martes, 31 de diciembre de 2013
viernes, 20 de diciembre de 2013
LLEGAN LAS NAVIDADES
Llegan
las Navidades y con ellas, como todos los años, empiezan a
iluminarse las calles y a apagarse las conciencias. Fechas cargadas
de significados religiosos para los creyentes. De celebración del
solsticio de invierno para los no creyentes. De sufrimiento para
quienes han perdido a un ser querido o para quienes lo tienen lejos.
De recuerdo de los días pasados de la niñez.
Fechas
en las que desde las cárceles y los hospitales; desde las calles,
aquellos que sin hogar duermen envueltos en cartones; desde las
guerras, desde los heridos por esas cuchillas “no agresivas”,
de quienes buscando poder vivir, tienen que huir de sus países; desde
el maltrato, desde el abandono en residencias, desde el paro, y el
desahucio de la vivienda; desde las colas de los comedores sociales,
aparecen entre nosotros días de desgarro, de sollozos, en las colas
de la caridad.
Momentos
en los que el despilfarro y el festín comercial, ese derroche de
cosas superfluas, cubre de gélido manto muchas conciencias, mientras
otros no tienen que llevarse a la boca. En suma una contradicción
entre la opulencia y la necesidad, de la que quizá, unos de forma
consciente y otros inconsciente participamos todos.
Dejo
esta reflexión para todos, para mi el primero, porque ya va siendo
hora de rebelarse contra tanta pobreza, y hacer algo en favor de
tantos ciudadanos que mal viven, que no tienen ni lo básico, no ya
para llegar a fin de mes, sino para poder empezarlo.
Y
ahora si, quiero dejaros a todos mi felicitación y que estas fiestas
sirvan para que pensemos mas en los demás y nos atrevamos a dar
algún paso por ellos. A propósito, y aunque también esto forma
parte de esa contradicción, desde hoy día 20 hasta el próximo 7 de
Enero del 2014, comienzo mis vacaciones navideñas, por lo que no
estaré con vosotros hasta esa fecha.
Me
despido por este año con uno de mis temas preferidos de navidad, y
que con el frío que nos ronda, esta mas que justificado:
Hator,
hator mutil etxera,
gaztainak
zimelak jatera,
Gabon
gaba ospatutzeko
aitaren
ta amaren ondoan.
Ikusiko
duk aita barrezka,
amaren
poz atseginez.
Eragiok
mutil aurreko danbolinari,
gaztainak
erre artian,
gaztainak
erre artian,
txipli,
txapla pun.
Gabon
gaba pozik igaro daigun.
Ven
muchacho a casa, ven
a
comer castañas pilongas,
a
celebrar la Nochebuena
junto
al padre y la madre.
Verás
al padre reír
con
la alegría y la dicha de la madre.
Muchacho,
dale vueltas a ese tamboril
mientras
se asan las castañas
mientras
se asan las castañas,
Txipli,
txapla, pun.
Que
pasemos una feliz Nochebuena.
ZORIONAK
eta URTE BARRI ON
miércoles, 18 de diciembre de 2013
EL MERCADO DE LA PLAZA y -II-
El día
pasado dejábamos esta entrada, al comienzo de los encendidos
debates, que provocó la decisión de cambiar aquella decisión de
compra, de los terrenos para la Plaza del Mercado de Algorta. En
esta entrada veremos aquellos conflictos y la finalización de las
obras.
Aquel
acuerdo provocaría algunos conflictos que derivarían en
enfrentamientos y comentarios acerca de la actitud del Sr. Begoña,
que requerirían, primero de su alejamiento temporal mientras se
aclaraban las acusaciones de las irregularidades en el precio de
compra de aquellos terrenos, hacían referencia a ventajas por parte
del Sr. Begoña.
El 30 de
Octubre se edita un decreto solicitando al Sr. Guillermo Ibáñez
aclaraciones a una carta dirigida al primero en la que se decía
“...acaba de enterarse que el terreno cuya opción de compra
dio al Sr. Begoña, es para el Ayuntamiento, y que se ha ofrecido el
precio de 4,75 pesetas el pie cuadrado, porque no quisiera se
confirmase esa referencia, porque siempre el señor Begoña, había
dicho que el terreno era para el. Y que en base a dicho supuesto
había dado ventajas para que pudiera sin prisa realizar valores,
extrañándole el sobreprecio del terreno, porque no había
considerado a dicho señor como intermediario...”. En dicho
decreto se nombraba como Juez Instructor a D. Miguel Garteiz. Tras
varios careos, el 19 de Noviembre, el Juez manifestaba el correcto
proceder del Sr. Begoña, dando por terminado el expediente.
No
obstante, el Sr. Begoña consideraba que la calumnias, que a su
parecer había sufrido, podían haber tenido contenido político.
Acusaba al Sr. Uriarte de haber sido el propagador de las mismas, y
pedía que se aclarara el asunto del sobreprecio. El Alcalde accedió
a llamar a declarar al Sr. Uriarte. Esto provocaría no solo la
intervención de dicho señor, ya que en el transcurso de la
declaración afirmaría que “...en una reunión, que había
mantenido con los Sres. Eusebio Muñoz, José Iturregui y Saturnino
Isusi, había oído decir al primero que el precio ofrecido por el
Sr. Begoña al Ayuntamiento era de 4,75 pesetas el pie, mientras que
el de oferta de compra había sido de 4,25 pesetas el pie...”.
Por lo
que también fue llamado a declarar el Sr. Muñoz, quien se negaría
a hacer ninguna manifestación y a firmar el acta. El Consistorio, en
vista de aquellos hechos, pidió un informe en derecho al letrado Sr.
Jesús María de Leizaola, por si la corporación pudiera verse
afectada por aquellos hechos. En dicho informe el letrado afirmaba
que la corporación solo podría verse afectad de modo indirecto.
El 12 de
Noviembre de 1931, varios propietarios encabezados por Dn. Juan
Bautista Uríbarri, Julián Bilbao y José Uribarri, solicitarían al
Ayuntamiento, que se desechara aquel emplazamiento, volviendo a la
primitiva opción de compra. El 16 de Noviembre de 1031 se firmarían
las escrituras de compra de los terrenos de D. Guillermo Ibáñez y
Dña. Matilde Bolíbar. Se realizarían gestiones de compra con otros
propietarios, para mejorar los accesos. Entre aquellos estaban los
herederos del Sr. Elustondo y Dña. Micaela Bilbao. Con la segunda el
consistorio firmaría un convenio, por el que la misma cedía de
forma gratuita, una franja de terreno. A cambio el Ayuntamiento
realizaría un muro a lo largo de la propiedad de dicha señora,
permitiendo a dicha señora construir a lo largo del mismo cuantas
edificaciones estimara conveniente.
El 30 de
Agosto de 1935, el Ayuntamiento se dirigiría a la Junta Nacional del
Paro, acogiéndose a dicha ley “Ley de Paro de 25 de junio de
1935” (conocida posteriormente como Ley Salmón, que
perseguía luchar contra el desempleo y que garantizaba ventajas
fiscales a los empresarios de la construcción), para poder construir
dicho Mercado. El 21 de Noviembre de dicho año, el Ministerio de
Trabajo, a través de dicha Junta, subvencionaba con 76.303,47
pesetas la construcción del edificio. Aquella edificación fue
adjudicada el 5 de febrero de 1936 a D. Gerardo Marquijana por
220.800 pesetas.
El Golpe
de Estado de 1936, interrumpiría las obras, inaugurándose
oficialmente la Plaza del Mercado el 3 de Enero de 1939, con las
obras aún sin concluir. La última liquidación de obra se
realizaría el 28 de Febrero de 1940. En Marzo de 1947 se adquirían
los bancos para la venta de quesos y frutas. El presupuesto para la
escalera de acceso al sótano se realizaría en Mayo de 1948.
Aquellas
obras permitirían terminar definitivamente el mercado, que hoy
vemos situado entre las calles Trorrene y Urgull, próximo a las
Oficinas de Correos y Telégrafos, que en Marzo de 1935, verían los
primeros pasos para su construcción. Pero esto será tema de otra
entrada posterior.
lunes, 16 de diciembre de 2013
EL MERCADO DE LA PLAZA -I-
El
Mercado de la Plaza en Algorta. Primero estuvo ligado al antiguo
Ayuntamiento (San Nikolas). En él se realizaba la venta de pescado,
frutas y verduras. Por aquella época (hablamos de mediados del Siglo
XIX), esa plaza recibía el nombre de “Plaza del 16 de
Junio”. La vendeja se realizaba en la misma plaza, y cuando
arreciaba la lluvia, se celebraba bajo los soportales del actual
frontón.
Algún
tiempo después, a medida que Algorta crecía, otro mercado comenzó
su andadura en la Plaza de San Ignacio, frente a la puerta principal
de la Iglesia. Ambos mercados eran insuficientes y se cayó en la
necesidad de crear una plaza de abastos que diera satisfacción a las
necesidades del barrio. Para entonces ya se había creado una
preciosa plaza de abastos en el barrio de Areeta-Las Arenas.
Ya en
1864, más concretamente el 30 de Mayo, varios ediles, ante las
inclemencias climáticas que hacían que vendejeras y beseras
sufrieran aquellos temporales, propusieron en un pleno, que para
protegerse del mal tiempo, se construyeran unas tejavanas. Aquellos
tinglados debían de estar anclados a la pared.
Tras
aprobarse dicha moción, el consistorio designó al maestro de obras
D. Juan Antonio de Menchaca, para que bajo la dirección del entonces
arquitecto municipal D. Juan Blas de Hormaechea, realizase el
proyecto para su construcción.
En
Octubre de aquel año, se presentaron los planos y el presupuesto
para la obra, que ascendería a 17.455,25 pesetas. Fue sacado a
subasta, la misma recayó en D. Joaquin de Urizabel. La recepción de
las tejavanas se realizaría el 29 de Febrero de 1872.
No sería
hasta el siguiente siglo, cuando un 5 de Diciembre de 1928, el
consistorio decidiría pedir al arquitecto municipal, un informe
sobre la posibilidad de construir un mercado en la zona de Alango, en
unos terrenos propiedad de los Sres. Adecoa y Cortina, y ver si era
posible que dicho edificio albergara las oficinas de Correos y
Telégrafos. EL 25 de Septiembre de 1930 se crearía una Comisión
Municipal para llevar adelante dicho proyecto. El 30 de Septiembre,
en una reunión de la comisión, se acuerda que el arquitecto
municipal, realice unos planos de unos terrenos situados entre las
propiedades de D. Vicente de Saitua y la línea del ferrocarril.
El día
2 de Octubre de 1930, el entonces arquitecto municipal Dn. Antonio de
Araluze, emitía un informe en el que expresaba la necesidad de
construir una Plaza de Mercado en el barrio de Algorta. En dicho
escrito afirmaba que “...la vendeja que se venía realizando,
tanto en la “Plaza de la Constitución” (San Nikolas), como en
San Ignacio, desdecía la importancia y categoría del pueblo...”.
Y proponía que el mismo se edificara en la zona comprendida entre el
Casino, el Asilo Hospital, la línea de ferrocarril y la calle
Amesti. Proponía que dicha edificación, supusiera la ejecución de
una calle, desde la plazuela del Casino hasta las estaciones de
Algorta y Neguri.
El 9 de
Octubre de aquel año, el consistorio tomaría en consideración
aquella proposición. El 9 de Enero de 1940, el arquitecto municipal,
presentaba el plano de la zona en la que se podría edificar dicho
mercado, que a su vez llevaba incorporado un frontón. Tras un
informe favorable de la comisión de Fomento, el 9 de Junio de 1931,
se aprueba dicha propuesta.
Tras
varias gestiones con los propietarios de los terrenos, el 29 de
Septiembre de 1931, el Consistorio, a propuesta del capitular D.
Felix de Begoña, acordaba, sin embargo, desechar los terrenos
anteriores y adquirir los de D. Guillermo Ibáñez y Dña. Matilde
Bolibar, cuya opción de compra estaba en manos del anteriormente
citado Sr. Begoña. Tras algunos encendidos debates que tuvieron
lugar el 7 de Octubre de aquel año, en los que intervendrían los
concejales Sres. Sánchez, Lasa y Bringas, se acordaría ratificar el
acuerdo anterior.
En la
próxima entrada veremos las consecuencias de aquel este acuerdo, y
la finalización de aquellas obras, que darían lugar al centro
comercial de referencia de la época.
viernes, 13 de diciembre de 2013
TAMARISES-II-
Como
colofón a la entrada que realicé sobre el “Hotel
Tamarises”, el miércoles 6 de febrero de 2013, traigo a
estas paginas algunas fotografías relacionadas con la vida del
establecimiento, y de las personas que por distintos motivos formaron
parte de su entorno.
En esta
primera fotografía podemos ver a Begoña Lazcano, junto a Mari
Carmen, gobernanta del mismo, a las puertas del Hotel.
La
segunda fotografía es una imagen familiar de Dolores Otazua, hija de
Begoña, junto a su padre, el eminente cirujano, ya fallecido, Juan
Ignacio Otazua, su esposa y un hermano de Juan Ignacio.
La
tercera fotografía corresponde al matrimonio Jesus Lazcano y su
esposa Susana Menéndez.
La
cuarta imagen muestra una intervención quirúrgica del doctor Juan
Ignacio Otazua, médico excelente y bellísima persona. Era hermano
de Honor de la Orden de San Juan de Dios. Operó desinteresadamente
todos los miércoles por la tarde en dicho hospital hasta que se
jubiló. El Hospital pasaría a depender de Osakidetza, dejando de
ser una Institución Benéfica de la Fundación Aguirre.
La
quinta toma corresponde a una vista aérea del Hotel Tamarises.
En la
sexta fotografía, las hermanas Otazua. Una de ellas en el coche de
niños, a la entrada del hotel.
La
séptima, enseña algunas monedas que se utilizaron en el hotel,
fotografiadas gracias a un coleccionista amigo.
Hasta
aquí, un esbozo fotográfico del establecimiento hotelero, que
gracias a Dolores Otazua, he podido añadir a su historia de ochenta
y un años establecido en la algorteña playa de Ereaga.
miércoles, 11 de diciembre de 2013
LAS ESCUELAS DE SARATXAGA y -II-
En la
última entrada prometía contar el proceso de construcción de las
“Escuelas de Saratxaga”. Fue como sigue:
El 12 de
junio de 1929, el Consistorio aprobó la creación de unas escuelas
nacionales y designaba a D. Francisco de Aldecoa para que se
encargara de la gestión de adquirir un terreno para su edificación.
A continuación se crearía una comisión para fijar las condiciones
que debía reunir dicho emplazamiento. Dichas condiciones fueron
aprobadas el 5 de Febrero de 1930.
En las
condiciones, aparecen el “Banco Agrícola Comercial”
y Julián Iturregui Bilbao como ofertantes de los
terrenos. El Banco proponía uno de 40.000 pies cuadrados y Julian
Iturregui, otro situado en Saratxaga. Tras pasar por manos del
arquitecto municipal, este emitiría un informe favorable a la
adquisición del terreno de Julian Iturregui.
El 5 de
Febrero de 1931, la Comisión Municipal Permanente acordaba la
adquisición del terreno del Sr. Iturregui por 16.228,80 pesetas. A
continuación, el 14 de Agosto de 1931 se acordaba la creación de
dos escuelas unitarias, una de niños y otra de niñas.
El 27 de
aquel mes, el arquitecto municipal presentaba un plano del terreno.
En dicho documento se indicaba que tenía una superficie de 3.126,11
metros cuadrados. En la descripción del terreno, se fijaban los
lindes del mismo. Así, podemos leer:
“...linda
al Norte con el camino de Cientoeche; al Sur con la propiedad del Sr.
Saitua; al Este con el resto de la propiedad del Sr. Iturregui y al
Oeste con las propiedades de los Sres. Pinuaga y Larrea...”.
Finalmente,
el terreno fue adquirido por la cantidad de 16.150,60 pesetas.
Para el
proyecto de edificación se presentaron varios modelos. Se aceptó
uno por un montante de 45.020,92 pesetas. El 25 de Enero de 1932 se
sacaba a subasta, fijando como fecha para la misma el 11 de Febrero
de aquel mismo año. A dicha subasta se presentaron ocho licitadores,
adjudicándose las obras a D. Deogracias Inchausti, por un monto de
38.170 pesetas.
La
construcción de la escuela se terminó en Octubre de 1932. Como en
todas las obras, el precio no fue el establecido en la subasta, ya
que por las mejoras realizadas finalmente su coste fue de 41.004,49
pesetas. La recepción de aquel edificio se realizó el 11 de enero
de 1933.
Se
continuaron realizando gestiones, a fin de conseguir las subvenciones
del Estado, quien el 7 de Abril de 1936, acodaría aportar la
cantidad de 30.000 pesetas.
En 1932
la media de alumnado de aquellas escuelas era de 50 en cada nivel de
niños@s. Siendo las maestras titulares Dña. Rosario de Larrinaga y
Dña. Gregoria de Zubia y el maestro Dn. Marcelino de Urtasun,
casualmente los tres vecinos de Getxo.
Todavía
son recordados por antiguos alumnos como maestros ejemplares tanto en
su enseñanza como en su comportamiento. Los tres fueron purgados por
las autoridades franquistas en el año 37. Sin menosprecio de Don
Marcelino y Dña. Rosario, habría que señalar la figura de Dña.
Gregoria Zubía, que siguió impartiendo clases en su domicilio.
Fueron varias las generaciones de bachilleres que deben su titulación
a su empeño y dedicación, así como docenas de niñas y niños que
aprendieron a escribir correctamente a base de dictados del Quijote.
En esa
fechas se compuso un listado con los nombre de los niños, su año de
nacimiento y casa/baseri de procedencia. Los años de nacimiento iban
desde 1919 a 1928. En las fotografías inferiores podemos ver aquella
relación de niños@s:
Listados
correspondientes a Dña. Rosario de Larrinaga
Listados
correspondientes a Dn. Marcelino de Urtasun
Hasta
aquí una pequeña reseña sobre la historia de este singular
edificio, enclavado en un lugar en el que todavía se puede oler el
humus del original campo getxotarra y en el que gran cantidad de
niños@s, realizaron sus primeros contactos con las Letras, la Música
y las Ciencias. Como se puede comprobar, el edificio guarda las
líneas de las escuelas populares que se edificaron en tiempos de La
República.
lunes, 9 de diciembre de 2013
LAS ESCUELAS DE SARATXAGA -I-
Todas
las cosa que crea el ser humano crecen y se desarrollan en un
contexto determinado. Los hombres y mujeres que las continúan son
las que pueden modificar los vicios mediante los que fueron
alumbradas. Una de estas obras fueron las llamadas “Escuelas
de Saratxaga”. Estas escuelas están situadas en la
carretera de Cientoetxe (Getxo).
Aunque
ya hablaba de ellas en la entrada del viernes 7 de Junio de 2013 en
la entrada que denominaba “Las Escuelas de Barriada”,
vuelvo a traer a esta pagina dichas escuelas, porque creo que su
historia quedó algo incompleta.
EL
CONTEXTO:
Sus
inicios hay que situarlos en el momento en el que la Junta Local de
Primera Enseñanza, en su sesión del 6 de Agosto de 1928, propuso
que se solicitara a la Diputación de Bizkaia, la creación de unas
Escuelas de Barriada en Santa María de Getxo. El pleno municipal
aceptó aquella propuesta el 31 del mismo mes.
El 26 de
Febrero de 1929 inicia las gestiones para la adquisición del terreno
para las escuelas. El 27 de septiembre del mismo año, el arquitecto
municipal presentó un anteproyecto para aquel edificio escolar. El
30 de Febrero la Junta Local aprobó el proyecto, pero desechaba la
idea de que fuera una “Escuela de Barriada”.
A pesar
de que las mismas, que habían sido creadas por la Diputación de
Bizkaia a raíz de la Moción Gallano de 1919, supusieron un avance
en la reducción de los altos niveles de analfabetismo existentes en
la época, sobre todo en las zonas rurales y los barrios
minero-industriales. Y que otro de los méritos de aquellas escuelas
había sido un importante avance de la enseñanza en euskera.
Estas
escuelas pensadas en su día como auténticas escuelas vascas, fueron
sometidas a cambios en función de políticas educativas emanadas de
los distintos integrantes de las Diputaciones. Para su comprensión,
hay que situar los hechos en la época en que se desarrollaron:
Era la
época de la Dictadura del General Primo de Rivera
(1902-1931). La dictadura trajo la disolución de todos los
ayuntamientos; el cese de todos los concejales, que fueron
sustituidos por juntas de vocales, elegidas entre los mayores
contribuyentes, cuyo afán monolinguístico era notorio. Además, la
escuela era un centro educativo de primer orden, vigilada por el
Estado y ayudada en la tutela de las costumbres, especialmente por la
Iglesia (que desde la Ley Moyano imponía el control religioso de
párrocos sobre aquellas), y que fue instrumentada, desde un
principio, por el Directorio Militar.
Figuraba
como Presidente de la Junta Municipal de Getxo D. Luis Urresti
Campuzano, (Acción Española), que gobernaba el Consistorio
Getxotarra.
Era
Diputado General de Bizkaia D. Esteban Bilbao Eguia, quien fue
presidente de la influyente Acción Católica de Bizkaia (hasta 1933)
y líder de la Comunión Tradicionalista, implicado en la
“Sanjurjada” del 10 de agosto de 1932 (primer
levantamiento armado contra la República), quien durante el Golpe de
Estado integró la junta política de FET y de las JONS (1936-1939).
En ese
contexto hay que situar el rechazo de quienes ostentaban el
Consistorio Getxotarra, hacia aquellas escuelas que nunca vieron con
buenos ojos. Así, aquella Junta de próceres instruiría un
expediente para convertir el proyecto de escuela de barriada en
“Escuelas Nacionales”, más afines a su concepto
ideológico de la educación. Las escuelas iban a tener dos
secciones, una de niños y otra de niñas.
En la
próxima entrada veremos los pasos que se dieron para la edificación
de las escuelas del barrio de Saratxaga.
viernes, 6 de diciembre de 2013
EL CUENTO DE DICIEMBRE DE RAPHA BILBAO
Otro
mes mas, llega hasta nosotros una maravilla literaria. El cuento
mensual de mi buen amigo Rapha Bilbao. Si poder disfrutar de su
charla, de su inmenso mundo interior es una suerte, leer sus cuentos,
sus libros, es una experiencia enriquecedora.
Como
acertadamente escribe Rapha “La historia iba de violencia de
género..., pero unos cómicos se metieron en el departamento del
tren y me torcieron el cuento”, nada mejor que al pluma del
artista para resumir su cuento del mes.
Poco
mas queda por decir, salvo animar a todos los que seguís esta
pagina, a visitar y sobre todo leer, estas autenticas obras de arte,
que son esas joyas de la literatura, con las que, de forma
desinteresada, nos obsequia todos los meses este gran escritor
Getxotarra. Que como es habitual en
sus últimas narraciones, aparece ilustrado por el espléndido
dibujante Alex Orbe.
Para
enlazar con sus cuentos ver:
http://raphabilbao.blogspot.com.es/
miércoles, 4 de diciembre de 2013
EL RACIONAMIENTO Y EL ESTRAPERLO
La
década de los cuarenta, tras el golpe de estado de Franco, estuvo
marcada, por la represión y el exilio. Pero una de las cosas que
afectó a la mayoría de la población fue la situación de miseria
en que vivió sumida. Aquellos años quedaron grabados en la memoria
colectiva como momentos de escasez, penuria y en definitiva, de
miseria generalizada.
Poder
asegurase la subsistencia exigió un esfuerzo extraordinario de
recursos, de tiempo e imaginación que los sectores más
desfavorecidos (la mayoría), apenas pudieron conseguirlo. Las largas
colas en los escasos y mal abastecidos establecimientos, denominados
en aquella época “coloniales” (ultramarinos),
constituyen una realidad insoslayable.
Con los
salarios reducidos y estancados, la escasez y carestía de los
alimentos, adquirió tintes dramáticos. El 14 de Mayo de 1939 se
establecía un sistema de racionamiento de artículos de primera
necesidad para asegurar el abastecimiento a la población. Mediante
una política de intervención general, el decreto del 28 de Junio de
1939, se fijaban las cantidades que serían entregadas a precio de
tasa.
Las
raciones variaban si se trataba de mujeres, de mayores de 70 o de
menores de 14 años. Para los dos primeros, la ración era el 80% de
la de un hombre adulto, mientras que para los menores era del 50 o
60% del mismo. El racionamiento que se estableció en un principio
fue de carácter familiar, pasando mas tarde a ser individual.
Para
tener derecho a la adquisición de aquellos artículos de primera
necesidad era imprescindible estar en posesión de una cartilla
denominada “Cartilla de Racionamiento”. Se
establecían tres tipos de clasificaciones:
La de
primera, la de segunda y la de tercera, que correspondía a sectores
de mayor a menor poder adquisitivo. Había un aporte especial de
suplementos de cupones para quienes por su trabajo (principalmente
minero), lo precisasen y entonces la venta se hacía en economatos.
Pero en situaciones de empeoramiento, se pedía que las raciones se
cediesen a éstas personas.
Para
ello, mediante un Decreto del Ministerio de Industria y Comercio del
28 de Junio de 1939, se fijaban las raciones. Por ejemplo, para un
hombre adulto se establecían en ”...400 gramos diarios de
pan, 250 gramos de patatas, 100 gramos de legumbres secas (arroz,
alubias, garbanzos o lentejas); 5 decílitros de aceite, 10 gramos de
café, 30 gramos de azúcar, 125 gramos de carne, 25 gramos de
tocino, 75 gramos de bacalao y 200 gramos de pescado fresco...”.
Para la
mayor parte de los productos y en particular para el pan, leche en
polvo, carne (que era sustituida principalmente por tocino),
chocolate y la sal, se impuso un nuevo sistema de racionamiento en el
año 1941. La política de distribución de raciones por persona fue
claramente insuficiente. La población pasaba hambre.
En
aquellas condiciones, la población se vio obligada a recurrir al
mercado negro “estraperlo” (comercio ilegal de
artículos intervenidos por el Estado o sujetos a tasa), la picaresca
(la venta o reventa), para proveerse de alimentos básicos. Los
precios en dicho mercado eran desorbitados. Adquirían unos niveles
imposibles de alcanzar para la mayor parte de la población. El
estraperlo, aunque ilegal, estaba tolerado y era una salida a la
crisis de alimentación de la época.
También
el estraperlo afectaba a algo tan básico como la salud. En la
posguerra, la penicilina se conseguía muchas veces pagando
cantidades inimaginables por unas dosis de esperanza.
Se hacía
estraperlo en los barcos que entraban a puerto; comprando en zonas
rurales para vender el género en las ciudades. Para burlar los
controles de fielatos y carabineros se arrojaba el género comprado
desde el tren antes de llegar al punto de destino. Otros iban por el
monte a las provincias limítrofes de Burgos o Santander. Fue famoso
el tren llamado “el hullero”, de La Robla. Los
alimentos adquiridos los traían bajo los asientos.
El censo
del racionamiento superaba al de los habitantes del país en un
millón de personas, debido al fraude de tener varias cartillas y a
la inclusión de difuntos. En 1943 la cartilla empezó a ser
individual. Así todo, el número de consumidores del racionamiento
superó en 100.000 personas al del censo de población.
Además
de las restricciones alimentarias existía otra que afectaba a los
fumadores: la cartilla de racionamiento para el tabaco. Los mayores
de 18 años podían adquirir la “cartilla de fumador”
con sus correspondientes cupones. Se decía que “...como los
certificados de defunción tardaban en llegar a los estancos, fumaban
hasta los difuntos...” También la picaresca existía con
el tabaco “...algunos que no fumaban, compraban un cuarterón
o tres capachas (tabaco de liar con palos que rompían el papel de
fumar) o varios paquetes de “caldo de gallina” y los cambiaba por
una hogaza de pan de estraperlo en el mercado negro...”.
El 20 de
Mayo de 1943 se publicaba en la prensa de todo el territorio que
“...Durante la tercera decena del mes...,...se
procederá a la entrega de cartillas individuales de
racionamiento...” Se daba a conocer a la población los
requisitos necesarios para obtener las cartillas. Respecto a los
lugares para adquirirlas se especificaba que serian las tiendas de
ultramarinos, economatos, cooperativas y panaderías.
También
el sexo estuvo comandado por el hambre. En algunas zonas de “vida
alegre” de Bilbao, los falangistas que se dedicaban al
estraperlo se enriquecieron obligando a prostituirse a las esposas de
los presos a cambio de un puñado de comida.
Pero la
cartilla de racionamiento fue, sobre todo, una ofensa al más
humilde. No había suficiente información para usarla, y lo que aún
era peor, no había dinero para adquirir los alimentos más
elementales como podían ser el pan, aceite, azúcar o sal.
Tanta
era la necesidad y el hambre, que algunos sectores de la población,
se vieron en la imperiosa necesidad de revivir a los muertos. Así en
1951 se realizaban algunas advertencias a la población: “...Si
el titular de una colección de cupones fallece, sus familiares,
derecho-habientes o personas que soliciten la transcripción de la
defunción, vendrán obligadas a entregar la colección de cupones,
con los boletines de baja de los establecimientos en que estaba
inscrita y la Tarjeta de Abastecimiento, en la Delegación de
Abastecimientos y Transportes de la localidad en que el fallecimiento
ocurrió...”.
En
Getxo, uno de aquellos lugares en donde se podían comprar los
artículos de primera necesidad, mediante aquellas cartillas y
cupones, fue en “La tienda de ultramarinos de Paco Endémaño”.
Este comercio, situado en la esquina del cruce de la Avenida del
Angel con Maidagan, en lo que hoy es “La Taberna de Santi”,
era una mezcla de ultramarinos y tasca. Era la tienda de Getxo.
Se
accedía por la calle Maidagan. En primer lugar estaba la tienda y a
través de una pequeña puerta se pasaba a la tasca. Aquel comercio
de ultramarinos tenía, enfrente, nada más entrar, un viejo
mostrador alargado en donde reinaba la balanza.
Toda la
tienda, por el interior, estaba rodeada por una hilera de sacos, en
donde se almacenaban las legumbres, patatas y azúcar. Tenia un
escaparate que daba al edificio de la Venta. Junto a su fachada, bajo
aquella ventana, se dejaban las piedras del probadero, porque en
aquella época el carrejo estaba junto a la Venta.
En ella
se podía ver -!casi te llamaba!-, aquel instrumento aparentemente de
origen antidiluviano, que no era otra cosa que el bidón para servir
el aceite. El mismo estaba sobre el mostrador, y consistía en una
vasija de cristal, la cual, al llenarse mediante una ruleta, que
había que hacer girar manualmente, provocaba el vacío, y hacía que
surgiera el líquido verdoso.
Colgaban
de una barra que estaba encima del mostrador chorizos, morcillas y el
apetitoso trozo de tocino para las alubias. Sobre su mostrador se
apilaba el papel de estraza, que serviría para envolver los
artículos; sobre sus estanterías se juntaban las velas de cera, con
la botellas y alpargatas. En los mostradores de todas las tiendas de
ultramarinos nunca faltaba un atabal con sardinas viejas (el pescado
del pobre) ¡Cuántas veces se repartía para cenar una sardina
gallega entre tres o cuatro comensales! Tampoco faltaba durante todo
el año la caja de higos pasos a perra gorda la unidad. Y los
Manises.
El
tendero era un hombre delgado, de rostro alargado. Vestía al igual
que casi todos los tenderos de entonces con una bata de color gris.
Estaba casado con Aurora del Toro. Las familias, al realizar la
compra, llevaban siempre la preceptiva libreta; en ellas, el
comerciante pegaba los sellos, con los artículos que dispensaba.
En
alguno de aquellos establecimientos se realizaba a escondidas el
“estraperlo”. Los precios de alguno de aquellos artículos que,
por ejemplo, no subía de 50 pesetas, te lo llegaban a vender a 100
pesetas.
El final
de aquella hambruna llegaría 13 años después de aquel sangriento
Golpe de Estado. Pero en la memoria de muchos de los que la sufrieron
y de las generaciones posteriores, quedarían aquellos días, en que
por las noches, el mayor ruido que se oía en las casas, era el de
los afligidos y famélicos estómagos engañados de mala manera con
unos pocos cacahuetes.
lunes, 2 de diciembre de 2013
LA ALHÓNDIGA DE ALGORTA
Cuando
se habla de la alhóndiga, muchos tienden a pensar en Bilbao, pero
este edificio para distribución de vinos y licores, que también
existió en Areeta-Las Arenas, se iba a construir en Algorta.
Antes
veamos a qué se llamaba y de dónde venía el nombre de alhóndiga:
“...Alhóndiga,
almudí, almudín, alholí, casa pública o mercado de los vecinos
era antiguamente un establecimiento en donde se vendía, compraba e
incluso se almacenaba grano, cuyo fin era socorrer a los vecinos y
principalmente a los labradores en épocas de escasez...”
Es una palabra de origen árabe “al fundug” (la
fonda o la hostería), aunque se refería también a ciertos
almacenes que el fisco de los musulmanes había establecido en las
grandes poblaciones con objeto de proceder, entre otras cosas, a la
venta de trigo. El nombre de Alhóndiga, en otras fuentes también de
origen árabe, se dice que viene a significar “mesón o casa
de camino” por estarlo en un lugar que fue muy transitado
desde los tiempos de la romanización hasta la Edad Media.
Los
“alholíes o pósitos” estaban estrechamente
vinculados a las inquietudes innatas del hombre por garantizar su
sustento. Por otra parte, las alhóndigas, provenían de la cultura
musulmana y se convirtieron desde el siglo XVI en unos equipamientos
complementarios de aquellos.
En
algunos lugares de Euskal Herria, como Gasteiz, la Alhóndiga era el
local público para la venta, compra y depósito de granos y otros
comestibles. Pero esta acepción también se dio a un lugar destinado
al almacenamiento y venta de bebidas (vino, licores, aguardientes,
etc.), como fue en el caso de Bilbao, Eibar, Sestao y Baracaldo en el
siglo XIX. Y es de esta función de la que vamos a hablar en aquella
modesta casa que funcionó en nuestro barrio.
Vería
su nacimiento en el barrio de Algorta a partir del 30 de Diciembre de
1872, lo que nos da una idea de la afición a las bebidas
espiritosas. Nacería por iniciativa de D. Vicente Martínez,
tratante de vinos y licores, quien ante la imposibilidad de encontrar
una casa adecuada para dicha función, recurrió al consistorio de
Getxo para que le ayudara en dicho menester.
El
Regidor en aquellos años, D. Ramón de Uriarte, propuso concederle
un terreno que se hallaba junto a un camino de nueva construcción.
Dicho terreno estaba frente a la casa “Foteria de Calvetena”,
que era propiedad del Ayuntamiento. Esta casa parece que era la
denominada casa “Torrena”, y constaba de dos
plantas. En la zona baja se hallaba la tienda y en la superior la
vivienda. Propuesta que fue aceptada por el pleno.
Se
sucedieron las inevitables reclamaciones de derechos de paso entre
los propietarios colindantes, los Andraca y Enderica. Hasta Octubre
de 1876 no se podría tasar aquella edificación, debido a la guerra
(Tercera Guerra Carlista 1872-1876). Se valoró en 29.164,12 reales
de vellón.
Pasarían
muchos años antes de que se volviera a tener noticias de aquella
alhóndiga. Será en el siguiente siglo cuando D. Baldomero Casado,
quien solicitó que se le concediera el arriendo “...en la
habitación que ocupaba el telegrafista en la casa Alhóndiga
municipal...” El 20 de Mayo de 1903, el Ayuntamiento
concedería el arriendo de la misma por la cantidad de 150 pesetas
anuales.
En
Diciembre de 1960 el consistorio decidió rescindir la concesión de
aquel edificio que había sido la antigua alhóndiga, y señalaba
como fecha de desalojo el 30 de Junio. La arrendataria, Dña. Petra
Barayazarra se dirigió el 3 de Enero de 1961 al Ayuntamiento
solicitando que por los perjuicios que le causaban, ya que tenía
previsto montar un restaurante, se buscaran fórmulas que le
permitieran continuar con el arrendamiento.
El 13 de
Febrero de aquel año la Comisión Municipal Permanente acordaba
conceder una única prórroga que finalizaría el 31 de diciembre de
1964.
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