En
la anterior entrada veíamos cómo un naufragio, en medio de un
salvamento marítimo, costó la vida a seis arrantzales del Puerto
Viejo de Algorta. Y
cómo la
terminación de las obras e inauguración de la traída de agua
potable a Getxo estaba cercana.
Así,
daba comienzo 1887. A principios de año un nuevo Colegio Ingles
comenzaba a funcionar en Algorta, según aparecía en un anuncio de
“El Noticiero Bilbaino.” Estaba situado en la casa Uriarte de la
Avenida Basagoiti.
En
las actas del 5 de enero de 1887, se reflejaba la solicitud de una
nueva casa en la zona de Ereaga. Se trataba de: “...Una
instancia de D. Vicente Suárez para hacer una casa, en su propiedad,
cerca de la de D. Quirino Gimeno...”
tan solo constaba otra edificación en la entonces “Carretera de
Ereaga” y esta era la de Isasi, un edificio de tres plantas que
tenía tejabana y cochera.
En
esa misma fecha era D. Luciano de Alday quien solicitaba permiso, y
le ere concedido, para plantar árboles plátanos en un terreno de
propiedad municipal en Jardingana.
El
municipio de Getxo, a través del Boticario D. Miguel García
Salazar, expendía medicinas gratis a los pobres de la localidad. A
lo largo de 1886 se habían expendido dichos medicamentos por un
valor de 37,75 pesetas. Sin embargo, había una partida que resultaba
cuando menos curiosa en sus suministros: “...Una
partida de cuatro docenas de chorizos, para perros, por valor de 36
pesetas...”
Las
plazas de peón caminero eran muy demandadas por algunos vecinos de
Getxo. Sus estipendios, en la época, ascendían a 730 pesetas
anuales. Para atender a aquellos infortunados, un equipo compuesto
por los tres médicos y farmacéutico titulares del municipio, a
quienes atendían y suministraban medicamentos gratis, elaboraban
periódicamente las listas de necesitados de Getxo.
El
“Arca de las tres llaves”, esa caja de los secretos y valores del
municipio, cada cierto tiempo era nombrada en las actas municipales.
En esta ocasión en ella se iba a depositar: “...Para
evitar extravíos, las seiscientas obligaciones del empréstito de la
traída de aguas, junto a cien impresos de resguardos, que se habían
de entregar a los tenedores de dichas obligaciones, junto a un timbre
y sello que se iba a estampar e los mismos...”
Para
el 13 de enero de 1887, eran algunos hacendados, propietarios de los
molinos que estaban dentro de las obras de abastecimiento de aguas,
quienes reclamaban a la Ayuntamiento de Getxo: “...Se
dio cuenta de un oficio remitido por D. Vicente Martínez,
administrador de la Exma. Marquesa viuda de la Torrecilla, se de
curso anterior inmediatamente a las aguas tomadas por este
Ayuntamiento para su abastecimiento, pertenecientes al molino de
“Itze”, sin que hayan precedido las formalidades legales al
efecto...”
Finalmente se acordaba celebrar una reunión en casa del arquitecto
D. Casto Zavala, el día 31 de enero de 1887, para intentar llegar a
un acuerdo con los propietarios perjudicados. En aquella reunión que
se celebró finalmente el 9 de febrero de 1887, se decidió que:
“...A
D. Dionisio Zubiaga, propietario de dos molinos “Goico-Errota” y
“Lanzaco” de Berango, se le paguen 5.000 pesetas; y a Dña. Luisa
Olega, por su molino Errotachue”, se le paguen 1.750 pesetas…”
Y
como se acercaba el momento de proceder a la elección de los nuevos
componentes de cabildo municipal, acordaba el Ayuntamiento: “...Se
formen las listas electorales para el nombramiento de concejales,
para ser expuestas al público, desde el día 1 al 15 de febrero...”
La
fuerza de la mar muchas veces jugaba malas pasadas a algunas barcas
que fondeaban en el Abra, y eran arrojadas a nuestras playas. Fue el
caso, según relataba el día 8 de enero de 1887 “El Noticiero
Bibaíno”, de un barca inglesa: “...Después
de dos días de permanecer fondeaba en el Abra, cerca de Santurce, a
media tarde de ayer, a las cuatro de la tarde, encalló en la playa
de Las Arenas la barca inglesa “Albuera”, llegaron a tierra en
dos botes los marineros del citado buque, cuya tripulación se
componía de doce personas. Quedando completamente destrozado este
buque por la violencia de la marejada…”
En
la Escuela de Niñas Pobres, de la Fundación Cortina, se producían
novedades. El día 20 de enero de 1887 se nombraba una nueva
directora: “...La
Junta de Instrucción Pública de la Provincia, a través del
Director General de Instrucción, con fecha del 13 del actual, ha
nombrado a Dña. Matilde Núñez y Cuevillas como maestra, con plaza
en propiedad, para la Escuela de Fundación de Niñas Pobres de
Algorta, con un haber anual de 1.000 pesetas y casa…”
El consistorio de Getxo consideraba que dada la carestía de los
alimentos en nuestro Pueblo, dicha cantidad era insuficiente para
poder vivir dignamente la maestra, por lo que ponían a consideración
de la Junta elevar dicha remuneración. Pocos días más tarde, el 27
de enero, el maestro de la escuela pública de niños de Algorta,
planteaba la necesidad de realizar un censo de los niños pobres que
asistían a la misma para suministrarles todo el material necesario
para su escolarización. El consistorio encargaba la realización de
la lista a una comisión formada por el primer teniente de Alcalde
Sr. Diliz y al Síndico Sr. Amezaga. Finalmente resultaron ser 9 los
niños cuyas familias se encontraban en estado de pobreza.
El
3 de febrero de 1887, se informaba en el pleno de la Real Orden del 5
y 13 de enero, por la que se ordenaba: “...Que
en el plazo de dos meses en todas las provincias se lleve a cabo la
revisión de la rotulación de las calles y plazas, así como de la
numeración de las casas y demás edificios enclavados en el
territorio de las mismas...”
El Ayuntamiento acordaba: “...Que
teniendo en cuenta la necesidad de una nueva rotulación y numeración
en esta localidad por hallarse incompleta y borrada la que se hizo ya
hace bastantes años, dando principio a las operaciones preliminares
el próximo lunes...”
Para ello se dividió el Pueblo en zonas y se puso al frente de cada
comisión a dos concejales: “...Por
las zonas de Algorta, la primera abarcaba las calles de (San Nicolás,
Carreras del Castillo, Cuesta de San Ignacio, Puerto, Arechondo,
Peligro y Calleja), se puso al frente de ella a los concejales Sres.
Diliz y Valle; la segunda abarcaba las calles de (Tetuán y Tánger)
al frente de las misma estaba los Sres. Amezaga y Sarria; para las
zonas de Alongüetas y Govela, lo estuvieron los Sres. Uria y
Uriarte. Dejaban pendiente los barrios de Santa María y Las Arenas a
los que dispusieran sus habitantes…”
El resultado de aquella nueva rotulación de calles aparece recogido
en el expediente (4628.4) del Archivo Municipal de Getxo y se
volvería a completar en 1897 expediente (2510.15).
Por
esas fechas, 3 de febrero, el camino de Lejona hacía Las Arenas,
junto al puente del Gobela, se encontraba muy deteriorado, por lo que
el Alcalde de la primera localidad presentó la queja al de Getxo. El
consistorio de Getxo tomó la decisión de acometer la obra de forma
urgente, tanto del camino como del puente porque uno de los estribos
del mismo se encontraba en mal estado, y de paso colocar una
barandilla de hierro como protección.
En
la próxima entrada veremos cómo se empezaban a colocar en el barrio
de Las Arenas las cañerías, llaves, fuentes y otros elementos para
la conducción y suministro de agua a la población.
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