Siguiendo
con las entradas derivadas de la lectura de los viejos periódicos
del Siglo XIX, tan cercano y a la vez lejano, nos hablaba de sucesos
que acaecían en nuestro Getxo.
En
el diario “La Iberia” de Madrid, del
Miércoles 20 de Agosto de 1857, aparecía recogida la siguiente
reseña, dedicada a un famoso compositor Portugalujo “Emilio
Arrieta”, que la
encabezaba bajo el titular “El Grumete en Algorta”:
“...De
Portugalete escriben a las Novedades la siguiente hazaña del
distinguido autor de “Marina” :
Es
tan común que el hombre no sobresalga en nada, es tan raro que si
sobresale en algo sea también sobresaliente en otras cosas, que
cuando conocemos a algún hombre notable por su mérito en las artes
o en las ciencias, no se nos ocurre que destaque también sobre los
demás en cosas diferentes y aun opuestas.
Así
es mayor nuestra sorpresa, si por acaso vemos en un sujeto que goza
de celebridad por un título, otro título a otra celebridad ¿Quién
espera, por ejemplo, asistir á una delicada comida, aderezada toda
ella por un gran orador?...., ….¿Quién habrá de creer que el
melodioso autor do “Ildegonda” y de “El Dominó azul” fuese
también nadador ? Pues no hay nada mas cierto.
Allí
ganó este renombre , en el mar de Cantábrico, con admiración y
aplauso de cuantos presenciaron su hazaña. A las cinco y media de la
tarde se arrojó al agua en la playa de Santurce nuestro compositor
D. Emilio Arrieta, quien a pesar de los ruegos de sus amigos se
propuso llegar nadando hasta el pueblo de Algorta, que dista tres
cuartos de legua, y llegó en efecto en poco mas de una hora.
Pero
el mérito principal no consiste en haber atravesado en tan corto
tiempo tanta distancia, y fué mayor aun porque no siguió la linea
recta, ni en luchar con las corrientes que tan fuertes son en esas
mareas, sino en no haber suspendido ni variado un instante siquiera
el mismo movimiento con que emprendió su difícil y largo paseo.
Cantando
unos ralos, hablando otros con los amigos que le seguían en dos
botes, siempre sereno, sin esfuerzo ni fatiga, llegó a la playa de
Algorta como si hubiera ido andando, y en disposición de repetir su
hazaña.
El
asombro que mostraban los habitantes de Algorta que acudieron al
muelle a recibir a tan singular huésped, los vítores y cohetes que
oyó al acercarse el de Portugalete y las felicitaciones y aplausos
de sus amigos, le parecían chocantes al señor Arrieta. Y es que él
juzgaba fácil y sencillo, y lo es en efecto para este hábil y
fuerte nadador, lo que para todos es tan difícil si no es de todo
punto imposible.
Solo
otro antes que el señor Arríeta ha hecho la misma hazaña, pero es
seguro que le costaría mas esfuerzo. Al señor Arríeta no le costó
ninguno. Naturalmente trae este hecho a la memoria de otro parecido,
Lord Byron atravesó nadando el Bosforo. El gran poeta era también
gran nadador.
Pero
en Inglaterra, y sobre todo en su aristocracia, cuya educación y
costumbres son tan diferentes de la nuestra, no es esto tan extraño
como en nuestro país. Es dificil, sin embargo , que Lord Bayron
llegase al fin de su travesía tan tranquilo y descansado como
nuestro Arrieta...”.
Otro
de aquellos periódicos “La Correspondencia de
España”, en su numero
1.444 del Viernes 50 de Mayo de 1862, hablaba de la
construcción de una nueva carretera entre Las Arenas y Algorta,
decía lo siguiente:
“...Se
va a construir con autorización de la diputación foral de Vizcaya,
una carretera desde el muelle de Las Arenas, frente de Portugalete,
al pintoresco Algorta, cuyo blanco caserío se extiende sobre la
barra de Santurce, Algorta, que parece destinada a ser el nuevo
Biarritz...”
En
el periódico Bilbaino “Irurak Bat”, en Agosto de
1862, siguiendo la noticia anterior aparecía los siguiente:
“...Todavía
no han comenzado las obras del Camino que ha de ligar al muelle de
Las Arenas con el pueblo de Algorta, y sin embargo, su construcción
se remató, como saben nuestros lectores, hace dos meses, Mucho
sentimos que así suceda, porque comprendemos los perjuicios e
incomodidades que le vienen de no estar echa esta importante e
indispensable vía, para la cual no han escaseado sacrificio alguno.
Ignoramos
los obstáculos que se oponen al comienzo de esta obra, y no sabemos
las razones que pueden entorpecer un negocio, en apariencia tan fácil
y tan hacedero.
Pero
si hay algún veto que dificulta la inauguración del camino, no
dudamos que los Algorteños trabajarán sin descanso hasta verlo
alcanzado, y mas particularmente su alcalde que con tanto celo vela
por los intereses encomendados a su cuidado.
Lo
mismo esperamos de la inteligencia de la autoridad superior
administrativa y de las demás personas qua pueden mediar en este
asunto, pues ninguna de ellas deja de reconocer que la construcción
del camino rematado, es un negocio vital para AIgorta, y que no se
deben poner entorpecimientos para detener el progreso de uno de
nuestros mas bellos y prósperos puertos de baños...”.
Estaba
claro que la prensa de la época presionaba para que aquella
carretera se ejecutase, así este diario, fundado en 1851 por el
escritor y editor Bilbaíno Juan Delmas, de ideas liberales, no seria
ajeno, aunque fuera por simpatía, a los interese económicos que, al
igual que el Alcalde de Getxo, que pertenecía al Partido Carlista
Unitario, tendrían con los promotores de aquella obra.
En
este mismo diario, “Irurak Bat”, en Septiembre de
1862, se sugería la necesidad de acometer obras en el río Nervión
y en la ensenada de Las Arenas y Algorta, asunto que también era
recogido en las paginas del diario madrileño “El Clamor
Publico” del Partido Liberal, el Miércoles 10 de
Septiembre, así relataba lo que a su entender era ya, sin mas
dilación, sumamente necesario:
“...El
asunto sobre el que versa, y del cual nos hemos ocupado mas de una
vez, es de tal importancia para la capital de Vizcaya y para el
porvenir de su comercio, que bien merece que fijen en él la
atención, no solo el ministro de Fomento, sino también cuantas
corporaciones y centros administrativos deben entender en su
resolución.
Mientras
el “Nervión” no se limpie, dragándole con actividad y
perseverancia, desde el muelle del Arenal hasta las inmediaciones de
Portugalete; mientras no se rectifiquen algunas de las curvas que
hacen su curso demasiado tortuoso; mientras, enfín, no puedan bajar
y subir por él, sin correr los graves peligros a que hoy se ven
expuestos, buques de 300 a 400 toneladas, cuando menos, es imposible
que aquella importante plaza comercial adquiera la prosperidad, ni
llegue al grado de engrandecimiento a que por sus circunstancias
especiales, por la actitud comercial y la infatigable laboriosidad de
sus habitantes, está llamada.
Ciertamente
que la construcción de un puerto de refugio en la ensenada de
Algorta o en la de Santurce seria el complemento de las mejoras que
el puerto de Bilbao necesita, para evitar los inconvenientes que
ofrece su peligrosa barra con tiempos duros del primero y del cuarto
cuadrante, pero como esto exige grandes dispendios, conviene que se
piense por ahora en lo que puede llevarse a cabo sin grandes
dificultades, sobre todo cuando la Iimpiéza de la ría y la
rectificación de sus curvas habría necesidad de hacerlas aunque el
proyectado puerto de refugio llegase a ser una verdad...”.
En
la próxima entrada recordaremos hechos acaecidos en nuestro
municipio, que pese a la lejanía, no dejan de parecer cercanos, son
parte de nuestra historia, que quedaron reflejados en aquellos
diarios para siempre.
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