Matilde
Ereño Dou, nacio en Bilbao en Noviembre 1927, muy joven vino a vivir
a Getxo, hija de Doroteo Ereño Eguia (1896) natural de
Amorebieta-Etxano y de Matilde Dou Garcia, tuvieron tres hijos
Pascual, Eliseo y Matilde. En 1956 construyen su vivienda en la calle
Puerto de Orduña nº 2 de Getxo, junto al cruce de Benancio.
El
quiosco de la Plaza de San Nikolas, no habra gente en Algorta mayor
de 50 años que no lo haya conocido, era algo mas que un quiosco,
lugar de confidencias, ropero para los que bailaban en la plaza,
guarda llaves para las chicas de servicio, es una pequeña historia
de Algorta.
Fueron
los primeros que empezaron a vender en la Plaza de San Nikolas, lo
hacian al principio con un carrito, al aire libre, pasaban mucho
frio, algunos solian decirles “pero si es el rinconcito para
un quiosco, ¿porque no pedis permiso?”, lo hicieron pero
se lo denegaron, Matilde guardó aquel papel, que tiempo mas tarde
serviria para que les concedieran la autorización, detras de ellos
vinieron los de Manceras, que vendian leche y productos similares a
los de Matilde, y les concedieron un quiosco detras de donde ellos
estaban, reclamaron al ayuntamiento, al principio quisieron darle una
chabola pequeña, pero no servia para lo que ellos querian, asi que
entre tiras y aflojas, tuvieron que ir dejando, la chabola
desmontable que tenian, en la drogueria de Dña. Vicenta Ezkurdia,
que estaba en un patio trasero, junto al Gran Cinema, mientras que el
carro con todas la chucherias debian llevarlo todos los dias hasta su
casa, finalmente les concedieron el modelo adecuado y pudieron
trabajar resguardados de la lluvia.
Aunque
ya no se mojaban no estaban a salvo de las inclemencias
metereologicas, el frio del invierno y el calor del verano, dentro de
aquella chabola eran notables, Matilde superaba aquellos gelidos
inviernos a base de capas de ropa.
Sin
embargo su amabilidad y paciencia nunca se vio mermada, los Sabados y
Domingos eran los dias de mayor venta, no habia tanta televisión, la
pelicula era numerada, la gente se proveia de pepitas, caramelos y
otras golosinas para pasar la pelicula, ademas se juntaba con el
baile, ella hacia las veces de guarda ropa, gabardinas y paraguas,
para los conocidos de Algorta, le solian decir “no me habran
cambiado, no me habran cambiado”, ella les decia “yo
como voy a saber cual es la vuestra”, era una buenaza, no
cobraba por ello, mas tarde los de la musica pusieron un pequeño
servicio de guarda ropas, solian colocarla en las barandillas del
quiosco, por aquel servicio si cobraban.
Pocas
veces tuvieron problemas, aunque en cierta ocasión, solia dejar la
persiana del quiosco echada, con un pequeño palo sujetandola, para
dejar que se ventilara un poco, le robaron algunos caramelos a traves
de la rendija, ella penso “jesus que venta ha tenido mi
padre” porque veia todo el suelo lleno de papeles de
caramelos, eran otros tiempos, alguien vió la faena y avisaron a los
encargados de aquellos chavales, trabajaban en comercios cercanos, y
le hicieron pagar lo que habian cogido, como ella dice “en
aquellos tiempos todo era dinero”, habia poco dinero, todo
costaba a “perra” a “real”.
Los
chavales solian ir con una peseta, iban pidiendo chuches, hasta que
gastaban todo su pequeño capital, los torpedos unos regalices
envueltos en una pasta blanca, que costaban a “perra”,
mientras algunos dudaban de que comprar ¿gominolas, tofes?, no
sabian en que gastar, y tenia 4 ó 5 chavales esperando, ella les
decia “ iros por hay y cuando sepais volveis, para que otros
puedan comprar”, tambien compraban al por menor, un
cigarrillo, de aquellos chesterfield sin boquilla, celtas, ducados,
etc., aunque ella les aconsejaba que no fumaran, hasta en eso era
atipica.
Compraba
todas aquellas delicias en la “Colmena de Bilbao, le solian visitar
viajantes ofreciendole nuevos productos, marcas como “Damel”,
las gomas masticables “chicles
Cheiw”,
los “Chicles
Bazoka”
“ que
se estira y explota”,
los “Caramelos
de eucalipto”
y un sinfin de pequeñas delicias.
Era
como una madre para muchos de aquellos chavales que paraban por alli,
ella oia sus confidencias, tambien los cuchicheos de lo que hablaban
junto al quiosco, algunos le pedian consejo.
En
cierta ocasión, Agosto de 1980, unas familias venezolanas que
vinieron a Algorta, se acercaron por el quiosco con sus vástagos,
los niños eran muy traviesos, se subian por el arbol, el quiosco
estaba junto a un platanero, mas tarde le enviaron un dibujo del
quiosco, representando a los niños subidos en el arbol, y toda las
chucherias que tenia su pequeño negocio.
La
tramitación legal del quiosco no fue hasta 1987, cuando llevaba ya
funcionando muchos años, desde los 60.
Matilde
se jubilo en 1992 a los 65 años, a sus 85 años Matilde afirma que
nunca cogió vacaciones dice “no he ido nunca mas lejos que
de Bilbao a Plentzia”. Vive junto a su hermano Eliseo en la
vivienda que construyo su padre en 1956 en Getxo. Una vida sencilla
de una mujer trabajadora.
Una de las fotografias que aparecen en esta entrada (San
Lorenzo de 1966-02) es obra de Joseba
Geijo y fue donada al Aula de Cultura de Algorta, gestos como este
son necesarios para poder conservar la historia de nuestro pueblo.
Un gran recuerdo para una gran mujer
ResponderEliminarRecuerdo que una vez comprando allí unos chuches, Matilde me decía, que Urtain – el levantador de piedras y afamado boxeador vasco de aquel entonces, por su rapidez en destronar mitos del boxeo – le iba ganar al púgil alemán en el combate que estaba por celebrarse un día de esos en Barcelona. Yo a mis 10 añitos – y sin la más mínima noción del boxeo profesional - le decía, que ya se vería quien ganaba. Parecía apasionada por el tema y me comentaba que ganaría Urtain porque comía mucha cuajada. En el combate el púgil alemán Jürgen Blin mandó al suelo a Urtain, pero poco después de contarle el árbitro los 9 segundos se recompuso y el alemán dobló la rodilla de igual manera. Tras un similar recuento volvieron a darse duro hasta el último round. Urtain ganó por puntos y mantuvo así su título de Campeón de Europa de los pesos pesados. Una victoria también para su admiradora, Matilde.
ResponderEliminarMaritilde
ResponderEliminarIncreíble la humildad y paciencia de Matilde con los muchachos que íbamos a comprarle chucherías y boletos a su kiosko. Una excelente persona que nos retratrae a nuestra infancia. La plaza de San Nicolás no hubiera sido la misma sin ella.
ResponderEliminarNosotros también la conocimos eramos 8 solíamos ir en verano y lo q nos cundia comprabamos boletos y pistones jeje eeee mi madre hablaba mucho con ella una Buena Mujer
ResponderEliminarNosotros también la conocimos eramos 8 solíamos ir en verano y lo q nos cundia comprabamos boletos y pistones jeje eeee mi madre hablaba mucho con ella una Buena Mujer
ResponderEliminarNosotros también la conocimos eramos 8 solíamos ir en verano y lo q nos cundia comprabamos boletos y pistones jeje eeee mi madre hablaba mucho con ella una Buena Mujer
ResponderEliminarComo una hermana,savia todos nuestros secretas,y cuando no teníamos pelas nos apuntaba los celtas que le pedíamos en su libro mágico,inolvidable Matide
ResponderEliminarImposible no relacionar mi infancia con Matilde, una mujer con un caracter envidiable, simple de buen humor
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