elementos a quemar en la hoguera, eran traídos desde el monte
“Juan Pepe” situado detrás de Fadura a la derecha de Iturgitxi
por un empleado municipal del matadero de Alango Juan Egaña, quien
se ponía en contacto con Nicolás Uribarri, cuyo suegro tenía una
campa en el monte anteriormente citado. Hacían la limpieza de dicha
campa y traían (Argomas, ramas...) en la camioneta del taller de
Nicolás hasta la campa de Alango. La hoguera se formaba en torno a
un poste vertical. Solía ser un poste de madera de los del tendido
eléctrico, alrededor de cual se iban apilando el resto de argomas,
maderas, cartones y todo aquello susceptible de ser quemado. En la
cúspide de se ese palo central se colocaba el tradicional muñeco de
San Juan. Era de trapo, relleno de periódicos o paja y lo solían
confeccionar tres señoras del barrio, María Luisa Asua, la
“Txorrera”, María Luisa Fernández, la “Txirrina” y Julia
Asua. Los empleados municipales colocaban una pequeña plataforma de
madera, en la que tocaban los txistularis y una pequeña banda
durante la noche de la víspera de San Juan, en la verbena. Se solía
realizar una chocolatada. Para costearla, los chavales del barrio
recorríamos las casas pidiendo ayuda económica»...”
La fiesta se circunscribía a la víspera de San Juan. Pero hay algo
curioso de lo que hablaré en otra de mis entradas: la utilización
por muchos de estos entrevistados del término “Alangos” para
denominar a este barrio.
En
el año 1954
podíamos leer en un programa de fiestas, firmado por Juan Egaña:
“...«Víspera
de la festividad de San Juan, romería popular en honor del santo.
Comenzando a las nueve de la noche con un alegre pasacalles por el
barrio, con Banda de Música, Chistularis, cabezudos, cohetes y
triquitraques. Seguido de romería y animado baile a lo suelto,
amenizado por una estupenda bandilla de música y dos chistularis de
acreditada robustez pulmonar. A las diez de la noche se hará un alto
en el baile para dar comienzo a la hoguera, compuesta por argomas de
primera calidad, sillas viejas y otros muebles, materiales acumulados
allí por el vecindario. A continuación baile hasta la una de la
madrugada...si no llueve»...”
!A veces parecía como si el fuego y el humo atrajeran a la lluvia la
noche de San Juan!
A
finales de los 50 Juan Egaña emigró a Venezuela a pesar de los cual
la fiesta siguió estando dirigida desde el Ayuntamiento, aunque eran
los vecinos quienes la creaban “...«Durante
aquellas fiestas, el domingo siguiente a la festividad, el concejal
Zacarías Igual responsable del asilo, un industrial que tenía un
taller de pintura detrás del Bar Gurugú, se encargaba de dedicar
una celebración religiosa para los acogidos en el Hospital
Asilo»...”
A partir de ese momento la fiesta entró en una fase de letargo,
volviendo a aparecer en los años 60.
Es
en esos años
cuando la fiesta evolucionará ganando en días y actos festivos. En
todas ellas, como en las
de 1961,
en las fiestas de Alango, existieron elementos comunes a otras
celebraciones, sobre todo la clásica hoguera, cuyos materiales como
decía anteriormente se solían
traer del “Monte
Juan Pepe”.
Siempre fueron presididas por el muñeco de trapo, cuya elaboración
durante muchos años corrió a cargo de las mujeres del barrio;
participando habitualmente en ellas cabezudos y txistularis y
amenizándolas romerías con orquestas. También dentro del programa
festivo había juegos para los más pequeños.
En
el año 1962,
los días 23 y 24, el Ayuntamiento facilitaba la colocación del
kiosko, sobre el que actuaría la orquesta. Una de las orquestas que
actuó fue “La
Orquesta Monserrat”,
que estaba a cargo de Fulgencio Luque. Por entonces, como mucho, el
Ayuntamiento ponía las banderolas de colgar y los cohetes
anunciadores, el último de los días contó con la participación
del Grupo Infantil de la Sociedad Gobela de Romo, el “Zasi
Eskola”.
Precisamente
un grupo musical surgiría en el barrio, “Los
Tangoreños”,
durante las fiestas
de Alango de 1968,
cuya actividad estaba más enfocada a las celebraciones de Algorta,
del que ya hablé en mi entrada del 9 de octubre del 2012. Cuyo
dinamizador, José Lejarraga, “Petiso” participó también en
aquellas fiestas. Su centro de ensayos estaba en el “Garaje la
Unión”, próximo al antiguo asilo.
Llegan
los años 70
y la fiesta va ganando en duración (más días), en actos festivos y
en la implicación cada vez mayor en la organización de los jóvenes
del barrio. Cuenta uno de los organizadores: “...«Con
un presupuesto cada vez mayor, el relevo de la dinamización de las
fiestas pasa a un grupo, cuyo centro de actividad estaba en el
desparecido Bar Gurugú de Alango. Se empezó a colocar una Txosna y
el quiosco festivo era ya de estructura metálica con tablado de
madera. Se colocaba junto a la casa alta (de cuatro pisos), del año
57 aproximadamente, que se ve a la derecha de la fotografía de la
campa de Alango; en la que por cierto se conserva sobre una peana la
imagen de San Juan, a la altura del tercer piso. Se colocó la misma
antes de la urbanización de la plaza, que se realizo en 1977. Las
actuaciones de grupos exteriores eran cada vez más frecuentes. Las
fiestas de Alango, yo creo que tenían tanta aceptación, además de
por el ambiente, porque eran las primeras después de los exámenes,
y los primeros dineros de los chavales eran para gastar en esas
fiestas»…”
Y es en estos años cuando un grupo de jóvenes del barrio de Alango,
algunos de los cuales estaba en la banda de cartón “Los
Tangoreños”. Comentan entre ellos: “...«¿Por
qué no hacemos unas fiestas como las que se celebraban antes? Así
que así fue cómo volvimos a relanzar las fiestas. Las fiestas
tenían muchas actividades diferentes: Concurso de Vestido Barato, un
año compramos una vaquilla, hicimos un cerrado, y todos los que se
atrevían a correr delante de ella saltaban al cerrado, al final de
las fiestas se rifó el astado y le tocó a Clara la chatarrera. En
la playa de Ereaga, el último año de fiestas, se contrató una
avioneta que arrojaba balones de plástico, incluso tocó la Orquesta
Mondragón en Urkijo-baso»...”
Aquel
grupo, que se solían juntar en el bar “Gurugú”, estaba formado
por al menos 20 personas. Entre dichos componentes estaban:
“...«Rafael
Etxebarria “Txanito”, Ramón Fullaondo “Gapatxa”, Juan Carlos
Laiseka, José Ramón Intxaurtieta, Javier Basozabal, Lauri Azkorra,
José María Aguirre, Pereda (de Konporte). El bar Gurugú era como
nuestra sede social, allí nos juntábamos para tomar unas cervezas y
decidíamos lo que íbamos hacer en las fiestas de aquel año. La
Sanjuanada se seguía haciendo en la Campa de Alango, que todavía
era de tierra batida, no estaba urbanizada. Allí se ponía todo lo
que recogíamos para la hoguera, luego venía la verbena, se traía
alguna atracción, María Luisa Asua era la que elaboraba el muñeco
de trapo»...”
Como decía anteriormente: “...«La
imagen de San Juan, que se conserva a la altura del tercer piso, está
en un edificio que construyó la familia Uribarri, la imagen se
colocó en el momento de su edificación. La efigie tenía una
lucecita que el tiempo hizo desaparecer»...”
Cuando se reformó la casa, volvieron a remozar al Santo, que hoy en
día sigue presidiendo la plaza de Alango.
En
1971
las fiestas duraron cuatro días. Empezaron el día 23 de junio y
terminaron el 27. A lo largo de esos días, el primero de los actos
fue una tamborrada, que partiendo desde la Cadena (antiguas Barreras
de Algorta) fue hasta la Plaza de Alango, donde a las nueve y media
de la noche se dio fuego a la que ya era “Simbólica Hoguera”,
las campas de nuestros barrios ya empezaban a desaparecer. Las
romerías estuvieron amenizadas por la orquesta “Ritmo Club”, Y a
lo largo de esos días se celebraron campeonatos de Soka-Tira y
recitales de canción vasca.
Las
fiestas de 1976
tuvieron, también como escenario, la Plaza de María Cristina, donde
actuaron los grupos “Ussia” de Laudio y los “Ogikiñe” de
Leioa.
Las
fiestas de 1978
tuvieron, como otros años, la clásica tamborrada, la cual al pasar
por el matadero de Alango dejaba ver, en un vídeo que me ha
facilitado un buen amigo, un desfile de mascaras y disfraces,
encabezados por una pancarta que dejaba a las caras ver la
solidaridad de cortejo festivo con sus mayores. Mientras, una vez
llegados a su destino, sobre el escenario, se veía bailar a un grupo
con un tambor en medio del cual aparecía un lauburu y el distintivo
de la cuadrilla “Zuekin”. Mientras la solidaridad con el Asilo de
Alango se hacía presente, la Sociedad Bidebitarte y el Grupo Scout
de Algorta hacían entrega de 200.000 pesetas al Asilo y de la misma
cantidad a la Asociación pro Deficientes Mentales. El domingo
anterior, al comienzo de las fiestas de Alango, el 17 de junio, la
fanfarria “Etorkizuna” (compuesta por 2 trompetas, 2 clarinetes,
2 chirulas, cuatro acordeones, 1 saxo, 1 tuba y un equipo de
percusión), iniciaba un pasacalles por todo el barrio de Algorta,
que decían pensaban realizar, por lo menos, una vez al mes.
Las
de 1979
tuvieron tres días de fiesta. Se recordaba por parte de la Comisión
de Fiestas: “...«Se
viene celebrando desde hace varias dcadas en el popular barrio de
Alango»...”
Aquel año la tamborrada que partió desde la Plaza de San Nikolas,
recorrió la Avenida Basagoiti, Konporte, Martikoena finalizando en
la Plaza de Alango. Las romerías de aquel año corrieron a cargo de
los grupos “Kemen” e “Izuntze”. A lo largo de los cuales se
celebraron diversos actos festivos: El primer trofeo de “Futbito
Alango” que se realizó en las escuelas de San Ignazio, una carrera
de monopatines que recorrió todo el barrio, un Rally humorístico y
el segundo concurso de morcillas. Finalizando el día 24 con una
traca y quema de la hoguera.
Y
ya entrabamos en los años 80:
En
1980 las
fiesta duraron cinco días, empezaron el viernes día 20 de junio y
terminaron el 24 festividad de San Juan. Durante esos días que
empezaron con la tamborrada que partiendo de la Plaza de San Nikolas
recorrió la Avenida, Txiskiena, Martikoena para llegar a la Plaza de
Alango; el programa contó en sus espacios musicales con los grupos
“Kimel”, “Iluntze”, “Mikel Torrijos” y “Guillermo eta
Taldea”. El sábado 21 de junio les tocó la tamborrada con el
mismo recorrido a los txikis del barrio. Las fiestas tuvieron varios
actos dedicados a los más pequeños, incluso con cine infantil en el
ya desaparecido Gran Cinema de Algorta. Los mayores tampoco fueron
olvidados. En el homenaje a los ancianos del barrio actuaron “Biotz
Alai”, “Itxartu Taldea” y “El Txo y sus Boys”. En el
espacio de deporte vasco Yurrebaso de Dima nos deleitó con sus
alzadas con la cilíndrica de 200 kilos y otras especialidades; y el
entrenador de la Escuela de Levantamiento de Piedras de Lejona, José
Ramón Aretxabaleta “Aretxa-II” contra “Usia” de Laudio, en
dicha prueba participó un joven de la localidad, de tan solo 10
años, Aitor Guerediaga; tampoco podían faltar las peleas de
carneros en este espacio deportivo, en el que participaron 3 parejas
de Aulesti. Las fiestas contaron con innumerables atractivos para los
txikis, payasos y malabaristas. Y como no podía faltar en país de
sibaritas de la buena mesa, el “Concurso de Comedores de Morcillas”
nos dejaba ver caras conocidas del barrio. Y para mantener la
tradición, aunque de manera simbólica, se dio el día 23, víspera
de San Juan, fuego al muñeco y se disparó una traca.
Las
fiestas de 1981
volvían a tener mayor duración, empezaron el día 20 de junio y
finalizaron el 24. En esta ocasión la tamborrada inicial
recorrería, tras su salida de la Plaza de San Nikolas, las calles de
Avenida de Algorta, Txiskiena, Martikoena para llegar a la Plaza de
Alango; también hubo otra dedicada a los niños el segundo día de
fiestas. Durante el homenaje a los ancianos, que ya se venía
celebrando con anterioridad, actuaron el Coro Biotz Alai y el grupo
de dantza Itxartu Taldea, contaron también con actividad circense a
caro de “Variedades Berry”. Entre los concursos citar el “1er
Concurso de tiro con Tiragomas”, el “1er
Concurso de Tiro de Precisión Frisbee” y el “2º
Campeonato de Rana”. Y se celebró el “1er
Festival de Rock” con los grupos “Fase” y “Rufus”; la
verbena corrió a cargo del grupo “Ametz”. La finalización de la
fiesta fue igual a la del año 79.
Los
dos últimos años en que se celebraron las Fiestas de San Juan de
Alango, al urbanizar la zona, el escenario y la fiesta se trasladó
al parque de “Urkijobaso” (María Cristina). Ya la hoguera de San
Juan había desaparecido de la celebración festiva.
Para
1993 la festividad de San Juan, en todo el municipio, veía sus
primeras restricciones. el Ayuntamiento de Getxo fijaba la altura
máxima de las hogueras en 3 metros, y la distancia mínima a
edificaciones o tendidos eléctricos debía ser de al menos 15
metros.
En
el 2016 fueron desapareciendo algunas de las hogueras que se hacía
en Getxo. La de Malakate (Getxo) entre ellas, pese a que esforzados
grupos de jóvenes trataron de iniciar pequeñas piras de cartones,
la autoridad competente las retiraba. Ya solo va quedando como
tradición la barbacoa que Itxas Argia ofrece a los vecinos, con
sardinas, txistorra y chocolate, que tanta aceptación concita, a
decir de las colas que suele provocar. En el 2017 se prohibía
encender hogueras de San Juan en la playa de Arrigunaga.
Hoy
el cemento llena nuestras calles, algunas de nuestras plazas y los
espacios públicos en las que antaño se realizaban las hogueras de
San Juan, han ido desapareciendo, quedando solo para el recuerdo
pequeños actos simbólicos de esta vieja tradición.
En
el barrio Alango de Algorta la festividad marcó como su seña de
identidad la fiesta de San Juan. De hecho, en su desaparecida plaza,
hoy urbanizada, existe un pequeño monumento recordatorio de la misma
que fue inaugurado el 24 de junio de 1977. Dicho monumento se
construyó mediante suscripción popular. El organizador de la misma
fue uno de los jóvenes del “Gurugú” Lauri Azkorra.
Todos
estos datos no son algo cerrado. Están abiertos a nuevas
aportaciones. Muchos de ellos han sido obtenidos gracias a
expedientes municipales, hemerotecas de prensa y entrevistas
personales, sujetos sobre todo los últimos, a comentarios de otros
vecinos que vivieron esos días, cuya percepción, tanto en la
ampliación de datos, cómo en la crítica constructiva pueden ayudar
a mejorar y ampliar esta pequeña historia de las “Fiestas de San
Juan de Alango”.
Algunos
de los entrecomillados que aparecen en letra negrilla corresponden a
aportaciones de personas del barrio de Alango, que vivieron en
primera persona las fiestas de San Juan. A todas ellas muchas
gracias.