Este
como todos los años es un día de reivindicación de las Mujeres
Trabajadoras, y lo harán en las calles defendiendo sus derechos,
todas las mujeres son trabajadoras, en casa y fuera de ella.
El
8 de marzo día Internacional de la Mujer Trabajadora, nace a partir
de un, uno más, hecho luctuoso relacionado con el “trabajo”:
“...Y
que provocó todo un movimiento en este sentido sucedió el 8
de marzo de 1857 en una fábrica textil de Nueva York.
En ella murieron más de un centenar de trabajadoras a manos del
dueño de la fábrica, quien las encerró y prendió fuego para
evitar que protestaran por la mejora de sus condiciones laborales...”
Tratar
de enumerar los acontecimientos, las precursoras del movimiento
feminista y las prioridades de las mujeres, es una tarea ardua, que
seguro que vista desde los ojos de un hombre se quedara corta. Pero
trataré de hacer un apunte, que seguro que es mejorable.
En
primer lugar una serie de hechos que a lo largo de los años nos
indican las razones de la existencia de un movimiento feminista más
organizado y más reivindicativo:
Entre
sus antecedentes históricos podríamos situar la
lucha de la mujer a partir de la Revolución Francesa, ligada a la
ideología igualitaria y racionalista del Iluminismo (un movimiento
generado en sus orígenes para construir una sociedad mejor sin
desigualdades y garantizando los derechos individuales de cada
individuo), y a las nuevas condiciones de trabajo surgidas a partir
de la Revolución Industrial.
Alguna
de sus precursoras sufrió incluso la guillotina, por defender sus
ideas, caso de Olimpia
de Gouges, quien en su obra “Declaración de los Derechos de la
Mujer y la Ciudadana” (1791), afirmaba que los “derechos
naturales de la mujer están limitados por la tiranía del hombre,
situación que debe ser reformada según las leyes de la naturaleza y
la razón” (por lo que fue guillotinada por el gobierno de
Robespierre).
De esa misma época son las reivindicaciones de la
igualdad
de derechos civiles, políticos, laborales, educativos y el divorcio,
planteado en 1792 por Mary Wollstonecraft.
También
su avance se debió a la lucha de las sufragistas, que tubo como
escenario varios países, como por ejemplo Gran Bretaña donde tras
una dura pugna por el derecho al voto, que lo obtendrían en 1918,
pero que se concedió con restricciones ya que fue otorgado para las
mujeres de más de 30 años, que tuvieron que esperar 10 años más
para que sus derechos fueran los mismos que los de los hombres. Pero
fue un poco más tarde, y antes, donde se consiguió el derecho a
voto de las mujeres, fue en Nueva Zelanda en 1893, a pesar de lo cual
no pudieron ser elegibles hasta 1912. Alemania no lo lograría hasta
1919, España hasta 1931 y Francia hasta 1944. Hacia los años 30 la
mayoría de las naciones desarrolladas habían reconocido el derecho
al voto femenino, salvo Suiza, que no lo aceptó hasta 1970. El
último país que ha conseguido el derecho a voto para las mujeres,
hasta la fecha, ha sido Kuwait que lo obtuvo en el 2005.
Ni
que decir sobre la incorporación de la mujer a la cosa pública, el
acceso a la educación universitaria o a la tutela de sus haberes. La
primera mujer en formar parte de un gobierno como comisaria de
bienestar social, fue en 1917
Aleksandra
Kolontái. En Alemania en 1899 las mujeres no eran admitidas de
derecho en las universidades para cursar carrera alguna, únicamente
se toleraba su presencia para acudir a determinadas asignaturas, y
eso sí dependiendo de la voluntad de los profesores. La Asociación
feminista de Berlín elevó una petición al Reichstag para que
fueran admitidas sin restricciones en todas la universidades,
petición que a pesar del número de mujeres que deseaban acudir a la
universidad fue desechada. En Canadá, en 1929, todavía las mujeres
casadas carecían de control legal sobre sus propios sueldos, cuando
los ganaban.
Pero
cómo, en general, nos comportamos los hombres con las mujeres:
Descargamos sobre ellas toda la responsabilidad de la casa y la
maternidad. Con escusas de “es que nos educaron así”, que no
responden más que a la comodidad de escabullir el bulto. Y la propia
sociedad, gobernada mayoritariamente por hombres, limitando sus
derechos y haciendo que sus condiciones laborales sean más precarias
(menor salario ante el mismo trabajo).
Y
cómo estamos a día de hoy: Baste decir que la lucha de las mujeres,
en estos últimos tiempos, esta en parte dirigida algo tan básico
como que se garantice su derecho a la seguridad, a la vida, al
respecto a su libre determinación sobre su propio cuerpo. En
definitiva que aún queda mucho por hacer para que la idea de
construir
una sociedad mejor sin desigualdades que garantice los derechos
individuales de cada individuo, sea mujer o hombre, queda aún muy
lejos.
Pero
aunque sea por la obligación y el respeto que nos merecen nuestras
compañeras, en este, y todos los días del año, debemos ser
solidarios, aceptando nuestra parte activa del trabajo, acompañando
sus reivindicaciones en las calles y en casa. Es algo difícil, por
la comodidad machista que nos atrapa, pero que se lo debemos.
Quizá
una frase que he leído en los últimos días defina y recoja el
compendio de sus/nuestras reivindicaciones actuales sea:
¡NOS
QUEREMOS LIBRES, NOS QUEREMOS VIVAS, COMBATIVAS Y REBELDES!
Esta muy bien todo lo exuesto de la lucha de las mujeres.
ResponderEliminarPero... en la historia de Getxo ¿qué?
A veces toco temas que por el momento en que se producen y por solidaridad entiendo que debo tratar. El tema de la mujer en Getxo es un tema que tengo pendiente, pero del que no hay suficiente información en la prensa histórica, como para tratarlo. Si consigo reunir datos, no te preocupes que lo haré.
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