domingo, 28 de febrero de 2021

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -207-

 


En la entrada anterior veíamos cómo se producía la compra de vacunas para la población de Getxo.


La cría de cerdos en Algorta parece que era una actividad que permitía sobrevivir a muchas familias. A finales de octubre de 1893, el sábado 28, el Alcalde de Getxo publicaba un pregón anunciando la prohibición del establecimiento de pocilgas en la zona poblada del barrio, así lo relataba “El Noticiero Bilbaíno” el día 31 de octubre: “…Dicen de Algorta que el pasado sábado, por medio de un pregón, hizo recordar el Alcalde al vecindario la proximidad del cumplimiento del bando sobre desaparición de cerdos y pocilgas, que debe realizarse para el día 1 de noviembre, bajo la multa de 50 pesetas para los infractores. Los vecinos afectados celebraron una reunión en la plaza de San Nicolás, acordando nombrar una comisión formada por cuatro personas para gestionar ante el Gobernador Civil una prórroga…”

 

Para el 1 de noviembre de 1893 se daba ya por terminada la “enfermedad sospechosa” ya que en toda la Provincia, aquel día y en los siguientes, no se había producido ningún caso. Quizá uno de los hechos que venía a demostrar el fin de la temida enfermedad, era la vuelta de algunas familias bilbaínas a sus hogares, ya que ante el temor a los contagios se habían alejado de la Villa con todos sus vástagos.

 


El 2 de noviembre de 1893, ante la necesidad de dotar a la Anteiglesia de más agua potable, el Ayuntamiento de Getxo recibía un  oficio de la Comisión provincia, en el que ésta aprobaba: “…Se invierta sin más trámites la cantidad consignada en el presupuesto, así como mayores cantidades su fuera necesario para la traída de agua a ese Pueblo, conforme al acuerdo adoptado por su Ayuntamiento el 14 de septiembre de 1893…”

 

El viernes día 3 de noviembre de 1893 aparecía publicado en el Periódico Oficial de la Provincia la convocatoria de elecciones municipales para el día 19 de noviembre.

 

En aquel pleno se hacía la primera referencia a la llamada “Guerra del Riff”, que había comenzado en 1859. Entre 1860 y 1893 reinó una cierta paz entre España y Marruecos, tan solo alterada por algunos incidentes. Hasta que el día 3 de octubre de 1893, volvió a estallar cuando los españoles comenzaron las obras de un fuerte en “Sidi Guariach” en Melilla, en las inmediaciones de un terreno considerado sagrado por los musulmanes. En dicho pleno municipal el Ayuntamiento de Getxo acordaba: “…Tomando en consideración la guerra que sigue el Gobierno contra los Riffeños  por la injuria y ultraje causados a las fuerzas que se guarnecen en Melilla, y no pudiendo mostrarnos apáticos e indiferentes, este municipio a los muchos donativos que hacen diferentes Corporaciones para atender a dicha guerra. Acuerda se compren 8 fusiles del sistema “Maüsser” para regalar a las fuerzas españolas que se han de poner frente a los Riffeños…”

 


El 4 de noviembre de 1893, publicaba “El Noticiero Bilbaíno”, una noticia relacionada con el barrio de Algorta y su Casino: “…La suscripción abierta en el Casino de Algorta para la adquisición de fusiles “maüsser”, con objeto de entregarlos al ejército, ascendía anteayer a 3.800 pesetas. El Ayuntamiento de aquella Anteiglesia ha suscrito con 800 pesetas. Se espera que la suscripción aumente, pues los algorteños tienen el propósito de regalar 50 fusiles…”

 

El jueves día 9 de noviembre se anunciaba en la prensa bilbaína: “…Se ha autorizado a los Alcaldes de la Provincia, para que una vez desaparecidas las causas que motivaron la suspensión de las romerías y ferias de ganados, puedan celebrarlas…” Ese mismo día, en el pleno municipal quedaba aprobado el Reglamento del Matadero de Getxo, el cual se iba a aplicar tan pronto como este entrara en funcionamiento.

 

En el pleno municipal del 9 de noviembre de 1893 se decidía atender los gastos causados por la epidemia, a la que por primera vez se le daba nombre el “Cólera”. Algunos de ellos tenían que ver con la vigilancia en el río Gobela, por la prohibición de utilizar el mismo para el lavado de las ropas. Tarea que recaía en las mujeres, pero la vigilancia la efectuaba un hombre, por lo que se acordaba: “…Se hagan los pagos que con motivo de la epidemia “Colérica” que ha reinado en esta localidad a D. Esteban Castillo 85 pesetas por  34 días de vigilancia en el río Govelas…”

 

Otros con el suministro de enseres para la atención a los infectados: “…A D. Matías Soria 406,50 pesetas por el suministro de diferentes géneros y artículos, para la enfermedad sospechosa, que afectó a D. Pedro Arechavala en el mes de septiembre…” Incluso a algún enfermo se le abonaban cantidades por la destrucción de sus enseres: “…A D. Pedro Arechavala 64.50 pesetas como indemnización por la quema de sus ropas…” Y es que este último señor, que había perdido sus enseres, reclamaba al Ayuntamiento: “…Que tomando en consideración el tiempo que estuvo cerrado mi establecimiento, con motivo de la enfermedad sospechosa de Pedro Arechavala, enfermedad que le aconteció estando en mi casa, se me abonen los perjuicios sufridos durante los días que mi establecimiento estuvo cerrado…” El Consistorio de Getxo zanjaba el asunto afirmando: “…Que este Ayuntamiento no tiene ninguna responsabilidad por el cierre de dicho establecimiento, por lo que no precede la petición…”

 

También en aquellos días fue necesaria la vigilancia de las casa para evitar que nadie entrara, salvo los galenos, o saliera algún infectado: “…Se abone a las siguientes personas, Bruno Lujua, Juan Felipe Arrieta, Antonio Urquiola y Josefa Artolozaga 197 pesetas por los servicios y guardias prestadas en las casa de las personas atacadas por la enfermedad en septiembre…”

 


Se liquidaban también los suministros de medicinas y desinfectantes al farmacéutico de Las Arenas: “…Al farmacéutico D. Fermín Unanue 69,30 pesetas por el suministro de medicinas y desinfectantes en Las Arenas…”

 

Estando ya próxima la fecha en la que se iban a celebrar las elecciones municipales (19 de noviembre de 1893), el Ayuntamiento de Getxo acordaba proceder a la designación de los locales donde se iban a celebrar. El municipio en esa fechas constaba de dos mesas electorales: “…En el Distrito 1º, Sección única: El local asignado será la Casa Consistorial (se referían a la actual Biblioteca de San Nicolás). En el Distrito 2º se realizarán en la llamada Casa Hospital…”  Se iba a anunciar aquel acuerdo al público, de acuerdo con lo establecido en la legislación electoral, el día 12 de noviembre. Por lo que se convocada a la Junta Municipal del Censo: “…Para que concurra este mismo día a fin de proceder al nombramiento los interventores  para ambas mesas…” Acto seguido acordaban realizar el sorteo de los concejales procedentes de la elección de 1891, para saber quiénes eran los dos que debían cesar el día 1 de enero de 1894. Realizado aquel sorteo el resultado fue que: “…Cesaran para dicha fecha D. Juan José Camiruaga del Distrito Nº 1 y D. Román Uribarri del Distrito Nº 2…”

 

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo      el Ayuntamiento de Getxo anunciaba la próxima salida a subasta del nuevo Hospital Hospicio de Alango.

miércoles, 24 de febrero de 2021

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -206-

 


En la entrada anterior veíamos cómo se producía un triste naufragio en el Abra.


Por último, en aquel pleno municipal se acordaba: “…La compra de doce tubos de linfa vacuna Suiza para proceder a la vacunación y revacunación del vecindario por medio de terneras que serán compradas o alquiladas al efecto…” La técnica consistía en aplicar el experimento de Edwadr Jenner, que consistía en inyectar en la piel el líquido o “linfa” de la vesícula de una lesión de viruela vacuna. Aquellos tubos de “linfa” fueron adquiridos por el farmacéutico D. Salustiano Oribe y el Ayuntamiento pagó por ellos la cantidad de 36 pesetas.

 

El día 26 de octubre de 1893 llegaban buenas noticias referidas a la salubridad de las aguas de los cauces de los ríos de nuestra Anteiglesia: “…Se han recibido dos oficios del Gobernador de la Provincia dando cuenta del buen resultado que han dado los análisis verificados en Bilbao con las muestras remitidas de la parte superior e inferior del río Govelas…”

 

Otros vecinos de Getxo también se apresuraban a realizar los injertos de sus aguas sucias a la red municipal: “…D. Tomás Uria solicita permiso para injertar por medio de una cañería en la alcantarilla del municipio, situada en la calle de la Carretera, las aguas sucias y materias fecales de la casa llamada “Mariandresena” sita en dicha calle…” El Ayuntamiento accedía a dicha petición estableciendo algunas condiciones: “…El caño deberá tener 50 centímetros de ancho por 60 de altura. Las obras estarán revestidas de mortero hidráulico quedando a beneficio del Ayuntamiento. Si las obras a realizar exceden de 15 metros lineales en la vía pública hasta su entrada en la alcantarilla municipal, no pagará el impuesto municipal por el injerto, pero si no llegara a los expresados metros deberá abonar en la Depositaria del Ayuntamiento la cantidad de 175 pesetas…”

 

Por otro lado una vecina de la calle Rivera del Puerto Viejo de Algorta solicitaba: “…Se me expida la certificación para poder inscribir en el Registro de la Propiedad, que marca la Ley Hipotecaria, la casa de mi propiedad llamada “Tatoena”, radicante en la calle Rivera…”

 

Para entonces se habían producido un total de 9 enterramientos de vecinos afectados por la “enfermedad sospechosa”. El encargado de realizar aquellos enterramientos fue D. Ángel Egusquiza, quien percibió por su trabajo la cantidad de  22,50 pesetas.

 


Durante todos los meses en que aquella pandemia afectó a nuestros antepasados, la prensa cubría todos los días sus secuelas. En uno de los diarios “El Noticiero Bilbaíno”, en una de sus secciones llamada “La Cuestión Sanitaria”, aparecían  datos acerca de las condiciones de salubridad y de vida en los domicilios particulares, que entiendo eran extensibles a toda la población de Bizkaia, aunque los mismos en la prensa se refirieran a la capital (Bilbao). En ese diario el día 18 de octubre de 1893 se decía: “…Las medidas tomadas por la comisión ejecutiva de salubridad respecto del agua del rio han sido mal recibidas por gran parte del vecindario, principalmente por aquellas familias que no tienen en su casa otra agua…” Las autoridades prohibían el suministro de aguas de río en lavaderos, mataderos y demás servicios públicos ante el temor de que estas estuvieran contaminadas con cólera. Y es que las condiciones en que muchas familias vivían eran de absoluta precariedad, y afectaban fundamentalmente a los más desfavorecidos, así lo manifestaba en una carta en ese mismo diario el Sr. M. Alberto de Palacio que titulaba “Higienización en Bilbao”: “…El hacer la felicidad de un pueblo equivale a higienizarlo» Un pueblo no es feliz porque sea rico, numeroso y potente; es preciso que sea sano. Hace algunos años, cuando la higiene pública y privada no era muy conocida, las causas de la excesiva mortalidad, el origen de muchas enfermedades infecciosas y los medios de prevenirlas o extirparlas, solo cabía resignarse a sufrir impasibles tan terrible azote. En Bilbao, como en España, como en Europa, como en el mundo entero, las epidemias de toda clase empiezan siempre por los barrios de los obreros, en los que se hallan terrenos bien abonados y materia favorable a su desarrollo y propagación, por el abandono en que viven y han vivido basta ahora. La solución de este conflicto es evitar los focos de infección, y esto se consigue concediendo atención, aunque no sea más que por instinto de conservación, a la existencia y modo de vivir de las clases menos favorecidas…” Se quedaba corto en su análisis pero era una parte de la verdad. Las infecciones y defunciones a diario llenaban las páginas de los diarios. Mientras se informaba de la procedencia de los buques de las zonas del mundo declaradas “sucias”.

 

El día 22 de octubre de 1893, debido a los problemas sanitarios que asolaban a la Provincia, el Gobernador Civil adoptaba la siguiente resolución, la cual aparecía en las páginas de la prensa local: “…El señor Gobernador ha comunicado hoy oficialmente a todos los Alcaldes de la Provincia el acuerdo tomado por la Junta de Sanidad, por el que se prohíbe la visita a los cementerios durante los días de difuntos, primero y segundo del próximo mes…” Entre los acuerdos adoptados había uno que hacía abrigar esperanzas: “…Por último, se ocupó la Junta del curso de la enfermedad sospechosa que, ya casi extinguida por completo en el resto de la provincia, es de creer que muy en breve lo sea en Bilbao…” Para el día 27 de octubre, la Junta de Sanidad ya daba casi por superada la epidemia de la “enfermedad sospechosa”.



El día 28 de octubre de 1893, el diario “El Noticiero Bilbaíno”, ofrecía una estadística del mes de septiembre sobre los accesos y defunciones producidas en la Provincia:

 

POBLACIÓN

INVASIONES

DEFUNCIONES

Bilbao

179

84

Baracaldo

124

48

Derio

1

0

Begoña

7

4

Erandio

49

17

San Salvador del Valle

28

4

Deusto

34

16

Echevarri

1

0

Lequeitio

1

1

Sestao

49

22

Portugalete

10

7

Zalla

2

1

Arrieta

1

0

Guecho

11

7

Munguia (Villa)

1

0

Arrigorriaga

1

1

Abanto y Ciervana

87

18

Musquis

13

4

Santurce

62

28

Yurre

2

2

Gamiz

1

0

TOTAL

664

264

 

A lo largo del mes de octubre y hasta el día 28 se habían producido en la Provincia un total de 525 invasiones y 214 defunciones.

 

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo el Ayuntamiento de Getxo colaborara con el Gobierno de la Nación, en su guerra en África, con la compra de fusiles “Maüsser”.

domingo, 21 de febrero de 2021

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -205-

 


En la entrada anterior veíamos cómo tras diez días de continuadas lluvias algunas zonas de Las Arenas aparecían anegadas.

 

El 15 de octubre de 1893 el diario madrileño “La Correspondencia de España” (diario vespertino de tendencia conservadora) decía: “…Esta mañana ocurrió un triste accidente marítimo. Los vapores ingleses Billow y Fortunato chocaron frente Algorta. El primero se hacía a la mar en tanto que el segundo entraba en el puerto. Ambos conducían carga. El choque lo recibió el Billow en la línea de flotación, donde se abrió una ancha vía de agua, inundándose todo el buque, el cual se fue a pique en menos de cinco minutos. La tripulación pudo salvarse, siendo recogida por el Fortunato. Sólo un tripulante desapareció arrastrado por un fuerte golpe de mar. Ha resultado gravemente herido el práctico del puerto que venía a bordo del Billow. De este se ven los palos. Hoy declararan los capitanes de los dos vapores. Se dice que el siniestro se debe a una fallo en la maniobra del buque náufrago, cuyo capitán no quiso obedecer las órdenes del práctico El Fortunato resultó con grandes averías. Una lancha de Algorta recogió doce náufragos…”

 

Precisamente sobre aquel naufragio contaba el diario bilbaíno “El Nervión”, con el titular “Abordaje en el Abra”: “…Esta mañana ha ocurrido un terrible accidente marítimo. Aproximadamente a las 6:30, el vapor inglés “Billow, cuando se disponía a remontar la boya luminosa, fue envestido por el vapor de la misma nacionalidad “Fortunatus”, que procedente de Newport entraba en nuestro puerto, con una carga de carbón. La embestida fue terrible y en la línea de flotación, al vapor Billow,  se le abrió un enorme boquete por el que entraba el agua a raudales. En pocos momentos, el buque abordado se fue a pique, sin dar tiempo más que la marinería saltara al agua para salvar sus vidas. La tripulación del Fortunatus, rápidamente arrojo los botes salvavidas al agua para socorrer a aquellos náufragos. No obstante no pudieron evitar que un golpe de mar arrastrara a uno de los tripulantes desapareciendo en las aguas. El Billow iba cargado se carbón hasta la cubierta, lo que favoreció que se hundiera rápidamente. A flor de agua se podían ver los palos del vapor naufragado…” El diario “El Noticiero Bilbaíno” del 16 de octubre venía a complementar la información sobre lo acaecido en las aguas de Abra: “…El hecho acaeció a tres cables al N.O. de la boya luminosa. El vapor “Fortunatus” chocó con el costado de estribor del “Billow”, en el centro. Hecho que se produjo a pesar de haber pitado y dado marcha a tras el “Fortunatus”. En cuanto ocurrió el abordaje, los tripulantes del “Fortunatus” arrojó los botes salvavidas al agua y la lancha de lemanaje trasladó a los tripulantes al buque, entre ellos el cadáver del despensero…” Aunque el otro diario afirmaba que el fallecido Apareció al día siguiente con el chaleco salvavidas puesto.

           


                            

Los naufragios en aquellos días se producían con bastante frecuencia ya que el diario “La Época” del 20 del 11 de 1893 volvía a describir uno de ellos en sus páginas: “…Esta mañana embarrancó en la playa de Algorta el pailebot Joven Juanita, de matrícula de Palma de Mallorca. El vecindario de Algorta, con el alcalde al frente, prestaron auxilios a los náufragos, logrando salvar a toda la tripulación, excepción de uno, ya que antes del naufragio un golpe de mar arrebató de cubierta a un muchacho apellidado Cámara, ignorándose su paradero…”

 

A mediados de octubre de 1893, según parece por las órdenes que emanaban de la Hacienda Provincial, la atención por parte de los Ayuntamiento a los impuestos relativos a los sueldos de los maestros no eran atendidos con la prontitud requerida. En el pleno municipal del 19 de octubre se daba cuenta de dicha orden: “…Se da cuenta de una Circular publicada por el Sr. Administrador Especial de la Hacienda de la Provincia en el Boletín Oficial del día 18 del corriente, ordenando a todos los Ayuntamientos entreguen en aquellas dependencias, antes de finalizar el presente mes, el impuesto establecido por el artículo 39, párrafo 6, de la presente Ley vigente de Presupuestos, sobre los sueldos de sus empleados, que son hasta la cantidad de 1.000 pesetas del 5%, y que de no hacerlo, enviaran contra los Ayuntamientos morosos, Comisiones de Apremio…” El Ayuntamiento de Getxo aducía en su defensa que: “…En el presupuesto municipal presente solo existe consignación para el pago del descuento del 10% de los sueldos del Secretario y Contador Municipal, únicos que pasan de las 1.000 pesetas. Y considerando que los sueldos y asignaciones de los demás empleados son harto cortos para que los que los disfrutan puedan hacer frente al impuesto, viéndose, en caso de satisfacerlo, en precaria situación dado el elevado precio de los artículos de consumo. Por lo que, mientras no se decida otra cosa,  acuerda este Ayuntamiento se pague dicho impuesto de los fondos municipales…”

 


En cumplimiento de las ordenanzas municipales sobre injerto a los caños de propiedad municipal, debido a la epidemia de cólera, que establecía la realización del mismo en el plazo de un mes, algunos propietarios de Las Arenas, acudieron prontos a solicitar la ejecución: “…Para la construcción de un caño de 161 metros de longitud en el barrio de Las Arenas, que pretenden realizar S, Pascual Manzarraga, D. Santos Larrazabal, Dña. Felipa Bustingorri, D. Nicolás Astiazaran y Dña. Ramona Gorostiaga, para injertar las aguas sucias de sus respectivas casas en la alcantarilla construida por el municipio, en la llamada calle “C”…” El Ayuntamiento acordaba autorizar las obras por: “…Considerar las ventajas que ha de redundar dicha obra a la higiene y a los propietarios solicitantes, así como a otros que se acojan a dicho injerto…”

 

Y como ya llegaba la época de la poda de los árboles del municipio, el Ayuntamiento de Getxo acordaba: “…Aprovechando la labor de dicha poda se proceda a la plantación de arbolado en sitios públicos, por lo que se autoriza a la Comisión de Fomento y Policía Urbana para que proceda a dichas operaciones, comprando unas 300 plantas de plátano incluyendo en dicho número alguna de otras especies, para ser colocadas en ciertos puntos donde, a su juicio, puedan adaptarse mejor al terreno…”



A la vez que con la marcha y el regreso de los veraneantes a sus lugares de origen, sobre todo los procedentes de Bilbao, en la prensa local parecía desaparecer el interés por nuestros barrios, ya que las noticias relacionadas con ellos casi desaparecían de sus páginas.

 

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo      se producía la compra de vacunas para la población de Getxo.