miércoles, 6 de febrero de 2013

UN HOSTELERO EN EREAGA


Jesús Lazcano Amuriza y los Tamarises, una persona y un lugar que parece que siempre estuvieron ahí, que forman parte de una postal fija en Ereaga, pero no siempre fue así. Ese lugar tiene su propia historia, la de su creador, de este hombre Bilbaino de nacimiento, de quien su hija Maria Begoña, habla con orgullo y cariño, de un hombre que vivió para el trabajo, que fue creando piedra a piedra ese lugar, a quien ella tiene en sus recuerdos, en cada rincón de la vida del Hotel.


Jesus Lazcano Amuriza era de Bilbao, su padre era nacido en un caserío que estaba en la prolongación de la Gran Vía Bilbaina, desde mu joven acompañaba a su padre al matadero, allí es donde aprendió su primer oficio. Tenían una carnicería en dicha calle, que compaginaba con las clases, por la tarde, en una academia que estaba en el centro de Bilbao, en lo que fue la casa de los Lecanda.

Desde muy temprano tuvo que hacerse cargo de sus hermanos, cogió un puesto de carnicería en la plaza de Bilbao, en aquella época tenia una tienda de ultramarinos en Zugastinobia, mas tarde montó dos carnicerías en la Villa, lo que nos da una idea de que era un hombre muy emprendedor.

En Febrero de 1.929 se caso con Susana Menendez Ugarte, nacida el 25 de Noviembre de 1.928 en Bilbao, tuvieron dos hijos Begoña y Jesús Maria, sus padres les llevaban a estudiar a las Escuelas Vascas, que estaban en la Gran Vía Bilbaina.


Jesús cogió un matadero en Medina de Pomar, pero a su esposa aquello no le gustaba para vivir, así que regresaron a Bilbao y se puso al frente de la carnicería que seguían teniendo. También tuvo la tentación de ir a Estados Unidos, pero su esposa no era muy amiga de aquella aventura, y consiguió que se quedara.


El pensaba que tenia que hacer algo mas, así que vino a Ereaga para iniciar un nuevo negocio, el sito elegido estaba en el terreno de los Suarez (que estaba casado con una hija del pintor Zuloaga), allí no existía mas que un pequeño bar, que era de los Berger, se instalaron en aquel lugar en 1.932, abrió una cervecera, en la que trabajaban solamente los veranos, el primer año vino solo con un socio, pero no resulto lo que el quería, así que optó por quedarse el solo al frente del negocio, de esta manera estuvo durante dos o tres años, hasta que alquilo un piso en la Avenida Basagoiti, junto a la casa de los Uriarte (Villa Numancia) y pudo traer a su familia. 

Durante esos días acontecieron los movimientos revolucionarios de Asturias. Ellos ya residían en Algorta, por las noches mientras que su esposa y su hija subían a aquel piso a dormir, Jesús se quedaba al cuidando aquella cervecera, así alternaban los veranos en Ereaga y el resto del año con la carnicería en Bilbao.

Esa cervecera ocupaba el solar en el que hoy esta Tamarises, en 1.936 al iniciarse el conflicto, deciden quedarse en Algorta, y en vista de los problemas de abastecimiento que había, solicitó permiso para montar un gallinero, aprovechó para montar una pocilga para cerdos, y así poder abastecer a su cervecera, tuvieron algunos pequeños problemas, parece que ante la escasez de alimentos, algunos habitantes del Algorta, que las estaban pasando “canutas”, usaron aquellas gallinas como fuente de subsistencia, ese gallinero estaba enclavado en lo que hoy es la casa de Arrospide. Para abastecerse iba por las aldeas para comprar alguna vaca, que luego el despiezaba (había sido carnicero), y tenían que sacar adelante aquella cervecera.


Durante esos años llegaron unos barcos Ingleses, venían para proteger la Campsa, y se convirtieron en clientes asiduos de su comedor, Begoña aun conserva una bolsa de monedas de plata, con aquellas divisas le pagaban a su padre, cuando venían aquellos marinos.


Desde el Hotel Erega hasta la casa de los Barandiaran, todo aquel solar lo mantenía Jesús, en esos momentos Suarez estaba interesado en la venta de aquellos terrenos, así que se animó y decidió comprarlos, el no disponía de tanto dinero, acudió a unos prestamistas, al año de habérselo prestado ya lo tenía pagado, los prestamistas le dijeron “...Lazcano cuando usted quiera lo que quiera, estamos a su disposición...”, el les contestó “...espero no tener que voverles a pedir nunca más...”. Para la educación de sus hijos Jesús decidió coger una maestra particular, se llamaba Carmen Zunzunegui, que vivía en la Avenida Basagoiti.


Poco a poco empezaron a dar comidas, en aquella cervecera trabajaron muchas mujeres del Puerto Viejo de Algorta, Jesús y su esposa eran unos grandes cocineros, así que con mucho trabajo y cariño, levantaron Tamarises. Entonces los menús eran más sencillos que los de ahora, no eran tan sofisticados, eran más consistentes, la merluza era merluza, los txipirones eran txipirones, aun no se habían inventado los nombres sofisticados, que lo que hicieron fue dar menos producto y encarecer los precios.

 
En 1.956 Jesús Lazcano compra a Isabel Amilibia (viuda de Berger), el “Hotel Ereaga”, reformándolo y creando lo que seria el “Hotel Tamarises”, obra del Arquitecto Hilario Apraiz Zarate, convirtió la primera planta en dormitorios, terminadas aquellas obras el 10 de Julio de 1.956, solicitó el permiso de habitabilidad para aquel Hotel, que iba a ser nuevamente reformado en 1.959. Reforma que esta vez correrá a cargo del arquitecto Luis Maria de Gana y Hoyos. El primer Hotel solo habría sus puertas durante los veranos.


Aquella reforma supuso, sobre todo la modificación de las habitaciones con vistas al mar, dotándolas de cuartos de baño en cada una de las tres plantas del edificio, y una mejora generalizada de las mismas, a fin de convertirlo en un Hotel de primera categoría.


Su hija Begoña Lazcano estuvo muchos años, desde 1.957, como encargada al frente de aquel Hotel. Se casó con un medico de Algorta Juan Ignacio Otazua, hijo de un capitán de barco de Urduliz, del caserio “Ansone”, lugar de procedencia de aquel celebre forzudo bizkaino, llamado también “Ansonekoa” (nacido el 22 de mayo de 1.812 en Urduliz), del que se cuenta que unía a su gran estatura una musculatura poderosa, y entre sus numerosas hazañas estuvo la de reducir a un toro que se había escapado y vencer en un puerto londinense a un campeón de circo, Ansonekoa falleció en Urduliz en 1.856.


Por recomendación de su padre, Begoña se quedó a vivir en la casa de la bajada de Txomintxu, desde alli podía controlar mejor la marcha del Hotel, en los veranos hacia también las funciones de Hotel, venían visitantes de Madrid, que acudían a las cenas de gala del Marítimo del Abra, galas impresionantes de elegancia y derroche. En aquellos años, acudían al hotel personajes de la alta burguesía como el Marques de Urquijo, el Duque de Pino Hermoso, el Duque del Infantado, Juan de Borbón. También al haberse terminado la Hípica de Fadura, venían los mejores jinetes el Frances Doriola, Goyoaga que fue campeona del mundo, tenistas que empezaban a despuntar como Santana (quien venia siendo un chaval de 15 años). Ten el hotel tenían un cuaderno donde estampaban su firma todas las personalidades que pasaron por aquel Hotel. 


Por ese Hotel pasaron muy buenos cocineros, Begoña recuerda con cariño al “Gindi”, experto cocinero que había pasado por las mejores cocinas de Inglaterra, Francia, y a pesar de que no recuerda su nombre, estuvo en aquel lugar muchos años. Debía ser hombre aficionado al buen beber, otra de aquellas extraordinarias cocineras fue Cosuelo, una de las personas que mas años estuvo en la casa.


El hotel estaba cargado de anécdotas, en cierta ocasión, después de terminar la Guerra, “...había escasez de carbón...”, acudió a comer el Conde Urquijo, quien llamó a la esposa de Jesús, a quien conocía por el cariñoso apelativo de “Susanita”, y le pregunto “...que tienes hoy para comer....”, a lo que ella le respondió “....pues hoy poca cosa, no porque no tenga viandas, es que no tengo carbón...”, Urquijo llamó a Altos Hornos, y a la hora de llamar ya tenían dos camiones de carbón a las puertas del Hotel.

 
Jesús tenía costumbre de ir a la Plaza de Bilbao, en el primer tren, que salia a las 5 de la mañana, allí realizaba la compra, luego con una carretilla le llevaban las compras hasta el tren, al llegar a Algorta le esperaba uno de sus empleados y llevaban todas aquellas vituallas hasta el hotel.


Una de las especialidades de Susana Menendez eran los txipirones, plato de gran aceptación entre los comensales, también los pimientos rellenos y la sopa de pescado, dicen los que la probaron que nunca habían comido algo tan exquisito, se abastecía del pescado que le traían los arrantzales del Puerto Viejo, eran años de abundancia en la pesca. Una de las mujeres que le ayudaba era Lauri Ardanza que se encargaba de limpiar aquellos baldes de txipirones, y aunque a Begoña le gustaba también limpiarlos, Jesús le regañaba, no le gustaba que se metiese en la cocina.

 
Era un hotel que a pesar de no tener una estructura de gran valor arquitectónico, en su interior todos los detalles eran cuidados con gran esmero, su cubertería era de plata, los platos de porcelana, los saleros y azucareros del mismo metal precioso, las copas del mejor cristal, las flores les eran suministras por Cagigas de Algorta, cuidaban hasta el extremo los detalles.


El trabajo que se realizaba detrás de aquellos comedores, era agotador, todos echaban una mano, la amama zurcía los manteles, el trabajo de plancha y lavado era interminable, el olor a jabón “Chimbo” impregnaba las paredes del lavadero, todos los manteles se metían en agua con almidón y eran planchados a la perfección.


Años mas tarde cogió la sala de fiestas “Pumaniesca” de Bilbao, que antes de la guera fue un cabaret que se llamaba “El Casino de Artistas”, en esa sala Jesús tuvo un “pequeño contratiempo”, la autoridad “competente” se la cerró, decían que era un nombre “Vasco”, la incultura de aquellas gentes era manifiesta. Jesús aclaro aquel equivoco, explicándoles que aquel nombre realmente provenía de una danza Rumana. Pasaron por aquel local artistas famosos como Josefina Baker, Cassen, Gila, el “Duo Dinámico” toco por primera vez en aquella sala en los años 60-61, actuaron con una chica aún poco conocida, que luego seria actriz de cine Iran Eory, que entonces solo contaba 22 años, actuaba, cantaba y bailaba en un número muy particular y era muy vigilada por su madre. 


Jesús Lazcano fue un hombre muy trabajador que creó su mundo a los pies de Txomintxu. Tamarises continuó tras su marcha, dirigido por su hijo Jesús Maria, pero esa es otra historia. Siempre fue un complejo hotelero en el que destacaron la calidad de la cocina y el trato familiar. 

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