La
pervivencia del Euskera, su enseñanza y su represión han vivido
varias épocas:
Desde
el lejano 1561 en que el Tribunal del Santo Oficio obliga a
que no se escriban los procesos en lenguas vernáculas. Y la orden de
1712 en la que se dictan instrucciones secretas a los
corregidores del territorio para que “...Pongan el mayor
cuidado en introducir la lengua castellana, a cuyo fin dará las
providencias más templadas y disimuladas para que se consiga el
efecto, sin que se note...”. Y las Reales Células del 23
de junio de 1768 y la de 10 de marzo de 1770
promulgadas por Carlos-III de España, que se llevan la palma:
“...toda la enseñanza escolar se hará únicamente en lengua
castellana, en todos los territorios del Imperio castellano de la
península y Ultramar, y todos los idiomas que no fueran el
castellano serán perseguidos en el Imperio...”.
Así
llegamos a la época de la lucha de bandos, de los siglos XIV-XVI,
en que los textos medievales, compuestos fundamentalmente por
mujeres, no eran si no cantos elaborados por las pertenecientes a
elevada posición. Pasando por las acusaciones de brujería del Siglo
XVI, en el que las niñas acusadas no entendían al juez.
Y
sus comienzos como lengua prestigiada, en el siglo XVIII,
gracias a trabajos como el diccionario trilingüe de Larramendi y la
primera gramática vasca, “El imposible vencido”,
sobre los prejuicios que acompañaban a esta lengua. El euskara fue
perdiendo presencia entre las clases altas, y hasta finales del XIX,
no hubo intentos serios de concebir un modelo culto y urbano. Con
varios intentos de erdaldunización mediante diversas leyes entre
1833 y la 1857 en Francia y España, periodo en el que solamente la
iglesia rompía la dinámica en las localidades euskaldunes,
utilizando la enseñanza en euskera para impartir su doctrina. Tras
las llamadas guerras carlistas de 1872-1876, la política de
erdaldunización fue más agresiva, y la actuación de los centros
educativos religiosos en manos de la Iglesia fue en relación con la
lengua, idéntica a la del Estado. Tiempo en el que tomará un nuevo
impulso el euskera a ambos lados del Pirineo, en Iparralde con
Agustin Xaho y en Hegoalde con Azkue, Campion y Sabino Arana. Hasta
la llegada de “Eusko Ikaskuntza” y “Euskaltzaindia”
que nacerán en 1919.
El
año 1932 verá llegar la “Federación de Escuelas Vascas
de Vizcaya”, para poner en marcha este movimiento de
marcado acento nacionalista, se habilitarán pisos y escuelas con
donativos particulares y cuotas. Al comienzo estas escuelas, ante la
negación de subvenciones por parte de la administración, se
convierten en escuelas de pago. El día 1 de septiembre de 1932 la
Federación de Escuelas Vascas “Euzko Ikastola Batza”
publicaba el anuncio que incluyo debajo de estas lineas, el cual
aparecía en el diario “Euzkadi”. En el anuncio se
incluían varias ikastolas de Bizkaia, y entre ellas aparecía la de
Algorta. El 3 de septiembre de 1935 aparecía en el mismo diario la
de “Ondarreta” Las Arenas.
En
Getxo, ese impulso vendrá de la mano de “Eusko Ikastola
Batza”, que creará los primeros centros de enseñanza en
Euskera en Algorta y Las Arenas. Ya en el pleno del Ayuntamiento de
Getxo del 11 de octubre de 1933, bajo la presidencia de José
Antonio de Aguirre, quien comenzó su enseñanza primaria en una
ikastola situada junto a su casa, en la Plaza Nueva (Bilbao),
establecerá las condiciones que debían cumplir las escuelas para
recibir subvenciones, precisamente en el segundo punto decía:
“...Que en los programas escolares figuren la enseñanza del
Euskera, Geografía e Historia del País Vasco...”. En el
pleno del 13 de junio de 1934, a petición del Presidente de la
“Federación de Escuelas Vascas”, quien indicaba
que el número de asistentes a las mismas, y que en el municipio
ascendía a doscientos, y solicitaba que: “...se le conceda
una subvención..., toda vez que las escuelas de este
municipio..., cumplen con las normas y condiciones
fijadas...”, el consistorio acordó por unanimidad
concederles una subvención de 8.040 pesetas. Ayuda que se volvería
repetir en el acuerdo plenario del 22 de julio de 1936.
He
decidido traer a esta paginas esta reseña histórica, referida a
este movimiento por el Euskera en nuestro municipio, que tuvo sus
enclaves en dos barrios de Getxo: En el barrio de Algorta,
tuvo dos sedes, en Alango y la en la Avenida Basagoiti, de esta
última hablaremos a continuación. Estaba situada al final de la
Avenida Basagoiti, en un primer piso, sobre el bar “Mamarro”.
El precio de las clases oscilaba entre las 5 y 10 pesetas. Entre
aquel grupo de pequeños se encontraban los que aparecen en las
fotografías inferiores.
EN
LA PRIMERA FOTOGRAFÍA, la clase de chicos:
En
la fila de arriba y de izquierda a derecha aparecen: Angel
Ribera, Javier Zulueta, Iñaki Aretxabala, Gotzon Lauzirika, Juan
Matia Hernani, la andereño Luke, Angel Velez, Karmelo Zabala, Jose
Ignacio Salaberri y Teodoro Zabala.
En
la fila del medio y de izquierda a derecha aparecen: Vidal Isasi,
Javier Acillona, Raul Gorroño, (?), Juan Elorriaga, Jose Maria
Emaldi, Serafín Lauzirika, Juan Angel Uriarte y Carlos Gorostizabal.
En
la fila de abajo sentados, y de izquierda a derecha aparecen:
Jose Luis Mintegui, Katxi Mintegui, Mikel Acillona, Joseba Elorriaga,
Munitis, Imanol Garate, Joakin Garate, Sabino Olabarria, Roman
Intxaurtieta, Jon Uriarte y Felix Estancona.
EN
LA SEGUNDA FOTOGRAFÍA, la clase de chicas:
En
la fila de arriba y de izquierda a derecha aparecen: Mertxe
Mintegi, Ana Maria Castaños, Maria Delia Tejada, Begoña Aretxabala,
Luke Sagastasoloa (Andereño), Edurne Basabe, Ermiñe Zarragoitia y
Teresa Mintegi.
En
la fila del medio y de izquierda a derecha aparecen: Rita Maria
Gonzalez, Begoña Munitis, Arantza Salaberri, Maria Angeles Garate,
Lopez Heredia, Pilar Estancona, Miren Terese Zabala, Agurtzane
Ibarzabal e Ikerne Elorriaga.
En
la fila de abajo sentadas, y de izquierda a derecha aparecen:
Lupe Velez, Karmele Elorriaga, (?), Irene (?) Zulueta, Josune Albizu,
Josune Etxebarrieta, Irune Olabarria, Bengoetxea, Ignacia
Bengoetxea, Agurtzane Lauzirika, Ana Maria Uriarte.
Uno
de los antiguos alumnos de esa Ikastola, Josu Atxurra, que era de un
curso inferior, recuerda de aquellos días: “...teníamos
como andereño a Blanca Irusta; entre otros alumnos estaba Pedro Mari
Orbe, yo era muy jovencito, tenía solo 5 años...”.
La
otra Ikastola estaba en Areeta-Las Arenas, aparece en la memoria
de Getxo, a partir de un escrito, que me remitió uno de sus
antiguos alumnos desde Bélgica. Se trata de Martin Aguirre Otegui,
quien vivió en la calle Maria Cristina de Las Arenas. El cual ante
la llegada de las tropas franquistas, en la noche del 31 de mayo al 1
de junio de 1937, salió con sus dos hermanos para llegar, después
de una estancia en Capbretón a Malinas (Bélgica) el 29 de junio de
1937, donde según su escrito fuimos: “...separados y
distribuidos en familias o instituciones. A mis hermanos y a mí nos
llevaron a un Pensionado para hijos de "gabarreros" en el
pueblo industrial de Klein Willebroek...”.
Decía
mi nonagenario amigo, en un escrito que me remitió hace unas fechas
que: “...Personalmente, a mis noventa años, sigo guardando
un recuerdo muy grato de haber sido en los años treinta alumno de la
Ikastola de Las Arenas...”.
Todas
las ikastolas no tenían las mismas características, muchas de ellas
estaban situadas en locales provisionales o Batzokis, debido a su
situación económica. La de Areeta-Las Arenas, estuvo situada
primero en el barrio de Santa Ana y posteriormente en la calle Mayor.
Una de las andereños fue Miren de Muniategui, de quien decía:
“...creo, era una vasco-argentina....”. Es posible
que el paso del tiempo, en su borroso recuerdo, se refiriera a Pilar
Muniategui, quien después de enseñar en las escuelas vascas durante
de la ll República, se trasladó en 1937 a la colonia infantil de la
Citadelle (Francia), al frente de los niños vascos allí exiliados;
permaneciendo en ese lugar unos cinco meses, al cabo de los cuales
pasó a vivir a Argentina, pues tenía pasaporte de esa nacionalidad.
En
cuanto a la ubicación de la ikastola en Santa Ana, me escribía:
“...estaba situada en lo que creo recordar, en un chalet en
la esquina de la calle de la plazuela de Santa Ana, la calle que va
en dirección del rio Gobelas...”, se refería a la calle
Máximo Aguirre. Habla de sus recuerdos respecto de esa época:
“...una de las cosas más traumatizantes que recuerdo es que
en un momento de tensión política antes de la guerra, la Guardia
Civil o los Guardias de Asalto vinieron a inspeccionar y revisar los
locales escolares durante las horas de curso...”. Seguía
contándome: “...Luego, la ikastola se instaló en un piso de
la calle Mayor, enfrente u oblicuo en la acera al batzoki...”.
Seguía diciendo: “...Recuerdo que durante la guerra, cuando
no había alerta, escuchábamos ocasionalmente alguna vez durante la
clase el ruido de los “chatos” o del “abuelo” cuando
aterrizaban o despegaban en la base de Lamiaco...”. Las
Ikastolas de Getxo durante el curso 1933-34 contaban con 50 alumnos
Algorta y 80 Las Arenas, y en el de 1934-35 el numero de alumnos era
de 100 Algorta y 100 Las Arenas.
Hasta
aquí un pequeño recuerdo a esas ikastolas que iniciaron sus pasos
en nuestro municipio a principios del siglo XX. Que en Donosti y
Bilbao entre 1943-60 que recibirán el nombre de “Escuelas de
Casa”. Y que más tarde, en los años 60-70 verán el
resurgir de los centros de enseñanza en Euskera “Ikastolas”
hasta su normalización jurídica y equiparación pública en
(1978-88). Deseo expresarle mi agradecimiento a nuestro antiguo
vecino Martin Aguirre por su inestimable relato.