El
escritor y periodista getxotarra J.J. Rapha Bilbao trajo un bonito
recuerdo en la entrega de los premios “Aixe Getxo 2014”
del presente año por su “Trayectoria profesional y
artística”, que en su cuarta edición recibió del
Ayuntamiento junto a otros 14 merecedores del galardón.
El
recuerdo me ha llevado a memorar la historia del Molino de Aixerrota,
así como el ojear los periódicos de la época que, según lo
glosado en la fiesta cultural, sucedió en la década de los 50.
El
Molino de Aixerrota, ese torreón que durante muchos años emergió
ante nuestra vista en las landas de su nombre al borde del paseo de
la Galea nació de la mano de D. Edmund O'Shea Phillips (Edmundo
Shee), refugiado nacido en Dublín en 1698, de una familia de la
nobleza irlandesa, de quien ya hablé en mi entrada del Miércoles 20
de Noviembre del 2013 titulada “Edmundo O´Shea, un Irlandés
y el Molino de Aixerrota”.
Monumento
de Getxo, cuya forma es ciertamente original por su forma tronco
cónica, diferente a las realizadas en otros lugares, como por
ejemplo las construcciones manchegas con estructura cónica. Y que
tienen alguna familiaridad en la forma con los de Pentti Sammallahti
Suecia, a pesar de ser estos de cúpula esférica. Nuestro molino nos
saluda orgulloso desde el acantilado de Arrigúnaga, dando cara a los
vientos del Oeste, que en infinidad de ocasiones arremeten contra él
con violentas galernas. Unas veces con su cresta descubierta y otras
cubierta de brezo, y que hacia finales del Siglo XX recuperaría sus
aspas.
Imagen
decaída, que por su renuncia a seguir su laborioso pasado, cual
sátira para ridiculizar la avaricia y la pereza del mismo se podría
decir como en los poemas de Orixe: en la que catorce baserritarras
esperan a las puertas del molino a que el holgazán “errotari”
se levantase de la cama, y ellos le increpaban con gracia sin igual:
“...Mutil
zar alper orrek Ez al dek umerik?
Talo
eskean zeudek Nereak goserik...”.
“...¿ese
soltero vago,
no
tiene hijos?
Los
míos están pidiendo
talo
con hambre...”.
Ya el 20
de Julio de 1935 la comisión municipal presidida por el entonces
Alcalde D. Luis Urresti, y de la que era primer teniente de alcalde
D. Juan Bta. Merino, aprobó una moción y realizó gestiones para
que la propietaria del mismo Dña. Josefa Ventura de Cortina (Viuda
de Larrosa), cediera su arriendo al Ayuntamiento de Getxo, a fin de
evitar el estado de abandono. Para llevar a cabo dichas gestiones se
formó una asociación que llevó el nombre de “Amigos del
Molino”.
Pasaron
algunos años. A lo largo de 1951 a 1955 continuaron las gestiones
que terminaron en 1955 con la compra por parte del Ayuntamiento de
Getxo del Molino de Aixerrota y sus terrenos anexos. Veamos como se
sucedieron aquellos hechos:
En 1944,
tras fallecer su propietaria Dña. Josefa de Cortina (Viuda de
Larrosa), la propiedad pasó a ser heredada por sus hijos, D. Tomás
y D. José Manuel de Larrosa y Cortina.
El 5 de
Septiembre de 1951 el Ayuntamiento de Getxo, por entonces
arrendatario de aquel molino y terrenos, se dirigió a uno de los
herederos, D. Tomás de Larrosa y Cortina expresándole su intención
de adquirir el mismo, aunque aquella nota parece que llegó a su
hermano D. José Manuel, rogándole manifestase su disposición a la
venta y en caso afirmativo le pusiera precio. El 14 de Octubre de
aquel año D. Tomás, medico militar destinado en Donosti, indicó
que: “...nosotros por hoy no tenemos intención de venderlo,
salvo en el caso en el que el comprador hiciera una oferta muy por
encima de su valor normal...”. En contestación, el 17 de
Octubre el Consistorio le rogaba se sirviera en fijar el precio de
venta. El 2 de Noviembre de 1951, D. Tomás de Larrosa valoraba su
precio de venta en 50.000 pesetas (corriendo los impuestos,
plusvalías y escrituras a cargo del comprador).
El 22 de
Abril de 1954, avanzadas ya las negociaciones de compra, realizaba un
plano de la propiedad, en la que al parecer había otros posibles
propietarios de algún pedazo de la parcela señalada como necesaria
para el conjunto. Sus límites los definía un muro de piedra
perimetral (Ver fotografía inferior).
El 16 de
Diciembre de 1954, finalmente el Ayuntamiento de Getxo adquiría, de
la mano del entonces Alcalde D. Juan Bautista Merino, a titulo de
expropiación forzosa, la propiedad por 25.000 pesetas libres de
impuestos. El 13 de Agosto de 1955 se firmó la escritura de compra
de la propiedad, ante el notario bilbaino “Carlos Balbontin”.
La casa que había sido nombrada como “Aserrota”
disponía de la torre molino y un trozo de huerta.
A
principios de febrero de 1956 D. Juan Bautista Merino se ponía en
contacto con la “Sociedad de Molinos de Madrid”
para dar forma a su idea de hacer que el torreón dispusiera de unas
aspas como sin duda las tuvo en su origen. El 4 de agosto de 1956 se
convocó un concurso para el mejor soneto dedicado al Molino de
Aixerrota.
El 20 de
Julio de 1956, el Alcade de Getxo, con su buen amigo el Alcalde de
Bilbao, don Joaquín de Zugazagoitia y acompañado de algunos
técnicos municipales partían hacia la población manchega de
Alcázar de San Juan para estudiar “in situ” un
molino que al parecer tenía una estructura análoga al de Aixerrota.
La prensa de la época recoge el viaje, mezcla de aventura,
gastronomía y arte. La visita debió de ser positiva a juzgar por la
continuidad de aquellos viajes. La finalidad de aquella visita era la
de dotar a nuestro molino de unas aspas similares a los de aquella
población.
Aquel
hecho tuvo sus chascarrillos, que a modo de pequeñas historias
corrieron por el municipio de Getxo. Es aquí cuando enlazo con los
recuerdos contados con su especial gracejo, por mi buen amigo J.J.
Rapha Bilbao en la entrega de los premios anteriormente citados.
Es
precisamente el entronque con esa cita que, J.J. Rapha Bilbao hacía
de aquellos paseos, lo que le añade las vis cómica a este hecho,
precisamente en el momento en que temeroso al ver que se acababan los
molinos, representaciones con el que el Ayuntamiento acostumbra a
premiar a personas o instituciones, no llegaba su turno, mientras
miraba al montón y pensaba “...!Que se llevan el mío, que
se lo llevan!...”, Hasta que al final suspiró
aliviado:“...!pero no, hay uno!...”. Y ya en sus
manos, levantando sus cejas exclamó “...!Quiero al molino de
Axerrotas!...”, y mirando al público comenzó con sus
recuerdos:
“...Entonces
estaba el Alcalde Merino, que se comió no sabéis cuentos corderos
cuando iba a ver molinos por allí abajo, por la Mancha. Y cada vez
que venía nos decía ! Paciencia. Ya le ponen las aspas, ya le ponen
las aspas!...”.
Después
de comerse unos cuantos corderos y en cada regreso dormir en algún
hotel de la zona, llegaban cada uno a su alcaldía, y Merino daba las
ordenes pertinentes para que aquella obra se sustanciase. Arreglaron
el tejado, repararon sus deterioradas paredes, hicieron el primer
piso, remozaron aquel simbólico edificio. Quedó precioso.
Finalmente
aquella reforma se hizo realidad. Se inauguró el domingo 9 de
Septiembre de 1956. El día se presentaba nublado y amenazaba lluvia.
En torno a su imponente figura, ya dotado de aquellas elegantes
aspas, se congrego una multitud de vecinos de Andra Mari, de Algorta
y de pueblos de alrededor que dieron a la misma un aire festivo, con
música de txistus y tamboril. Asistieron al acto personalidades de
las letras y de las artes de Bilbao, así como una nutrida
representación de la élite económica de Neguri.
La
bendición, costumbre de la época, de aquel Molino, corrió a cargo
del Arcipreste D. José Ignacio Bilbao, párroco de Neguri . Rodeaban
al Alcalde diversas personalidades políticas, militares y
culturales. De la provincia manchega de Ciudad Real enviaron una
representación de sus municipios. Era una promesa que le habían
hecho al Alcalde de Getxo, en una de sus visitas.
Rondaban
por la zona algunos que formarían parte del mundo de las letras y
las artes de Bizkaia y otros amiguitos pero aún eran muy jóvenes.
Cuenta J.J. Rapha Bilbao que en esa época tendría 14 años:
“...había pocas casas construidas: la del hermano de don
Antonio de Iturmendi, Presidente de Las Cortes, un grupo de chalés
en el que vivía Umaran. Además de a un Umaran, recuerda a José
Joaquín Gil, que veraneaba en Goñibarri, a su buen amigo Luis Mari
Iturri, que solía venir a pasar unos días a casa de los Cantera,
que alquilaban el caserón llamado Maidane...” Todos ellos
tuvieron la oportunidad de ver y oír las palabras de Merino,
mientras fumaban sus primeros pitillos. En su alocución inaugural
habló del molino, de su historia, de Cervantes. Dijo: “...con
una voz temblorosa, como balando, probablemente de todos los corderos
que habían comido...”, “...!Molino de Aixerrota,
viejo tronco podrido donde la leñadora fue dando hachazos!...”.
Fue un discurso largo, tedioso, la gente estaba aburrida y agradeció
su final.
Leyó el
Alcalde un poema de Andrés Isasi de 1930 “Elegía al Molino
de Aixerrota”, otra del que fuera también vecino de
Algorta José del Valle Iturrizaga titulada “La Mancha junto
al Mar”. Se realizó aquel mismo día en el interior del
molino una exposición de pintores manchegos. En la parte inferior se
puede ver la fotografía de aquel poema que leyera D. Juan Bta.
Merino en la inauguración del Molino de Aixerrota en 1956.
Pero las
aspas no giraban. La parte estética de la obra había quedado sin
llegar a buen fin. Hasta que a alguien se le ocurrió la brillante
idea de cubrir sus cuatro aspas con cuatro velas de lona para ayudar
a que el viento las hiciera girar. Un buen día sopló. Aquel viento
del Oeste, el temido “gallego” se llevó tres
lonas. Una de ellas hasta el campanario de la Iglesia de los
Trinitarios de Algorta.
La
historia les llevó a Rapha y sus amigos Iturri y Eguilior, cuando se
encontraban por Bilbao, a exclamar en voz alta: “...!Molinooo
de Aixerrotaaa!...”, recordando las palabras emocionadas de
Merino con que inauguró su plúmbeo discurso.
El
molino de Aixerrota se instituyo como presente municipal en 1967,
para premiar cuantas actividades populares, artísticas o deportivas
patrocina. Sirva esta entrada para rememorar aquel hecho de la
historia de Aixerrota y para felicitar a J.J. Rapha Bilbao por su
merecido premio de “Aixe Getxo 2014”.
¡Hola, amigos! Aprovecho para felicitaros a los dos, Rapha Bilbao y Karla Llanos por vuestro bien hacer en este Blog y en pro de la Cultura. También informaros que hace dos meses se ha editado "Aixerrota, el legado del irlandés" escrito por un excelente Pedro Fernández Puig. Editado por http://edicionescivicas.org... ¡Una maravilla de libro!
ResponderEliminarLo leeré. Sólo para cerciorarme si ha escrito del ventarrón que se llevó la lona de las aspas y las colgó de banderola en la torre de los trinitarios.
ResponderEliminar