Con
esta entrada termino un repaso sobre los cementerios y enterramientos
en Getxo.
Así,
en tiempos pretéritos algunos getxotarras también debieron pasar
por un trance poco edificante antes de ocupar su última morada. Al
menos, esa era una de las preocupaciones de algorteños y
getxotarras, que se desprendía de las cavilaciones que realizaban
los curas beneficiarios de la Parroquia de San Nikolas de Bari en
mayo de 1866. Y es que el entonces campo santo de Algorta, situado en
el paraje denominado “La Campa del Muerto”, hoy
Plaza del “Lehendakari Agirre”, en la calle
Trinidad, al decir de aquellos prelados no reunía las garantías
sanitarias ni de decoro para un pueblo como Algorta: “...creen
necesario y conveniente para la salubridad pública que el
Ayuntamiento tenga en el campo santo un local decoroso y seguro
destinado a depósito de cadáveres...” .
Al
parecer, el tiempo mínimo exigido para la permanencia de los mismos
al fallecer en su casa era de veinticuatro horas. Pero en
determinados casos, fallecimientos por enfermedades contagiosas, los
cadáveres eran trasladados antes de ese plazo. Pero no solamente era
el motivo de la petición el deseo de que los cadáveres dispusieran
de un lugar decoroso y seguro para esperar su inhumación.
Con
mejor intención, pero estableciendo el campo santo como lugar
reservado para los católicos bautizados, planteaban que: “...debía
haber en la parte exterior del cementerio un lugar, igualmente
decente, reservado para enterrar a los niños fallecidos sin haber
sido bautizados, y también para los protestantes, que no se pueda
dar sepultura en lugar sagrado...”
El
consistorio tomó en cuenta la petición, pero al no tener sus
cuentas saneadas, dejó para mejor momento aquella solicitud. En 1883
La Junta de Fábrica de San Nikolás era la titular de la “Campa
del Muerto” (Cementerio de San Nikolas). El 27 de noviembre
de 1884 el Ayuntamiento de Getxo acordó remitir un expediente a la
Diputación Provincial de Bizkaia para que lo aprobara. El arquitecto
de la diputación D. Casto de Zabala fue quien finalizó el proyecto
en junio de 1885. Con ese proyecto de ampliación, el cementerio de
San Nikolas aumentaría su superficie en 6.170 cuadrados. Se decía:
“...será capaz de llenar necesidades inesperadas...”.
La situación se iba haciendo critica, lo que el 12 de junio provocó
la intervención del primer edil de Getxo D. Eladio de Sustatxa quien
hizo ver: “...la necesidad imprescindible de construir un
cementerio como aumento o ampliación del de San Nicolás...”
Recordaba a los munícipes que: “...según las leyes
vigentes, se debía destinar también “un lugar independiente y
digno para enterramiento de los no católicos...” Se
designó una comisión encargada de estudiar el asunto, que
estableció como zona idónea, por estar alejada del centro del
barrio, la finca “Goikolanzarri”, entre “Elorri”
y el alto de “San Martín”, propiedad de D. Tomás
de Uria. Ante el informe favorable de la Junta Municipal de Sanidad,
se nombra al arquitecto municipal D. Eladio Iturria para estudiar el
proyecto. Pero la discusión sobre quien iba a ser el titular del
cementerio, atascó el proyecto e impidió su marcha.
En
1895, se prohibió la entrada al cementerio de los acompañantes de
los cadáveres ante el estado: “...repulsivo para cuantos
poseen un soplo de humanidad...” Tal era el estado en el
que se hallaba. En vista de su deterioro, en 1899, D. Santiago de
Díliz, primer Teniente Alcalde, propuso: “...la clausura del
cementerio y la construcción de uno nuevo, o la ampliación del
existente...” El cementerio de Algorta fue clausurado en
1907, si bien no fue derribado hasta 1925.
Eran
los días en que los apoderados en las Juntas Generales de Bizkaia
solicitaban que: “...las dos feligresías de esta anteiglesia
(Andra Mari y Algorta), contribuyan al sostenimiento de su respectivo
culto y clero, con independencia la una de la otra...” Sin
embrago, las Juntas no parecían conocer bien el territorio de Getxo
ya que el 11 de julio de 1866 decían: “...se autoriza a la
Excelentísima Diputación para llevarlo a cabo, siempre que aparezca
o se pruebe que las citadas feligresías son de distintas
parroquias...”
Los
antiguos cementerios de Getxo fueron cerrando sus puertas siendo
sustituidos por el de Bostgarrena (cementerio de El Carmen) El de San
Nicolás, que se encontraba plenamente integrado en el casco urbano
fue clausurado en 1907, si bien no fue derribado hasta 1925. La
“Campa del Muerto” hoy es un parque lleno de
arbolado con un pequeño monumento dedicado al primer Lehendakari del
Gobierno Vasco José Antonio de Agirre y Lekube, y aquel “Cementerio
de San Nicolas” ha quedado olvidado. Solo la historia
mantendrá su recuerdo.
Respecto
al de Santa María de Getxo permaneció abierto hasta 1952, tras un
largo proceso que enfrentó al Ayuntamiento y al párroco y la
población del barrio de Santa María. No fue, sin embargo, hasta
1965 cuando se procedió a su derribo, permaneciendo aún hoy en día
su portada secundaria (construida en 1853) que lo comunicaba con la
parroquia a través del pórtico. En uno y otro caso los propietarios
de las sepulturas fueron compensados a la hora de adquirir
propiedades en el nuevo camposanto.
En
cuanto a los enterramientos en la zona de la calle Trinidad, aparecen
a lo largo de los años dos personas que por diferentes motivos
fueron populares en Algorta:
Una,
la benefactora Dña. María Rosa Rogelia Cortina y Aldecoa, que
falleció en Bilbao el 19 de septiembre de 1883. Personalidad de
Algorta, que fue enterrada en el cementerio de la “Campa del
Muerto”, que había sido costeado por la feligresía
algorteña y bendecido el 21 de junio de 1863 por el párroco don
Antonio Estanislao de Cortina. La familia Cortina-Aldecoa había
construido en el nuevo cementerio su panteón familiar.
Otro
de los enterrados en las proximidades, en la Iglesia de los
Trinitarios, fue el trinitario Félix Monasterio y Ateca (el padre
Félix de la Virgen), que falleció en Algorta el 17 de enero de
1951. Siendo trasladados sus restos al convento de la calle Trinidad,
desde el Cementerio de Nuestra Señora del Carmen de Getxo, el 4 de
agosto de 1965. Alojaron sus resto bajo la torre, en una pequeña
capilla. En una estancia de la comunidad trinitaria, tienen una
fotografía de todos los frailes que han sido inhumados en Getxo.
Algunos
datos de la entrada relativa al cementerio de San Nikolás de Algorta
(La Campa del Muerto) están sacadas de los libros decretos de
1866-1868 (Código: 1.1.1.5; Signatura: 4653-3),
(Código: 1.1.1.5; Signatura: 4657-8), del Archivo
Municipal de Getxo.
ENTERRAMIENTOS
EN IGLESIAS Y CONVENTOS
Otro
de los lugares que se puede considerar como cementerio de Getxo es la
Iglesia de las Mercedes (Areeta-Las Arenas). Obra de los arquitectos
Rafael de Garamendi y Manuel Galíndez. Esta iglesia cuya primera
piedra fue colocada en 1886, fue inaugurada el 16 de julio de 1887.
Tras su destrucción e incendio durante el golpe de estado de 1936,
fue nuevamente reconstruida e inaugurada en 1944. Este lugar de
enterramientos sólo fue destinado a las familias que financiaron la
reconstrucción de la Iglesia.
“La
Cripta”,
como se denomina a aquel lugar se halla bajo el suelo de dicha
iglesia, y se accede desde la sacristía de la iglesia. Tiene como
antesala una pequeña capilla, tras la que se entra en un amplio
espacio. Ocupa gran parte de la superficie de la iglesia. Se halla
presidida por la vidriera que recoge la fotografía inferior, que
recrea una resurrección.
A
lo largo de este “campo santo”, aparecen
lateralmente unas capillas que disponen de pequeños altares, todas
ellas separadas por una verja, precedidas por una zona destinada a
nichos. Existen un total de doce capillas en las que se hallan
enterradas familias de la élite económica de Neguri y Las Arenas,
entre ellas los Zubiría, Aguirre, Lipperheide, Crooke, Tapia,
Zubizarreta y otros. Y una serie de nichos, hasta un total de
cincuenta y cinco, que pertenecen a las mismas familias, además de a
los Ybarra, Eulate, Careaga y otros. Además de quince columbarios.
Todos los finados se encuentran inscritos en un libro que recoge
todos los difuntos inhumados en dicha cripta. En la cripta numero uno
se halla inhumado D. Victor Tapia y Buesa, que falleció en 1949. Las
últimas cenizas inhumadas son las de D. Francisco Crooke Arteche,
que fueron depositadas el 21 de diciembre de 2015.
Otro
de los enterramientos existentes es el del “Convento De
Carmelitas Descalzas De San José” (Otizmendi), situado en
Andra Mari, en las faldas del altozano de Muru. No es un lugar de
gran antigüedad, tan solo llevan 50 años afincadas en Getxo. Los
planos del convento fueron realizados por el arquitecto D. Ángel
Gortázar. Se iba a edificar sobre una superficie de tres hectáreas
propiedad de la familia Urrechua. La primera piedra se coloco un día
de San Bartolomé, el 24 de agosto de 1964. A primeros de abril de
1965 dio comienzo la construcción del convento. Un 12 de agosto de
1966 las monjas dejaron el convento de Santutxu donde habían estado
desde 1930, para dirigirse a bordo de un autobús hasta la colina de
Muru (Zientoetxe), para llegar a su refugio de Otizmendi. El convento
se inauguraba un 24 de agosto de 1966.
En
este convento de Andra Mari (Getxo), serían enterrados los restos de
las hermanas difuntas que habían sido trasladados a Getxo desde
Santutxu, y se alojaron en una cripta situada bajo la iglesia. En esa
cripta se encuentran enterradas en pequeños nichos, las monjas
fallecidas a lo largo de la historia de las Carmelitas de Getxo. Por
norma conventual nunca han estado más de 22 monjas a la vez en dicha
comunidad. En la actualidad residen 15 hermanas. Entre las monjas que
yacen en dichos nichos, la de más antigüedad es la hermana Teresa y
la más recientemente enterrada es la hermana Gloria. En total se
encuentran inhumadas 15 monjas carmelitas.
Para
la elaboración de las historias relativas a los cementerios de Getxo
he utilizado expedientes:
Del
Archivo Municipal de Getxo: Código 1.1.1.5, Signatura 4653-4;
Código 1.1.1.5, Signatura 4657-7; Código 1.1.1.5,
Signatura 4653-3; Código 1.1.1.5, Signatura 4657-8;
Código 2.5.2.1, Signatura 4603-5; Código 2.1.3.1,
Signatura 2406-7; Código 1.2.0.9, Signatura 2303-1;
Código 2.6.2.27, Signatura 3335-29; Código 2.4.6.5,
Signatura 3766-14.
Así
como algunos datos, que he podido comprobar en ellos, de los libros
“Historia de Getxo” de Carlos Zabala y de “El
arte funerario entre la tradición y la vanguardia: el cementerio de
Nuestra Señora del Carmen de Getxo” de José Mª Gutiérrez
Landaburu y Jesús Muñiz Petralanda; “Cien años entre
nosotros” de las Carmelitas Descalzas de Getxo.