Muchos
fueron los pasos y vicisitudes que nuestro pueblo dio a través de su
historia, pero en mi opinión, el día en que comenzó a crear una
dinámica de modernización de la vida ciudadana, de su constitución
como urbe moderna, fue el 16 de enero de 1848 bajo la presidencia de
D. Juan Antonio de Sarría.
Fue el
día que se realizó la primera división de Getxo por distritos. Se
vio por parte del consistorio la necesidad de crear 8 distritos o
barrios. La división se realizó bajo la tutela de los 8 concejales
que componían el Ayuntamiento. La finalidad de la misma no fue otra
que el control de caños, casas y demás bienes del municipio. Para
preparar el cambio se nombró una comisión compuesta por los
siguientes señores: D. Juan Antonio de Menchaca y D. Antonio de
Retureta. Así mismo se acordó realizar un registro estadístico y
un padrón municipal.
También,
y para dar satisfacción a la iglesia y recaudar los impuestos de la
llamada “Bula de la Santa Cruzada”, se nombró como
expendedor al munícipe D. Juan Bautista de Zalduondo. Existían
diversas modalidades de bulas: “...bulas de cruzada, bulas de
carne, de difuntos, de lacticinio y de composición....”,
todo “fiel cristiano” tenía la obligación de
comprarlas, salvo que fuera pobre, aunque en esto también había su
picaresca. Un escritor de la época decía:
“...pero en esto
de quienes son pobres o no para los efectos de la bula, tenemos que
hablar largo y tendido...,...hay pobres auténticos y
pobres de camama, !Yo conocí a uno que hacía de pobre y se murió
dejando un capital de tres mil duros!...” Es más,
diferenciaba a los pobres, no en función de la heredad, si no de la
necesidad y decía: “...hay muchos que de buena fe piensan
que la limosna o precio del documento sagrado, es igual para el rico
que para el pobre, !Error, hermanos míos! ¡Error grandísimo!,
¿Cómo ha de ser igual la tasa para un opulento banquero y para el
autor de estas líneas, que se conmueve ante la silueta de un
duro?...; quizá de ellas hable más adelante.
Fijaron
su vista en los caminos (algunos casi intransitables). Era el caso
del camino de los Puentes hacia Zubilleta, que las corrientes de
aguas había deteriorado. Prohibieron, para evitar su destrozo el
paso de carros por los caminos peatoniles. Procedieron a la
reparación de la escalera y camino adyacente de la iglesia de San
Nikolas de Bari, que se veían erosionados por las aguas que llegaban
desde el Monte San Martin .
Otra de
sus inquietudes se centró en las picaresca que existía en la
medidas de los molineros, por lo que decidieron hacer una visita a
todos los molinos del municipio a fin de comprobar las pesa y
balanzas de los mismos. Quizá en su diligencia por realizar aquellos
controles cometieron el error de avisar previamente a los
interesados, ya que editaron unos bandos que los puso de sobre
aviso. Mejoraron, no solo el aspecto, si no la limpieza y el buen uso
de las fuentes locales. También acordaron mantener libres de basuras
y escombros los lindes de los caminos.
Entre
sus preocupaciones se encontraba el abandono y deterioro de las
vegas, tanto de las comunales como de las privadas, que estaban
afectando a las cosechas, por lo que decidieron revisar las acequias
y zanjas para que corrieran las aguas sin dificultad. También
decidieron hacer frente a la mejora de la instrucción primaria, para
lo que valoraron el arriendo de las vegas, hasta el momento no
cultivadas. Un año más tarde decidieron reparar la escuela vieja y
la creación de una nueva.
El 26 de
diciembre de 1848 se vio la necesidad de dotar a la zona denominada
“Satistegi-Gana” de una fuente pública. Decidieron
realizar las excavaciones necesarias para localizar el mejor
manantial que dotara del caudal necesario a la fuente.
Hasta
aquí una visión de un tiempo en el que Getxo empezó a
modernizarse. Fueron los primeros pasos.
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