En
la anterior entrada veíamos cómo algunas obras del barrio de
Algorta servían para mejorar la zona de Jardingana.
A
finales de 1887 la forma habitual de transportar los materiales de
desecho o para obras nuevas, así cómo las mercancías entre
nuestros barrios, era mediante carros de bueyes. Avanzada la primera
mitad del Siglo XIX, en la que se abrieran los caminos que recorrían
las orillas del Nervión, el tráfico de carretas era intenso entre
la Villa y Getxo y los carreteros acercaban a nuestro pueblo las
mercancías que el mercado demandaba. Muchas fueron las actividades
carreteriles, que ya en el lejano mayo de 1874, en el que los
carreteros habían tenido que acudir a Bilbao para trabajar en la
fortificaciones, sus descuidadas formas de transporte: “...Dejaban
que sus “caballerías” se movieran sin ir ellos en cabeza...”
Dieron lugar a la publicación de un bando: “...Ordenando
a los carreteros que vayan delante de los bueyes dentro de la
población para evitar desgracias personales...”
Carreteros que ya eran mencionados en las actas de las Juntas
Generales celebradas en la Villa de Bilbao el 3 de septiembre de
1876: “...Que
los carreteros de Guecho que devengaron jornales en Bilbao acudan con
sus reclamaciones al distrito a que pertenece la Anteiglesia...”
Incluso los carreteros eran contratados para transportar desde Bilbao
el petróleo que se utilizaba para el alumbrado público durante las
fiestas de Las Arenas. Terminaron con sus servicios a la comunidad,
siendo tratados con gran deferencia por el propio Consistorio, quien
en muchas ocasiones se preocupaba de que estuvieran debidamente
alimentados, ya que durante el otoño eran los encargados de
mantener en buen estado los caminos rurales.
Los
reglamentos para el uso del agua también fueron necesarios en Getxo,
el 24 de noviembre de 1887, el Consistorio informaba del:
“...Proyecto
de reglamento formulado para los lavaderos de Alango y San Martín,
construidos últimamente...”
En dichos lavaderos fueron colocados colgadores de ropa con ganchos
de hierro. Constaba de siete artículos y fue puesta una copia en
cada uno de los lavaderos. Para el acceso desde algunas zonas
alejadas del municipio se arreglaron algunos pequeños puentes, como
fueron los de “Iturguichi e Ibatao”. También algunos de
iniciativa privada como los solicitados para construir por D. Miguel
Antonio Victoria y D. Teodoro Urtueta: “...Para
construir a su costa dos puentes sobre el río Gobelas al este del
cerrado de D. Niceto Urquizu, en el barrio de Las Arenas...”
Se trataba de unos terrenos situados en la Vega de Santa Eugenia.
El
registro de propiedades continuaba y a primeros de diciembre de 1887
le tocaba el turno a la llamada “Goicoeche-vieja” de Santa María
de Getxo, que era registrada a nombre de D. Irineo Ramón Diliz.
La
actividades comerciales eran otras de las actividades que se iban
abriendo paso en nuestros barrios. El 1 de diciembre de 1887, D.
Miguel Paris y D, Juan Eguia solicitaban por separado permiso para:
“...Expender
vino y otros licores al por menor en los establecimientos que hemos
abierto en el barrio de Las Arenas...”
El
7 de diciembre de 1887, el Ayuntamiento de Getxo acordaba: “...Según
costumbre de años anteriores, se alquile un coche tranvía, para que
el día 10 del actual, se transporte a los mozos del reemplazo de
este Pueblo hasta Bilbao para ser entregados en caja para el
sorteo...”
El importe de aquel transporte supuso un gasto de 23,87 pesetas para
las arcas municipales.
El
socorro de lactancia era una de las actividades de beneficencia que
el Ayuntamiento de Getxo cubría para evitar que algunos niños
recién nacidos, sobre todo de familias pobres, no llegaran a su
primer año de edad. En algunos casos esta leche era sustituida por
la de cabra y asna. Y en familias pudientes por amas de cría
(nodrizas). Como decía, los actos de beneficencia se realizaban a
petición de familias humildes, fundamentalmente debido a carecer de
recursos, cuando por ejemplo habían tenido más de un hijo a la vez,
o no tener suficiente leche materna la madre. En algún caso como el
de un matrimonio en esta condición: “...Por
carecer de recursos el exponente para pagar nodriza...”
El Ayuntamiento acordaba: “...Conceder
socorro de 15 pesetas mensuales durante 15 meses. Y si antes muriese
la madre se pagaran a la persona que amamante de la niña…”
Para comprobar que el servicio contratado era efectivo se estipulaba
que: “...La
nodriza deberá presentar a la niña en el Ayuntamiento el primer
jueves de cada mes...”
Por esos días los anuncios en la prensa de nodrizas que se ofrecían
para amamantar a recién nacidos eran habituales. En el “Noticiero
Bilbaíno” aparecía el siguiente anuncio: “...Se
ofrece como nodriza, casada de 23 años, con mes y medio de parida
para criar en casa de los padres a una criatura...”
Algunos más curiosos, cómo si se tratara de un expendedor comercial
de los actuales, ofrecía: “...Nodriza
con buenas condiciones de leche fresca...”
El
estado de algunas carreteras de competencia de la Diputación
Provincial estaban en un estado lamentable por lo que el Ayuntamiento
de Getxo acordaba dirigirse a dicha autoridad: “...Llamando
su atención sobre el mal estado en que se encuentra la carretera de
Las Arenas...”
Y
llegando ya la época de las fiestas navideñas, era el 22 de
diciembre de 1887, algunos puentes levantados en el Gobela, en la
zona llamada bajo de Villabotas, creaban problemas a los propietarios
de algunas heredades, por lo que D. José Antonio Bareño y otros
seis propietarios se dirigieron al Ayuntamiento: “...A
consecuencia de los puentes levantados sobre el río, les causan
muchos perjuicios en sus heredades los carreteros que transitan por
las mismas debido al mal estado de camino. Por lo que solicitamos se
prohíba el paso de carros por aquel punto...”
El Ayuntamiento, que no deseaba enfrentarse a los carreteros, adujo:
“...No
tener atribuciones para intervenir en las propiedades
particulares...”
Algunas heredades del municipio como la de D. Asensio Lugaresaresti
estaban sembradas con cepas de vid.
Por
aquellos días el responsable de los trabajos de cantería en el
Campo Santo era D. León Landeta.
Todavía
en esa fecha Getxo no tenía teléfono, y el único número
enganchado a la línea existente en Bilbao era el del Ferrocarril de
Bilbao a Las Arenas que tenía de los 89 números existente asignado
el N.º 77.
Finalizaba
diciembre y con ello el año 1887. El 29 de diciembre cuando se daba
lectura a la formación de la comisión nombrada para la selección
del compromisario para las elecciones a senadores, la formaban los
diez concejales y el cuádruplo de los mayores contribuyentes
(Pudientes). Al terminar el año 1887 a punto de empezar el año
1888, la prensa bilbaína decía: “...No
podemos menos que pensar en lo que acaba y en lo que empieza, esos
odios políticos implacables y esas descaradas ambiciones de poder,
esa desconfianza, esa ojeriza constante...”
Da la sensación de estar leyendo un capítulo de la actual historia.
Y
terminaba el año con una relación para las buenas mesas de los
precios de un producto muy demandado por entonces, las ostras, cuyo
precio iban desde las 120 pesetas para las de 9 a 12 milímetros, el
millar a las 40 pesetas las de tercera clase, también el millar.
Mientras que una buena botella de vino francés de “ Saint Emilion”
tan solo costaba 3,5 pesetas.
En
la próxima entrada veremos cómo con la llegada del año 1888 el
Ayuntamiento hacía balance económico de sus arcas. Y la
preocupación del edil Eladio Sustacha por la educación en nuestro
Pueblo.
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