En
la anterior entrada veíamos cómo los veranos de 1888 resultaban,
musicalmente hablando, muy divertidos y los conjuntos musicales se
prodigaban por nuestro Pueblo durante toda la estación de baños.
A
finales de agosto de 1888 la línea telegráfica, que ya era una
realidad en nuestro municipio, ofrecía en el pleno del Ayuntamiento
datos de gastos. Dentro de ellos aparecían: “...La
cuenta última de los gastos ocurridos durante la construcción de la
línea telegráfica de esta localidad que asciende a 995,42 pesetas,
así como otras referidas al material empleado y las pruebas de
aislamiento…”
Por otro lado se daba cuenta de la recaudación obtenida en dicha
estación desde el 12 al 30 de agosto que alcanzaba las 42,05
pesetas. Para aquella estación telegráfica se trajeron desde Bilbao
varios materiales necesarios para su uso y mantenimiento: Sellos, un
quinqué, un plumero y gamuza, un reloj y goma arábiga todo ello
valorado en 71,40 pesetas.
El
6 de septiembre de ese año se daba cuenta en el pleno del
Ayuntamiento de Getxo de la presentación por parte de D. Juan
Bautista Cortina, vecino de Bilbao, y testamentario de su hermana
Dña. Rogelia Cortina, una instancia en la que presentaba los planos
para: “….La
construcción de un convento para Trinitarios en un terreno comprado
en el punto de “San Martin-Ondo”, cerca de la casa llamada
“Miragaray” en esta población de Algorta...”
En
esas fechas el puente que daba paso al Fuerte de las Canteras de
Aiboa estaba en mal estado, por lo que se decidía repararlo para
facilitar el acceso a este punto de extracción de piedra para
arreglo de calles y viviendas del municipio.
Los
planes de prevención de las temidas epidemias (cólera, viruela,
etc.) estaban entre las principales preocupaciones del consistorio de
Getxo. Por eso se establecía en septiembre de 1888 un plan de
vacunación para todos los niños de “ambos sexos” del municipio,
así como de revacunación para todos los vecinos que lo solicitaran.
Para ello se ordenó traer cuatro tubos de cristal que contuvieran
dichas vacunas. Años más tarde, en 1903, se establecería la
gratuidad de la vacuna, así como la obligación de llevar un libro
de registro en el que constatara la fecha, edad y vecindad de cada
uno de los vacunados y revacunados. De la temida viruela se habían
producido dos fallecimientos en la calle San Nicolás de Algorta el 3
de agosto.
En
septiembre de 1888 se producía un hecho de gran trascendencia
económica para la provincia de Bizkaia, el gobierno de la Nación
adjudicaba la construcción de tres cruceros de faja blindada
(Infanta María Teresa, Vizcaya y Almirante Oquendo) a la casa
“Martínez Rivas Palmer y Compañía”. En Bilbao la noticia fue
recibida según relataba “El Noticiero Bilbaíno” del 6 de
septiembre: “...Con
un repique general de campanas y el disparo de multitud de voladores
anunciando, poco después de las diez de la noche la noticia,
iluminándose a continuación los balcones de la “Sociedad
Bilbaína”, “El Sitio”, la “Euskal-erria”, el “Club
Náutico”, el de “Regatas y la Amistad”, así como numerosas
casas particulares…”
Aquel acontecimiento iba a suponer la creación de la factoría
“Astilleros del Nervión” para cumplimentar la adjudicación
antes citada. Aquel acontecimiento ocupó amplios espacios en la
prensa local de la época “El Noticiero Bilbaíno” y en otros de
tirada madrileña “La Época” y “La Ilustración Española y
Americana”, durante los meses de agosto y septiembre de aquel año.
El consistorio de Getxo, ante aquel evento, decidía el 6 de
septiembre de 1888: “...Se
remita a la prensa de Bilbao un telegrama haciendo pública la
grandísima impresión y alegría que ha producido la noticia de la
adjudicación para la construcción de los tres cruceros. Así mismo
se haga una demostración al referido Sr. Rivas, presentándose ante
él este Ayuntamiento en corporación con la banda de música, en
unión de algunas personas de la localidad en representación de
artes, oficios y la clase acomodada de la misma, para darle a
entender un testimonio de alegría y júbilo que se profesa en este
pueblo por la gloria obtenida...”
En aquella celebración se lanzaron voladores de D. Juan Barrena
Charlen. Decía en su edición del 7 de septiembre de 1888 “El
Noticiero Bilbaíno”: “...Uno
de los pueblos que con más entusiasmo han recibido la noticia de la
adjudicación de los cruceros ha sido el de Algorta, donde el
miércoles por la noche se hicieron grandes demostraciones de
regocijo. Reunidos por la tarde en sesión el Ayuntamiento acordó ir
hoy en corporación a felicitar solemnemente al Sr. Martínez Rivas
en su casa de Las Arenas…”
En 1889 comenzaron la construcción del astillero, y a pesar de que
más tarde los trabajos de estas factoría quedaba paralizada, el 30
de agosto de 1891 la Regente botaba el primero de los cruceros (ver
foto superior de la Ilustración Española y Americana). En abril de
1892 D. José Martínez Rivas anunciaba la imposibilidad de continuar
con el proyecto por lo que Gobierno rescindió el contrato y ordenó
la incautación de los astilleros. La construcción de los buques
continuó bajo la supervisión de la Armada.
Se
decía en aquellos días al referirse a la actividad industrial:
“...El
espíritu de empresa que existe en Vizcaya está produciendo
resultados tan satisfactorios, que la ponen a la cabeza de las demás
de la nación en riqueza industrial y comercial; pero tomarían aún
estos elementos de prosperidad mayores proporciones, si muchos
capitales que hoy se emplean en operaciones de bolsa o en otras
imposiciones que ningún beneficio reportan a las clases
trabajadoras, se dedicasen a varías industrias que son aún
susceptibles de explotación en mayor escala que la que hoy se hace.
Una de ellas, y cuyos beneficios están palpables, es en la
fabricación de cal hidráulica. El comienzo de las obras del puerto,
que en breve será un hecho, abre a esta industria un vasto y seguro
campo, para la construcción de blocks para todas las obras que
tengan relación con el citado puerto. En esto ramo industrial podría
decirse que nos hallamos en el prólogo, porque no otra cosa puede
llamarse a las dos fabricas hoy existentes: una en Algorta, propiedad
del Sr. Uria, y otra en Barrica, propiedad del Sr. Aramberria...”
En
septiembre de 1888 el Ayuntamiento de Getxo acordaba: “...Conceder
permiso a los vecinos para cortar argoma en el monte comunal de la
Galea, desde el punto de la casa o barrera de la jurisdicción de
Dilizandi hasta enfrente de la entrada del caserío Cortiñe; en el
barrio de Baserri y si no fuera suficiente en todo Aiboa o canteras
de Algorta. El corte de la argoma se realizo desde el día 17 de
septiembre debiendo terminar el trabajo el 16 de octubre. El horario
de trabajo era de 6:30 de al mañana hasta la puesta del sol.
Solamente se autorizaba a realizar el tajo a un vecino por día, no
pudiendo extraer más de seis carradas durante las fechas
señaladas...”
Cómo ya he relatado en anteriores ocasiones la argoma era un bien
muy apreciado por los agricultores, la cual era depositada en un
lugar de almacenaje, y durante el otoño junto a paja, helecho,
hojarasca, y otras materias, se pudriera durante el invierno,
transformándose en materia apta para el abono de los campos.
En
la próxima entrada veremos cómo se daba cuenta en el pleno del
Ayuntamiento de Getxo de la recepción de un oficio del Director
General de Correos y Telégrafos, en el que se indicaba que desde el
día primero de septiembre la estación telegráfica se denominaría
de “Algorta”.
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