miércoles, 12 de septiembre de 2018

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -52-



En la anterior entrada veíamos cómo la traída de aguas a Getxo, uno de los tema recurrentes a lo largo de los años, a medida que la población iba aumentando en número de habitantes.

El 6 de agosto de 1885, un vecino de la Vega de Santa Eugenia, D. Juan Bautista Elortegui presidente de la “Comisión de Limpieza de Vegas”, solicitaba se asignara una partida del presupuesto para la limpieza del río Gobela: “...«En el trayecto que mediaba entre el lavadero a que acuden la lavanderas de Portugalete y los vallados del Sr. Urquizu»...” Cómo eran tiempos de epidemia de cólera y se presumía que al quedar las aguas estancadas en dicho punto podía ser una fuente de contagio, el Ayuntamiento acordó se realizara la limpieza de dicho tramo.

En esas mismas fechas eran los vecinos el Puerto Viejo de Algorta quienes se quejaban al Ayuntamiento por el estado del camino de “Ascane”. Quien presentó la queja fue D. Eleuterio Larrea, en nombre de las también vecinas, y hermanas, Dña. Beatriz y Rosalía de Cortina, solicitando: “...«Se prohíba a D. Eladio de Sustacha por el camino callejón que linda con la casa “Ascane la Nueva” de las citadas hermanas, por no ser aquella vía para transito de carros»...” Al parecer en esos años se pedía consejo a las personas de mayor edad en dicho barrio, ya que el consistorio acordaba: “...«Que oído a los más ancianos del barrio cree que no se debe dejar transitar a ningún carro por dicho callejón, pues nunca ha sido costumbre. Y en lo sucesivo se prohíbe circular carros por el callejón de Ascane»...”

Eran tiempos de abrir nuevas vías de comunicación con los pueblos cercanos. El 20 de agosto de 1885 y a propuesta del Ayuntamiento de Berango, se acordaba estudiar por el Ayuntamiento de Getxo una vía de comunicación por las vegas de Berango y Algorta por Villabota y Salsidu. También se habían realizado las obras del camino desde el Ángel a Goñibarri. Así cómo el camino de carros, realizado por el herrero de san Martín, desde el alto de dicha calle hasta Telletxe.

El 27 de agosto de ese mismo año eran D. León Fernández, D. Eduardo Aguirre y D. José María Olabarri quienes, comisionados por otros residentes en Las Arenas, solicitaban al Ayuntamiento la construcción de una iglesia en el barrio. Para ello solicitaban ayuda económica del consistorio: “...Para aumentar los recursos con que ya contamos...” El consistorio de Getxo denegaba dicha ayuda alegando que: “...Contando el municipio con la iglesia de San Nicolas de Algorta construida con aportaciones voluntarias, y hallándose otra en construcción, con aportaciones iguales a la anterior, de advocación a San Ignacio, también en Algorta; y la de Santa María de Getxo necesitada de reparaciones, no procede que el Ayuntamiento, de sus fondos, destine ninguna cantidad para esas obras...” Además parece que al consistorio no sentó muy bien que esa representación, sin haber solicitado permiso del Ayuntamiento, habían levantado un plano de dicha edificación en un solar de propiedad municipal. Hablaban de la antigua iglesia de Las Mercedes.


El 31 de agosto de 1885 el Gobernador de la Provincia decretaba, en el Boletín Oficial, una orden para una suscripción nacional para la atención a las necesidades derivadas de la epidemia de cólera en la cercana provincia de Santander y otras del reino. Aquel mismo día, y aunque la epidemia estaba decreciendo, la prensa bilbaína decía: “...Según los partes que publica la Gaceta del día 29 del corriente, en las últimas 24 horas ocurrieron en toda España 3.577 invasiones ; 1.172 defunciones por el cólera…” Ese mismo día quedaba formada en Bilbao una Junta de Sanidad, con mandato a nivel provincial: “...Dicha Junta se compone de los Sres. Gobernador civil, presidente de la Diputación, alcalde de Bilbao, presidente de la Audiencia, arcipreste del partido y coronel jefe de la zona militar, y de los vecinos D. José Tomás Epalza y D. Juan Alzuyeta. Su primer acuerdo ha sido el de encargar a los alcaldes que adopten cuantas disposiciones les sugiera su celo para que el resultado de la suscripción responda al humano sentimiento que la inspira…” El consistorio de Getxo a su vez informaba de las medidas que había tomado para evitar que dicha epidemia se propagara por Getxo, se había dispuesto lo siguiente: “...Que el día primero del actual mes, se habían arrendado por una peseta diaria dos alcobas independientes, en la casa titulada “Cafe de la Marina”, situada en el Puerto de Algorta, a Dña. Crescencia Encera, con el fin de tener en observación en ellas a las personas o marinos procedentes de los puertos de Santander y otros puntos infectados, que traten de desembarcar en esta población...” Y previsores ellos, para el caso de que a pesar de las medidas tomadas la epidemia se extendiera entre nuestra población, acordaron abrir una suscripción en los tres barrios del municipio (Santa María, Algorta y Las Arenas), a través de personas de renombre, designado para tal menester por el barrio de Algorta al Alcalde D. Juan Antonio Aldecoa, al juez municipal D. Alejo Zalduondo y al cura párroco D. Martín Fernández Retana, encabezaban la suscripción los siete concejales residentes en dicho barrio con 100 pesetas; por el barrio de Santa María lo hacían los regidores D. Dámaso Ibarra y el cura párroco D. Francisco Ugartechea; por el barrio de Las Arenas eran nombrados D. Andrés Larrazabal y el coadjutor D. León Fernández Martínez. Adquiría a su vez el compromiso de devolver el dinero a los suscriptores si dicha epidemia no llegaba a afectar a nuestro Pueblo.

En el pleno del 31 de agosto se informaba así mismo del importe de los gastos de los festejos, que con motivo de las fiestas locales, se habían celebrado en los meses de julio y agosto, los cuales ascendían a 806,45 pesetas.


El 13 de septiembre de 1885, el Gobernador de la provincia enviaba un oficio, en el que daba cuenta de otro del Capitán General del Distrito, en el que se decía: “...Se entrega el Fuerte las Canteras” a este Pueblo, con destino a hospital de coléricos, para el desgraciado caso de que fuera invadido este pueblo por la enfermedad epidémica del cólera...” Dicha entrega, de carácter provisional, iba a ser realizada bajo un inventario de enseres del Cuerpo de Artillería, en un encuentro que debían realizar un delegado municipal y un responsable del cuerpo de ingenieros. Se establecía que se pusieran a disposición del Ayuntamiento en dicho fuerte, tres camas completas, abonando tres reales al día por cada cama, mientras no se diera ningún caso de cólera; y así poder evaluar el verdadero costo una vez se diera algún brote epidémico. El responsable del fuerte era D. Matías Cuevas que habitaba dicho establecimiento militar, persona con la que habían de convenir el verdadero coste que debía de ser satisfecho por el consistorio de Getxo.

Una de las medidas profilácticas fue la compra de cloruro de cal y sulfato de hierro: “...Para echar en los escusados o comunes de los edificios públicos y alcantarillado...” Algunos caños que arrojaban a la vía pública sus aguas sucias fueron cegados, para evitar que pudieran contribuir a la propagación de la enfermedad.

En la siguiente entrada veremos cómo la Escuela de Niñas Pobres de la Fundación Cortina realizaba los exámenes y cómo se agradecía a la directora de la misma el celo demostrado para la mejora de la enseñanza.

1 comentario:

  1. Una lastima que las fotografias que se editan en este blog no tengan fecha (año) ni siquiera aproximado o estimado

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