Con
esta entrada finalizo esta historia sobre la Playa y el muro de
defensa del muelle de Las Arenas. En la anterior entrada veíamos
cómo se hizo un examen comparativo para ver los efectos del dragado
de la ría en el Abra. Los efectos desnudativos de la playa y dunas,
provocados por mareas, vientos y dragados. Y las reflexiones que,
acerca de casos similares, había hecho el Gobierno Francés en San
Juan de Luz y la Gascuña, donde la mar también atacó sus playas y
dunas. En esta avanzaremos hasta finalizar con esta historia del Muro
de Defensa de la Playa de Las Arenas.
El
presupuesto de obras, aprobado por R. O. del 14 de agosto de 1893,
que tenían aplicación al llamado “Muro de defensa y camino de
servicio de la Playa de Las Arenas”, alcanzaba la cifra de
463.897,03 pesetas.
Sin
embargo, el 20 de agosto de 1899, se firmaba el acta de replanteo del
muro de defensa, en la que se decía: “...Reunidos
el 20 de julio de 1899 los señores D. Evaristo de Churruca (Jefe
Director de Obras del Puerto de Bilbao), Juan Antonio Sanz y Gallego
(Ingeniero afecto a las Obras) y D. Cerdán Correas y D. Felix
Allende (Contratistas de las Obras). Se procedió a replantear el
muro de defensa, comprendido entre el Balneario de aquella playa,
próximo a los perfiles N.º 2 y 3 de la playa, hasta donde el
invierno último han llegado los grandes socavones y el N.º 75
último de las obras. Es de observar, que el terreno donde se han
hecho estas operaciones varía de altura con las arenas, que por el
efecto de los vientos y mareas, de acumular a veces y desaparecer
otras, cuyos efectos se notan donde hay escolleras, habrá que crear
nuevos perfiles laterales por pequeños trozos, conforme se vayan
haciendo las zanjas...”
El paseo interior desde el muro, según un croquis que aparecía en
aquellas actas, iba a tener 6 metros de anchura.
A
la hora de ejecutarlo, dado que la zona más socavada se encontraba
entre Balanar (la Bola) perfil P-76 y el perfil P-35, que estaba a la
altura del actual embarcadero de Las Arenas, decidieron realizar ese
primer tramo de muro, dejando el resto (hasta Churruca), hasta que la
experiencia demostrara si era necesario acometer esa parte de obra.
Las obras avanzaban. Ya en octubre de 1899 de aquel mismo año hubo
que suspenderlas, debido a la fiereza de las envestidas del mar. Pero
gracias a la eficacia de la escollera que se había colocado, la zona
resistió los envites del mar.
Incluso
en la prensa de 1899 se hablaba de las acometidas de las mareas, y de
las soluciones que para evitar sus efectos de adoptaban. El 23 de
septiembre de ese año, en el diario “Nervión”, informaban:
“...«Se
nos dice que ha desaparecido todo peligro que, a causa de las mareas
pudiera correr el chalet del señor Hurtado, sito sobre la playa de
Las Arenas, pues la Junta de Obras del puerto se apresuró a
defenderlo de las acometidas de las mareas equinociales de estos
últimos días, por medio de grandes bloques de piedra acumulados
delante de la casa»...”
Los
temporales provocaron nuevos socavones y se decidió acometer otro
tramo más de obra, esta vez hasta el perfil P15 que se hallaba más
o menos a la altura del callejón de la pulmonía (actual José Luis
Ugarte Kalea). Para el verano de 1899 la obra había avanzado hasta
llegar a una longitud de 659 metros.
Tampoco
las huelgas de los trabajadores fueron ajenas a aquellas obras. En
mayo de 1900 estallaba una huelga de los canteros que trabajaban en
el muro de la playa de Las Arenas.
Ya
para 1901, en el diario bilbaíno “El Nervión”, se hablaba de
los rumores de desaparición de la afamada playa: “...No
se quién, pero no sería mirando con buena intención, ha propalado
la especie de que la anchurosa playa ha quedado inservible con motivo
de las obras del puerto exterior. Nada más lejos de la verdad. La
playa de Las Arenas ha ganado en comodidad y seguridad...”
Pienso yo, que quien esto escribía lo hacía defendiendo los
intereses de los balnearios existentes, ya que la enorme playa
anteriormente ofrecía un espacio más cómodo y salvaje, aunque su
orografía tuviera mayores desniveles, siendo desde el embarcadero
actual hasta su final en la bola más acusados. Entre aquellos
balnearios estaban “Baños de Mar Bilbainos” regentado por Dña.
Petra (viuda de Andres Larrazabal),
“La Fonda Vizcaína” de Sotero Bernaola y el “Balneario de
Felipa Bustingorri” ambos situados en el paseo del muelle de Las
Arenas y el establecimiento de baños de mar calientes “Las
Delicias” de la familia Urresti situado en la calle Urkijo.
En
julio de 1902, en la primera plana del diario “El Noticiero
Bilbaíno” se decía: “...«Las
grandiosas obras del Puerto Exterior hacen desaparecer la gran playa
de Las Arenas, dejándola en tan solo un pedacito de playa»...”
Obras que provocaron que en nuestro barrio y en su playa sucedieran
contenciosos entre vecinos y trabajadores de la Junta de Obras. Los
trabajos de trasiego de restos silíceos de la playa de Las Arenas,
que estaban realizando unos trabajadores, trasladando las arenas con
gabarras hacía la ría, provocó la intervención de los bañeros
que veían cómo su esplendida playa iba desapareciendo, lo que ponía
en peligro la continuidad de su trabajo: “...«Un
conjunto de cargadores que ascendían a unos veinte hombres,
realizaban tranquilamente sus faenas en sitio prohibido, lo que
excitó a los bañeros que no pudieron hacer respetar la ley, pues
aquellos corpulentos cargadores no hacían caso de sus
manifestaciones»...”
Ante el cariz que iba tomando el conflicto intervino el Presidente de
la Junta de Obras del Puerto Sr. Coste Villoslada, quien para evitar
el conflicto que se avecinaba, requirió la presencia del Alcalde de
Getxo. El regidor no acudió y envío a los municipales, ante el
enfrentamiento de los gabarreros y los municipales, y ya que los
primeros se resistían a obedecer sus ordenes, tuvo que intervenir el
Comandante de Marina, ante cuya autoridad, los cargadores dejaron de
realizar el trasiego de arenas. El 7 de septiembre de 1902 se
colocaba el último bloque del contramuelle de Arriluze.
El
3 de febrero 1903 el Boletín Oficial de la Provincia publicaba la
relación de propietarios de Las Arenas, a quienes se iba a expropiar
terrenos para la construcción del muro de defensa y camino de
servicio de la playa de Las Arenas.
El
muro de defensa del paseo del muelle de Areeta-Las Arenas, que va
desde el Monumento a Churruca hasta la Playa Balanar (La Bola), fue
un diseño de D. Evaristo de Churruca, que plasmó en un plano en
1904. En el diseño de 1904, se podían apreciar 76 perfiles
(secciones), dichos perfiles estaban numerados y distanciados cada 20
metros aproximadamente. El perfil número P-1 comenzaba junto a las
casas de Solaegui y Vilallonga, en la esquina de la mojijonera; en la
zona más próxima a la playa de Las Arenas, entre los perfiles P-16
y P-24, junto al muelle, se alzaba el impresionante establecimiento
de “Baños de Mar Bilbaínos”, propiedad de la familia Aguirre.
Entre los perfiles P-23 y P-28 se encontraba el Balneario que resultó
destruido durante el invierno de 1899 por la socavaciones que
provocaron las mareas durante el mes de noviembre. Y finalizaban en
las esquina de la playa “Balanar” (la Bola) con el P-76. En dicho
plano se puede apreciar que Las Arenas, así la llamaré en este
relato, porque entonces ese era su nombre oficial, era un pequeño
núcleo con escasas edificaciones, en el que destacaban tan solo 8
calles: La de la Carretera (actual Zugatzarte Etorbidea), la calle
Mayor, la calle Las Mercedes (que entonces se dividía en dos calle
Nueva y Las Mercedes), la calle La Estación, Urquijo, María
Cristina y Amistad.
Las
ansias especulativas hacían presencia en nuestra costa. Ya en 1904,
en los informes de los programas de obras, se advertía de las
intenciones de algunos particulares por ganar terrenos al mar: “...La
playa de Las Arenas, que tuvo en su momento de mayor esplendor 1500
metros de longitud, debe de dejarse en la situación en la que se
halla, para que en ella rompa y se desvanezca la agitación marina
que en el puerto entre. Prohibiéndose allí toda concesión que
tienda a ganar terrenos al mar...”
Y
no obstante, a pesar de haberse realizado el contramuelle, el 14 de
noviembre de 1905, la fuerza del viento y la mar volvían a golpear
el muro de defensa de Las Arenas, y así era recogido por el diario
bilbaíno “El Nervión”, en su primera plana: “...El
temporal que se desencadenó ayer sobre nuestras costas fue
imponente, la mar presentaba terrible aspecto. Las olas, empujadas
por el huracanado viento que reinaba, rebasaban los muelles de Las
Arenas, Portugalete y Santurce. Era tal estado del mar, que las olas
rebasaban el rompeolas de Algorta, cosa que no se había visto nunca.
Al romper las olas contra el muelle de Las Arenas, nubes de agua
llegaban a los tejados y terrazas de las casas. La carretera de
Algorta, cercana al contramuelle, se hallaba inundada. El alero del
tejado de la casa de los hijos de Gorbeña, por la parte que da al
mar, se rompió y fue a parar a la vía del tranvía. La fuerza del
viento arrancó en el Club Marítimo del Abra, la ventana central de
la “serre”, que mide tres metros de largo por uno y medio, de
alto, y la hizo pedazos. Numerosas embarcaciones fueron lanzadas a
las escolleras. El paso por los muelles y lugares descubiertos se
hacía imposible, la fuerza del viento arrojaba al suelo a las
personas...”
Un temporal similar se había desarrollado años antes, en 1903.
La
gran Playa de Las Arenas ya desaparecida y su salvaje y maravilloso
paseo marítimo, dio paso al muro de contención y calzada, gracias
a la cual hoy podemos disfrutar de saludables paseos. Sirva este
trabajo como aportación a la historia de nuestra playa y su paseo.
Las fuentes consultadas para este trabajo han sido: Archivo Municipal
de Getxo, Revista de Obras Públicas y la Autoridad Portuaria de
Bilbao. Gracias a esta última entidad y a la amabilidad de uno de
sus responsables D. Mario Hernaez podemos conocer algo más de lo
acontecido en nuestro Pueblo.
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