Terminada la Guerra de 1937, la Iglesia oficial, fiel aliada de los golpistas, a quienes cobijo bajo palio, comenzó su particular cruzada de evangelización, de una población que consideró perdida y poco afín a la causa.
Un exponente de ello fue Casimiro Morcillo en 1950 designado primer obispo de Bilbao, que llevaría a cabo la misión del Nervión.
Las grandes misiones de Vitoria (1951) y del Nervión (1953). Fueron un mecanismo de control religioso-social, que conocemos para otras épocas con el nombre de Inquisición, desemboca después de la guerra (1936-39) en un poderoso mecanismo también religioso-social con las mismas esencias del siglo XVI, llamado «nacional-catolicismo». Se realizaron como Misiones populares «de aplauso y amén» para todas las diócesis.
La Misión, pues, duraba 15 días, y era impartida por 150 misioneros que de antemano habían recibido notificación minuciosa del número de fieles de su centro, su categoría social, los problemas que importaba abordar o las dificultades con las que podían tropezar, etc. Al término de cada jornada, cada centro enviaba a la Secretaría general su «parte de guerra» donde se detallaban todos los pormenores.
Dos años más tarde en 1953, igualmente exótica y flamígera, llegaba la misión del Nervión. «Ecclesia» con un impresionante reclamo fotográfico lo recordaba así: «porque esta misión general de la diócesis vizcaína ha sido la de las multitudes.
Efectivamente, durante tres semanas enteras, primero dentro del mismo Bilbao y luego desde Usánsolo y Galdákao hasta Getxo y Santurce, todo a lo largo de esa ría del Nervión, trescientos fervorosos misioneros, en más de cien centros de misión, recordaron a casi medio millón de almas las verdades fundamentales de la santa fe, exhortándolas a la renovación de la vida cristiana y ofreciéndoles generosamente reconciliación y perdón.
La Misión del Nervión abarcó a más de la mitad de la población vizcaína ya que conjuntamente se misionó todo el entorno de Bilbao.
En realidad se trataba de volver a cristianizar una parte de la población. Algunos símbolos religiosos locales, como la Virgen de Begoña, fueron reinterpretados según los nuevos preceptos y, a veces, las fiestas religiosas se hacían coincidir con fiestas patrióticas.
Las autoridades eclesiásticas locales organizaron ceremonias en las cuales las referencias absolutas eran Dios y el Caudillo. Una parte del clero utilizó el espacio público para materializar el dominio de la Iglesia sobre la sociedad y su voluntad de conquistar a los hombres.
Las principales calles y plazas se llenaron de procesiones faraónicas en las cuales la población, las autoridades civiles y las militares juraban fidelidad a la Iglesia.
La envergadura de tal proyecto demuestra perfectamente cuáles fueron los objetivos que perseguía la Iglesia local en esa época y hasta qué punto ésta quedó asociada al control de la población.
Los beneficios que obtuvo una parte del clero parroquial a cambio de su apoyo al franquismo fueron considerables.
Los periodicos de la época recogian estos eventos con gran amplitud informativa asi hasta le “ABC”, “La Vanguardia” y otros locales, hablaban sobre la grandiosidad de la “Mision”.
El Domingo 15 de Noviembre de 1953 Pio XII emitió un comunicado con motivo de la clausura de la “Santa Misión del Nervión”. En el que entre otras cosas decía “Y tú, Madre Santísima de Begoña, que desde ese sagrario del Señorío de Bizkaia parece como que te complaces contemplando la fidelidad y la devoción de estos tus buenos hijos.......”
En el barrio de Romo se celebraron procesiones muy de madrugada, las calles estaban llenas de altavoces, y en sus calles se instalaron, estrategicamente, altares donde paraban para hacer proclamas religioso-políticas, así se dispusieron en la calle Ibaiondo y Santa Eugenia. A los vecinos que no interesaba el asunto, que en aquellos tiempos no podian expresar su desacuerdo, no les quedo mas remedio que oír aquellos “mitines” ya que los altavoces se escuchaban por todo el barrio.
Así eran aquellos tiempos en que el poder y la iglesia caminaban juntos, aunque esto nunca ha sido una novedad ya que siempre lo han hecho.
Hahaha muchas gracias me habian mandado hacer un trabajo en el instituto sobre una fiesta religiosa en mi comunidad y me han piesto un sobre gracias a la informacion de tu blog gracias
ResponderEliminarYo que era de misa diaria q era de acción católica e hija de maria me hicieron recapacitar por la falta respeto del iglesia católica de madrugada los altavoces sin respeto a enfermos o trabajadores con necesidad de descanso. Tenía yo 14 años y poco a poco me fui revelando contra tales imposiciones muestra de una gran soberbia.
ResponderEliminarTambién los soldados del Regimiento de Garellano Nº 45, de Bilbao, tuvimos nuestra misión.
ResponderEliminarDe madrugada : Diana, aseo, desayuno y Misión.
Al fina del día : .....Misión ,cena y silencio.
Por las calles unos altavoces repetían rezos y cánticos a varias horas del día.
Las pláticas en el cuartel eran rápidas y sin demasiada floritura. Un capellán explicó los Mandamientos, y nos dijo que había obligación de observarlos y cumplirlos, sin excusas ni pretextos. No nos hablaron demasiado, eran concisos y parcos en palabrería. Fe militar, como la que ostentaba el Capellán. Y punto.
Pese a que al soldado no le penetraba demasiado el ambiente que se había creado, observaba y participaba con corrección.
Ahora, con 66 años más en la cuenta, se contempla aquella situación con un tanto de nostalgia y ternura.