Continuando
con esta pequeña historia de la hípica en Getxo, hoy veremos
algunas referencias a dicho deporte, quienes fueron aquellas “Altas
Instancias” y el final de la actividad en Fadura.
Previamente
haré una pequeña referencia a un dato que habla de la composición
humana de aquella sociedad y sus, quizá culpables gestos de
beneficencia. En los años 1946-1947 existió una figura en el propio
campo de Fadura, que acreditaba aquellos gestos. En las tribunas
destinadas a los espectadores, durante los Campeonatos Ecuestres, se
creó la figura de “las tribunas de los ricos y de los
pobres”. Entre ciertas damas de la alta sociedad, había
una mentalidad de beneficencia, que hacía que se crearan estas
figuras. No tengo claro si dicha clasificación se debía a deseos de
que los menos pudientes pudieran presenciar aquellos campeonatos, a
adornar con su presencia las aún mayores diferencias de clase, o a
cierto remordimiento de conciencia.
Se
celebró el “IV- Concurso Hípico Nacional” entre
los días 31 de Agosto y el 9 de Septiembre de 1947. En aquel evento
se celebraron por primera vez de forma oficial los campeonatos
anuales de salto de altura y longitud. Aquellas competiciones, en
general, tenían como participantes a militares. De hecho, en los
Campeonatos de España de altura y longitud de 1947, participarían
algunos de ellos (Comandantes García Cruz y Larranz). Alguno de
ellos representaría al Estado en las Olimpiadas de 1948, en Londres.
Se
establecieron diversos premios de distinta cuantía con nombres
asociados a lugares del municipio: premios “Fadura”,
“Gobelas” y “Guecho”. Siendo los
de mayor cuantía los destinados a la “Copa Vizcaya”
(18.000 pts.) y la “Copa Jolaseta” (10.000 pts.) El
importe total destinado a premios ascendió a 79.000 pesetas.
Los años
50 serían el epílogo de aquella actividad ecuestre. Dentro de
aquellos años, uno de los campeonatos mas renombrados fue “La
Copa de las Naciones”. A dichos campeonatos asistieron
jinetes de Francia, Bélgica y Portugal. Unos de los jinetes que
representaron a Jolaseta en los mismos fueron José Manuel Cardenal,
Enrique Camiña y Francisco Goyoaga.
Las
Altas instancias. Según parece por lo recogido en las actas
municipales, el Club finalmente se salió con la suya, puesto que le
prorrogaron la concesión y además recibiría una subvención de
60.000 pesetas anuales. El 18 de Septiembre de 1950 se firmaría un
nuevo contrato, que entre otras, recogía aquellas condiciones.
Como
demostración de aquellos impulsos que al principio refería, aparece
ya en un acuerdo del 5 de Abril de 1951, la designación de una
comisión para la celebración del concurso hípico de aquel año,
compuesta por las siguientes personalidades, que presididas por D.
Gregorio Ibarra, iba a asistir a aquel acto.
Dicha
comisión estaba formada, además del mencionado Sr. Ibarra, por los
señores Arenaza, Echevarrieta, Delclaux, Larroque, Luis María
Ibarra, José Churruca. José Urízar y Eduardo Aznar.
Así que
aquella actividad retomó nuevos impulsos. El 12 de Mayo, el
Consistorio acordaba adoptar medidas encaminadas a facilitar el
alojamiento de jinetes, caballos y realizar obras de jardinería.
Siguiendo con aquellas medidas, el 19 del mismo mes, adopta la
decisión de financiar el concurso hípico de aquel año, incluyendo
otro personaje a la comisión antes mencionada, se trataba del Sr.
Conde.
Siguiendo
con aquellos impulsos, que venían de tan altas instancias, el
Ayuntamiento, el 26 de Junio de 1951,ratificaba los anteriores
acuerdos y trataba el tema de los descubiertos que tenía el Real
Club Jolaseta con el municipio. Proponiéndose llegar a una solución
antes del día 16 de Julio.
Como se
puede ver a continuación, el pleno municipal, siguió favoreciendo a
aquella entidad. Así el 24 de Julio, propuesta del capitular Sr.
Arenaza, acordaban adquirir todos los objetos necesarios para la
celebración de aquel concurso hípico, vallas, cronómetros y demás
instalaciones desmontables.
Continuarían
aquellos tratos de favor mientras que las pruebas hípicas se
celebraran en Fadura. El 11 de Agosto de 1955 se inauguraban en
Fadura las pruebas del Concurso Hípico Internacional bajo un sol
radiante y con la sola asistencia de caballos italianos y del Estado.
Los alemanes y franceses declinaron su asistencia. Con escaso público
volvió a estar entre los triunfadores el jinete Goyoaga, montando a
su inseparable “Fahnnenkoning”.
El 13 de
Agosto de 1957 se celebraba la prueba hípica de doma y campo a
través, correspondiente a la Copa de la Federación Hípica
Española preparatoria para las Olimpiadas de 1960. Dentro de
dicha prueba en la denominada Fadura, resultaría vencedor Goyoaga a
lomos de “Fahnnenkoning”.
El 9 de
Agosto de 1958 se celebrarían las pruebas “El Abra”
y “Fadura” en el campo de Fadura. La novedad
consistía en que el jinete tenia que realizar el recorrido en dos
caballos. Francisco Goyoaga, considerado como el mejor jinete del
Estado (1920-1980) fue Campeón del Mundo en 1953 con "Quorum"
y subcampeón en 1956 con "Fanenkoehning",
dos de sus mejores caballos. Precisamente resultaría vencedor, en la
prueba de 1958, a lomos de los caballos “Toscanella”
y “Fahnnenkoning”.
El 15 de
Agosto de 1959 se constituía en Fadura el “Club Polo
Fadura”, creado por un grupo de entusiastas al deporte
hípico. La finalidad decían que perseguía fomentar la equitación.
Pensaban traer caballos para ser alquilados por los socios, para que
pudieran practicar la equitación. Contaban con las cuadras y el
carneo de polo arrendado por el Ayuntamiento dé Getxo, así como con
cuidadores y profesores. El Club tenía cuatro equipos de polo.
En
los recuerdos de un muchacho de la época está el siguiente relato:
“...Carballo era el farero que atendía el faro nuevo de La
Galea. Tenía una moto impresionante. A él y a su mujer les gustaba
mucho la hípica. Venían en la moto a Fadura. Un día, al regresar a
casa, su mujer, en vez de sentarse en la moto ( entonces las mujeres
montaban al estilo chica) se quedó sentada en el suelo. El farero
llegó hasta el faro. Es allí donde se dio cuenta de que había
perdido el paquete.
Era
un hombre tranquilo. Muy querido en Algorta. Regresó a Fadura y la
recogió sin más. Lo recuerdo como si fuera ahora mismo. Los
chavales de Getxo nos colábamos levantando el alambre de la cerca.
Mi
caballo favorito era Toscanella, una yegua preciosa. Y Goyoaga, era
nuestro jinete más querido, aunque no era el mejor...”.
Poco
tiempo después, en 1960, esta actividad decaería. Actualmente esta
práctica deportiva se desarrolla en la estrada de Goienetxe, en
Andra Mari (Getxo).