jueves, 28 de julio de 2016

LOS CORROS, LOS ACORDEONISTAS Y LAS FIESTAS DE SAN IGNACIO



Una breve entrada para echar una mirada retrospectiva de otras fiestas de San Ignacio. Eran los corros, los acordeonistas y los pianos de manubrio, animados por músicos ciegos, las figuras inseparables en las fiestas en el Siglo XIX y principios del XX. Tanto, que desde la capital del reino un diario madrileño decía: “...también acude en masa a la plaza del pueblo cuando se trata de celebrar con fiestas, algaradas y bailes...! Se ve que para algunos creadores de opinión, las fiestas de localidades de tamaño inferior al del Madrid de los Borbones, no merecían más epíteto que “algarada”. También en julio de 1901, la banda de música municipal de Algorta, los corros de ciegos y los tamborileros animaban el ambiente festivo.

Y en las fiestas de San Ignacio de 1925 la música era la reina de las fiestas. En una fotografía de la época se podía ver una plaza de San Nikolas (Algorta), frondosa de arbolado, en la que sobre el quiosco de la música tocaba la banda municipal, mientras que de pie sobre un entarimado, un acordeonista animaba a los romeros. El tinglado o quiosco de la música, que así se llamaba, estaba cercano a “Iturrieta” la casa de Patxikin Aldecoa, heredad de la que próximamente hablare.


La plaza de San Nikolas aparecía repleta de parejas bailando, se veía a muchos curiosos dando vueltas a su alrededor, deambulaban, seguramente, buscando pareja para el próximo baile. Las cabezas varoniles, la mayor parte, iban cubiertas con txapelas, solo unos pocos sombreros podían adivinarse entre la multitud.

También este día festivo estuvo animado desde primeras horas de la mañana por el “II Circuito de Getxo”, prueba ciclista organizada por el “Arenas Club”, que fue ganada por el Sopuertakoarra Francisco Cepeda. Le seguían Remigio Loroño, de Erandio y Jacinto Suarez, de Somorrostro. A continuación y por orden de llegada iban los corredores del Arenas: Salvador Artaza, Antonio Arandia, Vidaurrazaga, Ricardo Iturriaga, Alberto Izarra, Antonio Narvaiza, Enrique Soler y Martin Ojinaga. El equipo del Arenas resultó vencedor por equipos de la prueba. La meta estaba situada en el alto de la cuesta de San Ignacio. En un circuito de siete vueltas, con un total de 56 Kilómetros, que hacía el recorrido por Neguri, Algorta, Getxo, Berango, Neguri, de 8 kilómetros. El calor reinante resultó agotador para los ciclistas. A la carrera se habían apuntado 33 corredores, aunque en meta aparecieron 29 ciclistas.




Aquel día 31 de julio de 1925, festividad de San Ignacio, empezaba la mañana con un pasacalles en el que intervinieron la Banda Municipal y los Tamborileros de Getxo. Contó con una prohibición gubernativa para la celebración de festejos en carreteras y otras vías de comunicación, puesto que imposibilitaban el paso de carruajes.



NO es NO

martes, 26 de julio de 2016

LA HIGUERA DE LOS BASTARDOS



Es increíble cómo una película, un rodaje, en un día (¿quizá elegido a posta?), era un 18 de julio, puede convulsionar a todo un pueblo. Era uno de esos días horrorosos, tanto por el recuerdo como por el calor sofocante que reinaba en Algorta, de esos que se suele decir “tan intenso, que descansaban hasta los monjes”.


Y de repente, como si fuera una vuelta al sobrecogedor pasado, las callejuelas del Puerto se vieron tomadas por uniformados golpistas, clérigos y señoritos de sombrero. Resultaba curioso ver desfilar entre un mar de curiosos, cámaras, actores y extras, (algunos del Puerto), la procesión franquista que avanzaba por las pequeñas callejas de Ribera y Portuzarra.


Ver a conocidos actores, !Qué divertido resultaba ver a un Ramón Barea vestido de Obispo!, a Areces, Losada, Pepa Oniorte y otros, entre ellos David Pinilla, hijo pequeño del autor de la novela que da nombre a film, mientras los equipos de rodaje y auxiliares, a las ordenes de Ana Murugarren trataban de preparar los escenarios, colocando carteles fascistas y tapando los pocos vestigios de modernidad de esas calles. Las ordenes de la directora, "!traedme esa bandera!, !silencio!, !se rueda, acción!", eran una continua repetición de planos, hasta el esperado "!Vale, ha salido bien!", que los actores y figurantes respondían con un !Ufff...!, y no era para menos, con aquel maldito calor.


Al mediodía, los técnicos de la producción se afanaban en preparar el escenario, colocando estratégicamente un viejo sidecar y camiones de época, carteles facciosos y un sin fin de banderolas golpistas en San Nikolas. La gente, sobre todo la mayor, al pasar, exclamaban con una mezcla de preocupación y asombro "!Ha pasado algo!". Es que las balconadas del antiguo Ayuntamiento, llenas de gallardetes fascistas sobrecogían a los mayores, quizá porque recordaban aquellos infaustos días del terror. Algunos maduritos, socarronamente, comentaban “!Ya se ha formado el nuevo gobierno!”



Los lugares elegidos para filmar la película fueron Larrañazubi, Puerto Viejo, San Nikolas y la Avenida Basagoiti, algunas tomas de interiores se rodaron en Algorta, una de ellas en Iturrieta, en la casa de los Aldecoa, junto a la plaza de San Nikolas. Y era esa mima plaza la elegida para rodar por la tarde.


Hacia las cuatro, en medio de un calor asfixiante que daba valor a esa dura profesión de los actores, en medio de una canícula que parecía alquilada al propio régimen, los actores vestidos de época, con unas ropas que tenían que parecerles autenticas saunas, repetían las escenas. Algunas, nos retrotraían a situaciones ya vividas: un pequeño acompañado de sus padre realizaba el saludo fascista a unos camisas azules, a la vez que un militar golpista exigía a una mujer que le enseñara lo que llevaba en el bolso. En el frontón, uno de aquellos tenebrosos “camaradas” jugaba a pelota a mano con el capellán castrense del batallón.


En el balcón del Ayuntamiento, cuatro mujeres nacionalistas y/o republicanas, aparecían con sus cabezas rapadas, símbolo de la humillación que las mujeres no fascistas sufrieron durante el franquismo. Desde el frontón, la directora y su ayudante iban dando las últimas órdenes a los agobiados actores, mientras algunos, desde las escasas sombras de la plaza, soportaban estoicos el calor.


El pueblo, en general, aparecía sorprendido. Pero a medida que transcurría el día algunos comenzaron a hacer comentarios jocosos, cuando no airadas frases sobre el “acontecimiento” del verano: la película de Ana Murugarren “La Higuera de los Bastardos”, basada en la novela de Ramiro Pinilla “La Higuera” que narra la historia de un falangista llamado Rogelio y un niño de nombre Gabino. El primero queda atrapado en la mirada con odio del niño, hijo y hermano de dos inocentes que el falangista sacó de su casa y los asesinó a sangre fría. Esta producción comenzó a gestarse a principios del pasado año, coincidiendo con el décimo aniversario de la presentación en el 2006 de la novela en las librerías. Según la directora del film, la película estará en las pantallas el próximo año, allá por el otoño.


La película, cuyo protagonista es el conocido actor de “Gatzaga” Karra Elejalde, está basada en la novela “La higuera” de Ramiro Pinilla, uno de los escritores más prolíficos de Getxo, quien desde su buhardilla de “Walden”, en el barrio de Uri, nos ha legado entre otras novelas “Las ciegas hormigas”, Premio Nadal y de la Crítica; “Seno”, Finalista del Premio Planeta. La trilogía “Verdes valles colinas rojas”, compuesta por “La tierra convulsa”, premio Euskadi de Literatura en Castellano, “Los cuerpos desnudos” “Las cenizas del hierro”, Premio de la Crítica y Premio Nacional de Literatura. “Cadáveres en la playa” y un sin fin de creaciones publicadas a lo largo de su vida y traducidas a más de veinte idiomas. “Verdes Valles...”, también recibió el “Premio Euskadi” de 2012.

jueves, 21 de julio de 2016

LAS PAELLAS DE AIXERROTA HASTA 1970



El Concurso de Paellas de Getxo, tanto cuando se hacían en Azkorri como más tarde en Aixerrota, es la fiestas más concurrida de Uribe Kosta. Pocas fiestas atraen a tanto publico, en torno a un concurso gastronómico.

Desde las primeras, que se celebraron en julio de 1956, el número de asistentes fue in crescendo. Las de 1962 atrajeron a las campas de Azkorri a 150 sukaldaris y cerca de 7.000 visitantes; año tras año iban incrementando el numero de adeptos al guiso de la paella. En 1963 acudían 200 sukaldaris y 5.000 visitantes; en las de 1964, a pesar de que la prensa local no daba cifras, hablaba de: “...Un ejercito de paellas tomó las landas de Azkorri, con una concentración masiva de miles de personas...” Las de 1965 ya hablaban de 239 paellas presentadas y una impresionante cifra de kilos de mecanotubo, 16 toneladas. 


En 1966 seguíamos en las landas de Azkorri, esta vez con 300 paellas presentadas y más de 15.000 asistentes. En ella, “Los 13 de Algorta”, con una bella representación de una construcción de pinos y sobre ella una enorme paellera en medio de un mar de llamas, simuladas mediante telas rojas brillantes resultaban ganadores del concurso de txosnas.En 1966 se celebraba el XII concurso de paellas, el aparcamiento previsto para 2.000 coches se veía desbordado, resultando ganadores del concurso de txosnas “Algortako Scouts”.

Las de 1968 llevaban a las landas de Azkorri a 318 cazuelas y una cifra de asistentes que rompía todas las marcas, se hablaba de entre 20 y 25.000 visitantes. En 1969 la cifra seguía aumentando, participaban 390 sukaldaris, ya se hablaba de “Concurso Internacional de Paellas”, con asistencia de representantes de Finlandia, Noruega, Dinamarca, Estados Unidos, Austria, Alemania y Francia; se hablaba de 22 toneladas de tubos y 3.000 metros cuadrados de toldos, 51.000 litros de agua y 4.000 kilos de leña.


En 1970 le tomaban el relevo las landas de Aixerrota, que habían sido cedidas por los hijos de D. Angel Mugica; el numero de paellas presentadas era de 380, y las txosnas pasaban de 310; en cuanto a la asistencia se valoraba que sobrepasaba las 20.000 personas a la hora del medio día; el primer premio de txosnas recayó en “Euskal Erri´ko Lagunak”. Dejaremos las siguientes para otro año.

Este año nuevamente, el trabajo incansable de los chicos y chicas de Itxas Argia, prepara las landas de Aixerrota para la llegada de una legión de cocineros/as, dispuestos a pasar un gran día entre olores de marisco, caldos de pollo, buen vino, kalimotxo, sol y color.

NOS VEMOS EN AIXERROTA !ONDO PASA!


martes, 19 de julio de 2016

EL CUENTO DEL MES DE JULIO DE J.J. RAPHA



SUENA EL TELÉFONO


Otra vez ha sonado el teléfono de J.J. Rapha Bilbao por la noche de rondón, nos llega con un nuevo cuento. Esta llamada trae agradables noticias. Se trata del cuento de todos los meses, el de julio. En él, con el gracejo sarcástico de sus cuentos, nos narra la batalla doméstica que en el campo de una veterana cama, un bien avenido y decano matrimonio, siente el inmisericorde sonido del teléfono a horas intempestivas de la noche. Mientras él, cabila aún dormido, sobre la metamorfosis del maravilloso petirrojo que fue su esposa en un buitre de afiladas uñas de sílex.





lunes, 18 de julio de 2016

EL FRONTÓN DE EGUIDAZU




El frontón de Eguidazu. Areeta-Las Arenas ha tenido frontones y afición a la pelota. De uno de ellos ya hablé en mi entrada del 10 de mayo del 2012 “El frontón de la calle Mayor de Las Arenas”. Otro menos conocido, que nació en 1922 y desapareció en 1937, es el de la calle Gobela.

El día 15 de octubre de 1922 D. Domingo de Eguidazu se dirigía al consistorio solicitando: “...poder construir una vivienda con frontón en la parte zaguera de ésta...” en su propiedad de la calle Gobela. La autorización llegaba el 31 de octubre de aquel año. Esta edificación estaba situada, como se decía en el escrito: “...en la Calle Gobela, próximo a los kilómetros 14 y 15 del ferrocarril de Bilbao a Las Arenas...” Actualmente podríamos situarlo a la altura de los números 29 y 31 de dicha calle.

La edificación, una vivienda de planta baja y tres pisos de dos manos por cada piso, disponía en su planta baja de dos salones, en uno de ellos seguramente estuvo el “Cine Popular”, del que hablaba el párroco de Las Arenas D. Félix Acha en su libro “Recuerdos de Las Arenas” (pagina 283). Por un lateral de dichos locales se accedía mediante una escalera a las gradas, situadas frente a la cancha del frontón, que abarcaba toda la longitud de la vivienda. Disponía de un acceso por la parte central de los salones mediante otra escalera, situada en el primer rellano, a otra de las gradas. Esta era longitudinal a la cancha y ocupaba todo el espacio de ambos salones. Disponía de una cubierta a dos aguas que cubría el frontón. Su frontis lateral daba a las vías del ferrocarril, lo que estuvo a punto de impedir su realización.


El 28 de febrero de 1923 el consistorio getxotarra enviaba una comunicación a Eguidazu en la que le decía: “...el emplazamiento de la pared del frontón, próxima a la curva que existe en la vía, antes de la estación de Las Arenas, por su mucha altura, acortara la visibilidad de los trenes de Bilbao en su entrada a la estación...” Lo que consideraban : “...una circunstancia importantísima que puede afectar a la seguridad teniendo en cuenta el intenso servicio de trenes y viajeros de dicha estación...” Domingo de Eguidazu solicitaba al Ayuntamiento que se tramitara aquel permiso ante la Jefatura de la División Técnica y Administrativa de los Ferrocarriles para que dictaminara si su solicitud podía suponer algún peligro.

El 9 de abril de 1923 la 1ª División de la Inspección Técnica de la Jefatura de los ferrocarriles daba el visto bueno para la ejecución del frontón siempre que la pared lateral del mismo distase 1,20 metros del la vía del ferrocarril. El permiso de habitabilidad llegaba el 20 de julio de 1923. El 21 de septiembre de 1923, el consistorio getxotarra, autorizaba la apertura del frontón. Algunos de los pelotaris juveniles que citaba el diario deportivo “Excelsius”, como Arregui y Lopez de las escuelas publicas de Las Arenas, que vencieron a Martin y Blanco de Barakaldo en el Frotón del Club Deportivo de Bilbao en los Campeonatos Infantiles de Bizkaia de 1923, entrenaron en aquel frontón, aunque eso de momento es algo que no he podido comprobar.


Durante el golpe de estado de 1936-1937 la zona que ocupaba el frontón fue bombardeada (ver fotografía superior), resultando gravemente dañado, por lo que finalmente hubo que derribar la instalación deportiva.


Los datos de la construcción de ese frontón aparecen recogidos en el expediente Código 2.5.3.5, Signatura 2333004, del Archivo Municipal de Getxo.

jueves, 14 de julio de 2016

EL SEGUNDO CABLE SUBMARINO



El primer cable submarino de fabricación inglesa fue instalado el 17 de Octubre de 1851. Iba de Douvres a Calais. En nuestro Pueblo, ya hace 140 años que el “Cable Submarino” unió Getxo y Bilbao con Londres. Fue el primero, según relataba en mi entrada del 19 de octubre del 2012, “El Cable”, y dio sus primeros pasos en 1875 con su inauguración. Pero hace 90 años, se inauguraba el segundo “Cable Submarino” entre Getxo y Londres. Acto no exento de celebraciones alrededor de una buena mesa, de la que participaron personalidades de la provincia, entre ellas el Alcalde de Getxo, D. Luis Urresti.


Dicho cable, que unió nuestro municipio y Londres, enlazaba en el Reino Unido las ciudades de Bristol, Newcastle, Edinburgo y Glasgow. De la segunda partía hacia Suecia, Dinamarca y Noruega; desde Londres lo hacía para Francia, Belgica, Paises Bajos y Alemania. La longitud del nuevo cable era de unas 460 millas, aproximadamente igual al primero, que ya está funcionando. Iba tendido por el fondo del mar, siguiendo las sinuosidades del lecho marino. En algunos lugares la profundidad del cable era de 2.500 brazas. No fue el más grande, ni el que alcanzó mayor profundidad, ya que el tendido a través del Océano Pacífico, que unió el viejo con el nuevo mundo, tenía una longitud de 8.000 millas; ese cable encontró profundidades abisales que alcanzaban los 5 y 6.000 metros, verdaderos abismos.


No fue un trabajo fácil, a pesar del escaso tiempo empleado en su tendido, al ser su longitud demasiado grande, y tener que realizar diversos empalmes. Para ello tuvieron que señalar los extremo del cable desplegado por medio de una boya. Los trabajos habían comenzado el día 3 de septiembre, quedó tendido en dos días por el vapor inglés “Colonia” de la Compañía “Telegraph Constructión and Maintenance”. Este barco trajo el cable hasta treinta millas de la costa acercando el resto del estrinque hasta Getxo, un remolcador de la Casa Sota. El sistema utilizado fue el denominado “Creed”, creado por Frederick Creed de Nueva Scotia, que más tarde la compañía Creed Automatic Printing System, inventara y patentara para todo el mundo bajo el popular nombre de Teletipo. Tenía uniones con todas las partes del mundo. Los despachos que emitían se transmitían automáticamente. El funcionamiento del cable era doble, permitía expedir dos despachos en un sentido y otros dos en sentido contrario. La estación emisora en Bizkaia, Bilbao, contaba con cuarenta empleados.

CUADRO DE CABLES
(REGALO DE LA COMPAÑÍA A EVARISTO CHURRUCA)

Como decía al principio el superintendente del cable submarino Mr. Henwood, el día 6 de septiembre de 1925, organizo un acto inaugural, que tuvo lugar en el Club Marítimo del Abra (Areeta-Las Arenas) a las nueve de la noche. Acto al que asistieron diversas personalidades bilbaínas, del municipio, así como delegados del servicio del cable en Londres, Madrid y Barcelona. En total participaron 47 personas.


La presidencia del banquete la ocupó Mr. Morgan, secretario de la Sociedad “Direct Spanish Telegraph” en Londres, que teñía su derecha al gobernador civil de Bizkaia y a su izquierda al Alcalde de Getxo D. Luis Urresti y al secretario de la Comandancia de Marina. En otras mesas tomaron asiento el superintendente del Cable D. Juan H. Hewood, el presidente del Club Marítimo D. Rogelio Renovales, el representante de la Cámara de Comercio, el director de los ferrocarriles de Bilbao a Santander Sr. Churruca y el jefe de telégrafos Sr. Guarás. A los postres, tras los consabidos halagos mutuos y después de descorcharse el champan, mientras las luces del comedor cambiaban de colores, haciendo una combinación de tonos rojo, verde y grosella. 


El director de la compañía en Madrid Sr. Sabater, realizó un pequeño historial de dicha empresa explicando que: “...la Compañía llevaba 53 años de existencia y que actualmente se realizaba un despacho a razón de 240 palabras por minuto..., que se habían gastado 3.500.000 de pesetas en el tendido y fabricación del cable..., la Compañía tenía tendido por el mundo 1.500.000 millas de cable...” Citó como novedoso que: “...en la carrera, celebrada poco antes, del Derby, se habían transmitido despachos en 16 segundos a la India y El Cairo y en 30 segundos a Norteamérica...” El acto fue amenizado por un sexteto del Club Marítimo, dirigido por el director D. Luciano Romallí. A los postres debían estar muy contentos, pues le cantaron el “For he's a jolly good fellow” (es un muchacho excelente), a un personaje tan serio como el Gobernador Civil, y siguieron animándose, ya que entonaron el himno inglés y otras canciones de la época.

Hasta aquí un pequeño relato sobre el segundo cable submarino que unió Bilbao-Getxo con Londres en 1925.


lunes, 11 de julio de 2016

LUGARES DE DIFUNTOS y -V-





Con esta entrada termino un repaso sobre los cementerios y enterramientos en Getxo.

Así, en tiempos pretéritos algunos getxotarras también debieron pasar por un trance poco edificante antes de ocupar su última morada. Al menos, esa era una de las preocupaciones de algorteños y getxotarras, que se desprendía de las cavilaciones que realizaban los curas beneficiarios de la Parroquia de San Nikolas de Bari en mayo de 1866. Y es que el entonces campo santo de Algorta, situado en el paraje denominado “La Campa del Muerto”, hoy Plaza del “Lehendakari Agirre”, en la calle Trinidad, al decir de aquellos prelados no reunía las garantías sanitarias ni de decoro para un pueblo como Algorta: “...creen necesario y conveniente para la salubridad pública que el Ayuntamiento tenga en el campo santo un local decoroso y seguro destinado a depósito de cadáveres...” .

Al parecer, el tiempo mínimo exigido para la permanencia de los mismos al fallecer en su casa era de veinticuatro horas. Pero en determinados casos, fallecimientos por enfermedades contagiosas, los cadáveres eran trasladados antes de ese plazo. Pero no solamente era el motivo de la petición el deseo de que los cadáveres dispusieran de un lugar decoroso y seguro para esperar su inhumación.

Con mejor intención, pero estableciendo el campo santo como lugar reservado para los católicos bautizados, planteaban que: “...debía haber en la parte exterior del cementerio un lugar, igualmente decente, reservado para enterrar a los niños fallecidos sin haber sido bautizados, y también para los protestantes, que no se pueda dar sepultura en lugar sagrado...”



El consistorio tomó en cuenta la petición, pero al no tener sus cuentas saneadas, dejó para mejor momento aquella solicitud. En 1883 La Junta de Fábrica de San Nikolás era la titular de la “Campa del Muerto” (Cementerio de San Nikolas). El 27 de noviembre de 1884 el Ayuntamiento de Getxo acordó remitir un expediente a la Diputación Provincial de Bizkaia para que lo aprobara. El arquitecto de la diputación D. Casto de Zabala fue quien finalizó el proyecto en junio de 1885. Con ese proyecto de ampliación, el cementerio de San Nikolas aumentaría su superficie en 6.170 cuadrados. Se decía: “...será capaz de llenar necesidades inesperadas...”. La situación se iba haciendo critica, lo que el 12 de junio provocó la intervención del primer edil de Getxo D. Eladio de Sustatxa quien hizo ver: “...la necesidad imprescindible de construir un cementerio como aumento o ampliación del de San Nicolás...” Recordaba a los munícipes que: “...según las leyes vigentes, se debía destinar también “un lugar independiente y digno para enterramiento de los no católicos...” Se designó una comisión encargada de estudiar el asunto, que estableció como zona idónea, por estar alejada del centro del barrio, la finca “Goikolanzarri”, entre “Elorri” y el alto de “San Martín”, propiedad de D. Tomás de Uria. Ante el informe favorable de la Junta Municipal de Sanidad, se nombra al arquitecto municipal D. Eladio Iturria para estudiar el proyecto. Pero la discusión sobre quien iba a ser el titular del cementerio, atascó el proyecto e impidió su marcha.

En 1895, se prohibió la entrada al cementerio de los acompañantes de los cadáveres ante el estado: “...repulsivo para cuantos poseen un soplo de humanidad...” Tal era el estado en el que se hallaba. En vista de su deterioro, en 1899, D. Santiago de Díliz, primer Teniente Alcalde, propuso: “...la clausura del cementerio y la construcción de uno nuevo, o la ampliación del existente...” El cementerio de Algorta fue clausurado en 1907, si bien no fue derribado hasta 1925.

Eran los días en que los apoderados en las Juntas Generales de Bizkaia solicitaban que: “...las dos feligresías de esta anteiglesia (Andra Mari y Algorta), contribuyan al sostenimiento de su respectivo culto y clero, con independencia la una de la otra...” Sin embrago, las Juntas no parecían conocer bien el territorio de Getxo ya que el 11 de julio de 1866 decían: “...se autoriza a la Excelentísima Diputación para llevarlo a cabo, siempre que aparezca o se pruebe que las citadas feligresías son de distintas parroquias...”

Los antiguos cementerios de Getxo fueron cerrando sus puertas siendo sustituidos por el de Bostgarrena (cementerio de El Carmen) El de San Nicolás, que se encontraba plenamente integrado en el casco urbano fue clausurado en 1907, si bien no fue derribado hasta 1925. La “Campa del Muerto” hoy es un parque lleno de arbolado con un pequeño monumento dedicado al primer Lehendakari del Gobierno Vasco José Antonio de Agirre y Lekube, y aquel “Cementerio de San Nicolas” ha quedado olvidado. Solo la historia mantendrá su recuerdo.



Respecto al de Santa María de Getxo permaneció abierto hasta 1952, tras un largo proceso que enfrentó al Ayuntamiento y al párroco y la población del barrio de Santa María. No fue, sin embargo, hasta 1965 cuando se procedió a su derribo, permaneciendo aún hoy en día su portada secundaria (construida en 1853) que lo comunicaba con la parroquia a través del pórtico. En uno y otro caso los propietarios de las sepulturas fueron compensados a la hora de adquirir propiedades en el nuevo camposanto.

En cuanto a los enterramientos en la zona de la calle Trinidad, aparecen a lo largo de los años dos personas que por diferentes motivos fueron populares en Algorta:

Una, la benefactora Dña. María Rosa Rogelia Cortina y Aldecoa, que falleció en Bilbao el 19 de septiembre de 1883. Personalidad de Algorta, que fue enterrada en el cementerio de la “Campa del Muerto”, que había sido costeado por la feligresía algorteña y bendecido el 21 de junio de 1863 por el párroco don Antonio Estanislao de Cortina. La familia Cortina-Aldecoa había construido en el nuevo cementerio su panteón familiar.

Otro de los enterrados en las proximidades, en la Iglesia de los Trinitarios, fue el trinitario Félix Monasterio y Ateca (el padre Félix de la Virgen), que falleció en Algorta el 17 de enero de 1951. Siendo trasladados sus restos al convento de la calle Trinidad, desde el Cementerio de Nuestra Señora del Carmen de Getxo, el 4 de agosto de 1965. Alojaron sus resto bajo la torre, en una pequeña capilla. En una estancia de la comunidad trinitaria, tienen una fotografía de todos los frailes que han sido inhumados en Getxo.


Algunos datos de la entrada relativa al cementerio de San Nikolás de Algorta (La Campa del Muerto) están sacadas de los libros decretos de 1866-1868 (Código: 1.1.1.5; Signatura: 4653-3), (Código: 1.1.1.5; Signatura: 4657-8), del Archivo Municipal de Getxo.

ENTERRAMIENTOS EN IGLESIAS Y CONVENTOS

Otro de los lugares que se puede considerar como cementerio de Getxo es la Iglesia de las Mercedes (Areeta-Las Arenas). Obra de los arquitectos Rafael de Garamendi y Manuel Galíndez. Esta iglesia cuya primera piedra fue colocada en 1886, fue inaugurada el 16 de julio de 1887. Tras su destrucción e incendio durante el golpe de estado de 1936, fue nuevamente reconstruida e inaugurada en 1944. Este lugar de enterramientos sólo fue destinado a las familias que financiaron la reconstrucción de la Iglesia.

La Cripta”, como se denomina a aquel lugar se halla bajo el suelo de dicha iglesia, y se accede desde la sacristía de la iglesia. Tiene como antesala una pequeña capilla, tras la que se entra en un amplio espacio. Ocupa gran parte de la superficie de la iglesia. Se halla presidida por la vidriera que recoge la fotografía inferior, que recrea una resurrección.


A lo largo de este “campo santo”, aparecen lateralmente unas capillas que disponen de pequeños altares, todas ellas separadas por una verja, precedidas por una zona destinada a nichos. Existen un total de doce capillas en las que se hallan enterradas familias de la élite económica de Neguri y Las Arenas, entre ellas los Zubiría, Aguirre, Lipperheide, Crooke, Tapia, Zubizarreta y otros. Y una serie de nichos, hasta un total de cincuenta y cinco, que pertenecen a las mismas familias, además de a los Ybarra, Eulate, Careaga y otros. Además de quince columbarios. Todos los finados se encuentran inscritos en un libro que recoge todos los difuntos inhumados en dicha cripta. En la cripta numero uno se halla inhumado D. Victor Tapia y Buesa, que falleció en 1949. Las últimas cenizas inhumadas son las de D. Francisco Crooke Arteche, que fueron depositadas el 21 de diciembre de 2015.

Otro de los enterramientos existentes es el del “Convento De Carmelitas Descalzas De San José” (Otizmendi), situado en Andra Mari, en las faldas del altozano de Muru. No es un lugar de gran antigüedad, tan solo llevan 50 años afincadas en Getxo. Los planos del convento fueron realizados por el arquitecto D. Ángel Gortázar. Se iba a edificar sobre una superficie de tres hectáreas propiedad de la familia Urrechua. La primera piedra se coloco un día de San Bartolomé, el 24 de agosto de 1964. A primeros de abril de 1965 dio comienzo la construcción del convento. Un 12 de agosto de 1966 las monjas dejaron el convento de Santutxu donde habían estado desde 1930, para dirigirse a bordo de un autobús hasta la colina de Muru (Zientoetxe), para llegar a su refugio de Otizmendi. El convento se inauguraba un 24 de agosto de 1966.



En este convento de Andra Mari (Getxo), serían enterrados los restos de las hermanas difuntas que habían sido trasladados a Getxo desde Santutxu, y se alojaron en una cripta situada bajo la iglesia. En esa cripta se encuentran enterradas en pequeños nichos, las monjas fallecidas a lo largo de la historia de las Carmelitas de Getxo. Por norma conventual nunca han estado más de 22 monjas a la vez en dicha comunidad. En la actualidad residen 15 hermanas. Entre las monjas que yacen en dichos nichos, la de más antigüedad es la hermana Teresa y la más recientemente enterrada es la hermana Gloria. En total se encuentran inhumadas 15 monjas carmelitas.

Para la elaboración de las historias relativas a los cementerios de Getxo he utilizado expedientes:

Del Archivo Municipal de Getxo: Código 1.1.1.5, Signatura 4653-4; Código 1.1.1.5, Signatura 4657-7; Código 1.1.1.5, Signatura 4653-3; Código 1.1.1.5, Signatura 4657-8; Código 2.5.2.1, Signatura 4603-5; Código 2.1.3.1, Signatura 2406-7; Código 1.2.0.9, Signatura 2303-1; Código 2.6.2.27, Signatura 3335-29; Código 2.4.6.5, Signatura 3766-14.

Así como algunos datos, que he podido comprobar en ellos, de los libros “Historia de Getxo” de Carlos Zabala y de “El arte funerario entre la tradición y la vanguardia: el cementerio de Nuestra Señora del Carmen de Getxo” de José Mª Gutiérrez Landaburu y Jesús Muñiz Petralanda; “Cien años entre nosotros” de las Carmelitas Descalzas de Getxo.



jueves, 7 de julio de 2016

LUGARES DE DIFUNTOS -IV-




EL CEMENTERIO DE SAN NIKOLAS:

Este fue el segundo cementerio de Getxo. Los difuntos de San Nikolas que con anterioridad no disponían de cementerio parroquial propio, se registraban como de Santa María. En 1808 fue uno de los motivos de discusión entre los Cabildos de Andra Mari y San Nikolás. Las desavenencias sobre los enterramientos no transcendieron a la feligresía hasta 1832, ya que cada familia tenía su túmulo en los sepulcros de la iglesia.

En octubre de 1854 Miguel Antonio de Uriarte, y Juan Antonio Cortina Arrate obtuvieron del Ayuntamiento presidido por D, Valentín de Eguiraun la cesión de la “Campa de Múgica” para construir la actual Iglesia de San Nikolás, y solicitaron al Obispado de Calahorra la creación de un cementerio. El Provisor encargó el caso al Vicario Arcipreste D. Claudio Simón de Arrospide, párroco de Sondika, el cual solicitó al párroco de Santa Maria D. Juan Bautista Victor de Ibarra que diera el visto bueno. Dicho párroco se reafirmó en su anterior negativa, lo que obligó al Vicario, el 15 de enero de 1846, a intervenir y escribir al Provisor suplicando el aplazamiento.

Nuevas demoras se produjeron debido a que, el 5 de junio de 1846, el Beneficiado de Getxo por medio del Procurador, Tadeo Iruegas, intentó llevar judicialmente el asunto, pero el obispado le contestó que no procedía. Pidió la nulidad del Auto pero le informaron que era materia gubernativa. Recurrió al responsable Político, pero el Gobernador en mayo de 1848 denegó el permiso, quedando el asunto congelado. Posteriormente las autoridades eclesiásticas y civiles concedieron las respectivas licencias. La legislación vigente, en aquella época, preveía en cuanto al emplazamiento que “...el cementerio debía estar a 500 metros de distancia de la población, en un punto elevado, contrario a la dirección de los vientos dominantes, en terreno calizo o arcilloso y lejos de corrientes de agua para usos domésticos...”.


En 1861, se reunieron en el salón de plenos del Ayuntamiento los concejales, para abordar la autorización dada por el Gobernador Civil de la provincia, el 13 de octubre de 1860, para que en la parroquia de Algorta se pudiera: “...construir un cementerio, costeado por suscripción particular...” Este cementerio era una ampliación del existente, descrito con anterioridad. Ya en abril de 1862 se establecían las condiciones facultativas para: “...la cantería del campo santo, de nueva planta, que se intenta construir en el barrio de Algorta...”



El 7 de junio de 1863 el Alcalde D. Pedro Goikoetxea y los miembros del Ayuntamiento solicitaron al obispo de Vitoria la bendición del Camposanto. El 21 de junio de 1863 el coadjutor D. Antonio Estanislao de Cortina, con asistencia de todo el pueblo, dio la bendición al que seria el primer cementerio de Algorta. Hasta 1885 el recinto del cementerio no era sino un perímetro casi cuadrado, amurallado rodeado de nichos, alrededor del cual había un paseo cubierto. La parte central del recinto tenía dos zonas destinadas a enterramiento general.

En agosto de 1864 volvía al pleno el estado del “Campo Santo” de Algorta: “...se hizo presente el mal estado en que se encuentra el Cementerio o nuevo campo santo de la feligresía de Algorta, construido a expensas de varios vecinos por suscripción, sin que tenga al frente una persona que cuide de su limpieza...” El consistorio acordaba: “...que sin perjudicar en nada a los otros, se ponga una persona para la limpieza y cuidado de la parte cedida por los suscriptores...” Al parecer estos representaban a personajes de relieve del barrio. Este nombramiento recaería en la persona de D. Jose Maria de Ibarra a quien las arcas municipales abonaban la cantidad de 400 reales anuales.



El 19 de febrero de 1867 se aprobaba el expediente para realizar un camino que enlazaba la Iglesia de San Nikolas con el del cementerio del mismo nombre. Se trataba de una estrada vecinal, denominada Andicoeche, que unía la Iglesia con el camposanto. Se construyó en unos terrenos propiedad de Dña. Josefa Ramona de Izcoa. A la vez se realizaba una lista de feligreses que debían de contribuir a la construcción del mismo.

En diciembre de 1867 surgía una polémica entre el Obispo de Vitoria y el consistorio de Getxo, referida a posibles enterramientos, según el citado prelado: “...se niega al municipio la transformación de la Iglesia Vieja de San Nicolas de Bari de Algorta en escuela de náutica fundándose en que, en la referida iglesia se verificaron entierros de cadáveres de sus feligreses...” Sin embargo, el consistorio negaba dichos enterramientos y acordaba volver a solicitar la transformación de la misma en escuela, enviando al obispo una contestación razonada.

Según un acta del Ayuntamiento de Getxo del 10 de diciembre de 1867, el sacristán de la iglesia de Andra Mari realizaba las funciones de guarda del Campo Santo de Algorta (Cementerio de San Nicolas). Mientras el 16 de octubre de 1868 el consistorio getxotarra daba posesión a los cargos de “Fieles Regidores”, por las feligresías de Santa Maria de Getxo a: D. Juan Ramón de Arana, D. Jose Antonio de Cortina y D. Jose Maria de Ibarra. Por la de San Nikolas de Algorta a: D. Luciano de Alday, D. Mariano de Arana y D. Jose Julian de Mandaluniz.


En septiembre de 1869, según consta en el libro de decretos de 1868-1871, ya se hablaba sobre la prohibición de entrar cadáveres en la iglesia de San Nikolas de Bari: “...por disposiciones superiores habiendo sido prohibida la entrada de cadáveres en la iglesia en los años 1866,67 y 68, se hallaba el municipio en aquella época precisado de construir en el cementerio de San Nicolas de Bari, un deposito para los cuerpos que no podían ser enterrados en el momento de ser conducidos al cementerio...” Fue el consistorio quien se hizo cargo de la construcción de dicha instalación, tomando posesión del local ejerció todas las atribuciones como autoridad local. El maestro de obras (Arquitecto Municipal) D. Juan Antonio de Menchaca realizó una tasación de las obras que dió como resultado la cifra de 1.780 reales.



Al parecer en el acceso al camino del campo santo de San Nikolas, existía un puente que daba acceso a una puerta que facilitaba el paso al cementerio. Dicha puerta era de madera y algunos desaprensivos causaban destrozos en la misma y en las instalaciones mortuorias. Esto obligó al Ayuntamiento en octubre de 1869, a la construcción de una puerta de hierro que impidiera el acceso al mismo. Dicha puerta fue realizada por el herrero D. Jose Sebastian Bilbao.

Algunas normas del Código de Derecho Canónico señalaban como dejados de sepultura eclesiástica a quienes no hubieran dado alguna señal de arrepentimiento, a Apóstatas, integrantes de sectas heréticas o cismáticas, masones y similares. Excomulgados. Suicidas. Duelistas. Los que hicieran quemar su cadáver. Pecadores públicos.


En la próxima y última entrada veremos las cavilaciones que realizaban los curas beneficiarios de la Parroquia de San Nikolas de Bari en mayo de 1866, sobre el paraje denominado “La Campa del Muerto”. Y otros enterramientos en iglesias y conventos.