jueves, 30 de julio de 2015

UN BARRIO EN FIESTAS, ROMO -I-



Quiero aprovechar unas fotografías que me han cedido amigos de Romo y Areeta-Las Arenas para traer a estas páginas momentos, seguro que inolvidables para muchas generaciones del barrio. Días de fiesta que a primeros de agosto (Nuestra Señora de los Ángeles) vieron pasar festejos difíciles de repetir: las “Umeen Jaiak”, el “Rally del Poteo”, el “Concurso de Feos”, de “Pulsolaris”, pero seguro que las de difícil olvido fueron las “Tortillas de Romo”.

Fiestas ninguneadas por los programas de festivos de Ayuntamientos anteriores a las primeras elecciones democráticas, que no prestaron atención a las celebraciones de Romo durante algunas épocas. En el programa de fiestas de 1958, tan solo aparecía un lacónico “...agosto 2 sábado, con motivo de la festividad de Nuestra Señora de los Ángeles, gran verbena popular en el barrio de Romo, de 22,30 a una de la madrugada, con participación de altavoces...”. No describían cómo era la participación de los “altavoces”. Al año siguiente como si de un corta pega se tratara, se repetía la misma frase.


Estas fiestas solo empiezan a aparecer en los programas municipales a partir de 1960, que incluían actividades para los días 2 de agosto (martes), 6 (sábado) y 7 (domingo). Los dos primeros días el carácter de las fiestas era menor, mientras que las del domingo, tras el aurresku de honor, comenzaban con una carrera ciclista al mediodía, seguida a la tarde de una gran biribilketa desde el centro del barrio hasta el Campo de Gobela, donde se celebró una “Fiesta Vasca”, que corrió a cargo de la “Sociedad Gobela”. Los actos contaron con la participación de 40 dantzaris; harrijasotzailes y aizkolaris. Curiosamente, tanto en los del sábado como el domingo, en aquel programa de fiestas, consideraban como una actividad propia de Romo, la verbena popular del relleno de Ereaga.
No sucedió lo mismo en el programa de fiestas de los siguientes años 1961-62-63 y 64, en que la actividad festiva de Romo era prácticamente ignorada en el pregón municipal.

A partir del año 1965 empezaron a adquirir gran relevancia, a pesar de que el pregón de fiestas municipal, seguía ignorándolas, hasta que vuelven a aparecer en el programa festivo de 1967. Aquellas fiestas empezaron con un concierto de acordeones en la plaza de las escuelas el día 2 (Nuestra Señora de los Ángeles); seguido de otro de los “hits” de la época “El Concurso de Feos”, con el inolvidable “Franky” de Erandio, que llegó a ganar el concurso “Interplanetario de Feos”; que junto a “Drácula” (José Pagola) y “Gorin” (Gregorio Gana) ambos de Leioa, hicieron las delicias del barrio. 


Y la actuación de la “Sinfónica de Romo” (la Banda de Cartón), que vino alegrar las fiestas, aquellos chavales uniformados de blanco y pajarita negra, con su director “Txutis” al frente; de ellos ya hablé en mi entrada del 23 de noviembre del 2012., aún merece recordar su lema: “...Somos de Romo, con Romo y para Romo..., nuestro fin es esparcir la alegría...”, su debut fue en las fiestas de 1967. También apareció una referencia a ellas en el programa del Ayuntamiento de 1968, pero refiriéndose a las del año anterior.

Vuelven a desaparecer del programa de festivo al año siguiente, para reaparecer de la mano de la siempre activa “Sociedad Gobela” en el año 1969, con un extenso programa en el que por primera vez se recogen las “Umeen Jaiak”. Y nuevamente desaparecen en 1970, aquellos programas festivos tenían tendencia Guadiana, ya que año si, año no, hacían aparecer y desaparecer las fiestas de nuestro barrio del programa festivo municipal. Todo esto en cuento al Programa de Fiestas Municipal.


Será el propio Barrio el que en vista de la dejadez municipal, tomó la iniciativa de la mano de la “Sociedad Gobela” y en 1967 elaboró su propio programa festivo. Con símbolos en su portada de dos de los elementos diferenciadores del barrio, el de la propia Sociedad y las “barreras del ferrocarril” con un dantzari en medio de ellas. Dentro de las paginas del pregón del siguiente año (1968), aparecía una entrevista al entonces presidente de la Comisión Popular de Fiestas un jovencísimo Jesús Ahedo, quien explicaba cómo se fraguó por parte de un grupo de jóvenes de la localidad el que Romo tuviera sus fiestas, y que fuera la Sociedad Gobela quien las impulsara, en su presentación decía: “...Porque tenemos todos los medios para que sean algo que se recuerde...”, nunca mejor dicho, estas mismas líneas lo acreditan. De la incipiente Banda de Cartón y de su promotor Germán, que iban a realizar su primera aparición en las fiestas que se iniciaron con un pasacalles de Gigantes y cabezudos.



Se recogía en el mismo bajo una fotografía la elección de “La reina de las fiesta y sus damas de honorde 1967, que recayó en unas jovencisimas:

Maria Teresa Olabarrieta como (Reina de las Fiestas), le acompañaban como damas de hornor Esperanza Medinabeitia, Begoña Chopitea, Carmen Amores y Charo Badiola.

Tras la “II-Cena Homenaje a los Ancianos del Barrio”, llegó la verbena que fue amenizada por “Los Patriarcas” y “Los Bribones”. El domingo día 11 de agosto se celebró el “Primer Festival-Euskal Jaiak de Romo” que contó con la participación de la solista de Eibar “Maite Idirin”, del conjunto músico-vocal de Vergara “Euretxindorak”, con los ondarrutarras “Hermanos Argoitia”, del portugalujo “Ochote Danok Bat”, que contó con nuestro polifacético animador “Petiso” como presentador. Y como no, el inolvidable “Concurso de Tortillas”, que ya iba en su quinta edición, que se celebró en las campas del antiguo golf, en la que una divertida carrera de burros, por la tarde, hizo que el personal se despejara de la modorra provocada por la comida y algún que otro trago; el día terminó con gran animación tras el reparto de premios.


Pero, como muchas de las decisiones de las comisiones en aquellos años, controladas por el sistema, algo vino a perturban la tranquilidad de las mismas. Al alma máter de las mismas Jesús Ahedo, se le ocurrió cambiar las enseñas del viejo régimen por unas coloristas banderolas, más alegres y carentes de la simbología del rancio y decadente patronazgo de la época, esto supuso una multa a tan osado precursor.

Para el 4 de agosto de 1968 empieza a aparecer en alguno de los medios bilbainos noticias relacionadas con las fiestas del barrio. Anunciando para el jueves 8 la final del “Primer Campeonato de Lucha Libre Olímpica”, que se iba a celebrar a las ocho de la tarde. Se habían clasificado para las finales los clubs “Iturrigorri” y “Uribarri” de Bilbo, “O.J.E.” de Ripa y “Villamonte” de Algorta. El sabado día 3 se celebró una velada pugilística, para aficionados, con cuatro combates, en el primero de ellos “Quintas” (Campeón de Bizkaia) venció a un novel “Mati”; le siguieron “Bermudez” y “Rico” ganando el primero a los puntos; en el tercer combate “Tato” batió a “Martínez” por inferioridad en el primer asalto; finalizó aquella velada con el combate de “Cholo” contra “Ganuza”, resultando vencedor el primero a los puntos. El viernes día 9 de agosto se celebraba una espectacular “Gynkhana de coches y motos”, para profesionales y aficionados, en la que colaboró la Real Peña Motorística de Vizcaya.

Ese mismo día se anunciaba el resultado del “Primer Concurso de Pintura Sociedad Gobela”, en el que resultaban ganadores:

1º- Pedro Goiriena (San Vicente de Paul-Barakaldo)
2º- Juan Maria Anduiza (Gaztelueta).
3º- Jose Mari Tomas (San Salvador del Valle-Trapaga).
Y un accesit especial para Oscar Lopez (Barakaldo).

Había dos grupo más para niños de 8 a 12 años y otro de jóvenes desde los 13 a los 18 años:

En el “Grupo A” de 13 a los 18 años, resultaron ganadores:

1º- Ana Acarregui (Academia Mari Paz).
2º- Jose Manuel Estevez (Gaztelueta).
3º- Federico Sánchez (Instituto el Valle).

En el “Grupo B” de 8 a los 12 años, premio del barrio de Romo para concursantes del mismo, resultó ganador:

Fabian Acarregui (Instituto de Getxo).


La fiesta más esperada por los vecinos fue la “Umeen Jaiak”, que llenó el barrio de jóvenes dantzaris. Se inició con el aurresku de honor a cargo de dos pequeños del grupo “Txanpa” de Ondarroa. Tras ese inicio, que se desarrolló frente a la iglesia de Romo, una kalejira de jovenes promesas recorrió las calles del barrio, precedidos por la pancartas que identificaban a los respectivos grupos. Dirigiéndose hacia el Campo de Gobela, donde se celebró un alarde, en el que las pequeñas dantzaris bailaron el Zagar-Dantza y Jota y Arin-Arin, le siguieron los chicos con Zortziko-Kapitan y Txakarrankua. Tras el reparto de trofeos, siguió una actuación del “Coro de Romo”, mientras que dentro del recinto festivo jóvenes promesas de la pintura local iban plasmando en sus lienzos diferentes lugares del barrio. Se cerró la tarde con un animadísimo concurso de jotas por parejas, en el que los participantes, aunque pequeños, también demostraron gran soltura.

En julio de 1969 anunciaban, para el día 2 la “Umeen Jaiak”, por la tarde concurso de jotas y trajes. El día 3 actuaba para los más pequeños el grupo de teatro de marionetas “Petit Guiñol”, tamborrada a cargo de la “Banda de Cartón”, finalizando con la actuación de los artistas locales dentro del programa “Haga usted lo que sepa”.

Para no hacer excesivamente larga la entrada, continuaré en la próxima a partir de 1969 y otros echos que acontecieron en esos años.


miércoles, 29 de julio de 2015

EL CUENTO DE JULIO DE J.J. RAPHA




!Se ha hecho esperar, pero por fin ya está entre nosotros!. Se trata del cuento de julio de J.J. Rapha. Ese cuento, que como el piano para sujetar la urna, queremos ver todos los meses, para disfrutar con las historias que tan hábilmente nos presenta Rapha.

El de este mes, con un nombre tan rotundo “ALZEIMER”, nos hace pensar en que metafóricamente hablando, cuando veamos el primer síntoma de la cucharada de sal: !Ojala las violetas de esa vieja curandera, curen las heridas del alma, que la enfermedad produce en quienes la acompañan, sin tener que esperar a la primavera!.

Pero lo importante ahora es disfrutar con este cuento con el que, en plena canícula, nos sorprende nuevamente nuestro amigo Rapha.

lunes, 27 de julio de 2015

EL PAÑUELO DE FIESTAS DEL PUERTO


Al recordar las Fiestas de Algorta y el Puerto, no cabe más que echar la vista atrás para ver sus imágenes, recuerdos vivientes de días de alegría y complicidades. Y dentro de esas complicidades, no quiero este año pasar sin hablar de uno de los elementos característicos, que año tras año nos alude la presencia de las mismas.


Ese elemento que nos acompaña, cual pashmina colgada al cuello transmisora e identificadora de nuestros barrios, es el Pañuelo de Fiestas. Una de esas historias relacionadas con los pañuelos de festivos surge en uno de nuestros barrios, y curiosamente en el más antiguo, en Andra Mari. Y resulta que está relacionada con el barrio que le quitó la capitalidad del municipio, Algorta. Se trata de un artista del barrio perteneciente a una de las familias que siempre participaron en todos los acontecimientos del mismo desde la ya lejana Sociedad Itxas Gane, del elorriotarra de nacimiento y getxotarra de vocación Eloi Gallastegi.


Hombre de innumerables recursos artísticos, pintor de profesión, diseñó a lo largo de su vida muchos de los pañuelos de fiestas en su taller de Sarrikobaso, donde tenía su mesita de trabajo y dibujo. Entre los pañuelos que salieron de sus manos esta el del “Puerto Viejo”. Pañuelo que a lo largo de los años, vio cambiar el anagrama reflejado en ellos: desde su primer diseño, encargado por la Comisión de Fiestas del Puerto, un arrantxale asido al cuello del ganso en 1988, de fondo azul con la leyenda “Portu Zarrako Jaiak”, reminiscencia de su euskera Bizkaino de nacimiento, el cual se resistía a abandonar.



Su segundo pañuelo 1989 lo realizó a tan solo dos días del comienzo de las fiestas, su anagrama era un ancla y dos remos cruzados que permaneció durante las ediciones de 1988 a 1991; cambiando en 1992, su aspecto y color, esta vez rojo, al que se añadió de fondo una preciosa estampa del Puerto y su leyenda que pasaba a ser “Portu Zaharreko Jaiak 92”; imagen que se repetiría durante las fiestas de 1992 hasta 2004, con la única variación de que en 2002 el anagrama y la leyenda aparecieron en color y el fondo del pañuelo volvía a ser de color azul. A partir de las fiestas del 2005 y hasta las del 2014 el pañuelo pasó a ser el típico de arrantxale a cuadros, se repetiría el anagrama y leyenda, variando el color de las mismas, pasando por el arco iris de (gris, verde, anaranjado, rojo, magenta, azul) hasta el amarillo del 2014.


Persona amante del dibujo, no solo realizó este diseño. De sus manos salieron pegatinas con motivaciones políticas: Batzoki de Algorta, de fiestas polulares, posa vasos como el de la Cafetería Txiskiñe y diversos anagramas, entre ellos el de Arraun Taldea de Algorta. Su magia con el dibujo le llevó a reproducir con plumilla en su block de dibujo, de hojas blancas unidas mediante una espiral metálica, diversas estampas del Getxo de otros tiempos. Entre ellas el “Mirador de Alicante” (1954).


Una preciosa vista de la “Bajada de Arrigunaga”, que abarca desde la Casa del Cable hasta la Punta Galea, molino de Aixerrota incluido, que desvela cómo era en aquellos años esa amplia zona. De ese mismo año es una vista desde la playa de Arigunaga hacia el blocado (Fortificación militar, actual pista de skate), con la Casa del Cable y la chozna de Arrigunaga. 


Entre sus diseños también se pueden encontrar motivos genealógicos, como el de su propio escudo familiar, y el retrato de su padre. Su álbum de coleccionista guarda innumerable pegatinas de la época, junto a fotografías familiares, que recogen toda una época del barrio (Salidas de montaña, paellas de Azkorri, etc.).


Hasta aquí una pequeña reseña de uno de los símbolos de fiestas y su creador, que durante generaciones ha visto adornar los cuellos de miles de getxotarras.



jueves, 23 de julio de 2015

59 AÑOS DE PAELLAS EN GETXO



Las Paellas, qué lejos quedan ya aquellos días de Azkorri, cuando el ambiente festivo estaba protagonizado por dantzaris, montañeros, Txistu y tamboril.

Tan solo han pasado 59 años desde que se realizaron por vez primera, el 25 de Julio de 1956, en un pequeño espacio, junto a las tapias que cercaban el pinar propiedad de la Viuda de Rivas, próximas a Goienetxe. Para más tarde, en 1958, por necesidades de espacio, ser trasladadas a las landas de Azkorri. Allí se celebraron hasta 1967, al año siguiente fueron trasladadas hasta su actual ubicación: las landas de Aixerrota.


Pero, vayamos hacia atrás, hasta 1965, solo habían transcurrido 9 años desde su constitución cuando ya la prensa decía de ellas; “...ha llegado a tal punto la perfección de la organización de este evento..., que crece al amor de sus organizadores “Itxas Argia”..., fiesta pura, alegre, viva, que se celebra en olor de multitudes...”. Y esto era solo el prolegómeno de lo que había de llegar.

Las de 1965, en las landas de Azkorri, confirmaban esas alabanzas. Desde primera hora de la mañana, columnas de coches, montañeros, y vecinos de todos los barrios de Getxo, junto a otros procedentes de municipios cercanos, incluso del otro lado de la ria, avanzaban por Maidagan rumbo a Azkorri. Poco a poco se iban ocupando, los entonces escasos toldos, cualquier lugar era bueno para establecer la base en la que luego se encendería el fuego del que saldrían las apetitosas maravillas de arroz, las Paellas.


Al medio día, tenía lugar un autentico festival de bertsolarismo a cargo de Balendin Enbeita y su nieto Jon, junto a Eusebio Zubiaga de Urduliz. Cantaron bertsos referidos a la fiesta que se estaba celebrando y a las tradiciones festivas del país, en los mismos agradecieron a cuantos hacían de “voceadores” de este tipo de fiestas. Mientras, antes y después, las cadenetas, jotas y ezpatadantzaris, llenaban la campa, en medio de un variopinto colorido, lleno de txapelas, gerrikos y kaikus. Festejo que aquel año contó con la participación del aizkolari de Zeanuri “Txato”.


Los sukaldaris ya se afanaban en la preparación de las paellas, más de 240 participaron en aquel evento, aunque las admitidas para concursar fueran 239, lo que llevó a dos interminables horas de cata. Que darían lugar a la lista de premiados en dos especialidades Paellas y Txoznas, premio este último que empezaba a adquirir carta de presentación. De la selección establecida resultaron vencedores:

En el apartado de Paellas: el Primer premio fue para “Aygués” (fotógrafo del Diario Vaco de Donosti); segundo para “Los 40 de Ortuella”; tercero para “Penalty” de Valencia. Hubo un sexto premio que fue a parar a manos de los gasteitarras de “Iradier”; en aquella ocasión, tambien nos acompañó un grupo de Chilenos, aficionados a la gastronomía arrocera, ya empezabamos a ser internacionales.

En el apartado de Txoznas: el Primer premio fue para “Los Tretosos”; el segundo para “Irura-Gane” y el tercero para la Sociedad de la Cadena de Algorta “Bidebitarte”.


Aquel año la organización colocó en la campa 16 toneladas de mecanotubo, para montar txoznas, bar y cercar el escenario de presentación de paellas. Y este es uno de los méritos, que año tras año hay que recordar, el trabajo fatigoso y desprendido de un grupo de gentes del barrio, que generación tras generación han posibilitado la celebración de una de las fiestas, en mi opinión, más interesantes y participativas de Getxo. !!NO OS LAS PERDAIS!!.


NOS VEMOS EN LAS LANDAS DE AIXERROTA EL PRÓXIMO SABADO 25 DE JULIO !!AUPA ITXAS ARGIA, ESKERRIK AZKO POR TODOS ESTOS AÑOS!!.


lunes, 20 de julio de 2015

UN FUTBOLISTA DEL ARENAS NACIDO EN ALGORTA



Casi por casualidad, pero sobre todo por amistad, han llegado a mis manos unos recortes de prensa y unos carnets deportivos. Se trata de unos retazos de la vida de un futbolista del Arenas nacido en Algorta, Ricardo Llantada Torre, quien vino a este mundo el 28 de enero de 1907, hijo de Juan Llantada Arrigunaga y de Felisa Torre Aguirre.

En la fotografía inferior (de principios del Siglo XX) podemos verle junto a otros amigos de Algorta, entre los que se encuentran, aunque sin poder precisar el orden: Ricardo Llantada, Mancisidor, Emilio Albizu, ?, ?, Ramón Eguia, Jose Mendizabal, Alejo Zubiaga, Ambrosio Maguregui, Rodolfo Rivas, Juan Bidaurrazaga, Nicolás López, Venancio Egusquiza, Angel Sasiain y Federico López.


Un futbolista, que jugó en la demarcación de extremo derecha, durante las temporadas que van desde 1928 hasta 1933, en el Arenas Club, durante sus brillantes años de la primera división. La época que algunos definirían como “El principio del fin de los grandes Clubs amateurs” en la que se codeó con el Athletic de Bilbao, el Real Unión, Baracaldo, Alavés y Espanyol. También lo hizo frente a otros grandes como el Barcelona, Real Madrid, Europa, Real Sociedad, Athletico Madrid y Racing. En la fotografía inferior podemos verle alineado junto al resto de compañeros: en pie y de izquierda a derecha Ricardo Llantada, Antonio Laña, Urresti, José María Jauregui, Manolo Gurruchaga, Justo Anduiza y José María Yermo; agachados de izquierda a derecha Lainez, Robus Bilbao, Sesumaga y Javier Rivero.


La primera aparición de Ricardo Llantada en la prensa deportiva se produce en el rotativo bilbaino Excelsior el martes 5 de abril de 1927, en la que sería su primera temporada. Jugando contra una Real Sociedad que se encontraba pletórica de fuerza, en el campo de Atotxa, el equipo del Arenas contó con la siguiente alineación: Jáuregui; Llantada, Careaga; Laña, Urresti, Críspulo, Anduíza, Rivero, Yermo, Sesumaga y Robus (Robustiano Bilbao). Para aquel encuentro de Las Arenas llegaron en los trenes y automóviles un número extraordinario de partidarios del equipo de Las Arenas. Y a pesar de que el equipo getxotarra perdiera por 4 a 1, la prensa decía que Llantada realizó un gran partido estando siempre al quite. En abril de aquel año, sin embargo, se desquitaría al vencer a la Real en cuartos de final del campeonato de España. La prensa decía referiéndose a nuestro hombre decía “...El trío defensivo hizo un excelente partido: de energía, !qué discípulo ha hecho Vallana!...” se referían a Llantada.


En la temporada de 1928-29 en el campo de Lasesarre verían coronar uno de sus días de gloria al vencer al Baracaldo por 4 a 1. Volverían a realizar la hazaña en el campo de Ibaiondo, contra el Sestao el 19 de abril de 1928, con un 5 a 3 en el que el Arenas alineó a: Jauregui; Llantada, Careaga; Laña, Urresti y Cavia; Anduiza; Rivero, Gurruchaga, Sésúmaga y Gorostiza. Otro de aquellos encuentros, el partido amistoso entre el Gijón F.C. y Arenas, que se jugó en el campo de Carmona, en el verano de 1928, que terminaría con un tanteador favorable para nuestro equipo. Este encuentro dio origen a una emotiva carta enviada un 22 de noviembre de 1928 desde la Habana, por Eduardo Fernández miembro de la “Sociedad de Recreo y Sport Juventud Asturiana”. En la misma además de felicitarle por al marcha del Arenas, equipo del que se declaraba “...fanático seguidor...”, le solicitaba que le enviara una fotografía del equipo Arenero, para poder guardarla el el archivo de su Club (ver fotografía inferior).


Formó escuadra con jugadores de la talla de Jauregui, Yermo, Zarraonaindia, Vallana, Sesumaga, Gorostiza (Bala Roja), Arrieta, Laña, Urresti, Emery, Anduiza, Saro, Gurruchaga, Menchaca y Echevarria. En esa primera segunda 1928-29 nuestro hombre jugaría 16 partidos. En la temporada de 1931-32 jugaría como defensa 18 partidos, y en la que fue su última temporada 1931-32 lo haría en cuatro ocasiones, despidiéndose en aquel Campo de Ibaiondo que tan buenas tarde vio jugar a este Arenero de Algorta, con un empate frente al Real Madrid. La prensa bilbaína decía “...Se jugó a un tren enorme, haciendo un esfuerzo agotador ambos equipos...,...en la defensa, consignar la excelente actuación de Llantada...”.


Entre los documentos (ver fotografías superiores) se pueden ver: El carnet de socio de este jugador del Arenas Culb de Getxo, que tenía en 1931 el numero de socio 284, iba firmado por el entonces presidente Juan Maria Gandarias. Así como la medalla conmemorativa de las bodas de brillantes del Club (1909-1984), junto a una vitola (puro) de la misma efemérides. También una felicitación de un grupo de aficionados de Santanderinos, animando al Club, fechada en la capital cántabra el 14 de mayo de 1932.

Hasta aquí un pequeño homenaje a este Arenero de Algorta, que vio los últimos día de la primera división del equipo con más tardes de gloria de nuestro pueblo.


jueves, 16 de julio de 2015

LA IGLESIA, LA MÚSICA Y LA CUARESMA EN GETXO.




Casi como continuación del la anterior entrada “Las Campanadas de Muertos”, surge esta otra, pero en este caso relacionada con la cuaresma y la música en Getxo, dos asuntos que al parecer se declaraban antónimos, en función de la orientación más o menos religiosa de nuestros ediles.

Ya desde el lejano 23 de febrero de 1882 en que se estableció la normativa de “Moralidad y Buenas costumbres”, el propio consistorio estableció como norma a instancias del señor Alcalde que: “...Aunque hasta ahora no ha sido costumbre..., el día en que en la plaza pública haya reunión de jóvenes de ambos sexos, en los días festivos de la cuaresma entrante, puedan divertirse con la decencia que requiere la santidad de estos días..., para evitar toda incidencia y escándalo, que por experiencia se ha visto en años anteriores, en que dichos jóvenes marchaban a puntos en los que no podían ser vigilados..., acuerda el ayuntamiento que durante dichos días festivos de la cuaresma, y después de terminados los divinos oficios de la iglesia..., toque el tamborilero en la plaza pública, para que en ella se diviertan los jóvenes honestamente, teniendo la correspondiente vigilancia...”. Tal era el estado de cosas relativo a la influencia eclesiástica, que incluso los sermones de semana santa eran costeados por el consistorio getxotarra.

Aunque estas observaciones no eran nuevas, ya en 1746 el P. Mendiburu criticaba refiriéndose a la presencia de hombres y mujeres en las plazas de toros: “...acuden a ellas hombres y mujeres entreverados...” y se preguntaba: “...¿Por qué no se establece que una corrida sola sea para que la vean los hombres solos y otra distinta para que la vean las mujeres solas?...”.

Mientras la influencia de la iglesia seguía produciéndose en nuestro consistorio, ya en abril de1897 acordaron asistir la corporación en pleno a las funciones religiosas que se iban a celebrar en la Iglesia de San Nikolas de Bari de Algorta, el jueves y viernes de Semana Santa. Pero no eran solamente estos actos a los que la corporación era invitada a acudir, también las Hijas de Maria Auxiliadora de Algorta, invitaban al consistorio a participar en el “Besa Pies de la Virgen” que se iba a celebrar en la misma parroquia el domingo 30 de mayo del mismo año, aunque en este caso declinaban la invitación por tener que celebrar el mismo día y hora los remates de arbitrios. Sin embargo, eran muchas las invitaciones, y no a todas podían declinar el acudir, así que a la celebrada en el Convento de los Padres Trinitarios, a la que habían sido invitados por Gregorio del Sagrado Corazón de Jesús se vieron obligados a asistir. Sermones que como los de la Semana Santa, en San Nikolas de Bari de 1897 fueron abonados por el consistorio, cuyo coste para los presbíteros llegados de fuera del municipio supusieron 40 pesetas y para los locales 25 pesetas. Que incluso cambiaban los hábitos del consistorio, trasladando las sesiones del jueves al miércoles.


Época por otra parte controvertida y dispuesta a sermones y normas truculentas, que como afirmó en 1900 en la “Biblioteca Bascongada” el escritor alavés y alcalde gasteiztarra Herminio Madinaveitia: “...Coincidiendo la época cuaresmal con la primavera, el ayuno, la privación que aquélla impone, aplaca el ardoroso fuego de la sangre cuando vuelve a correr impetuosa al entronizarse, después de la inercia del Invierno, el reinado esplendente de la vida nueva..., el ayuno, es un sabio castigo que se da al estómago..., siempre supone sumisión y obediencia a los preceptos católicos, y se señala por el regateo en la comida que de ordinario suele hacerse...”, y que tras las practicas devotas, llevará (al anochecer) a regalar el estomago con: ...las migas con el chocolate, la compota de pasas y orejones, el almíbar, la nonada que entretiene y no llena...”, a saltarse aquellas prácticas supersticiosas de ayunar y mortificar el espíritu, quizá por eso terminaba advirtiendo de la necesidad de practicarlas dado que era una: “...acción para el salvador remedio a las impurezas de la vida...”. No es de extrañar que al finalizar afirmaran, al referirse a ella: “...marca el prólogo melancólico y negro de esa tragedia cuyas remembranzas nos trae la Santa Semana...”. !Que tiempos aquellos, que horror!.

Durante muchos años, la supresión de la música en esas fechas era un tema recurrente en los plenos. Pero en 1910 se presentaba con más frecuencia, así que el 10 de febrero de 1910, se presentaba una moción por parte del concejal Sr. Azcorra, para que no tocara la banda durante la cuaresma, acuerdo que tuvo los votos en contra de los ediles (Zulaica, Vidaurrazaga y Camiruaga).

Incluso los vecinos intervinieron en el asunto, el día 12 de febrero de 1910 se dirigían al Alcalde, solicitando que se deje sin efecto el acuerdo del 10 del mismo mes. Aquel acuerdo dejaba sin efecto el Reglamento de la Banda y los días establecidos para la actuación de la misma, dejando sin actuación a la misma durante el periodo que iba desde, el entonces denominado “Domingo de Piñata” hasta el “Domingo de Ramos”.

El “Domingo de Piñata” se celebraba casi al comienzo de la cuaresma, el primer domingo después del Miércoles de Ceniza. La palabra “Piñata” viene derivada del término italiano “Pignatta” (olla frágil) la cual se utilizaba ese día, llenándola de dulces y colgándola del techo para después romperla con unos palos. Una de las primeras referencias en nuestro entorno aparece en 1896, en un expediente tramitado por el Gobierno Civil de Bizkaia, en el que se autorizaba a un vecino de Bilbao, para la celebración de un baile de disfraces en el Teatro Circo del Ensanche, desde el domingo once de octubre hasta el domingo de piñata de 1897. Sin embargo, esto iba a causar conflicto de intereses con las actuaciones de la Banda de Música, llevando el tema al Gobernador de la Provincia. El escrito no parece que fue del agrado del Sr. Azcorra, que solicitó no fuera remitido al Gobernador. A pesar de que fue sometida a votación por tres veces la propuesta, finalmente fue el voto de calidad del Alcalde quien se posiciono en contra de la solicitud vecinal. Tal solicitud, que fue elevada al gobierno de la provincia, también fue desestimada por esa autoridad en mayo de 1910.


En 1911 volvía a aparecer sobre la mesa del consistorio el tema de la música durante la cuaresma, nuevamente, de la mano del Sr. Azcorra, aduciendo que: “...se debe respetar la cuaresma según costumbres antiguas defendiendo así los intereses morales...”. Uno de los concejales que se mostraba favorable a la actuación de la banda durante esos días, el Sr. Salazar, planteaba que: “...no tocar perjudica los intereses municipales y en nada beneficia a los morales, puesto que en esos días estan garantizados por los poderes públicos, que velan por su cumplimiento, castigando todo acto que desdiga el pundonor..., y la supresión del baile pudiera dar lugar a que se concurra a lugares apartados donde no alcance la vigilancia de la autoridad, en cuyo caso entiende pueda faltarse más libremente a la moral...”. Pero al no ser del agrado de la mayoría esa propuesta, nuevamente quedó desechada. Sin embargo, no sucedió lo mismo en abril de 1911, con la invitación cursada por el cura párroco de Algorta, para la procesión del viático a los enfermos, no solo fue aceptada, si no que el consistorio acudió con la banda municipal.


Ya más cercano en el tiempo, hablamos de marzo de 1959, durante la Semana Santa, las autoridades civiles establecían las nomas que se debían observar en ella: “...las Delegaciones Provinciales del Ministerio de Información y Turismo, no autorizaran ninguna representación de carácter teatral o cinematográfico desde el jueves 26 hasta el domingo 29..., salvo que fueran de contenido eminentemente religioso y autorizadas, recalcaban, expresamente por dicho ente..., así mismo son suspendidas todas las actuaciones artísticas y/o musicales, incluidas las de las salas de fiestas, desde las cero horas del miércoles 24 de marzo hasta las 10 horas del domingo 26...”. Advertían aquellas autoridades que en el expediente sancionador se consideraría irrelevante cualquier alegación de ignorancia de la norma. Quedaba claro que toda expresión musical que no tuviera como objeto los “Pasos de Semana Santa”, quedaba expresamente prohibida durante, casi toda la semana.

Hasta aquí una pincelada de las relaciones de la Iglesia, las autoridades civiles, nuestros ediles y la música durante la cuaresma.

lunes, 13 de julio de 2015

LAS CAMPANADAS DE MUERTOS.



La influencia de la iglesia, de sus torres y campanarios, en diversos acontecimientos sociales, era más que evidente a mediados del Siglo XIX, ya fueran en actos festivos o fúnebres.

En agosto de 1855 el consistorio de Getxo se vio obligado a adoptar mediadas preventivas, para frenar el nuevo enemigo que se introducía, callado en los hogares, provocando numerosas defunciones, el Cólera Morbo. Esta epidemia cuyo origen hay que situar en Astrakán, a orillas del mar Caspio, se extendió por Alemania, Gran Bretaña, Francia y toda Europa en 1831. Y aunque la de mayor virulencia resultara la de 1885, la de 1855 provocó perdidas humanas entorno al 15-16%, y sobre todo generó un “conflicto” que alteró el placido transcurrir de aquella aldea de mediados del Siglo XIX, que era Getxo.

Era costumbre por aquellas fechas que el tañir de campanas, además de anunciar la llamada a actos religiosos, presagiara hechos luctuosos, y precisamente por el nombre que eran conocidos aquellos sonidos, su identificación hacía que la población se pusiera en guardia, porque algún vecino había pasado a “mejor vida”.

Dentro de los sonidos “musicales” de acompañamiento, que también los había de jubilo, hubo algunos acordes que dejaron de conducir las tradiciones del populares. Esos sonidos procedían de los campanarios, y se ejecutaban cuando se llamaba a acompañamiento de muertos. Su interrupción causo hondo malestar entre los vecinos de Getxo, al parecer tanto la ausencia del tañir de las campanas, como la celebración de actos fúnebres de cuerpo presente, aprobada el 4 de septiembre de 1855, fue debida a la epidemia de “Cólera Morbo Asiático” que asoló la provincia. Sin embargo las causas tenían más que ver con la alarma social que ello causaba, al menos así lo hacían constar en los libros de actas de la época: “...se envío una comunicación al Cabildo manifestándole la conveniencia de que los funerales consecuencia del cólera morbo asiático, se celebraran sin el ruido y toque de campanas, para evitar la impresión y espanto que esto pudiera causar en el vecindario...”. Aquel pánico alcanzo al propio cabildo, que al parecer no tenía gran prisa por reunirse con el sumo hacedor: “...el Cabildo Eclesiástico mostró su voluntad, poco común, excusándose de asistir al levantamiento de cadáveres y a su acompañamiento...”.



En diciembre de 1855, los residentes de Andra Mari mostraban su enfado por la decisión tomada por el gobernador de al provincia, que eliminaba por motivos de salubridad pública, las funciones de cuerpo presente. Los regidores municipales expresaban el sentir de los vecinos: “...que la generalidad del vecindario se mostraba disgustada..., tanto por la supresión del toque de campanas, a tiempo de las defunciones e inhumación de cadáveres..., cuando más por la falta de acompañamiento de uno de los señores del Cabildo Eclesiástico..., que acompañara a los finados hasta su última morada...”. Esto provocó más de un altercado rompiendo la armonía habitual del pueblo. Para terminar con aquello, que consideraban una anomalía, pues se habían venido realizando desde tiempos inmemoriales las “Campanadas de Muerto”, acordaban crear una comisión que negociara su restitución. De la misma formaron parte los siguientes vecinos: “...José María de Uribe, Juan Fermín de Hormaechea, Francisco de Egusquiza, Juan Ramón Mugica, Juan Bautista Basaldua, Jose Manuel de Ugarte, Juan Antonio de Libano, Juan Ramón Arana, Antonio de Osticoechea, Manuel de Larrazabal-Ibatao, Santiago de Zubiaguirre y Jose María de Saitua...”. Quienes quedaron encargados de transmitir al Ayuntamiento los deseos del vecindario.


Nuevas formas de enterramiento, mejor dicho, nuevos derechos para ciudadanos no católicos, venían a alterar las “tradicionales costumbres”. Por primera vez, en 1883, se solicitaba que en el cementerio de Getxo se dispusiera un espacio para los enterramientos de los no católicos, la resistencia era tal que tuvo que intervenir el Gobernador, recordando que se debía aplicar la Real Orden del 28 de Febrero de 1872.


Sirva esta pequeña entrada para recordar hechos luctuosos, que rompieron la armonía del pueblo de Getxo, por la falta de uno de sus habituales sonidos de acompañamiento y/o por tener derecho al último alojamiento en una tierra de todos. En la próxima entrada veremos como algunos sonidos, estos festivos, también causaron conflicto entre nuestros vecinos, dividiéndolos al 50%.

viernes, 10 de julio de 2015

LOS ZURICALDAY DE GETXO


Los Zuricalday, esa prolífica familia dedicada toda una vida a la fabricación de pasteles y chocolates, que han hecho las delicias de varias generaciones. Como todo en esta vida tiene unos comienzos, la saga nace de la mano de Eugenio de Zuricalday Urquijo y su esposa Vicenta de Eguidazu Tipular, que en 1830 abrirán su primer comercio, dedicado a la fabricación de chocolate y confitería, en la bilbaina calle Correo.

De ellos surgió la que más tarde dio fama a dicho negocio de Pastelería y Chocolatería, Maria Ramona Martina de Zuricalday que nace el 11 de noviembre de 1839 en Bilbao. Tuvo seis hermanos Trifona, Manuel Ruperto, Angel Esteban, Juan Antonio, Felipa Maria Estefania y Juan Teodoro Jacinto.


Se casó el 11 de febrero de 1856 con José Fernando Bayo Lapeira, cuando tan solo contaba dieciséis años. Tuvieron una larga descendencia: catorce vástagos, entre ellos Eugenio Restituto de Bayo Zuricalday, que en 1886 se casó con Concha Dominga Concepción Abaitua Aurrecoechea, de los que nacieron diez hijos.

Y es a partir de uno de ellos, José María Bayo Abaitua “Pepe”, que así era conocido, cuando yo paso a referirme a esta Pastelería Chocolatería en nuestro pueblo Getxo, en sus diferentes localizaciones de (Areeta, Neguri y Algorta). “Pepe” se casó con Mercedes González, tuvieron cuatro hijas María Mercedes, Teresa, Carmen y Ana María.

José María Bayo, al quedar huérfano de padre, con tan solo catorce años, su madre Concha y su abuela Martina le preguntaron: “...¿Qué quieres ser?...”, él les respondió: “...!Yo, pastelero!...”. Así que le enviaron a París para aprender pastelería. Permaneció durante cuatro años. A su vuelta, su madre Concepción Abaitua, solicitó el 14 de julio de 1917 permiso para instalar la primera de las pastelerías de Zuricalday, en la calle de la Estación Nº 8 de Areeta-Las Arenas (Actual Andrés Larrazabal), aunque el permiso rezaba “...Para abrir una tienda de Confitería...”.


El matrimonio Bayo-Gonzalez fijó su residencia en la calle Mayor de Areeta. Abrió un obrador en Santa Ana. El 28 de julio de 1930, solicitó José María Bayo permiso para la apertura de otra “Confitería-Pastelería”, esta vez fue en el edificio llamado “Casa de D. Manuel Smith” en la Avenida de Neguri, frente a la estación. José María llevaba el obrador y su esposa Mercedes se encargaba de supervisar las pastelerías, por la mañana iba a la de Areeta y por la tarde a la de Neguri.

En 1936 volvió a solicitar permiso para la apertura de un obrador en la casa de “Smith” de Neguri. El 27 de marzo de aquel año escribió en una instancia: “...solicito autorización para instalar un obrador de confitería en el sótano de la casa de D. Manuel Mª Smith, sita en la Avenida de Neguri Nº 5, y para tal fin se instalará un horno,...así como un retrete y ducha, levantando un tabique para separar obrador y almacén...”.


De sus tiempos de París, algunos de los productos por entonces estrella en pastelería fueron la nata, los membrillos, yogures envasados, los famosos bolados (azucarillos que se realizaban con azúcar, agua y limón a una determinada temperatura) y se utilizaban para tomar con el chocolate. El turrón de soconusco, una delicia de almendra y chocolate, en cuyas entrañas se alternan capas de almendra tostada y sin tostar.


Durante el año fabricaban productos característicos de temporada: Así en Semana Santa elaboraban “Huevos de Pascua” y “Monas de Pascua” (bollo con huevo cocido). Por Todos los Santos, su fabricación estrella eran los “Buñuelos” y los “Huesos de Santo”. Por navidades “Turrones”, “Mazapanes”, “Guirlaches”, “Anguilas” (Mazapán relleno de membrillo), “Marrón Glacé” (receta que trajo de París) y “Glorias”, también “Gallina Trufada”. Otro de aquellos productos, que nació en los primeros tiempos es el “Huevo Hilado” (que viene desde la época del Imperio Bizantino). La leche la traía de un caserío de Dima, disponían de una maquina para desnatar que sacaba el suero por un lado y la nata por otro, funcionaba mediante una manivela manual. Pero como la leche suponía mucho peso y volumen, y los impuestos resultaban excesivamente costosos (había que pagar los fielatos), decidieron llevar la maquina al caserío y allí realizar dicha operación, por lo que desde aquella población enviaban la nata ya fabricada a Getxo.

La distribución para las tiendas la realizaban en el ferrocarril de Algorta-Bilbao. Los pasteles iban metidos en cajas. Más tarde compraron unos triciclos (bicicleta de tres ruedas, dos delante y una atrás), y que en su parte delantera llevaban una parrilla que facilitaba el transporte de las cajas.


Tras la ocupación por las tropas franquistas de Getxo, parte de la familia salió por mar desde Santurtzi hacia Kanbo (Lapurdi). Precisamente la fotografía superior corresponde a esa época. En ella “Pepe Bayo” aparece sonriente, bogando sobre una balsa de cañas, en el rio “Errobi”, a su paso por Kanbo en un bote que hizo en 1937 durante su exilio. Precisamente en aquella localidad nació otro de los miembros del clan de pasteleros “Zurikalday”. Se trata de Jokin Garate Bayo, que regentó años más tarde la pastelería de Neguri, hasta la irrupción de un nuevo miembro en el gremio, su hijo Kimetz. Al comienzo de la II Guerra Mundial “Pepe” retornó a Getxo.

En 1944 se realizó la primera reforma de la fachada de la Pastelería de la calle de la Estación Nº 1 (Esta calle se denominó Calle de la Estación desde 1897). Posteriormente pasó a denominarse calle Andrés Larrazabal. La solicitud firmada por Manuel I. Galindez, fue ejecutada por el aparejador de Las Arenas José Luis de Eguidazu. Aquella obra consistió en la decoración de la fachada y la instalación de un escaparate y el arreglo de la terraza.


En 1961 se solicitó por parte de Teresa Bayo el permiso para la apertura de una Pastelería y salón de té en la calle Amesti Nº 15 de Algorta. Para efectuar aquella obra se pidió a la vez autorización para el traslado desde la pastelería de Neguri de diversa maquinaria (Horno, batidora, fileteadora, armario frigorífico, etc.).

A la jubilación de José María Bayo Abaitua, serán sus hijas quienes pasaron a detentar la titularidad de las mismas, Mercedes se quedó con el obrador y tienda de Neguri y Teresa con la de Areeta. En el año 1961 su hija Teresa abrió la pastelería de Telletxe y más tarde la de Amesti; en 1966 otra de sus hijas Mercedes abrió la de Andrés Cortina (Algorta).


Quizá como anécdota, recordar una de las aficiones de José Maria Bayo. Consistía en comprar pavos para engordarlos para navidad. Lo hacía de una forma artesanal. Aquellos volátiles se guardaban en un lugar de grandes dimensiones que tenían en el obrador. A pesar de sus esfuerzos por alimentarlos, pocas veces llegaron a la mesa de su familia. Por navidades tenía por costumbre presentar un pavo, aún crudo, en el que tan solo dejaba las plumas del cuello y cola, adornado con presentes de navidad (glorias, mazapanes), y lo exponía en el mostrador de la pastelería antes de llevarlo a su casa para asarlo. El aspecto de aquel suculento animal debía de ser tan apetitoso que tan poco lograba el objetivo de llegara a la mesa familiar, !!Cuentan que todos los años, una de las clientas de Neguri, que tenía costumbre de aparecer a última hora, admirada de tan apetitoso volátil, lo adquiría y se lo llevaba a casa!!.

Uno de los elementos de mayor antigüedad que se conserva en la pasteleria de Zuricalday de Neguri es la maquina de cortar “Toffes” (ver fotografía inferior). La maquina ya la utilizaba José María Zuricalday en 1930 cuando abrió el obrador de la pastelería de la Avenida de Neguri.


Todos los años, con motivo de la fiesta del gremio de los pasteleros “San Pancracio”, el 12 de mayo, llevaba a todos sus empleados a Dima, y les invitaba a una comida. El lugar, un caserío que se hallaba junto al río, bajo unas peñas, junto a una central eléctrica, en el que fabricaban la nata.


Hasta aquí una pequeña visión de uno de los gremios que durante años endulzó las celebraciones de los getxotarras.