En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como la prensa daba la noticia de que las obras del muelle del puerto exterior en la parte de Guecho avanzaban con rapidez.
Según contaba la prensa bilbaína, tanto en Las Arenas como en Algorta, algunas familias de posición desahogada eran aficionadas a los toros, por lo que el tranvía eléctrico estableció servicios especiales para acudir a Bilbao con motivo de las corridas del 2 de mayo: “...La Compañía del Tranvía Eléctrico ha anunciado el servicio para los días 2 y 8 de mayo, como en años anteriores, a la plaza de toros de Bilbao. Ambos días habrá servicio especial directo de la línea de Las Arenas a Vista Alegre, también al teatro, llegando los coches de las 8 y 9 de la noche hasta Algorta. Y además aprovechaban en el mismo medio para anunciar que todos los aficionados al buen chacolí, podían acudir al caserío Erdicoechea, en el barrio de Zugastinovia, que esta junto a la plaza de toros...” (El Noticiero Bilbaíno del 2 de mayo de 1896).
Mientras, en Bilbao la clase obrera, la víspera había recorrido algunas calles: “...Con sus banderas desplegadas, dando vivas a la unión obrera y mueras a los burgueses. También en la Arboleda se paralizaban los trabajos en las minas...” (El Nervión del 2 de mayo de 1896).
El ambiente festivo en la Villa bilbaína desde el primero de mayo, en el que se comenzaba a celebrar 2 de esa fecha, era de reseñar, ya que los gigantes y cabezudos animaban a los más pequeños, desde primeras horas de la mañana: “...Esta mañana a las once, el antiguo D. Terencio, precedido de tamborileros, fueron desde el Curding hasta la calle de la Cruz; en cuyo lugar aguardaban los nuevos gigantones. La comitiva se puso en marcha por este orden: El viejo D. Terencio, el nuevo D. Terencio, Dña. Tomasa, el Arratiano, la Arratiana, el Turco y la Turca, el Moro y la Mora, acompañados de unos doce enanos, dirigiéndose por las calles de la Cruz, Sombrerería, Correo y Arenal al Ayuntamiento. Delante del Ayuntamiento iniciaron sus habilidades coreográficas; regresando después a su domicilio en medio del mayor entusiasmo...” (El Nervión del 2 de mayo de 1896). Al día siguiente, al parecer por desparpajo en los bailes o quizá debido a algún excesillo, uno de los gigantes estaba lesionado “...Parece que uno de los Gigantes, el Arratiano, a consecuencia, sin duda, del bailoteo de ayer, sufrió algunas averías...” (El Noticiero Bilbaíno del 3 de mayo de 1896).
La prensa bilbaína alababa la conducta de uno de los empleados del ferrocarril de Las Arenas a Plencia: “...Tenemos verdadera satisfacción en hacer resaltar la conducta honrosa de un modesto empleado del ferrocarril de Las Arenas a Plencia el guardafrenos Justo Barrenechea. Este modesto empleado, al revisar anteayer los coches, se encontró un portamonedas con 155,60 pesetas y otros varios objetos, que entregó inmediatamente al señor jefe de la estación de Las Arenas. Este mismo individuo encontró el 13 de Marzo último, una pulsera, de oro con brillantes, y el 22 del mismo una moneda de oro de dos libras esterlinas, en forma de dije para reloj...” ( El Noticiero Bilbaíno del 4 de mayo de 1896).
En el pleno municipal de Getxo, del 7 de mayo de 1896, se daba cuenta de la solicitud del propietario del “Hotel Ventura”, años más tarde conocido con “Café Recreo”, de Las Arenas, para la construcción de su característico enverjado exterior: “...Se da cuenta de una instancia que a nombre del propietario D. Jenaro Sanz, presenta D. José Garate, solicitando permiso para construir un enverjado en el frente de la casa llamada “Hotel Ventura” en el barrio de Las Arenas, dentro de la propiedad según el croquis que acompaña. El Ayuntamiento accede a dicha petición con la condición de que dicha obra se decente y no desdiga el ornato público...”
En el mismo pleno municipal el Ayuntamiento decidía: “...Que a los alguaciles y encargado de las aguas y al mismo tiempo alguacil del Municipio se proporcionen trajes de paño con sus respectivas gorras...”
Como decía en mi entrada número 31, de esta serie, el ambiente para las elecciones de Senadores e Bizkaia, recién celebradas, habían estado bastante calientes, se rompieron listas en colegios electorales y algunos agentes electorales ofrecían dinero a cambio de votos. También en Getxo se produjo alguna anomalía. En el pleno del 7 de mayo de 1896 se producía una queja de un personaje público de Algorta al haber sido eliminado de las listas de electores compromisarios para senadores: “...Se da cuenta del expediente instruido por la Alcaldía a cerca de al queja elevada por D. Idelfonso de Arrola, fechada el 15 de abril último, quejándose de haber sido eliminado de la lista de electores compromisarios para Senadores, en la cual ha venido figurando con anterioridad al año 1894, y visto el resultado de las expresadas diligencias se desprende que el quejante, Sr. Arrola, figuró en las listas formadas en 1894 y anteriores, y que habiendo estado al frente de los trabajos de la Secretaría por enfermedad del Secretario Contador, D. Emilio Saliquet y como escribiente D. Justo Barrenechea a finales del año 1894 y principios del 1895, y formada para este primero de enero por el escribiente la lista de Electores Compromisarios para Senadores, donde no consta ni en la anterior, el nombre del expresado Sr. Arrola, ninguno de los mencionados Saliquet y Barrenechea se acuerdan ni dan razón con que datos se formó la lista de 1895, después de una razonada deliberación acordó este Ayuntamiento: Hacer constar el desagrado con que ha visto la eliminación del citado Sr. Idelfonso Arrola de dichas listas, sin que nadie de razón de la causa ni motivo...”
Una noticia cuando menos curiosa vista desde hoy era la relativa al nombramiento como Senadores a algunos Prelados de distintas diócesis. Eran nombrados senadores los siguientes miembros de la prelatura: “...Prelados Senadores: Por la archidiócesis de Toledo ha elegido al Obispo de Plasencia. La de Sevilla al de Cáceres. De Granada al de Guadix. La de Zaragoza al da Pamplona. La de Tarragona al de Barcelona. La de Valencia al de Mallorca. Y la de Burgos al de Vitoria...” (El Noticiero Bilbaíno del 7 de mayo de 1896). El artículo 15 del Título III de la Constitución establecía que: “...Solo podrán ser nombrados senadores los españoles que, además de tener treinta años cumplidos, pertenezcan a las clases siguientes, entre otros: ...los Arzobispos y Obispos...”
En la próxima entrada de esta serie veremos como se cambiaba el nombre a la calle Mayor de Algorta por el de Avenida Basagoiti.
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