jueves, 30 de abril de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -160-



En la anterior entrada veíamos cómo salía a subasta voluntaria por parte de su dueño la casería denominada “Arrigunaga”.

Getxo crecía y las necesidades administrativas hacían que se necesitara nuevo personal, por ese motivo el día 5 de mayo de 1892, en el pleno municipal se acordaba: “...A propuesta de la Comisión de Hacienda la necesidad de contar para la formación del presupuesto municipal con la figura de un Contador, ya que para realizar los trabajos de contaduría y secretaría, será necesario lo siguiente: Contratar a un Secretario con un sueldo de 2.000 pesetas a partir del 1 de julio. Nombrar con la dotación de 625 pesetas como escribiente permanente de la secretaria a D. Juan Bautista Larrazabal. Nombrar para el cargo de Contador, con un sueldo anual de 1.125 pesetas a D. Emilio Saliquet bajo la inspección y supervisión del Secretario...”

En esa misma fecha la Casa Alhóndiga, que había sido construida en 1873 con los fondos propios de D. José Ramón Uriarte, se sometía a aprobación por parte del consistorio el que pasara a propiedad Municipal: “...Siendo que el citado Sr. Uriarte cede para siempre la Casa Alhóndiga al Ayuntamiento, subrogándose este todos los derechos y acciones de aquel, en la cantidad de 7.500 pesetas, con la obligación de abonarle el 5 % de interés anual de dicha cantidad...” Cómo la operación resultaba altamente beneficiosa para el Ayuntamiento se acordó hacerse cargo del edificio a partir del 1 de julio de 1892.

Mientras, los transportes ferroviarios seguían ganado viajeros, el Ferrocarril de Bilbao a Las Arenas, durante el mes de abril había transportado a 54.999 viajeros, 8.800 más que en el mismo mes del año precedente.


En el pleno del 12 de mayo de 1892 se acordaba, tras haber permanecido expuesto al público por si hubiera reclamaciones el Proyecto de Ordenanzas Municipales, rurales y de la Construcción, enviar al Gobernador Civil las mismas para que diera su autorización para la entrada en vigor de las mismas.

Un nuevo nombramiento como ordenanza de telégrafos y cartero encargado de recoger la correspondencia de los buzones se producía en la persona de D. Manuel Hernández.

En el pleno municipal del 19 de mayo se hacía constar los problemas que para la traída de aguas estaban causando las tuberías de barro: “...A consecuencia de haberse roto e inutilizado la mayoría de tubos de barro colocados entre los manantiales de Jaunco-Erreca y Basarte, en el monte de la jurisdicción de Berango, no pasa ni la mitad del agua que debiera venir a esta localidad para el abastecimiento del vecindario, y que mientras durante el invierno ha bastado, en el verano no llegará ni para la mitad de los vecinos. Y aunque se está formando un proyecto por parte del Ingeniero D. Laureano Gómez de Santa María, en el que se incluye la sustitución de los tubos de barro por otros de hierro, no es posible aguardar pues habría que conseguir en primer lugar la declaración de utilidad pública y reformar el proyecto sin demora alguna para la sustitución de los tubos de barro. Por lo que acordamos por unanimidad y sin levantar mano se instruya el oportuno expediente para la ejecución de las mencionadas obras...”

El Consistorio necesitaba adecuar sus comunicaciones: “...Con motivo de haberse hecho cargo el estado de la Estación Telegráfica y su línea. Por lo que acordaba gestionar la instalación de un teléfono para los servicios municipales en la Casa Consistorial de San Nicolás...” Cosa que el encargado de dicha gestión, el Alcalde D. Santiago Diliz, había logrado ya para el 25 de mayo: “...Por la cantidad 180 pesetas anuales, siendo la suscripción por un año, por lo que se deberá de conseguir que la misma se realice de forma permanente...”


Y como ya estaba cerca la estación del verano acordaban: “...Se dicte bando para el servicio de baños, lotes y casetas en las playas de mar de esta jurisdicción...” Uno de los primeros bañeros en solicitar permiso para instalar sus casetas en la playa de Arrigunaga fue: “...D. Pedro Beascoechea, junto a otros cuatro vecinos, a demás de la solicitud del lote para las casetas pedía permiso para colocar una caseta para el despacho de refrescos...”

Ya se preveía la llegada de los calores del verano. Estábamos a 2 de junio de 1892, y la Compañía del Tranvía de Bilbao a Algorta enviaba una instancia al Ayuntamiento de Getxo, solicitando autorización para regar la larga fila de tamarices del terraplén de Las Arenas. El arbolado de tamarices iba desde la llamada Plazuela (Bizkaiko Zubia) hasta Miramar (comienzo de Zugatzarte), a continuación, hasta la Avanzada, a ambos lados de la carretera continuaba con dos filas de plátanos, este tipo de árbol era el que discurría a lo largo de la calle Mayor y otras de Las Arenas.

Una de las vecinas de Algorta, propietaria de un inmueble situado junto a la calle de la Carretera, en el N.º 49, entre las casas “Torrena” y “Amesti Nueva”, era “Amesti Vieja” la cual era propiedad de Dña. Timotea Larrauri y disponía de una tienda en sus bajos. Esta señora solicitaba al Ayuntamiento de Getxo: “...Para evitar que mi propiedad se vea invadida por la obras que la Diputación va a realizar en este punto. solicito el deslinde de la misma...”


Ya desde octubre de 1891 en los círculos bilbaínos, prensa incluida, se hablaba sobre la necesidad de honrar la memoria de uno de los hijos ilustres de la Provincia. De hecho la anterior Corporación Provincial ya había tomado la decisión de honrar a D. Antonio de Trueba realizando algún tipo de monumento. En el diario “El Noticiero Bilbaíno” del 28 de octubre de 1891 escribían: “...DEUDA SAGRADA. Próximo a abrirse el nuevo periodo de la Diputación, con cuyo motivo han de reunirse en esta capital todos los señores Diputados, creemos oportuno recordarles la existencia de una deuda contraída con un hombre ilustrísimo de este honrado solar, nuestro inolvidable amigo D. Antonio de Trueba...” En este estado de cosas que venía coleando desde su fallecimiento. El día 15 de junio de 1892 el Ayuntamiento de Getxo en el pleno municipal acordaba: “...Dada cuenta de la circular de la Comisión encargada de la erección de un monumento o estatua para perpetuar la memoria del insigne poeta Vizcaíno D. Antonio de Trueba. Acuerda este Ayuntamiento suscribirse de los fondos municipales con la cantidad de 250 pesetas. A la vez acordamos se publique en el vecindario que queda abierta la suscripción hasta el 25 de julio...”

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo con la llegada del verano el Ayuntamiento negociaba con la Banda de Música Bilbaína para amenizar, durante esa temporada, el barrio de Las Arenas.

lunes, 27 de abril de 2020

LA MORAL Y EL TAMBORIL



Aunque en alguna ocasión he hablado sobre estos temas tan delicados de la “moral”, no me resisto a contar lo que aconteció en nuestra Anteiglesia allá por la cuaresma de 1882.

Unos años en los que hasta se receleba con la moralidad en los bailes: “…Ya que hablamos de bailes, decir que el baile mas peligroso no es el “can-can”, es el flamenco. Véase la diferencia: En el can-can todo es saltos, en el flamenco movimiento de caderas; el primero es inmoral, el secundo voluptuoso; el primero es un río de corriente bulliciosa que nos asusta; el segundo un río de mansa corriente pero de pérfido lecho...” Tal es así que en algún pueblecito de Bizkaia ocurrió que en 1880, fue la primera autoridad quien objetó sobre lo que él consideraba inmorales movimientos del baile agarrado: “...En el primer pueblo de Vizcaya por la carretera de Villareal. Hete aquí que aparece por allá una guitarra vieja y uno la coge y la templa, alrededor se reúne la gente, más de ellas que de ellos, suena el instrumento clásico, se hace corro, empieza el baile y corre el chacolí. Apenas hacía cinco minutos que se movían a su compás nuestras piernas, cuando llega la primera autoridad del pueblo y con acento grave nos indica que si queremos bailar agarrados, tengamos la bondad de irnos a tierras de Álava...” Estas noticias aparecían en “El Noticiero Bilbaíno” de 1881.

Pero lo que nos ocupa en esta historia, estaba más cerca, en nuestra propia Anteiglesia y acontecía un 28 de marzo de 1882. Decía la “Opinión”, un periódico de época madrileño que recogía la noticia: “…Bonito apólogo se puede escribir teniendo a la vista el originalísimo bando que el Alcalde de Guecho, ha dado para asombro de moralistas y deleite de tamborileros...”


Y le seguía el bando de nuestro primer edil D. Manuel Zalduondo: “...Habiéndose visto prácticamente en años anteriores lo perjudicialísimo que es a la moral el que en los días de cuaresma no toque el tamborilero en la plaza pública, dando lugar con ello a que en las portaladas y casas se produjesen escándalos por la juventud sin que fuera posible evitarlos. El Ayuntamiento que presido, en sesión del 28 del actual acordó que en todos los días festivos de la cuaresma se toque el tamboril en la plaza pública de este Pueblo, desde las cuatro de la tarde hasta el toque de oración. Lo que anuncio al público para su conocimiento, y con el fin de que pueda reunirse la juventud en la citada plaza a divertirse con la debida decencia y moderación, en la inteligencia que de no hacerlo así y de averiguarse que “en los rincones ocultos se falta a la moral” y buenas costumbres, serán castigados los infractores con la multa de 1 a 5 pesetas y demás penas que se diese lugar...” Y apostillaba el junta letras: “...Ahí tiene Trueba un sencillo y conmovedor asunto de cómo la influencia del tamboril obra en la moralidad de la juventud y aún en la edad madura...” Aquel bando también fue recogido por otros diarios de la Capital del Reino como “La Crónica Meridional” del 16 de marzo de 1882 que lo llevó a su primera plana.

Aquel bando tuvo amplia difusión en la corte y Villa Madrileña ya que también fue recogido por “El Liberal” de Madrid, que se publicó el 10 de marzo de 1882, que recogía el texto íntegro, al igual que el del diario “Opinión”, decía al finalizar refiriendo al Alcalde Madrileño José Abascal y Carredano: “...Proponemos al Sr. Abascal que organice un batallón de tamborileros para distribuirlos en las plazas y plazuelas de Madrid, impidiéndose de ese modo que se falte a la moral en los rincones ocultos... y en otros que están muy a la vista...” Apareció la noticia en el periódico satírico semanal, madrileño, “El Motín” del 12 de marzo de 1882: “...El alcalde de Guecho (Vizcaya), ha dado un bando disponiendo que en los días festivos de la Cuaresma se toque el tamboril en la plaza, porque ha notado, según dice, que la juventud de aquel pueblo, a falta de música, se entretiene en faltar a la moral, en las portaladas y rincones ocultos. Conocidas las ventajas del tamboril, propongo que se toque dicho instrumento en algunas sacristías de esas que suelen ser teatro de escenas que dan materia para las “Flores místicas”…”

También la noticia del Bando llego hasta nuestra prensa local “El Noticiero Bilbaíno”. Ante aquel aluvión de chanza sobre el dichoso Bando del Alcalde de Getxo, aquí en casa, intervino hasta el mismísimo “Antón el de los Cantares”, D. Antonio de Trueba, quien en el diario bilbaíno decía, defendiendo a nuestro Alcalde: “...El alcalde de Guecho, a cuya jurisdicción pertenece la hermosa Algorta, dio últimamente un bando que, si no decía, quería decir: Es aquí costumbre que el día festivo, después de cumplido el precepto religioso, se reúna la juventud en la plaza, donde al son del tamboril baila y se solaza durante algunas horas, desquitándose así del trabajo de la semana saliente y cobrando placidez y aliento para la semana entrante. Santo y muy bueno sería que durante la cuaresma aun esta diversión cesase para que sólo alternara el trabajo con la meditación en los misterios de la redención humana que la Iglesia conmemora en este tiempo llamado por excelencia santo; pero ya que a las autoridades no sea dado conseguir del pueblo, y muy particularmente de la juventud, esta abstención de solaces mundanos, deber es de las mismas autoridades aminorar en cuanto les sea posible el escándalo y el pecado. El solaz, a que la juventud se entrega en la plaza pública los días santos por la tarde, es uno de los menos ocasionados al quebrantamiento de la moral, porque la presencian las autoridades y los padres de familia, que de este modo pueden poner y ponen un inmediato correctivo a cualquiera demasía en que la juventud incurra. Si fuera posible recabar de la juventud que durante la cuaresma pasase tardes de los días festivos entregada a prácticas religiosas, o cuando menos absteniéndose de todo solaz verdaderamente profano, no admitiría disculpa el que la autoridad local permitiese la música y el baile en la plaza; pero como por desgracia no es posible recabar tal cosa de la juventud y si esta no se reuniese y solazare en la plaza se dispersaría en busca de solaz por sitios donde la autoridad y los padres de familia no pudiesen ejercer vigilancia alguna, ha parecido al alcalde que suscribe que obligado a escoger entre dos males, debe dar la preferencia al menor, que es el de autorizar la música y el baile en la plaza pública los domingos por la tarde durante la cuaresma como en el resto del año. Este bando del alcalde de Guecho, que podía tener mala expresión , pero de seguro tiene buena voluntad, ha sido tomado en cuenta y comentado hasta por la prensa periódica de Madrid más discreta y con mas títulos a presumir de tal; y con este motivo, uno de sus órganos más autorizados “El Liberal”, ha dicho y ha repetido lo anunciado y dispuesto por el alcalde de Guecho, lo cual le ofrece excelente tema para trazar un delicioso cuadro de costumbres vascongadas...”


Y continuaba diciendo el cronista y escritor Encartado con su agudo ingenio: “...Lo que el alcalde de Guecho ha revelado en su bando, no debía haber sorprendido a nadie, y menos a los periódicos de Madrid, que saben lo que es la humanidad desde que apareció entre el Tigris y el Eúfrates hasta que sentó sus reales entre el Manzanares y el Abronigal. Ni aún el que asó la manteca pudo vivir en la creencia de que en la región vascongada no participase la humanidad de las misma debilidades que en la región Carpetana, es a saber: de gustarse mutuamente los chicos y las chicas y de preferir el vino al agua y el jamón a las sardinas gallegas, hasta el extremo de ser capaces de hacer lo que hicieron Adán y Eva: contravenir al mandato de Dios probando del fruto por éste prohibido...”

Todo aquel asunto ya había tenido su antecedente en el municipio encartado de Balmaseda, en el Siglo XVIII, cuando: “...Unos misioneros del convento de Zarauz desde el púlpito aconsejaron se suprimiese el baile que al son del tamboril se verificaba en la plaza todos los días festivos por la tarde, o cuando menos no promiscuase en él hombres y mujeres...” La villa alegó que no le parecía conveniente tal suspensión, por lo que los misioneros: “...Calificaron de Serrallo a la plaza en la que se realizaba el baile. La Villa ofendida se dirigió a seis teólogos afanados de Burgos, Valladolid y Madrid consultando el hecho en estos términos: “…Desde tiempo inmemorial la juventud de esta villa se reúne en la plaza pública el día festivo por la tarde después de los oficios divinos, y allí, en presencia de las autoridades civiles y eclesiásticas y de los padres de familia, se solaza bailando al son del tamboril, los padres misioneros creen que esta costumbre es pecaminosa y se debe suprimir, y la villa, que se tiene por honrada y religiosa, desea saber si los padres misioneros incurren en excesivo y mal entendido celo, en cuyo caso continuará la costumbre antigua, ó si esta costumbre es mala y nuestros antecesores han errado por espacio de siglos al consentirla, en cuyo caso se hará lo que los padres misioneros desean, porque la villa antepone a todo el continuar mereciendo el nombre de noble y honrada con que hasta aquí se ha envanecido...” Los seis teólogos consultados opinaron unánimes: “...Pesadas las ventajas e inconvenientes del baile en la plaza pública, superan en mucho las primeras a la segundas, porque muchísimo menor mal era que la juventud se divirtiera bajo la vigilancia de las autoridades y los padres de familia, que no se divirtieran donde no fuera posible la vigilancia...”


Y concluía Antón el de los Cantares: “...¿Deben ser excepción los disantos de cuaresma? Las razones de la Villa de Balmaseda fueron las que ha alegado el Alcalde de Guecho, si este no ha acertado a explicarlas como lo hubiera hecho cualquier periodista de Madrid, alguna disculpa merece por la consideración de que ni aun presume de explicaderas como las mías, que es cuanto se puede decir para encarecer su modestia...”

Son hechos y conductas de un tiempo pasado, con prejuicios moralistas fruto de la gran influencia religiosa, tanto laica como eclesiástica, que consideraba al cuerpo y la sexualidad como algo pecaminoso. ¿Quién sabe si algunos añoran aún aquella moral del tamboril?.

jueves, 23 de abril de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -159-



En la anterior entrada veíamos cómo los llamamientos a reemplazo de los mozos en edad de servir al ejército no siempre eran atendidos por los afectados.

Durante la Semana Santa de 1892 amanecía el Domingo de Resurrección en medio de alegres sonidos de las campanas anunciado la fecha, pero ensombrecida por un tremendo aguacero, cuya fuerza casi mitigaba su tañido. Los sermones de esta Semana Santa fueron predicados en la Iglesia de San Nicolás de Bari de Algorta:”..Eran abonados, según costumbre, por el Ayuntamiento de Getxo por la cantidad de 105 pesetas...” Mientras que dichos servicios en el barrio de Las Arenas eran oficiados por los reverendos Santiago y Pajares de la Compañía de Jesus de Deusto; esos días se celebraron en el barrio: “...Los Sermones de la Pasión y la Soledad, los Divinos Oficios y adoración de la cruz, con misas cantadas, con música a cargo del organista de la capilla de Las Mercedes D.Juan Lazcano a quien acompañaron la voces de los niños Antonio Bartolomé y José Apeceches. Las misas cantadas del jueves y Pascua de Resurrección fueron compuestas por el Sr. Vidaurreta en do mayor. Dentro de la Capilla aparecía un ostentoso Monumento, obra del capellán D. Bonifacio Egusquiza. Se oía por esos días que la Capilla de Las Mercedes hasta esa fecha adscrita a la de San Nicolás de Bari de Algorta, se iba a solicitar por parte de los vecinos que fuera elevada por el Sr. Obispo a la categoría de Parroquia debido a la importacia que había adquirido el barrio y a la distancia en que se encontraba respecto de la de Algorta...” (La noticia fue recogida por El Noticiero Bilbaíno del 21 de abril de 1892).

El domingo 17 de abril de 1892 salía a subasta voluntaria por parte del dueño de la casería denominada “Arrigunaga” dicha heredad. La subasta se realizaba en la Notaría de la calle Lotería de Bilbao de D. Isidro Esquiaga.

El 21 de abril de 1892, en el pleno Municipal, se daba cuenta del: “...Proyecto formulado por acuerdo de esta Corporación por el ingeniero D. Laureano Santa María para la traída de aguas de los montes de la jurisdicción de Berango a esta población de Algorta, pero antes de resolver cosa alguna sea examinado por una Comisión Especial...”


Hasta el 28 de abril de 1892 la estación telegráfica de Algorta había sido de propiedad Municipal. En esa fecha el Ayuntamiento se daba por enterado de: “...Una comunicación del Director General de Comunicaciones manifestando que se dispone de lo necesario para que el Estado se incaute de la Estación Telegráfica municipal de esta localidad...” Cómo consecuencia de aquella orden el telegrafista y el ordenanza que hasta la fecha habían venido prestando su servicio en la Estación de Algorta recibían la notificación de que: “...El día que tome posesión de la misma el individuo designado por el Estado quedarán cesados de los cargos que vienen ejerciendo. Y se comunica también al encargado del mantenimiento de la línea D. Valentín Abascal que el día 1 de mayo quedará sin efecto el convenio firmado con dicho señor...”

En esas fechas, en Las Arenas, volvían a ser demandado por los vendedores de frutas la colocación de tinglados para su venta. Tres eran las personas que demandaban la colocación: D. Juan Callizo, D. Regino Rodríguez y Dña. Romana Zugazagoitia, quienes solicitaron permiso para colocarlas y vender frutas en el barrio arenero. El Ayuntamiento de Getxo accedió con las siguientes condiciones: “...Que el lugar señalado fuera el indicado por el 2ª Teniente de Alcalde residente en Las Arenas. Que las casetas fueran de madera, bien construidas y decentes para que no desdijeran del ornato público, ocupando cada una a lo más dos metros de anchura, dos de largo y otros dos de alto. Y que cada interesado abonara la cantidad de 50 céntimos de pesetas diarios por esta concesión, que debía de ser retirada en cuanto fuera solicitado por el Consistorio...”

En el mismo pleno se daba cuenta de: “...Los títulos administrativos concedidos el 17 de febrero último por el Director General de Instrucción Pública a favor de los maestros de Santa María de Guecho y Algorta D. Valentín Cuartango y Dña. Josefa L. de Aspegorta, reconociendo a favor de ellos el sueldo de 1.100 pesetas anuales...”

En aquellos días el Gobierno de Cánovas tenía entre manos la Ley de Presupuestos. Dentro de ella aparecía un tema recurrente que incluso hoy nos preocupa, se trataba de la edad de jubilación. La prensa local “El Noticiero Bilbaíno” recogía el debate en sus paginas: “...En este desdichado país no hay que pensar jamás en que prevalezca o se abra paso nada que sea útil, sensato o provechoso, en cambio es cosa corriente que tomen cuerpo, triunfen y se consoliden hasta los mas descabellados abortos de cualquier Perico de los Palotes...” Y comentaban que no era extraño, que según decían algunos plumillas, que dentro de aquella Ley se fuera a recoger: “...Que ningún empleado podrá jubilarse por enfermo hasta que haya cumplido los 65 años...” Por lo que el diario afirmaba: “...Es posible que así se piense y así se legisle?, ¿No merecerán ser exceptuados, ironizaban, aquellos que, contando los años de servicio que marcan las leyes, aunque no tengan los años de edad, justifique que está ciego, loco, manco, sin piernas o sin cabeza?. No se nos oculta que al amparo de los preceptos de una Ley humanitaria y justa, que señale un pedazo de pan a los que tras dilatados años de servicios se vean obligados por sus achaques o inutilidad verdadera a jubilarse sin aquella edad, entonces se habrá dado un gran paso en el camino de la justicia...”


Llegaba mayo y con el la fiesta por antonomasia de los trabajadores, el día primero de ese mes. Los derechos de lo trabajadores se habían limitado y el Gobernador Civil lanzaba su proclama en la prensa local, “El Noticiero Bilbaíno recogía el día 1 de mayo en su portada: “...Las circunstancias aconsejan hoy ejercer el derecho de reunión pacífica en lugar cerrado, ya sea en teatro, circo o jardín privado, separado materialmente del transito público, o en despoblado lejos de las ciudades; y prohibir en todas partes los séquitos, procesiones cívicas o reuniones en plazas, calles o paseos, ya sea con insignias o banderas, ya sin ellas. El orden público estaba blindado por fuerzas militares, el Regimiento de Garellano, el Regimiento de África (acuartelado en Portugalete) y la Guardia Civil, por fuerzas de Orden Público cómo los Forales y la Guardia Municipal; las fuerzas de la Guardia Civil acuarteladas en Las Arenas decidieron que no era necesaria su presencia en Bilbao ya que había suficiente fuerza en la Villa para prevenir altercados. Los mitines se celebraron a puerta cerrada en Gallarta y Vista Alegre, interviniendo en ellos Perezagua, Varela, Aldaco, San Emeterio y Solano…”

Mientras los actos religiosos se celebraban sin ningún impedimento, el día 5 de mayo, la Cofradía de San José establecida en el barrio de Algorta, en la Iglesia de San Nicolás de Bari, invitaba al Consistorio a una función solemne que se iba a celebrar el domingo día 8 en dicha parroquia en honor al santo.

Aquel mismo día se daba cuenta en el pleno municipal de un oficio del Jefe de Comunicaciones de Telégrafos de Bilbao en el que se indicaba: “...Que el día cuatro de ese mismo mes se iba a presentar en la estación telegráfica de Algorta el auxiliar D. Julián Martínez Hinojosa nombrado para hacerse cargo de la Estación Telegráfica de Algorta...” De mientras, D. Emilio María Saliquet, que había estado prestando sus servicios en dicha estación telegráfica desde su establecimiento, volvía a su antiguo puesto en las oficinas de la Secretaría Municipal, con un sueldo de 950 pesetas anuales.

El correo peatón, cuya función seguía siendo la de recoger y llevar la valija a los vecinos, portándola a pie hasta Bilbao, requería de una mejora salarial, por lo que el autor de aquel servicio, que era D. José Centeno, solicitaba se le aumentara su soldada a setenta pesetas anuales, cosa que el Ayuntamiento acepto de buen grado.

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo se hacía necesaria la figura del Contador Municipal.

lunes, 20 de abril de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -158-



En la anterior entrada veíamos cómo algunas personas, en general de cierta edad, enfermas, y de avanzada edad, recurrían a las ayudas municipales para poder atender sus mínimos vitales.

El 24 de marzo de 1892 el Alcalde de Getxo informaba al pleno de haber cobrado: “...La cantidad de 5.713,79 pesetas en la sucursal del Banco de España de Bilbao, por los intereses de las suscripciones que posee este Municipio, del trimestre vencido, correspondiente al día 1 de enero último, suma que se ha ingresado en la Depositaría de este Municipio...”

Los llamamientos a reemplazo de los mozos en edad de servir al ejército no siempre eran atendidos por los afectados, en muchos casos por haberse ausentado a otros lares en busca de mejor vida. Ese fue el caso de algún vecino de Getxo: “...Que los mozos Eulogio Victoriano Fano Uriaguereca, Juan Cruz Cortina Torre, José María Mota Encera, Rafael Martín Madariaga Urresti y Román Uria Uria, no concurrieron ante el Ayuntamiento al acto de la clasificación y declaración de soldados, a pesar de haber sido llamados por medio de edictos publicados en esta localidad y en el Boletín Oficial de la Provincia. Resultando que se encuentran, sin duda de proporcionarse su modo de vivir, el 1º y 2º desde hace cinco años en la República de Chile; el 3º y 4º hace tres años en la de Argentina y el 5º desde hace tres en la de Chile. No habiendo hecho previamente el depósito de las 2.000 pesetas en metálico que previene el artículo 33 de la Ley de Quintas de julio de 1885, ni hallarse comprendidos en ninguna de las reglas que el artículo 88 establece para dejar de concurrir: El Ayuntamiento acordó declarar y declara prófugos a los citados cinco mozos, condenándoles al pago de todos los gastos que ocasione su busca, captura y conducción ante la autoridad competente...”

A finales de marzo de 1892, la Comisión de Policía Urbana de Getxo presentaba un informe: “...Solicitando el deslinde de un terreno por D. Juan Arrieta. Dicha delimitación, que era por la parte de la vía pública, trataba de cerrar su propiedad de “Bescoeche” en el barrio de Sarri...” El Ayuntamiento accedió a su solicitud de: “...Deslinde de la vía que se dirige desde Sarri a la fuente de su nombre con el fin de cerrar con pared su propiedad de parte de la casa de “Bescoeche”, que la Comisión de Fomento y Policía Urbana marcó previamente con estacas, debiendo dejar las vía pública existente en el estado que hoy tiene para el tránsito peatil y paso de carros...”


En esas fechas las obras del ferrocarril de Las Arenas a Plencia eran causa de repetidas quejas por parte de los vecinos, ya que como consecuencia de las mismas, se iban acumulando materiales de desecho procedentes de la obra en el punto donde los vecinos tenían costumbre de acudir por agua y para lavar sus ropas: “...En vista de diferentes quejas justas de los vecinos, habiendo examinado la Comisión de Policía Urbana la fuente y lavadero del punto de Hormaza, hemos visto con sorpresa que las mismas quedan ya inutilizadas como consecuencia de las obras del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia, por la gran cantidad de tierras que van cubriéndolo, por lo que acordamos manifestar a la Compañía del Ferrocarril que con la mayor brevedad deberá de dejar en buen estado y sin obstrucciones la fuente y lavadero...” Por cierto que en esa misma Compañía, en algunas de sus estaciones, la empresa bilbaína de relojería “L. Anduiza”, de la calle Correo de Bilbao, había instalado el modelo de reloj que podemos ver bajo estas líneas.

La calle San Martín de Algorta, anteriormente cubierta de losas y con aceras, iba a ver cambiar su fisonomía por las necesidades de un herrero de la localidad. Era un 7 de abril de 1892 cuando el Ayuntamiento de Getxo autorizaba a D. Felipe Landaida a realizar cambios en dicha calle de Algorta. El herrero antes citado que era natural de Berango y llevaba en el barrio desde hacía dos años y medio, solicitaba permiso al Ayuntamiento que para:”...Poder acceder a su herrería atravesando con carros el camino peatil en el punto de San Martín...” El Ayuntamiento accedió a esta petición con las siguientes condiciones: “...Que el solicitante debía levantar por su cuenta en la anchura y dirección que proceda las losas o acera de ambos lados de la calle y entregarlas al Ayuntamiento en buen estado. A continuación deberá, a su costa, adoquinar con piedras lisas y fuertes la parte de donde se quiten las losas, además deberá hacerse cargo de la conservación de dicho adoquinado en todo tiempo…”

En el pleno del 7 de abril, otra vecina de Algorta, Dña. Carolina Mandaluniz, solicitaba permiso para: “...Abrir habitaciones en su tejavana de la casa quemada llamada “Dominguena” de la calle San Nicolás...” Que se hallaba a la parte del Noroeste de la calle San Nicolás de Algorta.

Por esos días la Compañía del ferrocarril de Las Arenas a Plencia iba a realizar las obras de acondicionamiento de la cama de las vías del citado ferrocarril, y cómo quiera que ya se veía la posibilidad de que las mismas, por la duración y complejidad de las obras, causaran perjuicios en la tubería de conducción de agua potable al barrio de Algorta, acordaban: “...Que habiendo visto que cerca de la casa “Villamonte” y sobre las cañerías de aguas de este Municipio se ocasionaran en una época más o menos larga perjuicios de mucha consideración, acordamos que antes de que se inicie ninguna obra por la referida Compañía quede asegurada dicha cañería para que en todo tiempo pueda hacer el Municipio todas las reparaciones que procedan en la misma...”


El punto de distribución de la pesca para nuestro Municipio y los vecinos era habitualmente el Puerto de Algorta (Puerto Viejo). En él, la pesca no siempre presentaba las debidas condiciones higiénico sanitarias, por lo que el pleno Municipal del 7 de abril de 1892 decidía: “...Que habiendo observado que la pesca que se presenta en el Puerto y se pesa en esta localidad para su venta en la misma y da a otros puntos o poblaciones no suele reunir siempre las debidas condiciones, acordamos se avise al veterinario municipal para que toda la pesca que se presente en esta localidad, sea para su consumo en ella o para exportar a otros pueblos como viene siendo habitual, la reconozca y la que no reúna las debidas condiciones para el consumo, la inutilice o prohíba su descarga...”

El acceso a Las Arenas y Lejona, atravesando el Gobela en el lugar que hoy une Las Arenas con Romo, se iba haciendo cada vez más necesario para unas poblaciones cada vez con mayor crecimiento demográfico, por lo que el 7 de abril de 1892 ambos Ayuntamientos acordaron enviar un escrito a la Compañía de Ferrocarril para que: “...Participe en la construcción de un puente sobre el cauce del Gobela en el punto de Las Arenas, el cual deberá de tener seis metros de ancho. El importe de las obras recaerá en un 40% en la Compañía del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia...” Así mismo acordaban que en caso de ser aceptada su propuesta: “...Su Ingeniero Director formará el plano, las condiciones económicas y el presupuesto para la ejecución de las obras sin exigir derecho alguno a los dos Ayuntamientos solicitantes...” El 13 de abril de ese mismo mes la Compañía del Ferrocarril rechazaba la propuesta.

Como ya venía siendo habitual, el Ayuntamiento de Getxo decidió, con motivo de la Semana Santa, pagar de los fondos Municipales los tres sermones: “...Que han de ser predicados el jueves y viernes de dicha semana en la parroquia de San Nicolás de esta Anteiglesia...”

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo el ingeniero D. Laureano Santa María había preparado un proyecto para la traída de aguas de los montes de Berango.

jueves, 16 de abril de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -157-



En la anterior entrada veíamos cómo ya se anunciaba que en breve iba a ser inaugurada la iglesia de San Ignazio de Algorta.

En la marea del día 3 de marzo de 1892, tras haber sido rescatado en la playa de Las Arenas, salía el Vapor “Xania” rumbo a Middlesbrough (Inglaterra).

Algunas personas, en general de cierta edad, enfermas, y de avanzada edad, recurrían a las ayudas municipales para poder atender sus mínimos vitales a comienzos de marzo de 1892. Era el caso de una anciana enferma domiciliada en la casa “Iturrigana” quien solicitaba: “...Ayuda facultativa y suministros de medicamentos para atender sus enfermedades...”; en otro caso se trataba de un vecino de Getxo quien solicitaba: “...Ayuda de alguna cantidad para alivio de los gastos que le acarrea la enfermedad de viruela que ha padecido recientemente, de la que se encuentra convaleciente...” O el de una señora viuda que solicitaba: “...Socorro domiciliario por haberse quedado en dicho estado hace un mes con tres tiernas criaturas, carecer de recursos y verse imposibilitada para conseguirlos debido a encontrarse embarazada...” A esta última persona se le asignó la cantidad de 15 pesetas mensuales, mientras al resto se les denegaba por: “...Carecer este Ayuntamiento de recursos municipales para concederle la gracia que solicita...”

Las obras del ferrocarril de Las Arenas a Plencia, a veces creaban conflictos entre dicha compañía y los Ayuntamientos vecinos, algo de eso sucedió el 3 de marzo de 1892: “...En un oficio del Alcalde de Lejona en nombre y representación del ayuntamiento que preside, fechado el 24 de febrero último, presenta una queja contra la Compañía del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia por haver obstruido e inutilizado por completo, con las obras de la línea, el camino de carros de servidumbre que desde tiempos inmemoriales se dirige desde este pueblo a Las Arenas, por el cauce del río Gobelas cerca de la casa llamada del “Salchichero”...”El Ayuntamiento de Getxo instó a la compañía ferroviaria para que dejara expedito el camino de carros a la mayor brevedad.


Algunas veces el puesto de trabajo dependía de la suerte de una simple moneda lanzada al aire, eso fue lo que ocurrió un 12 de marzo de 1892: “...La plaza de “sereno preferente” del barrio de Las Arenas había quedado vacante por la renuncia de quien la ocupaba, D. Rudesindo Gonzalez. Para ocupar dicha plaza se presentaron aspirantes: D. Raimundo Alonso, D. Simón San Miguel, D. Claudio Martín, D. Antonio Campos y D. Apolinar Muñoz. Los ediles revisaron todas las propuestas observando que todos ellos cumplían las condiciones para ocupar la plaza, no obstante dos fueron los seleccionados: D. Raimundo Alonso y D. Antonio Campos. Tras ponerse a discusión quien debía ser el agraciado y no queriendo singularizar el nombramiento decidieron echarlo a suertes. Así que una moneda lanzada al aire fue la responsable del nombramiento como “sereno preferente” de Las Arenas de D. Antonio Campos. A quien se emplazó a acudir a la Casa Consistorial de la Plaza de San Nicolás para recibir el equipo y armamento, y empezar a ejercer dicho cargo por el que se le iba a abonar 908 pesetas anuales pagaderas por trimestres vencidos...”

En aquel mismo pleno Municipal, debido a que ya estaba cercana la festividad de San José, se trataba sobre la invitación que cursaba al Ayuntamiento la Cofradía de San José para que acudiera la Corporación Municipal a la función religiosa que se iba a celebrar el día 19 de marzo en la iglesia de San Nicolás de Bari de Algorta.

Dos eran las noticias que relacionadas con el Abra y Las Arenas se adelantaban el 17 de marzo de 1892 a la prensa bilbaína: La primera referida al Puerto exterior del Abra. En el diario “El Nervión” informaban de los avances del contramuelle de Santurce que estaba desarrollando el contratista Sr. Allard: “...Calculase en dos años el tiempo que adelantará para la entrega de las obras...” Al parecer era tal el avance que: “...Durante la bajamar en la época de las mareas vivas, se ve claramente dibujado en la superficie del agua, tal y como ha de ser, el muelle y rompeolas que partiendo del costado de Santurce, avanza airoso hasta el centro del Abra. Actualmente una de las cosas que más ha preocupado al director de esta empresa, ha sido la colocación de una gran grúa, puesta sobre el mismo muelle; esta se halla ya instalada y funciona de una manera tan sencilla como admirable, pues transporta y coloca perfectamente los grandes bloques de piedra, tanto a uno como a otro lado de los muelles...” Además de la que facilitaba “El Noticiero Bilbaíno”: “...La boya luminosa adquirida por la Junta de Obras del Puerto de Bilbao para la entrada del rompeolas será colocada la próxima semana...” La otra se refería a los avances del Puente Bizkaia: “...El próximo mes de Abril darán principio las obras para el montaje de los pies del puente en construcción en Portugalete; las correspondientes a la parte de Las Arenas van muy adelantadas; el último plazo señalado al contratista de estas obras, Sr. Anoden, para la completa terminación, es el próximo mes de Septiembre...”


Y aunque se trataba de una noticia relacionada con el municipio hermano de Leioa, cabe mencionar un hecho casi histórico para la población, relacionado con la industria de Lamiaco, la cual adelantaba el 16 de marzo de 1892 el “El Noticiero Bilbaíno”: “...Ya se ha encendido el horno de la fábrica de vidrios de Lamiaco, que ha de servir para la fundición de los materiales componentes del cristal. Para que el horno empiece a prestar el servicio a que se le destina es necesario que llegue a tener la elevadísima temperatura de dos mil grados de calor...”

Por aquellos días, en un lugar algunos kilómetros más alejado, se celebraba el centenario de uno de los instrumentos que igualó a reyes y plebeyos, “La Guillotina”. Fue creada por un decreto de la Asamblea Legislativa Francesa, recibió su nombre del doctor Joseph Ignace Guillotin. Dicha herramienta fue ensayada por primera vez un 25 de abril. Canellot d`Anglemont sería unos meses más tarde el primer condenado político en probar su afilada cuchilla.

La seguridad de los trenes de todo el Estado era un asunto de interés público. Los sistemas de precaución, tanto en andenes cómo en el interior de las unidades saltaba a la prensa el día 22 de marzo de 1892 mediante una Real Orden del 29 de febrero. En concreto, a nuestro ferrocarriles de Las Arenas y Portugale se les demandaba: “...Que deberán presentar en el término de un mes, con el debido detalle, el sistema de campanas eléctricas de alarma que se propongan adoptar, indicando su distribución en Ias líneas; en la inteligencia de que para 1 de Enero de 1893 deberán hallarse instalados dichos aparatos en las citadas líneas. Que se imponga a las empresas la obligación de colocar discos avanzados en todas las estaciones, bifurcaciones y cruzamientos a nivel de vías férreas y en todos aquellos puntos que por una causa cualquiera convenga proteger. Las distancias a que han de colocarse los discos respecto a las agujas que protejan, salvo circunstancias especiales son: 800 metros, en rampas de seis milésimas, 1.000 metros en horizontal y rampa hasta seis milímetros, 1.200 metros en pendiente hasta de 8 milímetros y 1.500 metros en pendiente que exceda de 8 milímetros. En el interín, mientras no se establezca la comunicación entre los viajeros y agentes de los trenes, se colocará en el ténder una campana que se halle en comunicación con los furgones de cabeza y cola del tren por medio de una cuerda o cable de alambre, a fin dé qué pueda en caso necesario darse al maquinista la señal de alarma...” Por aquellos días la “Compañía del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia” realizaba expropiaciones a algunos propietarios de terrenos en el término de Barrika.

El 24 de marzo de 1892 D. Gabriel Elorriaga, vecino de Algorta, recibía la autorización Municipal para: “...Edificar una casa de nueva planta en la huerta de su propiedad de la calle San Nicolás...”

El celo por repartirse el suministro de medicamentos gratis a las familas pobres del Municipio probablemente no estaba en algunos casos, tanto en la atención a estos desheredados, si no a los beneficios que para los farmacéuticos suponía tal concesión. El 24 de marzo de 1892 uno de esos farmacéuticos instalados en Algorta reclamaba del consistorio: “...D. Rogelio del Val, licenciado en farmacia, vecino de esta, expone que teniendo abierta una farmacia en el barrio de Algorta, viene suplicando que el servicio farmacéutico municipal para suministro de medicamentos a los pobres se reparta entre las tres farmacias establecidas en esta localidad...” El Ayuntamiento, tras un amplio debate acordaba tomar en consideración la solicitud del farmacéutico, y teniendo en cuenta que hasta aquella fecha: “...Dicho servicio había estado encomendado al farmacéutico D. Miguel García Salazar, y que teniendo en cuenta la gran extensión que tiene esta Anteiglesia se reparta entre las tres farmacias de esta localidad...” Desde el día 29 de junio de 1883 aquella concesión a una única farmacia había venido funcionando así: “…Las familias pobres que excedan de 50 se aplicarán en proporción al farmacéutico D. Cándido Zugazagoitia, que en esa época estaba establecido en esta localidad, quedando hasta ese número a cargo del señor García Salazar...” A partir de este acuerdo se iba a distribuir de la siguiente manera: “...El suministro de medicamentos a 50 familias pobres quede a favor de D. Miguel García Salazar por al cantidad de 375 pesetas anuales. El suministro de medicamentos, excepto específicos, a los pobres de Santa María de Guecho y Algorta, que excedan de los 50 indicados y no pasen de 16, quede a favor de D. Rodrigo del Val por al cantidad de 125 pesetas al año. Que por igual suministro de medicamentos, a excepción de los específicos, hasta 16 familias del barrio de Las Arenas, se abonen al farmacéutico D. Fermín Unanue, establecido en él, 125 pesetas al año...”


Sobre el lavadero de Aretxondo y sus muros se trató en un pleno Municipal el 24 de marzo de 1892, en él que se acordó la manera en que se iba a realizar su mantenimiento: “...Que las obras del nuevo lavadero, ejecutadas hace pocos días por el Ayuntamiento en la fuente pública de Arechondo contra la pared de la huerta de Dña. Trinidad Sarria y Cortina: El Ayuntamiento se compromete a conservar en el mismo o mejor estado, que hoy guarda, las paredes de la fuente pública de Arechondo, por todo el tiempo que el Ayuntamiento crea conveniente exista dicho lavadero, dejando la referida fuente como se encontraba antes de llevar a cabo las obras del lavadero, si este desapareciera por acuerdo del Ayuntamiento, renunciando este a todo derecho que pudiera adquirir el Municipio por el lapso de tiempo...”

En el mismo pleno se informaba sobre la invitación que el Presidente de la Construcción de la Iglesia de San Ignacio cursaba para: “...La inauguración del templo que se iba a realizar el día 25 de marzo...”

En la próxima entrada de esta serie veremos cuáles eran las inscripciones municipales en la sucursal del Banco de España en Bilbao.

lunes, 13 de abril de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -156-



En la anterior entrada veíamos cómo toda la costa de Vizcaya fue azotada por un imponente temporal con granizo y fuertes ráfagas de viento.

En el pleno del día 25 de marzo de 1892 el Alcalde de Getxo D. Santiago Diliz informaba que: “...Cómo presidente la Comisión Constructora de la Iglesia de San Ignacio, había acudido a una reunión de dicha Junta el día 22 de ese mes para recibir información de la marcha de los trabajos de dicho templo. Entre los datos aportados por esa Junta estaba el de la fecha en que se iba a producir su apertura al culto. La cual era estimada que se realizaría entre los días 20 o 25 del próximo mes de marzo...

En ese mismo pleno se daba cuenta de la inscripción el en Registro de la Propiedad de la casa llamada “Landa” por D. Higinio Cereceda.

El día 20 de febrero de 1892 se levantaba el Estado de Guerra en Bizkaia: “...Reunidas ayer tarde a las cuatro en el Gobierno Militar las autoridades militares y civiles de Vizcaya, y después de hacerse cargo de la situación de la zona minera, donde reina completa tranquilidad, habiéndose reanudado los trabajos en circunstancias normales, acordaron levantar el Estado de Guerra en esta Provincia...”

El día 24 de febrero de 1892 se fijaba para pagar el valor estipulado por la expropiación de terrenos para la construcción del ferrocarril de Las Arenas a Plencia, entre las personas a las que se habían expropiado dichos terrenos se encontraban: “...D. Martín Berreteaga, D. Juan Antonio Garay, D. Joaquín Bautista Sarria, Dña. Gabina Arteta y D. Juan Arrieta...”

Corría el 27 de febrero de 1892 cuando en el pleno municipal se leía: “...El proyecto de ordenanzas Municipales que se había previsto rigieran en la Anteiglesia, los cuales fueron aprobados por unanimidad, acordando exponerlos al público para que pudiera presentar cuantas alegaciones considerara pertinentes. A la vez se leían todos los capítulos del proyecto de ordenanzas para la construcción en el Municipio de Guecho. Y como de ordenanzas iba se leían también las del cuerpo de serenos o vigilantes nocturnos de la Anteiglesia...” Aquellas normas Municipales darían lugar en 1894 a la edición de un libro que recogía las “Ordenanzas Municipales de Edificación y Policía” que recogieron todas la normas a aplicar en este municipio: “...Iban desde “La Autoridad Municipal y sus Agentes”, al “Aprovechamiento de lo que el mar arrojaba a las Playa”, cafés y tabernas, carruajes y caballerías, cementerios, carnicerías, fondas y posadas, fiestas, higiene pública, inhumaciones, lavaderos, mendicidad, matadero, pesas y medidas, titiriteros y volatineros hasta la venta de leche y mantecas…”


Y mientras en la Villa de Don Diego los carnavales, en los salones de renombre bilbaíno D. Juanes apodado “El Diablo de los Salones” ofrecía una velada de juegos de prestidigitación, las gentes se divertían con las peleas de gallos y la entrada de buques de distintas nacionalidades se sucedía en el Puerto: “...El 21 de febrero de 1892 habían arribado a puerto 59 buques de vapor y 16 de vela. De ellos 24 fueron de nacionalidad Inglesa, 13 franceses, 1 alemán y otro noruego...” En Las Arenas se sucedían pequeños hurtos como el realizado en el palomar de D. Marcelino Zabalegui a quien los aficionados a lo ajeno robaron cerca de 20 palomas. También le tocó en suerte a la “Fonda San Ignacio” de Algorta, la entrada en sus instalaciones de los ladrones, que tras entrar por una de sus ventanas se llevaron varios utensilios de la decoración.

Ya por esos días se preveía la puesta a flote del Vapor “Xania” que había quedo varado en la playa de Las Arenas el día 2 de febrero de 1892. Habían decidido ponerlo a flote para el día 28 de febrero: “...El vapor tenía algunas abolladuras en los fondos, pero no creían que tuviera vías de agua, y ya lo estaban pintando para ponerlo a flote en la próxima marea...” Según relataba el diario “El Noticiero Bilbaíno” del 28 de febrero de 1892: “…Hoy a las tres de la tarde están hechos todos los preparativos para poner a flote el vapor “Xania”. Para realizar la maniobra por la popa del vapor se han pasado dos cadenas, una de las cuales, Ia mayor, se compone de diez grilletes, de 15 brazas cada uno, de modo que aquella tiene una longitud de 150 brazas. El extremo de la cadena, provisto de un ancla, se halla sujeto cerca de los restos de un vapor hundido en aquellas inmediaciones, y que creemos es el “Myosaotis”. La otra cadena está sujeta al muelle nuevo de Portugalete. A las tres, y con las máquinas de a bordo, se pondrán en tensión las cadenas y al mismo tiempo comenzarán a trabajar los remolcadores...” Tan solo fueron necesarios tres arranques de los remolcadores para poner a flote el vapor. El responsable de aquel rescate fue D. Manuel Zarraga.

El día 27 de febero de 1892, en el diario bilbaíno el “Nervión” hablaban sobre la inminente puesta en marcha de la línea del ferrocarril entre Las Arenas y Algorta: “...A juzgar por la marcha que siguen los trabajos de construcción en el ferrocarril de Las Arenas a Plencia, se espera que hacia el mes de Junio próximo se dé comienzo a su explotación en el trayecto de Las Arenas a Algorta, y tal vez si las. circunstancias fueran favorables, para esa época podría explotarse dicho ferrócarril entre Las Arenas y Urduliz, desde donde seria muy corto. el viaje en diligencia hasta Plencia, pues a lo sumo se emplearía un cuarto de hora en ese viaje de coche. Parte del material móvil, tal como un coche de 1ª; otro mixto de 1ª y 2ª y otro de 2ª y 3ª dé viajeros, sistema Trucf, y seis u ocho vagones de mercancías, lo mismo que una locomotora con freno automático, se hallan ya en poder de la compañía...”


Durante el día 28 de febrero de 1892 ya eran numerosas la rondallas que recorrían nuestras calles con motivo de la celebración de los carnavales: “...Alegrando al vecindario con los instrumentos y sableando lindamente a cuantos transeuntes tenían la curiosidad de escuchar sus coplas...”

Durante el año determinados terrenos de Getxo fueron utilizados como canteras para la extracción de piedra y arena para las obras de la Anteiglesia, lugares cómo La Galea, Baserri, Arnabar (en Azkorri), Arrigunaga, Aiboa, Erega, el Castillo y otros puntos. De alguna de estas canteras se extraía arena blanca, cómo la que obtenía D. Gabriel Elorriaga en Alango. De otras era la piedra el material apetecido para obtener tras el proceso de triturado el cemento. Uno de los vecinos de Getxo que trabajó ese material granular fue D. Miguel Uria, quien el 3 de marzo de 1892 solicitaba al Ayuntamiento de Getxo “...Se le conceda terreno comunal entre el punto llamado Ase-rrota y el faro de la Galea, con objeto de extraer piedra y convertirla en cemento en su fábrica...” Se trataba de una franja de 200 metros de ancho situada cerca del acantilado, por la que pagó un canon de 50 pesetas al año. La fábrica de cementos estaba en la Avanzada.

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo algunas personas de Getxo estaban necesitadas de la ayuda Municipal.