Los
puentes sobre el Gobela, ya desde los tempranos años de 1772, era un
tema que preocupaba a nuestros antepasados. El cambio de curso del
río, las grandes avenidas, los temporales, y la endeblez de aquellas
construcciones, que permitían el paso de carros y caballerías, con
sus mercaderías, entre aquel incipiente Romo y Areeta-Las Arenas,
empezaban a hacer notorio que los cambios realizados, creaban
innumerables problemas para la población.
Es
precisamente una comunicación del 15 de marzo de 1772, la que nos da
luz sobre esos hechos en un escrito dirigido a la “M.N. y
M.L. Casa de Contratación de la Ante Villa de Bilbao”. Ese
escrito lo firmaban los Fieles Regidores y vecinos de la, también,
“Noble Anteiglesia de Guecho”,
en ella señalaban: “...Se hizo en el año próximo pasado,
un puente de madera en los arenales de esta Ante Iglesia para el
transito de carros...”. En dicho escrito entonaban un mea
culpa por no haberlo confeccionado protegiendo el lado norte del
mismo, al que tanto las aguas vivas, como las mareas afectaban, sobre
todo en los momentos de la pleamar, haciendo intransitable aquel
puente. Firmaba ese escrito, entre otros D. Juan Bautista de Arias.
Ya desde
mediados del siglo XVI se decía, (refiriéndose a los vientos en
aquella época), que debían dar gran movilidad a las dunas situadas
a la derecha de la embocadura de la ría: “...prueba de lo
mucho que les preocupaba el río Gobela, que serpentea por ellas, de
modo que cuando entran los vientos sures, que tan recios azotan en
este país, irían masas considerables de arenas alcance de la
ría...”, pero no menos problemáticas eran las del N.O.,
de las que se día: “...las fuerzas que acarrean sus arenas
hacia la punta del muelle de la derecha, donde las que quedan al
abrigo de las marejadas y vientos del N. O. ya no vuelven a su
anterior posición...”.
El Prior
Consular y Consiliarios de “Universidad y Casa de
Contratación de la Villa de Bilbao”, el 31 de agosto de
1772, se daban por enterados y asumían las reparaciones, por la
potestad que para resolver diversos asuntos relacionados con el
tránsito de mercaderías, ya les tenía conferidos desde lejanos
tiempos, algunas de las cuales venían recogidas en las Ordenanzas de
la “Ilustre Universidad y Casa de Contratación de M.N. y
M.L. Villa de Bilbao” en 1737. Y precisamente en aquellas
cartas se decía: “..el Prior y Cónsules, usando de la
jurisdicción, que por ellos se les da...,...tienen de
ordenanza, privativamente de todos los pleitos y
diferencias...,...han de tener en todo
cuidado...,...administraran justicia a todas las
personas que ante ellos vinieren a pedirlas...”.
El 29 de
diciembre de 1772 continuaban las solicitudes para el arreglo de
aquel puente, en un nuevo escrito se decía: “...al puente de
los Arenales, para pasar carros, la avenida de aguas le ha quitado
mucha parte de arenas, por el lado del norte, por ese motivo se
halla intransitable...”. Finalmente los fieles regidores en
1773 volvían a hacer hincapié en la necesidad de reparar dicho
puente, y recordaban que: “...en el curso de más de 40 años
tenía la Ante Iglesia un puente de piedra sobre el río llamado
Gobela, para el transito de gentes y de la caballería, y con ocasión
de haber dado diferente curso al río, ordenado por de su ilustre
Casa de Contratación, construyéndose un puente de madera en los
arenales de esta Ante Iglesia...”.
Al
parecer en el siguiente invierno se vio precisado el consistorio de
Getxo, a reedificar el puente de piedra, cuyo importe ascendió a más
de 6000 reales, ya que el de madera había quedado intransitable.
Ambos puentes finalmente destruidos, dejaban la zona a merced de las
bravías aguas del río, y de los juncales que llenaban la zona,
impidiendo el paso de los vecinos, quienes temerosos de perder sus
vidas en el intento, permanecían aislados a ambos lados de la
corriente. Estimaban los regidores que la reconstrucción del nuevo
puente de madera, no solucionaría, ya que el cambio del curso del
río confería a sus aguas una violencia en su velocidad, en las
bajamares, que arrastraba hacia la playa todo cuanto encontraba a su
paso. Solicitaban que se reedificara el puente de piedra y que el
Síndico realizara una visita para evaluar y ordenar su
reconstrucción. El día 10 de marzo de 1773 la Junta del Consulado
resolvió y acordó reponer aquel puente, que facilitaba el transito
de gentes y carretas, a través del, entonces, impetuoso río Gobela.
El
Gobela seguiría viendo construir más puentes, pero sus aguas nos
dejarían, a lo largo de los años, inundaciones, muchas de ellas
graves, que quizá aquel cambio de curso, dejó como herencia de las
apetencias desbordadas de nuevas áreas de negocio. Más tarde, en
1847 volverían a reproducirse los problemas de tránsito entre Romo
y Areeta-Las Arenas, pero esa historia ya la conté en mi entrada del
30 de octubre del 2013 “Los Puentes del Gobela -I-”.Las
fotografías de los puentes que acompañan a esta entrada no
corresponden a la época descrita, pero nos dan una idea de los
mismos.
el gobela o kresaltsu da para muchas historias!!!!
ResponderEliminary también el kandelaerreka que baja por iberre hasta mimenaga!!!!!!
sarrikobasoa