Eran
otros tiempos, los ánimos estaban encrespados, se suspendían
periódicos y, sin embargo, había llamadas a la disciplina y a la
serenidad. Mientras en Ginebra se celebraba el VIII Congreso de
Nacionalidades Europeas, en Mieres se producían enfrentamientos,
incluso armados, entre manifestantes y agentes del orden; se hablaba
de intentos de sublevación en Jaca. Las Banderas con las cuatro
barras y la estrella solitaria desfilaban por Catalunya en apoyo a
Macia.
Y a
pesar de que la Constitución de la República Española, del 9 de
Diciembre de 1931, en su título preliminar, en el articulo tercero,
definía que “...el estado español no tiene religión
oficial...”, las relaciones entre la Iglesia y el Estado
parecían mejorar al garantizar el gobierno el presupuesto para el
culto y el clero, aceptando Roma la separación entre iglesia y
estado, mediante un concordato. Un año más tarde, en Enero de 1932,
la orden de los Jesuitas era disuelta en el territorio español.
Corrían rumores de que algunos generales presos en cárceles
militares habían intentado evadirse.
Por otro
lado, los resultados de las elecciones locales de Abril de 1931, que
arrojaban unos muy buenos resultados para los nacionalistas de Getxo,
(15 concejales), 3 para los Republicanos y 3 para los Monárquicos,
hacían de antemano que el ambiente fuera propicio para aquellos
actos afirmativos.
Es en
este ambiente tan revuelto donde la prohibición de algunos diarios
era pan de cada día, que en su portada el diario “Libertad
Vasca” (Editado durante la suspensión gubernativa del
diario Euzkadi), daba el día 8 de Septiembre de 1931 (Martes), la
noticia de la inauguración de la “Euzko Etxia de Algorta”,
que a partir de aquí denominaré “Eusko Etxea”.
La
jornada se celebró el domingo 6 de Septiembre. Se congregaron miles
de nacionalistas de los diferentes pueblos de Bizkaia. Como
detractores de aquel acto actuaron como propagandistas algunos
diarios del momento, haciendo lo que se conoce como “propaganda
negra”, afirmando en sus páginas, que dicha celebración
había sido suspendida por sus organizadores.
Sin
embargo, la convocatoria de Algorta se mantuvo en pie, y como
anticipo de la misma, el sábado, a las 20,30 se celebró una
kalejira amenizada por los txistularis. Le siguió una conferencia,
celebrada a las 21 horas en el salón de la Eusko Etxea, que corrió
a cargo del zarauztarra José María Aguirre Egaña, conocido como
“Xabier Lizardi”, poeta y escritor en lengua vasca,
quien disertó sobre “El nacionalismo y su finalidad como
partido politico”. A la misma asistió un numeroso público
que aplaudió con entusiasmo las palabras del conferenciante.
El
domingo por la mañana, ya desde primeras horas, las calles de
Algorta contaban con la presencia de gran numero de nacionalistas de
las anteiglesias vecinas y de Bilbao. Ya desde primeras horas, a las
8,30 de la mañana, el pueblo se fue animando, los txistularis
locales junto a otros venidos de otros pueblos, iniciaron una
kalejira que recorrió las calles principales de Algorta. Los trenes
llegaban abarrotados, se veía por las calles a numerosos y
cualificados militantes y dirigentes nacionalistas, así como a
representantes de las distintas comisiones de los batzokis. Pronto
todos los balcones de la Eusko Etxea desaparecieron, cubiertos por
grandes banderas bicrucíferas.
Como era
costumbre en la época, a las 10 de la mañana, en la iglesia de San
Nikolas, se celebró una solemne misa mayor. El coro de la iglesia
fue reforzado por militantes de Juventud Vasca y de la Eusko Etxea de
Algorta. Al finalizar la misma se celebró una exhibición de
ezpatadantzaris e hilanderas locales. Al medio día seguiría un
concierto a cargo de la Banda Municipal y del Coro mixto de Eusko
Gaztedija de Mungia, con un amplio repertorio de música vasca.
Le
seguiría un banquete, que contó con la asistencia de mas de 200
comensales, celebrado en la sede que se inauguraba. Al mismo asistió,
el entonces Alcalde de Getxo, D. Jose Antonio de Agirre y Lekube,
quien fue recibido con el público puesto en pie, en medio de una
calurosa ovación, mantenida durante largo rato, como homenaje a su
defensa del Estatuto en las Cortes españolas. Ocupaban la
presidencia, junto al Alcalde, el presidente de la Eusko Etxea de
Algorta D. Benito de Zubiaur y el miembro del Bizkai Buru Batzar D.
Antonio de Araluze y Axuria. Con un ágape decían “...muy
bien servido..”. A la hora del café llegó uno de los
personajes más esperados, el Presidente del Bizkai Buru Batzar D.
Ramón de Bikuña.
A los
postres se produjo el discurso más esperado, el del Alcalde de
Getxo. En dicha oratoria restó importancia a su trabajo en las
cortes madrileñas, añadiendo que “...cuando veamos
satisfechas nuestras aspiraciones el mérito será de vosotros y no
nuestro...”. El tema central de su discurso estuvo
relacionado con el tema del momento el Estatuto de Lizarra.
Como
continuación de aquel acto tuvo lugar una animada kalejira para dar
paso a un mitin en la Plaza de San Nikolas, sobre el quiosco de la
música, a la 17 horas, con una plaza y calles adyacentes abarrotadas
de público, tomarían la palabra el presidente de la Eusko Etxea de
Algorta D. Benito de Zubiaur, quien se dirigió a los asistentes en
un fluido euskera, glosando unas palabras de D. Fernado de Sorozabal
referidas a la libertad “...quienes deseen saber lo que es
libertad que estudien nuestro fuero, según el cual ni los jueces
podrían entrar en casa de un vasco sin permiso de este...”;
le seguiría el miembro de Juventud Vasca de Bilbao D. Jose Luis de
Irisarri, quien glosó sobre las mal intencionadas palabras de
algunos detractores, a cerca de alguna canción que decía “...serán
devueltos hasta el limite del País acompañados de txistu y
tamboril...”, negando este extremo y acusando de
calumniosas las afirmaciones de algún partido opositor que propagaba
aquella especie, quien probablemente se refería a una canción que
sobre el tema corría por aquellos años.
Le
seguiría en el estrado D. Esteban de Aranzadi, cuya disertación fue
un resumen de la historia de Euskadi, quien afirmaría entre sonoros
aplausos “...se nos ha calificado de locos, pues bien, yo
bendigo esta admirable “locura”, que ha sabido convertir a
Euskadi en inmenso “manicomio”, que pide únicamente, se le
conceda la posibilidad de elegir a sus “loqueros...”. Le
seguiría el joven representante de “Mendogoizale Irrintxi”,
Luciano de Ozerin quien hablaría sobre la suspensión y clausura de
periódicos nacionalistas.
Continuarían
en la tribuna los señores Alfredo Ruiz del Castaño y D. Manuel de
Aranzadi, presidente del Napara Buru Batzar, quien cerraría el acto,
con un largo discurso que sería publicado, por su extensión, al día
siguiente. Al inicio del mismo pedía perdón a los oyentes “...Nunca
como en la ocasión presente, compatriotas, he necesitado solicitar
perdón de mis oyentes. Hace poco, ayer tarde, cuando recordábamos
el compromiso contraído de venir aquí para asistir a la
inauguración de Euzko Etxia, en Iruña recibimos un aviso telefónico
debido a una confusión o a un ardid malévolo, en el que se nos
decía invocando el nombre de Juventud Vasca, que los actos de Getxo,
como otros, habían sido suspendidos por orden gubernativa...”,
aquella comunicación no nos causó sorpresa ya que los de Nafarroa
también habían sido suspendidos.
Al final
de los discursos y como colofón a aquella inauguración, le seguiría
una animada verbena en dicha plaza, acompañada de txistularis y la
Banda de Música Municipal de Getxo.
Así
transcurrían aquellos días de 1931, mientras en la prensa los
anuncios comerciales llenaban las paginas, ofreciendo diversos
servicios, algunos de comercios locales, también provenientes del
mundo industrial, de Talleres de Lamiaco, hasta los gratificantes
baños de mar del establecimiento “Las Delicias” en
Las Arenas. Incluidos algunos de carácter gastronómico, que al
parecer aliviaban diversas dolencias de estomago, hígado, riñones y
diversas vísceras. Hasta los pañuelos eran motivo de comercio en el
bilbaino Belosticalle.
El mundo
del comercio continuaba como si nada, mientras que el político se
convulsionaba, anunciando negros nubarrones, a pesar de que, como en
el titulo anteriormente mencionado, en su articulo 6º decía
“...España renuncia a la guerra como instrumento de política
nacional...”, algunos no se dieron por enterados provocando
aquel terrible baño de sangre que supuso la sublevación de 1936.
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