jueves, 12 de abril de 2012

TAL COMO ERAMOS


Tal y como eramos, niños de una época ya casi extinguida, una época en la que los conceptos modernos de cambio climático, ecología, aun no se nombraban y no conocíamos casi su significado, vivíamos su plenitud, y sin embargo eran y son extremadamente necesarios de defender y preservar.

Vivíamos, corríamos como salvajes, el medio casi lo era, abrazábamos todo y lo asaltábamos, aun no había llegado la “civilización”.


En nuestras humildes casas, no existía mas que lo mínimo necesario, no habían entrado ni la radio, ni esa cosa que luego trastoco las relaciones familiares la televisión.

Nuestras vidas corrían junto a la naturaleza en estado casi puro, nuestro entorno estaba aun sin modificar, la imaginación y la necesidad hacían virtud de nuestras correrías. Se podía decir que eramos naturaleza en estado puro, faltaban tantas cosas que casi no teníamos nada, aunque esto siempre se podrá decir. Y aun así teníamos mucho mas de lo que cualquier ser humano de África y otras zonas sin “desarrollar” tendrán nunca.


No habíamos visto, en ningún programa de Tv, ni oído en ninguna radio como utilizar, hacer sufrir, a otro ser vivo, y sin embargo eramos capaces de matar lagartos, para con una simple cuchilla quitar su piel y ponerla a secar en unas tablillas.

No teníamos nada con lo que jugar y si embargo eramos constructores de juguetes, torneábamos, con las uniones de la bajantes de las casas, los cristales rotos, que nuestras familias tiraban a la basura, unos iturris que eran autenticamente obras de arte, cada uno con un corredor, famoso en la época.

En la vías del tren eramos capaces de colocar, estrategicamente, los clavos largos y convertirlos en hinques que luego participaban en nuestros juegos.

Nuestros juegos eran simplemente ocurrentes, participativos, en algunos casos crueles, casi siempre cargábamos en los menos hábiles nuestras fobias, “chorro morro pico tallo que”, “marro”, “salto el oso” y un largo etc. de juegos.

 
Utilizábamos las estaciones del año, tanto para crear objetos, güitos de melocotón, calabazas, esa cosa rancia que hoy en día se ha puesto de moda “Halloween, ya la practicábamos nosotros, eso si como casi muchas de las que inventábamos a costa de los baserritarras de la zona. También los elementos de uso diario, billetes de tren, botes de conservas, pocas casi no había y menos de uso diario, para darlas formato de juego.

Colecionabamos multitud de cromos, ciclistas, jugadores de fútbol, artistas de cine y un sin fin relacionados con películas de aquellos años.

Eramos artistas de los desechos, cualquier goma era susceptible de ser utilizada como elemento de caza “tiragomas”, los cristales los convertíamos en lupas para hacer fuego, las varillas de los paraguas las convertíamos en arcos y flechas, cualquier tubo de plomo de conducciones eléctricas podía ser un cañón cargándolo con azufre y potasa.

Nuestras vecinas eran objeto de bromas, a veces, muy pesadas, colocábamos botes llenos de agua recostados en las puertas y llamavamos a los timbres, colocábamos alfileres en los timbres de la calle y un sin fin de travesuras, hoy imposibles de realizar, somos menos permisivos en esto que en otras cosa de peor defensa.

Eramos niños y como tal vivíamos y nos comportábamos, el medio aun no estaba tan degradado, aunque estábamos en camino de conseguirlo. Solo hacia falta la Tv para inducirnos al individualismo y al consumo salvaje, el resto estaba hecho.

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