En
la anterior entrada veíamos cómo la llegada del verano provocaba
cambios en el pueblo.
El
día 17 de julio de 1891 el diario “El Noticiero Bilbaíno”
anunciaba los nombramientos de fiscales municipales de la provincia,
para Getxo era nombrado para el bienio próximo D. Pedro Bonifacio
Sarria.
A
veces los trabajos de desmantelamiento de vapores siniestrados en la
playa de Las Arenas causaban problemas a los bañistas, el día 20 de
agosto de 1891 el diario “El Nervión” decía: “...Sería
muy conveniente que durante las horas de baño en la playa de las
Arenas, se suspendieran los trabajos que se vienen haciendo para
hacer desaparecer el vapor encallado en aquella playa, pues ha
llegado el caso de que al dar fuego a un barreno con objeto de volar
el barco, un bañista ha estado a punto de resultar herido por uno de
los cascos despedidos por el barreno...”
En
Las Arenas frente a la Iglesia de Las Mercedes estaba la barbería de
Juan, quien el día 24 de julio de 1891 demandaba en la prensa la
necesidad de contratar a un oficial barbero “que conociera bien su
oficio”.
El
mismo diario afirmaba el día 25 de julio de 1891 que con motivo de
las fiestas de Santa Ana en Las Arenas, la Compañía del ferrocarril
de Bilbao a Las Arenas en previsión de lo sucedido el año anterior,
en que a la hora del regreso los trenes y tranvía habían sido
tomados por asalto: “...Mañana,
día de Santa Ana en que se celebra la renombrada romería en
Lamiaco, el ferrocarril de las Arenas ha puesto un servicio de trenes
tan numeroso, que los romeros que concurran, por muchísimos que
sean, podrán hacer el trayecto con toda comodidad...”
El
23 de julio de 1891 era otro vecino de Algorta quien solicitaba la
colocación de casetas de baño en la playa de Ereaga, se trataba de
D. Francisco Elorriaga, a quien se le concedía la colocación en la
mitad del lote número 7. En la otra mitad del lote tenía sus
casetas D. Ramón Bilbao Zubiaga.
En
esa misma fecha se recibía en la secretaría municipal la solicitud
de D. Ignacio Alberdi para: “...Habitar
la casa “Fuerte de las Canteras”, sin pago de alquiler y solo por
arreglar y conservar por hallarse deshabitada...”
La casa estaba en muy mal estado, con desperfectos en sus ventanas.
El consistorio accedió a la solicitud.
El
domingo 26 de julio se celebraba la romería de Santa Ana en Las
Arenas. Se celebró con gran afluencia de público y estuvo, a decir
de la prensa, muy animada: “...Se
celebró en Lamiaco (así llamaba la prensa a la campa de Santa Ana)
estuvo concurridísima y animadísima…. Y todos los ísimas que se
quieran, porque todos serán pocos para dar idea del jolgorio que
allí reinó durante toda la tarde, hasta que la pasajera tormenta y
las cuatro gotas que cayeron, disiparon a toda la gente...”
La
descripción de las fiestas de Santa Ana del día 26 de julio de 1891
que hacía el diario “El Nervión” al día siguiente, merece ser
contada. Nos veían así: “…Es
incalculable el número de viajeros que los ferrocarriles de ambas
orillas de la ría transportaron ayer a las playas vecinas, deseosos
unos de disfrutar de las brisas marinas, otros del partido del
frontón “La Estrella” de Portugalete, los más de la renombrada
romería de Santa Ana.
Ya
a las cuatro de la tarde la concurrencia en la pradera donde se
celebraba la romería era grandísima, costando un triunfo y buenos
pisotones tomar asiento en una de las infinitas tiendas de campaña
que por allí se hallaban esparcidas y donde se expendían, eso si, a
precios reducidos, comidas y bebidas.
Conforme
pasaba el tiempo la animación iba creciendo, el golpe de vista de
que resultaba de todo aquel conjunto de cabezas que se movían al son
de las guitarras de los ciegos y de la música de la banda de Algorta
hacía que la fiesta resultara magnifica.
Pero
de pronto, cuando más gente había, cuando se podía decir que la
fiesta había llegado a su apogeo, comenzó el cielo a nublarse y el
agua comenzó a caer sobre los indefensos romeros, poniéndolos como
una sopa. !Allí fue Troya!.
Las
chosnas fueron tomadas por asalto y los infelices que dentro de ellas
se hallaban merendando, tuvieron que sufrir aquella avalancha mirando
compungidos cómo sus manjares yacían por el suelo.
Y
que diremos de las expendedoras de agua y licores, cuando vieron que
sus mesas, bancos, botellas, vasos y demás enseres , habían
desaparecido como por encanto, así como muchos que debían de
satisfacer la cuenta del gasto hecho. Nada diremos tampoco de la
manera con que fueron asaltados los tranvías, coches, ferrocarril y
lanchas del pasaje.
Pero
todo tiene su fin, y cuando las nubes ya habían despachado a su
gusto, y los romeros salieron a proseguir el interrumpido baile, daba
lástima ver el aspecto que presentaba la pradera. !Aquello parecía
un campo de batalla!
A
las siete de la tarde comenzó el desfile general de retirada, los
coches del ferrocarril y tranvías fueron tomados al asalto. Los
pobres empleados del ferrocarril de Las Arenas se multiplicaban, pero
eran impotentes para contener aquella inmensa muchedumbre que luchaba
por regresar a sus casas. Hubo expedicionarios que no pudiendo ir
dentro de los coches se subieron al cupé, fue un milagro que no
aconteciera ninguna desgracia. Percances los hubo, un tranvía de
Bilbao a Santurce chocó contra otro, y se le rompió la lanza.
Las
Arenas fue un auténtico escándalo desde las seis de la tarde hasta
las once de la noche...”
El
día 27 de julio de 1891 fecha en que se celebraba la repetición de
las fiestas de Santa Ana en Las Arenas, el ambiente meteorológico
era de sofocante calor, mientras que a decir del diario “El
Nervión” el festivo era así: “...En
la pradera de las Arenas, donde se celebraba la repetición de la
romería de Santa Ana, el pueblo soberano disfrutaba del baile y de
las meriendas al aire libre, reinando la mejor armonía hasta bien
entrada la noche...”
El
día 30 de julio de 1891, en el pleno municipal, se daba lectura a un
oficio del Gobernador Civil de la Provincia. En él autorizaba a la
empresa de la plaza de toros de Algorta para dar corridas de toros
los días 31 de julio y 9 de agosto. Y el arquitecto municipal D.
Eladio Iturria daba el visto bueno: “...La
plaza de toros reúne las suficientes condiciones de solidez para que
puedan verificarse la corridas anunciadas por la empresa...”
La empresa de la Plaza de Toros solicitó permiso para: “...Entrar
los toros para las corridas de los días 31 de julio y 9 agosto en la
cuadra de la casa llamada Hospital, permiso que era concedido por el
Ayuntamiento...”
Los
baños de mar no solamente eran demandados por los vecinos y
veraneantes, si no también por algunos religiosos de Algorta. El día
30 de julio de 1891 se producía la siguiente solicitud en el
Ayuntamiento de Getxo:
“...D.
Gregorio del Sagrado Corazón de Jesús, Ministro del Convento de la
Santísima Trinidad de Algorta, solicita autorización para colocar
una caseta en la playa de mar del punto de Arrigúnaga, con el fin de
tomar baños algunos religiosos de este convento...”
El Ayuntamiento accedió a dicha solicitud.
Se
había nombrado una Comisión municipal para en dicha playa hacer una
división de lotes para la concesión a distintos bañeros: “...La
comisión presentó un croquis con los espacios de un lado al otro de
la playa de Arrigunaga, desde las peñas salientes del Castillo en
ruinas hasta el Molino Viejo de viento, para colocación de casetas
de baño. La concesión se había adjudicado así: el primer lote se
concedía a D. Damián Guerricagoitia, el segundo a D. Manuel Cámara,
el tercero se concedió a D. Juan Mezo, el cuarto a D. Pedro
Basterrechea...”
La concesión era por aquel verano.
En
ese pleno el Alcalde manifestaba: “...Que
conforme a la práctica seguida en años anteriores había acordado
establecer un correo diario extraordinario por la mañana para la
temporada de verano, por medio de peatón que hace el servicio
ordinario por una peseta al día...”
Algunas
veces los bañeros acaparaban los lotes para la colocación de las
casetas de baño, provocando que otros las colocaran en zonas no
autorizadas o de peligro: “...La
Comisión de Playas indicaba en el pleno municipal que las casetas de
baño de D. Andrés Zulaica de la playa de Las Arenas estaban
situadas fuera de los lotes marcados en dicha playa según el bando,
en un sitio donde fácilmente pudieran ocurrir desgracias por lo
peligroso del punto. Además, teniendo en cuenta que D. Eladio
Berriatua dueño del Balneario que en los últimos años ha venido
ocupando con sus casetas de baño en nueve lotes, puede colocarlas
holgadamente en ocho. Y considerando que no es justo dejar sin lote a
D. Anrés Zulaica para colocar sus casetas por ser uno de los bañeros
más antiguos de esta playa. Teniendo en cuenta que si aconteciera
alguna desgracia donde las tiene puestas el Sr. Zulaica podría
recaer alguna responsabilidad sobre esta corporación. Y que aún no
se han señalado lotes fijos al dueño del Balneario, no puede
reclamar el derecho a conservar los nueve lotes. Por todo ello este
Ayuntamiento decide que sean quitadas de donde están las casetas del
Sr. Zulaica colocándolas en uno de los lotes que en otros años ha
venido usando el dueño del Balneario…”
En
la próxima entrada de esta serie veremos cómo se celebraba la
corrida de toros en la nueva Plaza de Algorta el día de San Ignacio.