jueves, 29 de enero de 2015

CAMBIOS DE CURSO Y PUENTES EN EL GOBELA


Los puentes sobre el Gobela, ya desde los tempranos años de 1772, era un tema que preocupaba a nuestros antepasados. El cambio de curso del río, las grandes avenidas, los temporales, y la endeblez de aquellas construcciones, que permitían el paso de carros y caballerías, con sus mercaderías, entre aquel incipiente Romo y Areeta-Las Arenas, empezaban a hacer notorio que los cambios realizados, creaban innumerables problemas para la población. 
 
Es precisamente una comunicación del 15 de marzo de 1772, la que nos da luz sobre esos hechos en un escrito dirigido a la “M.N. y M.L. Casa de Contratación de la Ante Villa de Bilbao”. Ese escrito lo firmaban los Fieles Regidores y vecinos de la, también, “Noble Anteiglesia de Guecho”, en ella señalaban: “...Se hizo en el año próximo pasado, un puente de madera en los arenales de esta Ante Iglesia para el transito de carros...”. En dicho escrito entonaban un mea culpa por no haberlo confeccionado protegiendo el lado norte del mismo, al que tanto las aguas vivas, como las mareas afectaban, sobre todo en los momentos de la pleamar, haciendo intransitable aquel puente. Firmaba ese escrito, entre otros D. Juan Bautista de Arias. 

  
Ya desde mediados del siglo XVI se decía, (refiriéndose a los vientos en aquella época), que debían dar gran movilidad a las dunas situadas a la derecha de la embocadura de la ría: “...prueba de lo mucho que les preocupaba el río Gobela, que serpentea por ellas, de modo que cuando entran los vientos sures, que tan recios azotan en este país, irían masas considerables de arenas alcance de la ría...”, pero no menos problemáticas eran las del N.O., de las que se día: “...las fuerzas que acarrean sus arenas hacia la punta del muelle de la derecha, donde las que quedan al abrigo de las marejadas y vientos del N. O. ya no vuelven a su anterior posición...”. 
 
El Prior Consular y Consiliarios de “Universidad y Casa de Contratación de la Villa de Bilbao”, el 31 de agosto de 1772, se daban por enterados y asumían las reparaciones, por la potestad que para resolver diversos asuntos relacionados con el tránsito de mercaderías, ya les tenía conferidos desde lejanos tiempos, algunas de las cuales venían recogidas en las Ordenanzas de la “Ilustre Universidad y Casa de Contratación de M.N. y M.L. Villa de Bilbao” en 1737. Y precisamente en aquellas cartas se decía: “..el Prior y Cónsules, usando de la jurisdicción, que por ellos se les da...,...tienen de ordenanza, privativamente de todos los pleitos y diferencias...,...han de tener en todo cuidado...,...administraran justicia a todas las personas que ante ellos vinieren a pedirlas...”. 

  
El 29 de diciembre de 1772 continuaban las solicitudes para el arreglo de aquel puente, en un nuevo escrito se decía: “...al puente de los Arenales, para pasar carros, la avenida de aguas le ha quitado mucha parte de arenas, por el lado del norte, por ese motivo se halla intransitable...”. Finalmente los fieles regidores en 1773 volvían a hacer hincapié en la necesidad de reparar dicho puente, y recordaban que: “...en el curso de más de 40 años tenía la Ante Iglesia un puente de piedra sobre el río llamado Gobela, para el transito de gentes y de la caballería, y con ocasión de haber dado diferente curso al río, ordenado por de su ilustre Casa de Contratación, construyéndose un puente de madera en los arenales de esta Ante Iglesia...”. 
 
Al parecer en el siguiente invierno se vio precisado el consistorio de Getxo, a reedificar el puente de piedra, cuyo importe ascendió a más de 6000 reales, ya que el de madera había quedado intransitable. Ambos puentes finalmente destruidos, dejaban la zona a merced de las bravías aguas del río, y de los juncales que llenaban la zona, impidiendo el paso de los vecinos, quienes temerosos de perder sus vidas en el intento, permanecían aislados a ambos lados de la corriente. Estimaban los regidores que la reconstrucción del nuevo puente de madera, no solucionaría, ya que el cambio del curso del río confería a sus aguas una violencia en su velocidad, en las bajamares, que arrastraba hacia la playa todo cuanto encontraba a su paso. Solicitaban que se reedificara el puente de piedra y que el Síndico realizara una visita para evaluar y ordenar su reconstrucción. El día 10 de marzo de 1773 la Junta del Consulado resolvió y acordó reponer aquel puente, que facilitaba el transito de gentes y carretas, a través del, entonces, impetuoso río Gobela. 

  
El Gobela seguiría viendo construir más puentes, pero sus aguas nos dejarían, a lo largo de los años, inundaciones, muchas de ellas graves, que quizá aquel cambio de curso, dejó como herencia de las apetencias desbordadas de nuevas áreas de negocio. Más tarde, en 1847 volverían a reproducirse los problemas de tránsito entre Romo y Areeta-Las Arenas, pero esa historia ya la conté en mi entrada del 30 de octubre del 2013 “Los Puentes del Gobela -I-”.Las fotografías de los puentes que acompañan a esta entrada no corresponden a la época descrita, pero nos dan una idea de los mismos.


1 comentario:

  1. el gobela o kresaltsu da para muchas historias!!!!
    y también el kandelaerreka que baja por iberre hasta mimenaga!!!!!!

    sarrikobasoa

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