Andra
Mari, un barrio disperso, que a principios del Siglo XX tan solo era
lugar de labradores, pues esta era la principal profesión de sus
moradores, celebraba las fiestas de San Isidro, al menos con
constancia documental, desde 1885. Aunque de su carácter rural y
ganadero pueden encontrarse datos en documentos del anterior siglo,
en 1887 se celebraba una feria ganadera, la del Angel de la Guarda,
que como relataba en mi entrada del jueves 3 de octubre de 2013, dio
mucho que hablar, para algunas mentes puritanas.
Su
desarrollo va a sufrir desde 1860 hasta 1900 un crecimiento inferior
al de su aledaño barrio de Algorta, mientras que Andra Mari
experimentaba un aumento de población del 39,2%, Algorta veía
incrementar la suya en un 105% y el barrio de Areeta-Las Arenas, de
incipiente creación, verá incrementarla de los 36 habitantes de
1860 hasta llegar a los 1411 del comienzo del Siglo XX; esta tónica
de crecimiento se mantendrá en los siguientes años. Por lo que esta
zona netamente rural mantendrá hasta 1960 sus características.
Nuestro
municipio exportador de cebones (cerdos), tal y como aparece relatado
en 1733, año en el que se se llevaron ocho cebones de Getxo a los
cercanos municipio Bizkainos de Gueñes y Sodupe. En 1859 Andra Mari
ya contaba con 830 cabezas de ganado, de las que 780 eran de vacuno;
en 1938 las cabezas de ganado eran 1243, de las que 926 eran de
vacuno. La producción agrícola era: (maíz 8108 Hl. y trigo 1940
Hl.), que tuvo su punto álgido entre los años 1858-1860. Sin
embargo, al finalizar el siglo verá caer su producción. Similar
tendencia seguirá su cabaña ganadera que pasará de 780 cabezas de
vacuno en 1858 hasta las 368 de 1882. La
construcción de la “Casa del Sindicato
Agrícola Católico”
que vería dar sus primeros pasos 13 de junio de 1916 de la mano de
Ramón Menchacatorre, fue uno de los hitos en la vida agraria de
Getxo. Construcción
que nacería de las manos del Arquitecto Emiliano Amann, este
edificio denominado “Nekazari
Etxea”,
tuvo en su parte trasera una vía aparcadero para la descarga de
sacos de piensos.
Sin
embargo varios factores van a condicionar la pervivencia de esta
actividad. Enfermedades de la cabaña, como la perineumonía
contagiosa, que en 1919 afectó a las localidades de Getxo y Berango.
La emigración de la población agraria por la irrupción de la
industria, supuso el paulatino abandono del campo, debido entre otras
razones a la caída de los precios entre 1926 y 1934. Al traslado de
la cabaña y su destrucción como consecuencia del Golpe de estado
franquista de 1936. La dificultad para su desarrollo en la posguerra,
supuso una disminución de la cabaña en Bizkaia, entre 1942 y 1950,
de un 24%. A
que la producción de trigo para pago de rentas, dejaba paso a la del
maíz, para la alimentación del ganado.
De la caída de la producción agraria entre los años 1950-1993 nos da una idea el gráfico publicado del Anuario estadístico de dichas producciones, de la publicación “El caserío vasco en el país de las industrias” de Maria Jose Ainz Ibarrondo. Todo ello junto a otros coadyuvantes provocaría el paulatino abandono de la actividad.
De la caída de la producción agraria entre los años 1950-1993 nos da una idea el gráfico publicado del Anuario estadístico de dichas producciones, de la publicación “El caserío vasco en el país de las industrias” de Maria Jose Ainz Ibarrondo. Todo ello junto a otros coadyuvantes provocaría el paulatino abandono de la actividad.
A
pesar de esta tendencia, la importancia de la actividad agrícola y
ganadera del barrio de Andra Mari, seguía teniendo importancia,
combinada esta con el trabajo en la cerca industria. Prueba de ello
es la construcción de la “Cooperativa Agrícola Ganadera”
que el 4 de mayo de 1946, da sus primeros pasos para constituirse.
En
torno a este mundo se desarrollaría la celebración festiva de San
Isidro en Andra Mari. La misma tuvo su momento más álgido en 1932,
año en que se celebró un concurrido concurso ganadero. Al mismo se
presentaron muchos y notables ejemplares de diversas razas. Caben
citar los premios otorgados en aquella la ocasión, entre ellos: en
la categoría de toros sementales a un ejemplar de Fermín Arbide del
caserío Gobela que obtuvo el primer premio; otro de los premiados
con un primer premio en su apartado (vacas con cría) fue Lorenzo
Aguirrechu del caserío Eguskiza, que presentó un magnifico ejemplar
de vaca suiza con dos crías.
Pero
en lo que respecta a la inclusión de esta festividad en un programa
de fiestas impreso, el primero del que se tiene constancia es el de
1935, con la programación que podemos ver en la fotografía
inferior. Y quizá el de mayor envergadura ganadera fuera el
patrocinado por la “Caja de Ahorros Vizcaina” en
1961, con motivo de dicha festividad.
A
lo largo de los años sus fiestas no dejaron de tener entre sus
programaciones las ferias agricolas-ganaderas y las concurrida
pruebas de bueyes. En 1950 se celebrarían pruebas de bueyes en Andra
Mari, la inscripción se realizaba en la Casa Venta de Getxo. Las de
1960 contarían con el Campeonato de Bizkaia de harrijasotzailes para
aficionados y un concurso de bertsolaris en el que intervinieron
Ormaetxe, Castrejana y Alberdi. Al año siguiente volvían las
pruebas de bueyes y un concurso comarcal de ganado vacuno (ver
cartel anunciador).
Las de 1963 y 1965 contaron con el
patrocinio de la C.A.V., se celebraron el miércoles 15 de mayo, y al
igual que las de 1932, tuvieron gran esplendor por la presencia de
importantes lotes ganaderos. Después de los años 80, estas fiestas
comenzaron su declive, aunque en los últimos años han visto
florecer su recuperación gracias al incansable trabajo de su
Comisión de Fiestas Popular, que este año nos propone un sugerente
cartel festivo para los días 14, 15, 16 y 17 de mayo, en el que
vuelven a aparecer la “Idi Probak” y una “Herri
Bazkaria” para el sábado día 16 de mayo.
Hasta
aquí un pequeño recuerdo de las fiestas de San Isidro de Getxo, que
esperemos se celebren este año, acompañadas de buen tiempo. !La
alegría ya la portan los asistentes!.
Alegría y ruido, mucho ruido, porque ya no hay fiesta sin decibelios a tope, incluso de noche. ¡Menuda porquería! Y así todo el verano
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