En mi
anterior entrada sobre “Un mes que transformo a Getxo”,
lo dejaba en el momento de la celebración de las elecciones que
darían paso a la Segunda República. Con los datos de los concejales
obtenidos en nuestro Pueblo por las distintas formaciones
concurrentes.
El día
14 de Abril un manifiesto del Partido Socialista, que distaba mucho
de las posiciones que actualmente defiende, proclamaba “...Reunida
la Ejecutiva del Partido Socialista Obrero, ha deliberado sobre el
problema político, planteado ante el enorme triunfo electoral
obtenido por la Coalición republicano-socialista. La Ejecutiva del
partido socialista estima que ha sido tan rotunda la exposición de
la voluntad popular, que no cree posible se intente subvertirla, ni
retrasar las consecuencias innegables que el espléndido acto
plebiscitario del domingo, pero si por obcecación o esterilidad se
intentase retrasar el esfuerzo realizado, el partido socialista,
obediente a su deber y de acuerdo con la Unión General de
Trabajadores y los partidos republicanos, buscarían el modo de dar
satisfacción a los legítimos derechos de la organización obrera y
a la democracia española...”.
El día
15 de Abril, tras la victoria electoral del bloque antimonárquico,
se proclamaría la Segunda República. Obtenían unos resultados en
Bilbao que no dejaban duda de la voluntad popular (Bloque
Antimonárquico 29, Partido Nacionalista vasco14, Concentración
Monárquica y de Derechas 3).
En
Bilbao, poco después de las tres de la tarde, se tenían noticias,
de los acontecimientos que a nivel nacional se estaban produciendo.
Por toda la Villa circulaba el rumor de que en varias poblaciones se
iba a proclamar la República. En las cercanías del Casino
Republicano se había comenzado a formar una manifestación.
A las 6
de la tarde se confirmaba mediante un telegrama la renuncia del Rey.
Seguidamente y en medio de un gran regocijo se formó una
manifestación con los candidatos del Bloque y los del Partido
Nacionalista al frente. Para aquellas horas las inmediaciones del
Ayuntamiento ya presentaban un aspecto imponente. En la comitiva
figuraban banderas Nacionalistas y Republicanas, los manifestantes en
medio de un gran griterío vitoreaban el cambio de régimen, dando
vivas a sus consignas de partido.
Unos
grupos de jóvenes, portadores de una escalera, se destacaron de la
manifestación, arrancando las placas que daban el nombre de Primo de
Rivera a la antigua Plaza de San Agustín. Como concejal que había
obtenido el mayor numero de votos D. Paulino Gómez, saluda a sus
compañeros de Corporación y afirma “...sois la genuina
representación popular. Recordando que, al destituir al actual
Ayuntamiento de Bilbao, no echamos a nadie. Es el pueblo el que nos
trae aquí...”.
En todos
los pueblos a lo largo de la ría (Barakaldo, Getxo, Portugalete,
Sestao y Santurtzi), se sucedían muestras de entusiasmo entre los
Nacionalitas y Republicanos. Se produjeron largas marchas,
acompañadas por las bandas de música, en algunos sitios al son de
la “Marsellesa”.
En
Getxo, tras conocerse la noticia de la proclamación de la República,
acudieron al Ayuntamiento D. Pedro Careaga, los antiguos concejales y
los nuevos electos. El señor Careaga dio posesión a sus sucesores
con palabras de afecto, deseándoles acierto en la tarea que iban a
emprender. Seguidamente, el Ayuntamiento nuevo quedó constituido en
sesión plenaria, eligiendo como alcalde por unanimidad, a D. José
Antonio de Agirre y Lekube, y tenientes de alcalde primero, segundo y
tercero a D. Pedro Larrondo, D. José María Alday y a D. Justo
Zavala, respectivamente, todos del Partido Nacionalista.
Nada más
tomar posesión de su cargo, el nuevo alcalde dictó un bando en el
que decía “...se recomienda a todos el orden y el respeto a
las personas, propiedades, etc....”. En los alrededores de
la Casa Consistorial, que se había ido llenando de público, a la
espera de que hicieran acto de presencia los electos, se notaba la
impaciencia por expresarles su satisfacción y apoyo por aquel
cambio. Seguidamente en el balcón de la Casa Consistorial se izaron
las banderas: la Ikurriña, la republicana y la socialista. Por las
calles del pueblo se dio suelta a expresiones de alegría hasta altas
horas de la noche.
Al día
siguiente de dicha convocatoria electoral, el 16 de Abril, la
animación en todas las barriadas del municipio fue extraordinaria. A
mediodía se reunía el nuevo Ayuntamiento en sesión extraordinaria,
con la asistencia de numeroso público.
El
Alcalde electo D. José Antonio de Agirre y Lekube, exhortó a todos
los asistentes a comportarse como buenos ciudadanos de la naciente
república y autorizó la salida de una manifestación de carácter
socialista, que, llevando al frente una bandera roja, recorriera las
calles de la población, lo que se verificó, sin novedad, a las dos
de la tarde.
El señor
Agirre manifestó también que había dispuesto que, considerando el
día como festivo, la Banda municipal recorriera el pueblo tocando
pasacalles, y se estacionara después en la plaza de la Constitución
de Algorta, para dar una sesión de bailables.
Después
se acordó celebrar nueva sesión extraordinaria a las seis y media
de la tarde. Terminado el acto, el alcalde recibió en el mismo salón
de sesiones a todo el personal del Ayuntamiento, exhortándole a que
continuara en sus puestos, desempeñando sus respectivos cometidos
con el mismo celo con que lo han hecho hasta el momento.
A las
seis y media de la tarde, como estaba previsto, se reunió el
Ayuntamiento en Pleno en sesión extraordinaria, adoptando los
siguientes acuerdos:
Proclamar
la autonomía municipal vasca, por lo que se refiere al Municipio de
Getxo. Suscribir el escrito presentado el día anterior por los
nacionalistas al nuevo Ayuntamiento de Bilbao. Y ratificar los
nombramientos de alcalde y tenientes de alcalde efectuados con
carácter provisional en la sesión del martes.
Pero no
todo eran alegrías. Negros nubarrones ensombrecían aquellos días.
En Madrid, los generales del ejercito Mola y Berenguer habían
desaparecido sin dejar rastro. Y los temores ante las andanzas de
ambos no eran infundados.
En
algunos campos deportivos se dejaba oír la ira de los perdedores de
aquellas elecciones. A la vez que la expresión popular dejaba clara
sus preferencias, los jugadores del Arenas eran objeto de una
agresión brutal en el campo de Racing, en el Sardinero, por quienes,
sin duda, querían expresar de tal contundente manera su voluntad de
ganar a todo trance el partido y las elecciones. Ya antes no habían
tenido paciencia para esperar el escrutinio, y decidieron romper la
urna antes de que terminase la votación, porque temían que ésta
era desfavorable para su candidato. Ante la repetición que la
federación acordó del partido, esta vez en el campo de Ibaiondo, la
prensa recordaba que “...en los lamentables incidentes de
Santander los jugadores del Racing defendieron a brazo partido a los
areneros...”.
Hasta
aquí una visión de cómo sucedían los hechos, cómo los contaba la
prensa local, en aquellos días de la proclamación de la Segunda
República. En la próxima entrada seguiré contando cómo se
desarrollaron los días que faltaban para acabar aquel convulso mes
de Abril de 1931.
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