En
la anterior entrada veíamos cómo el día 19 de agosto de 1888
quedaba abierta al público la estación telegráfica establecida en
Algorta. Pero sobre el hecho más transcendente para la vida del
Municipio, cómo quedaron sentadas las bases, el 18 de agosto de ese
año, que evitaron que Las Arenas de segregara de Getxo.
Los
músicos de la banda municipal tenían al parecer mucha aceptación
por otras poblaciones, el 23 de agosto de 1888 eran reclamados para
tocar en las fiestas de San Juan de Somorrostro.
Los
trajes de verano de la policía municipal eran elaborados por el
sastre Martínez, Parra y Compañia. Aquel verano de 1888
confeccionó tres trajes y dos gorras por un importe de 55,50
pesetas. Y los machones de piedra de los faroles del alumbrado
público lo era por el cantero D. León Landeta.
Aquellos
veranos de 1888 resultaban, musicalmente hablando, muy divertidos.
Los conjuntos musicales se prodigaban por nuestro Pueblo, durante
toda la estación de baños, En el salón de bailes del balneario
“Baños de Mar Bilbaínos” de Las Arenas tocaba un sexteto
diariamente los días de verano, dentro de la población también
actuaban agrupaciones musicales como “La Armonía” o “La Unión
Artística”, que se repartían para amenizar los jueves y domingos.
Por su parte la banda de música de Getxo tocaba en Algorta los días
de verano. Los pianos de manubrio, los corros de ciegos, los
acordeonistas y otras formas musicales llenaban de ambiente a
nuestras plazas durante los días del estío y las fiestas. Y es que
en ese verano de 1888, durante las fiestas de Algorta (San Ignacio),
sonaron valses y otras piezas musicales entonadas por músicos
ataviados con trajes blancos con listas encarnadas. Para
amenizar las fiestas se contrataron los servicios de dos tamborileros
y un redoblante, durante las romerías de la festividad de San
Nicolás, a quienes se le incluyó el hospedaje en una vivienda de
Algorta, por ello el consistorio abono 45 pesetas; también se
utilizaron el servio de lancheros para las fiestas acuáticas en el
Puerto, por ello abonaron otras 30 pesetas.
Sin
embargo, las fiestas de San Ignacio no resultaron tan lucidas debido
al mal tiempo reinante, tanto el día 31 como el domingo 5 de agosto
(Infraoctava de San Ignacio) la lluvia impidió el lanzamiento de los
fuegos artificiales. Para no perder aquella atracción, que ya había
sido adquirida, decidieron hacer una romería el día siguiente a
Santiago y lanzar los fuegos en la plazuela de San Ignacio, tras los
cuales tuvo lugar una animada romería hasta las 12 de la noche.
Aquel año las volanderas habían sido adquiridas al pirotécnico
bilbaíno D. Julio Barrena Charlen, y probablemente fueron de lo más
vistoso que hasta entonces se había visto, ya que dichos fuegos
fueron Aéreos
(Culebrillas, cometas, rodetes y serpentones) y de Percha
(Capricho de las damas, canastillo, jardineras, aspas de tornillo
sinfín, torbellinos, paraíso y finalmente la Gran Portada en la que
dentro de un abanico de luces de colores aparecía el nombre del
Santo). Se avisó al público asistente del comienzo mediante varios
voladores bomba (Txupinazo).
Y
a pesar del mal tiempo, tanta fama iban adquiriendo las fiestas, que
hasta D. Ramón Cortina en “El Nociero Bilbaíno”, se atrevía a
escribir unos sonetos dedicados a “Las Fiestas de Algorta”:
“...¡Qué
tres días, lectores, qué tres días allá pasado hemos de bailes,
de
saraos y jolgorio! Casi ni contar puedo.
El
sábado, once de Agosto y cuando aún en la cama se hallaban
los
moradores de Algorta, preciosa diana llegó alegre a sus oídos.
Tocan
los tamborileros en tan risueña alborada
sus
silbos y tamboriles, ora entonando dianas, ora bellos zortzicos.
Después
la solemne misa con maestría cantada;
más
tarde, la romería tradicional en la Plaza,
y
un gran baile en el Casino.
Al
siguiente, que era el segundo de zambra, de todo hubo,
grandes
regatas animadas por la música, los tamboriles, las gaitas,
y
los cientos de cohetes que hacia el espacio se lanzan
al
zarpar los atletas en velocísimas lanchas.
El
tercer día lectores, fué la fiesta en “La Avanzada”, planicie
pintoresca
que
allá cerca y destaca cubierta de verde césped , y de castaños
sembrada.
El
alegro tamboril con la música alternaba, y los ambulantes “ciegos”,
(como
por acá se llaman) armados de violines, de bandurrias y guitarras,
entonaban mil canciones, unas verdes y otras blancas,
enardeciendo
el espíritu de “motiles y nescachas”
Un
concurso de elegantísimas damas y de galantes donceles
discurrían
por la “campa” en animados coloquios,
formando
bellas guirnaldas las flores, cintas y plumas
que
en los sombreros flotaban...”
Terminaba,
no sin elevar un tanto la exagerada imaginación de los días
disfrutados, diciendo: “...En
los bailes de sala, estuvo lo más granado, es decir, la flor y nata
de Algorta, Bilbao, Plencia y hasta de la Tierra Santa...”
El
servicio de correos municipal veía conveniente en agosto de 1888 la
creación de una administración subalterna en Getxo, por lo que el
propio Alcalde se responsabilizó de realizar las gestiones para
hacer una realidad dicho servicio.
Las
opiniones acerca de la calidad que hasta fechas no muy lejanas habían
tenido los servicios y playa de Algorta, que a veces eran puestos en
cuestión por algún observador, aunque a la vez también ensalzaban
las mejoras que se estaban produciendo en el barrio, así lo
atestigua una carta remitida el 24 de septiembre de 1888 por D.
Vicente de Arana, que fue publicada el día 26 del mismo mes en el
diario “El Noticiero Bilbaíno”: “...Algorta
puede, si los algorteños quieren y para conseguirlo trabajan con fe
y perseverancia, llegar a figurar entre los primeros puertos de
baños, incluso de Europa. Desgraciadamente, hasta hace poco eran
proverbiales la apatía y el abandono de los habitantes de aquel
pintoresco barrio; los veraneantes que un año y otro pasaban allí
la temporada estival, veían con extrañeza que allí no se
introducía ninguna mejora, que cada año era pero el estado del
barrio...”
Pero cómo decía al principio las criticas se tornaban elogios al
observar cómo por fin el Ayuntamiento y sus gentes habían tomado la
iniciativa para revertir ese estado de hechos: “...Gracias
a Dios, los algorteños han salido de su marasmo, y empiezan a dar
muestras de los que saben y pueden hacer. Han mejorado el servicio
postal y establecimiento telegráfico...”
Precisamente
en el pleno del 25 de agosto de 1888 se acordaba nombrar a D. Antonio
Cortina Esesumaga como ordenanza para la Estación Telegráfica de
Algorta, con la retribución anual de 90 pesetas, y 25 céntimos más
por cada telegrama que fuera entregado a domicilio. Acordaban darle
alguna prenda de vestir y distintivo que le identificara.
Continuaba
aquella carta relatando otras mejoras que se estaban produciendo en
el barrio: “...Han
dotado al barrio de ricas y abundantes aguas potables; han construido
un bello y bien dispuesto balneario, y han hecho otras no
despreciables mejoras, como por ejemplo, la nueva, bella y suave
bajada a la playa de Ereaga, y el lindo aunque pequeño paseo de
María Cristina…”
También relataba en aquella misiva obras relacionadas con uno de los
templos de culto católico del barrio: “...La
nueva iglesia de San Ignacio, no concluida aún; pero bastante
avanzada en su ejecución. Situado en la plaza de su nombre, obra del
distinguido arquitecto D. Narciso de Goiri que se realizó bajo su
dirección, y la del aparejador D. Martin Guridi…”
A
pesar de que los precios parecían locos, los alimentos subían y en
el mercado daban cifras cómo: “...El
tocino salado, que según su grueso oscilaba entre 75 a 80 céntimos
el kilo y la manteca derretida que costaba de 75 a 80 céntimos; la
carne de cebón, sin hueso, que iba desde los 60 hasta 70 céntimos;
los corderos y cabritos de leche, vivos, que oscilaban entre 7 y 8,5
pesetas; las gallinas, el par, de 7 a 10 pesetas; la merluza de 75 a
80 céntimos el kilo y la docena de txipirones de 2,5 a 4 pesetas.
Mientras la fruta, la docena de peras, oscilaba entre 25 céntimos y
una peseta...”
Y de que no había pasado una semana desde la firma del acuerdo, que
daba por finalizado el conflicto suscitado por la propuesta de
segregación del barrio de Las Arenas, seguramente para templar
ánimos, el consistorio de Getxo decidía: “...Mostrar
aprecio y demostración de agradecimiento, a varios señores que
prestaron servicios desinteresados en el Congreso y fuera de él, así
como a otros que han sido causa para conseguir el convenio concertado
para conseguir que no tuviera lugar la segregación. Se haga una
comida oficial el día 30 del actual en la Fonda San Ignacio,
invitando a ella a los siguientes señores: Diputados a Cortes D.
Francisco Lastres, D. Ernesto Zulueta, D. Luis Landecho Y d. Eduardo
Aguirre; Senadores D. Martín Zabala y D. Bruno López de la Calle,
además a D. Manuel Zalduondo, D. Constantino Careaga...”
El encargado de dar aquel banquete fue el fondista D. Antonio Ugarte,
quien cobro por la misma 250 pesetas.
Durante
la próxima semana en la que muchos buscarán el descanso lejos de sus
hogares, dejaré también descansar estas paginas, para continuar a
partir del martes día 23 de abril. !!ONDO
PASA!!
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