Enrique
Montano Zarraga nació en Algorta, en cuatro caminos (al comienzo de
la bajada de Arriguna) en 1921, su Aita Enrique Montano era natural
de Bilbao y su Ama Josefa natural de Algorta, tuvieron
8 hijos Maria, Luisa, Aurora, Jose, Fernando y Enrique (los otros dos
Conchi y otro hermano, tambien de nombre Enrique, fallecieron al poco
de nacer).
En
la foto inferior, aparece la familia de Enrique Montano, empezando
por la izquierda Ismael (tio de Enrique), el siguiente su
Aita Enrique, la de enmedio es la madre Josefa, los dos
siguientes son una hemana de la madre y su marido, las
pequeñas de abajo son las hermanas de Enrique, las gemelas Maria
y Luisa.
Sus
primeros estudios los realizó en las Monjas del Puerto Viejo de
Algorta, mas tarde pasaria a las Escuelas de Zabala, en estas
escuelas conocio a dos de sus Maestros Dn. Pablo y Dn. Juan, el
primero tenia una Academia en Algorta con su nombre, en la calle
Telletxe, ambos tenian caracteres diferentes el primero mas apacible
y el segundo mas rigido, Enrique dejo de asisitir a clase a los 14
años.
Por
su mente pasan los recuerdos con gran celeridad, sobre todo cuando
habla de las gentes del Puerto, unas veces lo hace de Enrique
Franco Real de Asua “Paten”,
cuenta historias como el dia en que la esposa de este Felisa
Dobaran
se cayo al agua en Santurtzi, habian ido a comprar pescado para luego
venderlo en Algorta, la marea estaba en bajamar, la rampa llena de
verdin, condiciones idoneas para patinarse, asi que la buena de
Felisa, patina y cae al agua, todo el pescado que llevaba en una
bañera, se desparramo por el agua, los marineros que estaban por
alli corrieron a coger a su esposa, Paten hombre practico y cargado
de buen humor gritaba “a
esa no, a esa no, coger el pescado, que felisa ya sabe nadar”;
en otra ocasión en los bancos que estan según se baja de Etxetxu,
estaba Paten preparando jibioneras, todas las sujetaba con lanilla de
colores rojo, blanco y verde, Enrique al verlo le preguntó “Oye
Paten porque pones todas de esos colores”,
a lo que Paten le contestó “para
ver si estos tienen las mismas manias que los guardias civiles”
(los guardias si veian algo de esos colores ensegida agarraban a
quien los portaba), era un hombre muy “Txirene”
(alguien chistoso,
gracioso, bromista ).
Uno
de sus intimos de la niñez fue Juan Deusto Araolaza “Faneca”
(+), sus Aitas eran Juana Araolaza y Victor Deusto, eran 4 hermanos
Gregoria, Carlos, Victor y Juan, vivian en Gariñe, un poco mas
arriba de su ultima casa, con el compartio muchos y buenos dias de
pesca, el apodo le viene porque su Aita, gran pescador, solia ir a
Abasota, alli a unos 40 o 50 mts. habia una fanequera, donde su solia
cogerlas grandes y hermosas, en su casa comian mucho este pescado,
Juan se sentaba en la puerta de casa, y alli junto con un pedazo de
pan saboreaba uno de aquellos peces, decia que “todos los
dias la comida consistia en fanecas y alubias, fanecas y alubias”,
Juan Ibarzabal que pasaba por alli le dijo “Juan, Juanito, no
comas tantas fanecas que se te va a quedar cara de faneca”,
asi que como en el Puerto eran muy propensos a colocar motes, Juan se
quedo para siempre con aquel apodo, estuvo trabajando en Altos
Hornos en los Gángiles, mas tarde empezaria a trabajar en Sener,
como conserje y marinero de Manuel Sendagorta Aramburu (+). Juan se caso con Elena Sánchez.
El
Aita de Enrique tenia un bar en Arrigunaga, que abrió en 1939, donde
hoy estan la ruinas, lo quitaron hace ya 50 años, según su esposa,
era una chabola indecente, lo solian abrir en los veranos, era
gestionado por sus padres, Enrique que era el segundo de los hermanos
trabajaba en aquel bar.
Uno
de sus compañeros de andanzas fue Jose Mari Agiriano “Jagi”,
sus aitas se llamaban Victor y Manuela, el apodo se lo puso Enrique
Montano, porque cuando la guerra, Jose Mari que tenia un año mas que
Enrique, solia vender el “Jagi-Jagi” (organo de
difusión de la Federación de Mendigoizales), sus aitas y sus tios
(Sabina y Tomas), tenian la concesión de las casetas de baño de la
playa de Arrigunaga.
Con
“Jagi”
compartió las pescas nocturnas en Abasota, solian ir en la bajamar y
se quedaban toda la noche, les cruzaba la marea, y en la pleamar iban
subiendo hacia la peña piloto, por la mañana iban a la playa, alli
vivian casi como salvajes; El 28 de Julio de 1939 el padre de
Enrique, se dirigió al Ayuntamiento, solicitando cerrar con estacas
y alambres de espino el terreno colindante a la Playa de Arrigunaga,
terreno que el tenia arrendado y donde tenia su bar, este terreno era
propiedad de la Condesa de Zubiria, cosa que la corporación
municipal autorizó de forma provisional, ya que en los planes de
dicha entidad ya estaba la adquisición de dicho terreno, en
previsión de la municipalización de la Playa.
Los
barquilleros solian llegar en verano, se instalaban en “Etxe
Txikerra” (un caserio
de Arrigunaga), alli tenian alquilada una cuadra, en este
pequeño habitaculo, que se hallaba vacio, era donde preparaban los
barquillos, los preparaban con unas planchas pequeñas, luego los
vendian por la playa al grito de “al
rico barqui, barqui,
hay barqui y parisien
rico”, entre aquellas
viejas casetas de playa, de forma troncopiramidal, con rayas
verticales, de colores azules, donde la gente se vestia y desvestia,
antes y despues de los baños de mar, los barquilleros, a la hora de
maximo calor, solian hechar la siesta entre las tiendas, aprovechando
su sombra, ocasión que no desperdiciaban aquellos chiquillos, para
mientras Enrique vigilaba que estuvieran bien dormidos, mientras
Jagi, con suma cautela, levantaba la tapa de aquellos recipentes,
donde guardaban los ricos barkis, y cogia un buen puñado, que luego
comian con gran deleite.
Asi
que despues de haber dejado la escuela primaria, con tan solo 14
años, empezó su vida laboral, primero fue en la
Babcock
& Wilcox
de Galindo, trabajo en esta empresa hasta los 21 años en que tuvo
que ir a cumplir con el servicio militar, obligatorio en aquella
época, al principio estuvo en Garellano pero como habia exceso de
gente, de alli le enviaron a Donostia, al Cuartel de Loyola, desde
alli tuvo que recorrer varias poblaciones de la costa Zarautz,
Getaria, Orio, el dice que era porque temian algun desembarco,
estando en Gipuzkoa, un teniente Navarro, al que le gustaba mucho el
futbol, se enteró por otro algorteño, Pereiro, que habia uno en la
compañía que habia jugado en el Getxo, este militar queria hacer un
torneo de futbol, asi que le propuso participar, Enrique le advirtio
que cuando tenia 17 años, en un encuentro en Somorrostro se lesiono
la rodilla, por lo que tenia dificultades para jugar, el teniente le
dijo “si
te olvidas de la rodilla te doy 6 meses de permiso”,
ni se lo penso, jugaron aquel campeonato quedando campeones.
Este
campeonato se jugo en Zarautz, este equipo al ver su habilidad con el
balón, le propuso jugar con ellos, tambien les contó lo de la
lesión y que a veces la rodilla se le quedaba “encasquillada”,
pero le dijeron que ellos tenian buenos medicos, y que si le volvia a
pasar, los medicos que iban a estar pendientes resoverian su
dolencia, estuvo jugando 2 o 3 años con el equipo Zarauztarra, hasta
licenciarse.
Se
licenció tres años despues y volvió a Algorta, empezando a
trabajar esta vez en el Astillero de la Naval en Sestao, no queria
seguir en Babcock porque le implicaba mucho desplazamiento, pero
tambien aquello le parecia que estaba muy a desmano, habia que pasar
la ria, un amigo le dijo para ir a trabajar a Erandio, a una empresa
llamada “La
Precisión Mecanica”,
no lo dudo asi que dejo de cruzar la ria, fue a prueba y termino
quedandose en aquella empresa, por esa época vivia en Cuatro caminos
(Algorta).
Enrique
se casó con Pilar Lopez de Letona Gervasio, nacida el 14 de
Diciembre de 1930, en la iglesia de San Nikolas de Bari de Algorta en
el año 1958, tuvieron tres hijos Adela, Enrique e Irene (+).
Hombre
inquieto volvio a cambiar de actividad, esta vez
marcho a navegar, estuvo durante 4 años surcando mares, navego en el
Castillo Simancas, un cargero ingles de 274 mts. de manga, 46 mts. de
eslora y 82 tn. de carga bruta, llegando hasta America, solian cargar
mineral de cobre en Huelva que llevaban a Alemania y otros puertos
europeos, estando por esas mares, le llamaron para ofrecele un
trabajo en Gallarta.
Asi
que nuevamente cambio de actividad, trabajó en la escombrera de la
mina de Peña Mora (Gallarta), llamada
“Mina de los Alemanes”, el material depositado alli era de
primera calidad, de la época de explotación de las mimas por los
ingleses, el
mineral era de desecho, pero un Aleman consideró que se podia
recuperar, asi que este fue otro de sus trabajos.
Finalmente
trabajaria como transportista hasta su jubilación, con un Pegaso en
el Puerto de Bilbao, transportando mineral de carbón, bobinas de
acero, maiz y soja.
Tenia
mucha afición a la pesca, solia salir a pescar con Juan Deusto
“Faneca” y su hijo mayor Juanje, solian echar redes
y traian fanecas, chicharros, verdeles, tambien largaban las redes en
Azkorri, Sopelana, Barrika e incluso Bakio, las madres de Enrique
Montano y Juan Deusto eran primas, en el Puerto Viejo no habia nadie
que no tuviera apodo, asi que Enrique no iba a ser menos, a el le
pusieron “Mojarra” y a su hijo Enrique le llamaban
“Txipiron”, por el color moreno que solia coger
cuando este bogaba.
Enrique
y su esposa Pilar vivieron en el Puerto Viejo, en la calle Ribera,
durante un año, luego marcharian a vivir a su actual residencia de
Villamonte.
Enrique
Montano Zarraga es un icono viviente del Puerto Viejo de Algorta, que
al igual que otros conformo una estampa de gentes rudas, pescadores
hábiles e indomitos, bromistas y campechanos. Quien diria que
Enrique no era del Puerto, su silueta, caracteristica de los hombres
de mar, quiza la Txapela mejor colocada de cuantas he visto, su
aspecto de rudo marino, le daban un poco el alma de aquellos
navegantes, y sin embargo nació y vivió su niñez en Cuatro
caminos, pero sus correrias con sus intimos las realizó por ese
lugar especial de Algorta, el Puerto, aunque como dice su esposa
Pilar “nunca salio de alli, siempre estaba en su Puerto”.
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