Cuando
el pasado miércoles 2 de octubre de 2013, hablaba en estas paginas
de Claren Velasco,
introducía una fotografía alegórica, del año 1956. En ella
aparecían, junto a un grupo de jóvenes de Areeta-Las Arenas, un
municipal de Getxo, con su impoluto traje, de color blanco, traje que
utilizaban durante los veranos, la policía municipal de nuestro
pueblo. El motivo para incluir esta fotografía, no era otro que
dicho agente municipal, al igual que a nuestro personaje, también le faltaba un brazo.
Como
mi amigo Ignacio Perez Aldecoa hacia observar, en la misma aparecían
otros personajes de la época. El barquillero, personaje popular,
sobre todo entre los mas jóvenes, siempre acompañado por su bombo
de ruleta, lleno de aquellos deliciosos barquillos, que cargaba cual
mochila sobre sus espaldas. Mas tarde llegaría el vendedor de
“parisién”, con su bandeja llena de aquellos barquillos, con
forma de abanico, cubierta por un plástico, que evitaba que el
viento los llenara de arena. Personaje que con sus gritos de !!!Al
rico parisién, hay parisién rico!!!, recorría la playa, bajo el
sol abrasador.
En
la misma aparecía a lo lejos, el barco el “El Chupón” de la
Junta de Obras del Puerto que, en alternancia con la draga, limpiaba
los fondos de La Ría y El Abra. Mas cerca de la playa se veían los
siempre solicitados botes de remos, en los años 50-60, muchos
veraneantes llegados de pueblos cercanos, sobre todo de la margen
izquierda de la ria, tenían por costumbre alquilar uno de aquellos
botes de remo, en el dique de Portugalete.
Por
la orilla, vigilantes, algunas señoras, vestidas, algunas de
riguroso negro, con el bolso bajo el brazo, vigilaban la evoluciones
de sus retoños, con aquellos sombreritos de paja a la cabeza, para
protegerlos de la canícula.
Pero
el objeto de esta nueva entrada, sobre todo, es presentar al
personaje objeto de aquella entrada, “Claren" el hombre que gestionaba aquellos velomares, siempre provisto de su sombrero de paja. Gracias a su
familia, he podido conseguir unas fotografías de los años 50.
Aquellos velomares, casi como coches de agua, con su banco de madera,
provistos de pedales y timón, para guiarlos, llevaban en su proa un
salvavidas.
Como
el aquiler se realizaba por un tiempo limitado, iban numerados, lo
que facilitaba que Claren advirtiera conductor al hidropedal,
mediante un silbato, de que su tiempo estaba a punto de terminar, y
que se acercara a la orilla. Eran muy solicitados aquellos viejos
coches de agua, para recorrer la ensenada, bañarse, y como no
lucirse, en algunos casos, !!seguro que mas de uno así lo pensaba!!,
ante las chicas.
Claren
Velasco, tuvo ademas durante los años sesenta y parte de los setenta
un pequeño taller al lado del que hoy es numero 22 de la calle Los
Puentes de Romo; en este taller hacia mantenimiento y carpintería de
las piezas de madera de la parte de abajo de los pedalos flotantes,
también los pintaba de color verde; el vivía en el numero 27
de la calle Lope de Vega de Romo.
Hasta
aquí una pequeña ampliación de aquella entrada, que gracias a su
familia podemos disfrutar, con una visión de como eran aquellos
veraniegos días en nuestra playa.
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