En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como un nuevo donativo venía a ayudar a las instalaciones del Hospital Hospicio de Algorta.
En el pleno del 28 de noviembre de 1895, además de lo tratado en la entrada anterior, se hablaba sobre las obras que la Diputación provincial pensaba realizar el entrono del Plazuela de Las Arenas: “...Se da cuenta de un oficio del Ingeniero Jefe de Obras Publicas de esta Provincia, referente a las obras de urbanización proyectadas llevar a cabo contigua a la Plazuela del barrio de Las Arenas, reformando la rasante actual…” Pero no era este el único asunto relacionado con el barrio, también se trataba sobre la iluminación en una zona determinada de Santa Ana: “... Se da cuenta de un oficio del Cabo del puesto de la Guardia Civil del barrio de Las Arenas, en Santa Ana, suplicando que quede encendida toda la noche el foco de luz eléctrica, que se existe en la calle donde se encuentra situado el cuartel de dicha fuerza, el cual hasta ahora se viene apagando a las doce de la noche. El Ayuntamiento acordaba: Que el segundo Teniente de Alcalde, Sr. Bilbao, para que estudiando las luces o lámparas que existen en el barrio para el alumbrado público, disponga lo conveniente para que ese foco permanezca encendido toda la noche…”
También, en aquel pleno se daba cuanta de la resolución, para una solicitud de un deslinde de terrenos, de propiedad del Alcalde D. Santiago Diliz: “...Se da cuenta del informe emitido por los Sres. Sindico y Arquitecto Municipal, de la instancia presentada por D. Santiago Diliz vecino y propietario de esta, solicitando el deslinde de los terrenos de su pertenencia que se hallan pegantes a los públicos y se conocen aquellos con el nombre de “Heredades de San Nicolas-ondo”, situados cerca de Riberachu…”
En aquellas fechas el Ayuntamiento de Getxo utilizaba servicios de telefonía: “...Se ha abonado al Administrador de la Compañía de Teléfonos de Bilbao 90 pesetas por la suscripción de dos teléfonos, que costea el Municipio, correspondientes el cuarto trimestre del año…” Y metidos en los gastos corrientes del Ayuntamiento, también se pagaba a: “...Dña. Josefa Uribe, regente del la Fonda San Ignacio, 300 pesetas por el convite o cena que sirvió, previo ajuste, en la noche del cinco de octubre último, con motivo de la colocación de teja al Hospital Hospicio en construcción…”
Y había llegado el momento de proceder a la reparación y rotulación de las calles del Municipio, cuyas placas se hallaban en muy mal estado: “...Se da cuenta de una carta de D. Paulino Elejalde dirigida desde Bilbao al Alcalde, referente a la construcción de de placas de rotulación de calles y numeración de casas. El consistorio tomaba la decisión de: Teniendo en cuenta las necesidades que tienen las calles de una nueva rotulación, por hallarse en muy mal estado las placas o rótulos existentes, consideramos necesaria la sustitución de la numeración actual de casas y calles con placas esmaltadas, según propone el Sr. Elejalde…” Recordar que la primera rotulación de calles de Getxo, existente en el Archivo Municipal, es de 1887 (Código 2144, Signatura 4622-4).
La prensa de la época, siempre necesitada de nuevas noticias, que escaseaban, sobre todo las relativas a la vida en nuestra Anteiglesia, probablemente por que sus corresponsales o colaboradores, tras el estío, habían vuelto a la Villa, publicaba unos sueltos relacionados con las actividades cinegéticas de nuestra Anteiglesia: “...A consecuencia de haber infringido la ley de caza ha sido detenido por la guardia civil de Las Arenas un individuo llamado Mario Lujua…” ¿Quizá aquel escopetero se dedicaba a la caza del “Chimbo”, tan apreciada en la época, pero ya prohibida, el mismo diario decía en sus páginas: “…Se acabó para siempre la «poesía chimbera», o, por lo menos, tiene trazas de haberse escapado a la bilbaína tierra la felicidad que estaba reservada a los cazadores que se dedicaban con ardor a la persecución del «mantecoso chimbo». Por supuesto que tiene poca gracia que el Gobierno cobre 6 duros por una licencia con la cual no nos permita cazar lo único que en animales de vuelo se ve por aquí, y que son pájaros de paso…” (“El Noticiero Bilbaíno” del 28 de noviembre de 1895). Y cuidado que había afición a comer los pajaritos fritos, que incluso un comerciante de Hernani lo anunciaba, en la prensa bilbaína, en verso:
“...Si queréis los exquisitos.
Muy tiernos y muy bien fritos.
Superiores PAJARITOS.
Que llegan, por la mañana;
Diríjanse derechitos.
A «La Parra Castellana»…”
Otro de los productos de gran demanda en nuestros pueblos era la llamada “comida de los pobres” el exquisito rey de mares y casas “El Bacalao”. Y por aquellos días llegaba a nuestro puerto: “…Procedente de las costas de Terranova y del Labrador ha llegado a este puerto el bergantín «Hibérnia» con un importante cargamento de bacalao, consignado a la casa de comercio de D. Juan Luis Schmedling de esta plaza. Hace ya más de veinte años que no se han recibido cargamentos de bacalao de aquellas lejanas tierras en este puerto, y es muy frecuente oír a la gente ya anciana que por que no viene ahora tan sabroso pescado…” (“El Noticiero Bilbaíno” del 30 de noviembre de 1895).
Uno de los diarios bilbaínos recogía la noticia del fallecimiento de una vecina de Getxo: “...Ha fallecido en Algorta Dña. Andresa Menchacatorre, viuda de Arias, y madre del ilustre abogado D.Ignacio Arias…” Y aunque la esquela aclaraba que su domicilio estaba en el barrio de Santa María (Getxo). (“El Noticiero Bilbaíno” del 4 de diciembre de 1895).
En el pleno municipal del 5 de diciembre de 1895, se trataba sobre un hecho que definieron como de “Una Profanación”. Se trataba de una rotura de unas columnas en un panteón del cementerio de Algorta: “...Se da cuenta de un suelto, que con el título de “Una Profanación”, se inserta en el periódico “Las Noticias”, publicado con el n.º 542 en Bilbao el día 4 de diciembre del corriente, donde se dice haber ocurrido estos días “un hecho sacrílego”, en el cementerio de Algorta, que consiste en haber aparecido rotas las columnas de hierro que rodean un panteón familiar. Acordó el Ayuntamiento: Que con el fin de esclarecer los hechos denunciados , y de ser cierto, castigar a los culpables, se abra una información colocando por cabeza del expediente el referido número del periódico, y sea reconocido el cementerio detenidamente por una Comisión de esta Corporación, e informe de cuanto del particular observare…”
En la próxima entrada de esta serie veremos como, se produjo un conflicto en Algorta, por el tema de las clases particulares, que el Ayuntamiento había prohibido se dieran en colegio público.
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