La censura en el franquismo, tiempos tenebrosos donde la cultura era mutilada, las
tijeras del franquismo iban dirigidas a cualquier imagen que en
aquellas mentes enfermas tuviera una brizna de mirada aviesa, "un
beso de boca abierta y sin abrir", que decir de las ideas
peligrosas.
En
la oscuridad de la sala, los censores del franquismo solo daban
muestras de desagrado con leves golpes de tos seca (Ejem, ejem), eso
contaban los supervivientes de aquellos cineforums que se celebraban
en el Pardo. Durante 40 años, de forma implacable y arbitraria la
maquinaria de la censura se encargaba de evitar que el publico viera
películas que emponzoñaran el glorioso espíritu nacional.
"Película totalmente morbosa –se leia en el expediente de “La
tentación vive arriba”, con el comentario de “No hay por donde
cogerla".
Los
expedientes de la censura cinematográfica, estaban preñados de
vetos, tachaduras, cortes y cambios en los diálogos. Las tachaduras
y las notas de puño y letra de los censores daban cuenta de las
obsesiones, los miedos y la perversión del régimen."
Todo
lo relacionado con la Carne, homosexualidad, divorcio, adulterio,
aborto, suicidio, iglesia, y comunismo eran palabras “vade retro
satanas”, que llevaban a que la tijera podara inmisericorde
aquellas cintas creando muchas veces situaciones cafkianas, al
extremo de provocar, en el caso de la pelicula “Mogambo”, para
evitar un adulterio, se inventaron un incesto. Tal fue el bochorno
que los expedientes posteriores estaban llenos de "prohibir
mejor que cortar o cambiar, que no vuelva a pasar como en 'Mogambo'",
o creaban dialogos a ratos risibles y a ratos bochornosos o que
simplemente que no habia quien los entendiera.
La
carne era mala, si era de Tarzán, mucho más. Los censores hicieron
un preciso inventario de besos prohibidos –"besuqueos, besos
mordidos, besos giratorios y con lengüeteo"- y de posiciones,
sobre todo que se evitaran las situaciónes horizontales de la
pareja, decian en la carpeta de censura de la pelicula “Los
tártaros”.
Vetandose
toda forma femenina, en ese delirio machista de creer que todo cuerpo
femenino existe para llamar al deseo y es objeto de “pecado”, se
cortaron incluso planos de la escena de la bañera de “Psicosis”,
no fuera que las formas de la acuchillada provocara fantasías
eroticas. Todo signo de homosexualidad se cubría con un manto, e
incluso se prohibió que los niños se expusieran a los pectorales de
Tarzán. "La
admiración física hacia el arquetipo puede dañar psíquicamente a
los adolescentes poco diferenciados, acentuando su complejo de
timidez o de angustia sexual, desviando peligrosamente su atención
de la sexualidad femenina", decian en la censura
de “La gran aventura de Tarzán”.
Los
veredictos, a veces, eran de una virulencia extrema, para compensar
la hiperventilación que había sufrido con el visionado, un censor
escribió lo siguiente: "Crimen
de lesa humanidad y, en consecuencia, la cabeza que produce tales
engendros debería estar colgada en un palo muy alto plantado en la
mismísima plaza londinense de Trafalgar". La
cabeza que había producido tal engendro era la del director Michael
Powell, y el tal engendro, la película “El
fotógrafo del pánico”. La
pelicula “Don Camilo” fue prohibida porque, según la
oponion de aquellos enfermos, hacia creer la existencia de
"comunistas buenos".
Hay
dos expedientes cuyo grosor es directamente proporcional al alboroto
que se armó, uno era el de la pelicula “Gilda”,
no se sabe por qué, pero fue permitida, sin prever la furiosa
lluvia de telegramas que llegaron de la jerarquia eclesiastica, asi
que mientras arreciaba el linchamiento, empezó a correr una leyenda
urbana que mantenía que, tras el guante, llegaba el estriptís
total; y la pelicula “Viridiana”
de Buñuel, la cual tras algunos cortes en el guión, sorteó
la censura y ganó en Cannes. Pero el horror que causó en el
Vaticano se saldó con la cabeza del director general de
Cinematografía y con el inicio de una campaña diplomática para que
la película se prohibiera en otros paises. Asi que fue totalmente
acertado el comentario de Juan Antonio Barden en los años 50 "El
cine español es políticamente ineficaz, socialmente falso,
intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente
raquítico".
La
censura cinematográfica en España desde la promulgación de sus
primeras normas en 1912 hasta su desaparición en 1977, provoco como
decia anteriormente situaciones ridiculas, insulsas, txirenes, en la
realización de imágenes prohibidas, se provocó que numerosas
secuencias cortadas por la censura, tanto de películas españolas
como extranjeras, se ofrecieran dobles finales y manipulación de
los diálogos en el doblaje.
En
los años 50, nadie iba al cine sin estar bien avisado sobre las
características morales del programa, el los barrios los cines del
Domingo eran todo un acontecimiento. Ya desde el día anterior,
sábado, sendas noticias sobre los filmes que iban a ser exhibidos al
día siguiente figuraban en un listón fijado en la puerta del atrio
de la iglesia parroquial clasificadas, atendiendo a sus
características morales, en cuatro apartados ilustrados con los
correspondientes colores:
La
censura no tenía un código, así que los censores revisaban todo lo
relativo a la cinematografía, nacional o extranjera, y se les
otorgaba una determinada clasificación por edades.
La
Iglesia Católica tenia también un código de censura, así que
revisaba los títulos y los clasificaba según sus estrictos
criterios. Asi teniamos, por un lado la censura del estado, y
por otro la de la iglesia:
La
censura estatal se hacia mediante un clasificación numérica:
1
→ apta para niños.
2
→ apta para jóvenes.
3
→ sólo para mayores (más de 21 años).
3R
→ para mayores con reparos.
4 →
peligrosa. Su visión no era aconsejable.
El
Estado censuraba aquellos factores de la moral pública y los
relativos a la política. Por ejemplo, el atuendo del ser humano
debía tener unas características, sobre todo en el caso de la
mujer, que debía tener unas determinadas dimensiones en el vestido
en cuanto a la largura de la falda, el escote y las mangas.
La
Iglesia hacía una censura semejante, pero su denominación era por
colores:
Apta
para niños → blanca.
Apta
para jóvenes → azul.
Apta
para mayores → rosa.
Apta
para mayores con reparos → grana (el equivalente al rojo, una
palabra tabú en la sociedad española de la época).
Peligrosa
→ negro. En aquella época en negro era el infierno.
La
Iglesia advertía a los fieles, incluso desde el púlpito, de las
consecuencias que el visionado de aquellas peliculas tenian para la
“salvación eterna” de los feligreses. En la puerta de los cines
el portero exigía el carné de identidad a los menores o de
apariencia, a su criterio, aniñada, estableciendo un riguroso
control, por otro lado provocado por las inspecciones periodicas de
los encargados de efectuar el control.
Dentro
de aquella clasificación “moral e ideologica”, las más fuertes
tenían un 3 y las de “pecado mortal” se distinguían porque
tenían la calificación de 3R, que significaba para mayores con
reparos. Era más excitante ver en los 50 una mala pelicula de 3R que
hoy una buena película 3D.
En
mis recuerdos relacionados con la censura, siempre estará el dia que
proyectaron la pelicula “Solo ante el peligro”, la clasificación
la definió como de 3R, asi que los menores de 21 años no podiamos
acceder a la sala cienmatografica, aunque siempre existieron los
enchufes, asi que el bueno de Ramon, acomodador del Cine Arenal de
Romo, permitio que dos menores accedieramos a verla, con 16 años,
aunque con la condición de estar situados juntos en un lugar
estrategico de la “general”, para que en caso de que hubiera
alguna inspeccion pudieran escondernos en una salita adjunta, tuvimos
la mala suerte de que hubiera tal inspección asi que en lo mas
interesante de la pelicula tuvimos que correr a escondernos en aquel
cubiculo, luego nunca entendi cual era el contenido “pecaminoso”
de aquella cinta, quiza aquel censor “sin querer” me salvó de
visionar alguna imagen “daniña” para mi joven esperiencia.
Poco antes de cumplir 16 años, las películas de mayores pasaron a ser para "18 años". Menos mal que existían los cines de barrio en donde se siguieron proyectando programas dobles de esas películas que mantenían la antigua calificación de mayores 16.
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