jueves, 11 de abril de 2019

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -91-



En la anterior entrada veíamos cómo el día 19 de agosto de 1888 quedaba abierta al público la estación telegráfica establecida en Algorta. Pero sobre el hecho más transcendente para la vida del Municipio, cómo quedaron sentadas las bases, el 18 de agosto de ese año, que evitaron que Las Arenas de segregara de Getxo.

Los músicos de la banda municipal tenían al parecer mucha aceptación por otras poblaciones, el 23 de agosto de 1888 eran reclamados para tocar en las fiestas de San Juan de Somorrostro.

Los trajes de verano de la policía municipal eran elaborados por el sastre Martínez, Parra y Compañia. Aquel verano de 1888 confeccionó tres trajes y dos gorras por un importe de 55,50 pesetas. Y los machones de piedra de los faroles del alumbrado público lo era por el cantero D. León Landeta.

Aquellos veranos de 1888 resultaban, musicalmente hablando, muy divertidos. Los conjuntos musicales se prodigaban por nuestro Pueblo, durante toda la estación de baños, En el salón de bailes del balneario “Baños de Mar Bilbaínos” de Las Arenas tocaba un sexteto diariamente los días de verano, dentro de la población también actuaban agrupaciones musicales como “La Armonía” o “La Unión Artística”, que se repartían para amenizar los jueves y domingos. Por su parte la banda de música de Getxo tocaba en Algorta los días de verano. Los pianos de manubrio, los corros de ciegos, los acordeonistas y otras formas musicales llenaban de ambiente a nuestras plazas durante los días del estío y las fiestas. Y es que en ese verano de 1888, durante las fiestas de Algorta (San Ignacio), sonaron valses y otras piezas musicales entonadas por músicos ataviados con trajes blancos con listas encarnadas. Para amenizar las fiestas se contrataron los servicios de dos tamborileros y un redoblante, durante las romerías de la festividad de San Nicolás, a quienes se le incluyó el hospedaje en una vivienda de Algorta, por ello el consistorio abono 45 pesetas; también se utilizaron el servio de lancheros para las fiestas acuáticas en el Puerto, por ello abonaron otras 30 pesetas.


Sin embargo, las fiestas de San Ignacio no resultaron tan lucidas debido al mal tiempo reinante, tanto el día 31 como el domingo 5 de agosto (Infraoctava de San Ignacio) la lluvia impidió el lanzamiento de los fuegos artificiales. Para no perder aquella atracción, que ya había sido adquirida, decidieron hacer una romería el día siguiente a Santiago y lanzar los fuegos en la plazuela de San Ignacio, tras los cuales tuvo lugar una animada romería hasta las 12 de la noche. Aquel año las volanderas habían sido adquiridas al pirotécnico bilbaíno D. Julio Barrena Charlen, y probablemente fueron de lo más vistoso que hasta entonces se había visto, ya que dichos fuegos fueron Aéreos (Culebrillas, cometas, rodetes y serpentones) y de Percha (Capricho de las damas, canastillo, jardineras, aspas de tornillo sinfín, torbellinos, paraíso y finalmente la Gran Portada en la que dentro de un abanico de luces de colores aparecía el nombre del Santo). Se avisó al público asistente del comienzo mediante varios voladores bomba (Txupinazo).

Y a pesar del mal tiempo, tanta fama iban adquiriendo las fiestas, que hasta D. Ramón Cortina en “El Nociero Bilbaíno”, se atrevía a escribir unos sonetos dedicados a “Las Fiestas de Algorta”:

...¡Qué tres días, lectores, qué tres días allá pasado hemos de bailes,
de saraos y jolgorio! Casi ni contar puedo.

El sábado, once de Agosto y cuando aún en la cama se hallaban
los moradores de Algorta, preciosa diana llegó alegre a sus oídos.

Tocan los tamborileros en tan risueña alborada
sus silbos y tamboriles, ora entonando dianas, ora bellos zortzicos.

Después la solemne misa con maestría cantada;
más tarde, la romería tradicional en la Plaza,
y un gran baile en el Casino.

Al siguiente, que era el segundo de zambra, de todo hubo,
grandes regatas animadas por la música, los tamboriles, las gaitas,
y los cientos de cohetes que hacia el espacio se lanzan
al zarpar los atletas en velocísimas lanchas.

El tercer día lectores, fué la fiesta en “La Avanzada”, planicie pintoresca
que allá cerca y destaca cubierta de verde césped , y de castaños sembrada.
El alegro tamboril con la música alternaba, y los ambulantes “ciegos”,
(como por acá se llaman) armados de violines, de bandurrias y guitarras, entonaban mil canciones, unas verdes y otras blancas,
enardeciendo el espíritu de “motiles y nescachas”

Un concurso de elegantísimas damas y de galantes donceles
discurrían por la “campa” en animados coloquios,
formando bellas guirnaldas las flores, cintas y plumas
que en los sombreros flotaban...”

Terminaba, no sin elevar un tanto la exagerada imaginación de los días disfrutados, diciendo: “...En los bailes de sala, estuvo lo más granado, es decir, la flor y nata de Algorta, Bilbao, Plencia y hasta de la Tierra Santa...”

El servicio de correos municipal veía conveniente en agosto de 1888 la creación de una administración subalterna en Getxo, por lo que el propio Alcalde se responsabilizó de realizar las gestiones para hacer una realidad dicho servicio.


Las opiniones acerca de la calidad que hasta fechas no muy lejanas habían tenido los servicios y playa de Algorta, que a veces eran puestos en cuestión por algún observador, aunque a la vez también ensalzaban las mejoras que se estaban produciendo en el barrio, así lo atestigua una carta remitida el 24 de septiembre de 1888 por D. Vicente de Arana, que fue publicada el día 26 del mismo mes en el diario “El Noticiero Bilbaíno”: “...Algorta puede, si los algorteños quieren y para conseguirlo trabajan con fe y perseverancia, llegar a figurar entre los primeros puertos de baños, incluso de Europa. Desgraciadamente, hasta hace poco eran proverbiales la apatía y el abandono de los habitantes de aquel pintoresco barrio; los veraneantes que un año y otro pasaban allí la temporada estival, veían con extrañeza que allí no se introducía ninguna mejora, que cada año era pero el estado del barrio...” Pero cómo decía al principio las criticas se tornaban elogios al observar cómo por fin el Ayuntamiento y sus gentes habían tomado la iniciativa para revertir ese estado de hechos: “...Gracias a Dios, los algorteños han salido de su marasmo, y empiezan a dar muestras de los que saben y pueden hacer. Han mejorado el servicio postal y establecimiento telegráfico...”

Precisamente en el pleno del 25 de agosto de 1888 se acordaba nombrar a D. Antonio Cortina Esesumaga como ordenanza para la Estación Telegráfica de Algorta, con la retribución anual de 90 pesetas, y 25 céntimos más por cada telegrama que fuera entregado a domicilio. Acordaban darle alguna prenda de vestir y distintivo que le identificara.

Continuaba aquella carta relatando otras mejoras que se estaban produciendo en el barrio: “...Han dotado al barrio de ricas y abundantes aguas potables; han construido un bello y bien dispuesto balneario, y han hecho otras no despreciables mejoras, como por ejemplo, la nueva, bella y suave bajada a la playa de Ereaga, y el lindo aunque pequeño paseo de María Cristina…” También relataba en aquella misiva obras relacionadas con uno de los templos de culto católico del barrio: “...La nueva iglesia de San Ignacio, no concluida aún; pero bastante avanzada en su ejecución. Situado en la plaza de su nombre, obra del distinguido arquitecto D. Narciso de Goiri que se realizó bajo su dirección, y la del aparejador D. Martin Guridi…”


A pesar de que los precios parecían locos, los alimentos subían y en el mercado daban cifras cómo: “...El tocino salado, que según su grueso oscilaba entre 75 a 80 céntimos el kilo y la manteca derretida que costaba de 75 a 80 céntimos; la carne de cebón, sin hueso, que iba desde los 60 hasta 70 céntimos; los corderos y cabritos de leche, vivos, que oscilaban entre 7 y 8,5 pesetas; las gallinas, el par, de 7 a 10 pesetas; la merluza de 75 a 80 céntimos el kilo y la docena de txipirones de 2,5 a 4 pesetas. Mientras la fruta, la docena de peras, oscilaba entre 25 céntimos y una peseta...” Y de que no había pasado una semana desde la firma del acuerdo, que daba por finalizado el conflicto suscitado por la propuesta de segregación del barrio de Las Arenas, seguramente para templar ánimos, el consistorio de Getxo decidía: “...Mostrar aprecio y demostración de agradecimiento, a varios señores que prestaron servicios desinteresados en el Congreso y fuera de él, así como a otros que han sido causa para conseguir el convenio concertado para conseguir que no tuviera lugar la segregación. Se haga una comida oficial el día 30 del actual en la Fonda San Ignacio, invitando a ella a los siguientes señores: Diputados a Cortes D. Francisco Lastres, D. Ernesto Zulueta, D. Luis Landecho Y d. Eduardo Aguirre; Senadores D. Martín Zabala y D. Bruno López de la Calle, además a D. Manuel Zalduondo, D. Constantino Careaga...” El encargado de dar aquel banquete fue el fondista D. Antonio Ugarte, quien cobro por la misma 250 pesetas.

Durante la próxima semana en la que muchos buscarán el descanso lejos de sus hogares, dejaré también descansar estas paginas, para continuar a partir del martes día 23 de abril. !!ONDO PASA!!

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