En
la anterior entrada veíamos cómo el Pueblo estaba creciendo, los
servicios eran escasos y los enfrentamientos con los barrios y el
Gobierno de la Provincia también eran frecuentes. Y cómo los
precios de la carne en nuestros barrios requerían la intervención
de nuestros ediles.
El
día 2 de noviembre de 1886 se anunciaba en un pleno de Getxo la
Exposición Universal de Barcelona. La misma se celebraría en
1888.“El Noticiero Bilbaíno” decía: “...El
20 de mayo de 1888, a las cuatro de la tarde, entre salvas lanzadas
desde el castillo de Montjüic, y con la presencia de una numerosa
escuadra compuesta por buques de Austria, Francia, Italia y Reino
Unido, que llenaban el puerto, se inauguraba oficialmente la
Exposición Universal de Barcelona. Ocupaba la Exposición una vasta
superficie de 178.000 metros cuadrados para jardines y vías, y
100.000 metros para la parte edificada...”
Otra
de las necesidades a la que el Ayuntamiento de Getxo acudió raudo
fue en ayuda de los vecinos del Puerto Viejo, que el día 4 de
noviembre habían perdido sus vidas en un triste naufragio. El diario
“El Noticiero Bilbaíno” daba la noticia en sus páginas al día
siguiente “...Al
salir esta mañana el vapor Ingles Raleihgs Cros cargado de mineral,
al llegar a la barra una ola lo echó sobre el banco del N. E.; el
salvavidas que estaba en la punta de la torre del Piloto Mayor para
tomar a los náufragos del vapor, una lancha folio 2, compuesta por
seis tripulantes del practicaje de Algorta, al pasar por la barra un
golpe de mar volcó la lancha, ahogándose seis de los tripulantes de
la misma, salvándose otros cuatro, gracias a la intervención de los
remolcadores Sansón y Volador...”
En el mismo diario se abrió una suscripción para ayudar a las
familias afectadas, entre los donantes se encontraban D. Evaristo de
Churruca, D. Eduardo de Sarria, D. Luciano de Alday, Dña. María de
Urcullu. Entre otras entidades que acudieron en su ayuda, con
suscripciones, estaban la Comandancia de Marina de Portugalete y el
Club Náutico. Al de un mes la cifra recaudada alcanzaba las 5.630,37
pesetas. La cofradía de Mareantes de Algorta, de su caja, puso 685
pesetas. Además de las 7.204,47 que recaudó la Cofradía de
Mareantes de Santurce. Para el 18 de noviembre la mar ya había
devuelto a las playa tres de los cadáveres desaparecidos en el
naufragio, el día 19 aparecía otro de los cadáveres en el Puerto.
Según relataba el día 14 de diciembre “El Noticiero Bilbaíno”:
“...Se
celebró ayer en la comandancia de marina la reunión convocada por
el señor Comandante D. Manuel Pasquia con objeto de acordar la forma
en que han de distribuir las siete mil y pico pesetas recaudadas en
suscripción pública para socorrer a las familias de los náufragos.
Acordando dar 1.000 pesetas a las familias de Pedro Carrandi y
Vicente Mota, prácticos; a Juan Zuazo, José Antonio Landaida y
Eugenio Amechazurra, lancheros, y 25 pesetas para lutos a las primas
del lanchero Juan Antonio Arechavaleta...”
Aquel dinero sirvió también para ayudar a la viuda de otro
arrantzale del Puerto Viejo: “...En
vista de la conmovedora comunicación del Alcalde y el cura párroco
de Algorta, sobre el triste estado en el que se encuentra la viuda
Carmen Soltura, que en marzo del último año perdió a su marido
José María Maguregui y a su hijo Francisco, ambos pescadores,
quedando en la miseria con siete hijos menores, se acordo auxiliarla
con otras 1.000 pesetas...”
En
algunas obras no se ponían fácilmente de acuerdo Ayuntamiento y la
Compañía del Tranvía, por ejemplo en la que dicha compañía
proyectaba realizar en la Plazuela de La Arenas (Bizkaiko Zubia). El
25 de noviembre de 1886, la empresa de transportes a través de un
oficio remitido por su Director Gerente solicitaba al Ayuntamiento:
“...Hacer
una torre por la misma compañía sobre el urinario proyectado por el
Ayuntamiento en la Plazuela de Las Arenas, para colocar sobre dicha
torre un reloj con dos esferas, aunque previamente el consistorio
debía abonarle 750 pesetas...”
Sin embargo el 7 de diciembre aparecía en “El Noticiero Bilbaino”
la siguiente noticia: “...La
Compañía del Tranvía nos manifiesta que tiene que retirar el reloj
de Las Arenas por haber vendido la casa en que está colocado; que
antes de retirarlo ha tratado de colocar el reloj en una torre en el
centro de aquella plazuela, para cuya construcción hizo una oferta
al ayuntamiento de Algorta, y que si no se lleva a cabo este proyecto
no es por culpa suya; pues si el ayuntamiento hubiera aceptado la
oferta, los vecinos de Las Arenas seguirían disfrutando del
beneficio del reloj...”
En el fondo parecía que hubiera una guerra latente entre los de
Algorta y Las Arenas, hasta la prensa al referirse al Ayuntamiento lo
nombraba como el del primer barrio.
En
esa misma fecha solicitaba inscribir en el registro de la propiedad
la mitad del lado Norte de la casa denominada “Larrazabal-Aurrekoa
y pertenecidos, D. Lorenzo Urrutia de Moreaga.
La
terminación de las obras e inauguración de la traída de agua
potable a Getxo estaba cercana. A finales de noviembre de 1886 el
Ayuntamiento de Getxo hacía los preparativos para solemnizar el
acto: “…Siendo
muy conveniente que el día de inauguración de las obras ejecutadas
para la traída de aguas potables a esta Anteiglesia, su deposito,
fuentes y lavaderos, se celebre con toda solemnidad dentro de poco
tiempo como un acontecimiento extraordinario, beneficioso y de muchos
interés para el vecindario. Para celebrarlo se traerá una charanga
de música, y se invitará a todas las autoridades de la Provincia.
Se preparará un convite en esta Casa Consistorial, dando una limosna
a los pobres de la localidad...”
A mediados de mayo de 1887, un columnista habitual de “El Noticiero
Bilbaíno”, “Ignotus”, escribía en una carta que titulaba
“Carta de Algorta”: “...Entre
las varias obras de consideración que ha llevado a cabo últimamente
este municipio, se cuenta como la más notable el abastecimiento de
ricas y abundantes aguas potables a los populosos barrios de Algorta
y Las Arenas. El importe de estas obras ronda los 40.000 duros. Así
lo han debido comprender sin duda los socios del Casino Algorteño,
puesto que tratan de celebrar tan fausto suceso con un suntuoso
banquete. Hasta ahora Algorta ha sido considerado como un pueblo
exclusivamente veraniego, pero parece que pronto se lo conocerá
también como pueblo industrial, digo esto a propósito de la fábrica
de cementos, baldosas y mosaicos que acaba de montar el laborioso y
rico propietario D. Miguel de Uría. También ha construido otra
fábrica de ladrillos huecos y tejas de diferentes formas el conocido
contratista de obras D. Robustiano Larrondo...”
Y por fin llegaba el gran día. Se celebró la inauguración el día
1 de junio de 1887, al día siguiente lo recogía en sus paginas “El
Noticiero Bilbaíno”: “...Ayer
fue para la Anteiglesia de Guecho uno de esos días que pasará a la
posteridad gravado con buril de oro en la historia municipal de los
pueblos. Los vecinos de Algorta. congregados en amigable consorcio en
el hermoso Hotel de los Aguirre, en Las Arenas, celebraron con una
suculenta comida la inauguración de la llegada de las aguas potables
a su municipio, que el día anterior fueron bendecidas solemnemente
por un sacerdote. En dicha reunión se juntaron todas las clases
sociales, marinos, comerciantes, artesanos y labradores. Estaban
también en esa celebración los Sres. Aguirre, Chavari, Uriarte y
Alvarez, los dos primeros diputados a Corles, el tercero diputado
provincial, y el redactor de “El Noticiero Bilbaíno” el
último...”
A los brindis tomaron la palabra: “...El
Sr. lnchaurtieta, presidente del “Casino Algorteño”, a quien
siguieron en el uso de la palabra Ios Sres. Aguirre, Santa María,
Aldecoa, Chavarri, Alvarez, Sangroniz, José María Isasi, Munarriz,
Zugazagoitia, Ansolega, Cortina, Diliz, Sustacha, Dourte, Larrondo y
Andrés Isasi...”
El
resto del año, hasta finalizar 1886, pasaba escaso de asuntos de
interés en las actas de plenos municipales. Salvo alguna discusión
sobre las conducciones de aguas y los propietarios a quienes
afectaban las expropiaciones, sobre todo por la merma de aguas a sus
molinos, como fue el caso de el molino “Rotachu,” De Berango; y
las reclamaciones que el Ayuntamiento de Getxo hacía al Gobierno
Civil para que fuera la Diputación quien corriera con los gastos que
los numerosos cadáveres, arrojados por el mar a nuestras playas,
ocasionaban al consistorio, no ofrecían mayor atracción
informativa.
En
la siguiente entrada iremos viendo cómo el interés por los idiomas
llegaba a nuestro Pueblo. Y cómo nuestro municipio se preocupaba de
que la atención sanitaria y las medicinas llegaran a los más
indigentes.
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