Desde mediados del Siglo XIX (1860-1900) nuestra Anteiglesia tuvo un crecimiento que podemos situar en la media de la Provincia.
En 1875, un diario local, publicaba unas estadísticas de vida, sobre la “duración de la vida del hombre”, la cual ofrecía los siguientes datos: “...La duración de la vida del hombre crece de un modo notable. Debe atribuirte este efecto a la mayor comodidad que la civilización procura, a la propagación de la vacuna que roba a la muerte millares de individuos, y sobre todo, a la aplicación de los mejores principios de higiene pública y privada. La escala creciente que marca la observación es como sigue:
En el siglo XVII, la duración era de 23 años.
Antes de 1789, de 29 años, nueve meses.
En 1817, de 31 años, ocho meses.
En 1834, de 34 años.
Actualmente, de 40 años. (Se referían al año de la publicación 1875)
Dicho esta que para aumentar la duración de la vida conviene habitar en climas sanos, proscribir los excesos de todas clases, adoptar costumbres sencillas y la vida de familia, dedicarse a trabajos moderados y desterrar los placeres abusivos, origen de la mayor parte de las muertes prematuras...” (El Noticiero Bilbaíno del 17 de enero de 1875).
Así, mientras que en Bilbao pasaban desde los 17.969 habitantes de 1860 a los 83.306 en 1900 y Erandio de los 1.678 a los 6.385 en ese mismo intervalo de años; Getxo lo hacía desde los 2.156 habitantes de 1860 a los 5.442 en 1900. En ese periodo de tiempo según datos de “Eustat”: “...Entre 1787 y 1900 se constata la primera duplicación de la población de la hoy C. A. de Euskadi, cerrándose la fase del antiguo régimen demográfico: alta natalidad y mortalidad, con crecimientos moderados de población...”
La industrialización trajo con sigo enfermedades endémicas (tifus, tuberculosis, etc) y hace su aparición un nuevo padecimiento, el cólera morbo. La Gaceta Médica de Bilbao decía que, según datos de “Philipp Hauser”, referidos a los años 1900 a 1906: “...Se dan tasas de mortalidad para Bizkaia del 24,09‰. Las cifras de mortalidad infantil para el primer año de vida era en Bizkaia del 208‰...”
Y sin embargo en nuestra Provincia, Bizkaia, desde 1860 hasta 1900 la mortalidad sufrió un serio retroceso. Pero no sucedió así en todo el colectivo de la población, ya que el estado de salud empeoró notablemente en el colectivo infantil y juvenil. Tasa de mortalidad debida, sobre todo, a enfermedades infecciosas que diezmaban a la infancia y juventud. La viruela, el sarampión, tuberculosis, las fiebres tifoideas, diarreas, viruela, sarampión, difteria, las neumonías y otras, fueron las enfermedades que causaron mayor número muertes.
Entre 1860 y 1900, los municipios del entorno de la ría experimentaron sustanciales transformaciones generadas por un acelerado proceso de industrialización que iba a traer consigo, la urbanización y la modernización económica, pero también hacinamiento y enfermedades.
Y así, mientras que en la Ley de Sanidad de 1855 se decía: “...En caso de epidemia o contagio se giraran visitas ordinarias de inspección, que serán desempeñadas por delegados facultativos del Gobierno. Y se señala como obligatoria la vacunación de toda la población infantil...”
Aquí, en casa, ya se empezaban a realizar controles periódicos de la población. Derivados de aquella decisión del pleno municipal de abril de 1876 en que nuestra Anteiglesia acordaba: “...Que ya va siendo hora de que nuestro municipio tenga una Junta de Sanidad, así que se decide componerla, y para ello se envía una lista de las personas que podrían formarla al Gobernador Civil, las personas elegidas fueron: El Alcalde como presidente y el Farmacéutico D. Miguel García Salazar; además se propuso una terna de vecinos entre los que se encontraban: D. Antonio Arrigunaga, D. Francisco de Berreteaga, D. José Joaquín Urisabel, D. José Julián Mandaluniz, D. José María Ordeñana, D. Ángel Zavala, D. Saturio Alzaga, D. Francisco de Uriaguereca y D. Manuel de Uriamendi…”
Una de las preocupaciones sanitarias de 1886 era el llamado Cólera Morbo, que había causado infinidad de victimas en la península, por ello el Gobernador Civil exhortaba el 11 de enero de ese año a: “...Que se reúnan las Juntas de Sanidad y acuerden las disposiciones necesarias y se ocupen del estado de las aguas potable, del saneamiento completo de las casas donde se hayan producido defunciones coléricas...” (“El Noticiero Bilbaíno” del 14 de enero de 1886). Pocos días más tarde, el 26 del mismo mes, se incluían ordenes: “...El Director General de Beneficencia y Sanidad ordena a los Gobernadores Civiles que remitan quincenálmente a esta dirección un estado sanitario de la provincia de su mando, acompañado de la certificación del análisis de las aguas. A formar un padrón de los médicos que existan en cada una de las localidades...”
Para entonces, año 1886, ya se empiezan a realizar controles de población diarios, en forma de estadillos. En estos controles se van a incluir datos de matrimonios, nacimientos y defunciones, separando los datos en función del sexo de las personas (varón o hembra), también en su estado civil (solteros, casados o viudos), por edades; también por defunción en función del tipo de enfermedad, y aquí el listado era especialmente amplio, lo cual nos dejaba una relación importante de las que afectaban a nuestra población en aquellos años: Viruela, Sarampión, escarlatina, angina y laringitis diftérica, coqueluche, fiebres tifoideas, puerperales, intermitentes palúdicas, disentería, sífilis, carbunco, hidrofobia y otras de carácter infeccioso contagiosas. El primer parte de Estadística Sanitaria elaborado por el Ayuntamiento de Getxo, de enero de 1888, fue, junto a otros, remitido al Gobierno de la Provincia.
Cuadros que que se realizaban con carácter diario, decenal, mensual y semestral. Tal y como se puede ver en el cuadro de abril de 1886, la edad de nupcialidad estaban entre los 20 y 25 años; en el caso de Getxo la profesión del contrayente era la de labrador y jornalero; el número de nacimientos oscilaba entre los 2 y 5 vástagos, indicándose expresamente en el cuadro que los retoños eran “legítimos”. Dentro de las defunciones, el cuadro, recogía estas por edades y periodos, en función del tipo de enfermedad y la causa de la misma.
El cuadro que nos ocupa, referido al primero, segundo y tercer tercio del mes de abril de 1886, recogía algunos epígrafes ciertamente curiosos, ya que las edades estaban clasificadas de la siguiente manera: Dentición (5 meses a 3 años), Pubertad (13 a 20), Nubilidad (20 a 25), Virilidad (25 a 40), Virilidad descendente (40 a 60), Senectud (60 a 80) y Decrepitud (de más de 80 años).
Las defunciones registradas en ese periodo decenal eran las siguientes, habían fallecido: Un niño de entre 5 meses y tres años, un adulto de virilidad descendente, 2 en plena senectud y dos de la etapa de decrepitud de más de 80 años; lo habían hecho por diversas causas entre las que se hallaban: 1 fallecimiento por fiebres tifoideas, otra por causas puerperales (parto), y las otras derivadas de causas Circulatorias (1), Respiratorias (3) y Digestivas (1).
En el año 1887, en el que Getxo según datos del INE contaba con 3649 habitantes (1640 varones y 2009 hembras). El cuadro que recogía el primer semestre del año, resumen del registro semestral, y decenal del movimiento de la población en matrimonios, nacimientos y defunciones, incluía los datos siguientes: Durante los meses de enero y febrero se habían producido un total de 8 enlaces matrimoniales; en los meses de marzo, abril y mayo 18 fueron los enlaces, dos de ellos entre primos hermanos; y en el mes de junio estos habían descendido a 2 matrimonios; entre las profesiones de los contrayentes de daban los casos de militares, industriales, comerciantes y labradores. Por otro lado, los nacimientos se dividían entre los considerados legítimos e ilegítimos, de los primeros, durante aquel semestre se habían producido un total de 85 alumbramientos legítimos, el mes más fértil resultó ser el de febrero con 19 nacimientos; respecto de los ilegítimos tan solo se habían producido 2 casos; de ellos 46 habían correspondido a varones y 37 habían sido hembras. Respecto de las defunciones: 1 se había producido en el claustro materno; 5 de ellos en niños de hasta 5 meses; 6 de niños de 5 meses a 3 años; 1 entre 3 y 6 años habían sido los fallecimientos; 2 de 6 a 13 años; 5 fallecidos de 13 a 30 años; la banda de más amplia mortalidad era la que iba de 60 a 80 años, con un total de 20 fallecimientos; en total las defunciones de aquel semestre habían alcanzado los 47 fallecimientos; de ellos los mayores índices se daban en los problemas circulatorios, respiratorios y cerebro espinales con 14 casos cada una de las afecciones; en aquella relación de fallecimientos se daban en menor medida, también, casos de enfermedades cancerosas, alcoholismo, lepra, pelagra y bocio; también aparecían, en número mínimo (1), casos de suicidio, homicidio y ejecutados por la justicia.
En el año 1888 el mayor número de nupcias, nacimientos y defunciones se habían producido durante el mes de enero. Aunque , al no aparecer anotaciones en el cuadro an los siguientes meses, cabe al duda si estos registro no correspondían al semestre. Los matrimonios registraros eran 12; los nacimientos ascendían a 10 varones y 3 hembras y dentro de los considerados hijos ilegítimos habían nacido 2 niñas; las defunciones registras eran 7, las más numerosas (3) correspondían mayores de 80 años derivadas de problemas respiratorios. Algunas de las defunciones de aquel 1888 fueron debidas a a enfermedades como la viruela, sarampión, y otras derivadas del aparato circulatorio.
La causa de defunciones por problemas respiratorios era la más común tanto en zonas industriales como rurales, y según un cuadro comparativo de los años 1895-1902, así sucedía en municipios como Munguia y Baracaldo. (Mortalidad e Industrialización en el País Vasco. Vizcaya, 1860-1930 U.P.V)
Todos los datos de los años 1886, 1887 y 1888, fueron remitidos, tal y como se indicaba en los estadillos, al Gobierno de la Provincia; debiendo ser conservados los estadillos en la secretaría municipal, estos decían: “...A fin de que en todo tiempo pueda obtenerse copia autorizada de los datos suministrados. Se hacía responsable de la custodia de los mismos al Secretario Municipal...”
Todos los datos de esta entrada, referidos a los cuadros de estadísticas sanitarias, están sacados de: (Estadísticas Demográfico Sanitarias 1887-1888, Nº Registro 46946, Signatura 4567007 del Archivo Municipal de Getxo).
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