En
la anterior entrada veíamos cómo la traída de aguas a Getxo, uno
de los tema recurrentes a lo largo de los años, a medida que la
población iba aumentando en número de habitantes.
El
6 de agosto de 1885, un vecino de la Vega de Santa Eugenia, D. Juan
Bautista Elortegui presidente de la “Comisión de Limpieza de
Vegas”, solicitaba se asignara una partida del presupuesto para la
limpieza del río Gobela: “...«En
el trayecto que mediaba entre el lavadero a que acuden la lavanderas
de Portugalete y los vallados del Sr. Urquizu»...”
Cómo eran tiempos de epidemia de cólera y se presumía que al
quedar las aguas estancadas en dicho punto podía ser una fuente de
contagio, el Ayuntamiento acordó se realizara la limpieza de dicho
tramo.
En
esas mismas fechas eran los vecinos el Puerto Viejo de Algorta
quienes se quejaban al Ayuntamiento por el estado del camino de
“Ascane”. Quien presentó la queja fue D. Eleuterio Larrea, en
nombre de las también vecinas, y hermanas, Dña. Beatriz y Rosalía
de Cortina, solicitando: “...«Se
prohíba a D. Eladio de Sustacha por el camino callejón que linda
con la casa “Ascane la Nueva” de las citadas hermanas, por no ser
aquella vía para transito de carros»...”
Al parecer en esos años se pedía consejo a las personas de mayor
edad en dicho barrio, ya que el consistorio acordaba: “...«Que
oído a los más ancianos del barrio cree que no se debe dejar
transitar a ningún carro por dicho callejón, pues nunca ha sido
costumbre. Y en lo sucesivo se prohíbe circular carros por el
callejón de Ascane»...”
Eran
tiempos de abrir nuevas vías de comunicación con los pueblos
cercanos. El 20 de agosto de 1885 y a propuesta del Ayuntamiento de
Berango, se acordaba estudiar por el Ayuntamiento de Getxo una vía
de comunicación por las vegas de Berango y Algorta por Villabota y
Salsidu. También se habían realizado las obras del camino desde el
Ángel a Goñibarri. Así cómo el camino de carros, realizado por el
herrero de san Martín, desde el alto de dicha calle hasta Telletxe.
El
27 de agosto de ese mismo año eran D. León Fernández, D. Eduardo
Aguirre y D. José María Olabarri quienes, comisionados por otros
residentes en Las Arenas, solicitaban al Ayuntamiento la construcción
de una iglesia en el barrio. Para ello solicitaban ayuda económica
del consistorio: “...Para
aumentar los recursos con que ya contamos...”
El consistorio de Getxo denegaba dicha ayuda alegando que:
“...Contando
el municipio con la iglesia de San Nicolas de Algorta construida con
aportaciones voluntarias, y hallándose otra en construcción, con
aportaciones iguales a la anterior, de advocación a San Ignacio,
también en Algorta; y la de Santa María de Getxo necesitada de
reparaciones, no procede que el Ayuntamiento, de sus fondos, destine
ninguna cantidad para esas obras...”
Además parece que al consistorio no sentó muy bien que esa
representación, sin haber solicitado permiso del Ayuntamiento,
habían levantado un plano de dicha edificación en un solar de
propiedad municipal. Hablaban de la antigua iglesia de Las Mercedes.
El
31 de agosto de 1885 el Gobernador de la Provincia decretaba, en el
Boletín Oficial, una orden para una suscripción nacional para la
atención a las necesidades derivadas de la epidemia de cólera en la
cercana provincia de Santander y otras del reino. Aquel mismo día,
y aunque la epidemia estaba decreciendo, la prensa bilbaína decía:
“...Según
los partes que publica la Gaceta del día 29 del corriente, en las
últimas 24 horas ocurrieron en toda España 3.577 invasiones ; 1.172
defunciones por el cólera…”
Ese mismo día quedaba formada en Bilbao una Junta de Sanidad, con
mandato a nivel provincial: “...Dicha
Junta se compone de los Sres. Gobernador civil, presidente de la
Diputación, alcalde de Bilbao, presidente de la Audiencia,
arcipreste del partido y coronel jefe de la zona militar, y de los
vecinos D. José Tomás Epalza y D. Juan Alzuyeta. Su primer acuerdo
ha sido el de encargar a los alcaldes que adopten cuantas
disposiciones les sugiera su celo para que el resultado de la
suscripción responda al humano sentimiento que la inspira…”
El consistorio de Getxo a su vez informaba de las medidas que había
tomado para evitar que dicha epidemia se propagara por Getxo, se
había dispuesto lo siguiente: “...Que
el día primero del actual mes, se habían arrendado por una peseta
diaria dos alcobas independientes, en la casa titulada “Cafe de la
Marina”, situada en el Puerto de Algorta, a Dña. Crescencia
Encera, con el fin de tener en observación en ellas a las personas o
marinos procedentes de los puertos de Santander y otros puntos
infectados, que traten de desembarcar en esta población...”
Y previsores ellos, para el caso de que a pesar de las medidas
tomadas la epidemia se extendiera entre nuestra población, acordaron
abrir una suscripción en los tres barrios del municipio (Santa
María, Algorta y Las Arenas), a través de personas de renombre,
designado para tal menester por el barrio de Algorta al Alcalde D.
Juan Antonio Aldecoa, al juez municipal D. Alejo Zalduondo y al cura
párroco D. Martín Fernández Retana, encabezaban la suscripción
los siete concejales residentes en dicho barrio con 100 pesetas; por
el barrio de Santa María lo hacían los regidores D. Dámaso Ibarra
y el cura párroco D. Francisco Ugartechea; por el barrio de Las
Arenas eran nombrados D. Andrés Larrazabal y el coadjutor D. León
Fernández Martínez. Adquiría a su vez el compromiso de devolver el
dinero a los suscriptores si dicha epidemia no llegaba a afectar a
nuestro Pueblo.
En
el pleno del 31 de agosto se informaba así mismo del importe de los
gastos de los festejos, que con motivo de las fiestas locales, se
habían celebrado en los meses de julio y agosto, los cuales
ascendían a 806,45 pesetas.
El
13 de septiembre de 1885, el Gobernador de la provincia enviaba un
oficio, en el que daba cuenta de otro del Capitán General del
Distrito, en el que se decía: “...Se
entrega el Fuerte las Canteras” a este Pueblo, con destino a
hospital de coléricos, para el desgraciado caso de que fuera
invadido este pueblo por la enfermedad epidémica del cólera...”
Dicha entrega, de carácter provisional, iba a ser realizada bajo un
inventario de enseres del Cuerpo de Artillería, en un encuentro que
debían realizar un delegado municipal y un responsable del cuerpo de
ingenieros. Se establecía que se pusieran a disposición del
Ayuntamiento en dicho fuerte, tres camas completas, abonando tres
reales al día por cada cama, mientras no se diera ningún caso de
cólera; y así poder evaluar el verdadero costo una vez se diera
algún brote epidémico. El responsable del fuerte era D. Matías
Cuevas que habitaba dicho establecimiento militar, persona con la que
habían de convenir el verdadero coste que debía de ser satisfecho
por el consistorio de Getxo.
Una
de las medidas profilácticas fue la compra de cloruro de cal y
sulfato de hierro: “...Para
echar en los escusados o comunes de los edificios públicos y
alcantarillado...”
Algunos caños que arrojaban a la vía pública sus aguas sucias
fueron cegados, para evitar que pudieran contribuir a la propagación
de la enfermedad.
En
la siguiente entrada veremos cómo la Escuela de Niñas Pobres de la
Fundación Cortina realizaba los exámenes y cómo se agradecía a la
directora de la misma el celo demostrado para la mejora de la
enseñanza.
Una lastima que las fotografias que se editan en este blog no tengan fecha (año) ni siquiera aproximado o estimado
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