lunes, 28 de enero de 2019

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -77-



En la anterior entrada veíamos cómo tras la vista al concesionario de la estación telefónica de Bilbao y conocer las tarifas y bases para el enganche, acordaron que cuanto antes se instalara dicha red en esta población.

Era el 13 de octubre de 1887 y la Alcaldía estaba a cargo de D. Pedro Amezaga. En esos días las obras en el municipio se extendían y la solicitud de permisos para ellas llegaban de la mano de varios vecinos, uno de ellos pertenecía a una de esas familias que arraigaron en Algorta, los Cortina. La solicitud venía firmada por el vecino de esta localidad D. Bonifacio Cortina, quien actuaba en nombre de D. Juan Bautista Cortina de Uribe, este último vecino de Bilbao. Se trataba de la autorización para realizar unas obras en el exterior de la casa “Amorotoena de Cortina”, situada en la calle San Nicolás, haciendo esquina con la calle Mayor (Actual Avenida Basagoti), en la plazuela de “Jardingana”, en el edificio donde se encuentra actualmente “Kafe Mamarro”, en el N.º 76 de dicha Avenida. Aunque con el mismo nombre de casa, “Amorotoena”, existían otras dos propiedades, estas estaban a la izquierda de la plazuela de “Jardingana”, una de ellas frente a la actual calle “Abasota”. Para situar un poco la zona en esos años, decir que frente a esta plazuela se encontraba el huerto de Alday y dentro de dicha propiedad el edificio donde actualmente se encuentra el “Centro de Salud Mental Uribe”, un edificio de 1868. Pero siguiendo con los datos referidos a la obras de los Cortina, en esa fecha, decir que el solicitante D. Bonifacio Cortina vivía en la casa llamada “Basalduena”. Para mejorar el aspecto de la plazuela se acordó colocar tres bancos con respaldo de madera.

En esa misma fecha el presbítero de Getxo D. José Gorrondona y Diliz solicitaba inscribir a su nombre en el Registro de la Propiedad la casa de Santa María de Getxo llamada “Cortiñe”, junto a todas sus propiedades.

El 20 de octubre de 1887 todavía seguía dando el consistorio vueltas qué sistema de comunicación era más adecuado y económico para Getxo, si el teléfono o el telégrafo, tanto para el servicio municipal como del resto del público de la Anteiglesia.


En esa fecha fue cuando por primera vez se solicitó, por parte del maestro de la Escuela Pública de Niños de Algorta, que se estableciera cómo festivo para los alumnos los jueves por la tarde. El tema pasó a la Junta de 1ª Enseñanza para que se pronunciara al respecto.

Y teniendo en cuanta el real Decreto del 18 de de septiembre último sobre el Censo General, el consistorio acordaba nombrar una Junta para confeccionarlo. La Junta estuvo compuesta por diversas personalidades de la vida local: estaba encabezada por el Alcalde D. Pedro de Amezaga y todos los concejales; los dos curas párrocos de la anteiglesia D. Julian Arrien y D. Francisco Ugartechea; el Juez Municipal D. Alejo Zalduondo; el Médico titular más antiguo D. Manuel Hormaeche; el Farmacéutico D. Miguel García Salazar y el Maestro de Primera Enseñanza D. Juan Antonio Muñio. Acordaban que dicha Junta, en la que iban a estar presentes algunos vecinos, comenzara a funcionar para el día 24 de octubre de 1887.

Era ya casi finales de octubre de 1887, en concreto el día 27, cuando el consistorio de Getxo acordaba autorizar para que en el muelle de Las Arenas se habilitaran algunas zonas para descarga de materiales. Ya que al no disponer de lugares apropiados tenían que transportarlos en carros y encarecían los costes finales de las mercancías que vendían en el pueblo.

El 3 de noviembre de 1887 renunciaba a su cargo el medico titular de Santa María de Getxo, Dr. D. Enrique Alberca.


Por esas fechas el local de “Alangüetas”, situado en la calle de la “Carretera” (Actual Algortako Etorbidea), donde despachaba carnes frescas, el arrendatario de abastos, presentaba muy mal estado, por lo que el consistorio decidía reparar dichas instalaciones, autorizando al concesionario de forma temporal, solamente abrirlo hasta las 9 de la mañana y, mientras se realizaban las reparaciones poder distribuir las carnes en otro local próximo de su propiedad.

Y ya estábamos a mediados de noviembre que fue cuando el consistorio tuvo un 17 de dicho mes, el Real Decreto del 20 de octubre por el que se fijaba como fecha tope para el nombramiento de un senador por la provincia, el 27 de noviembre. Las normas acerca de los compromisarios con derecho a voto fueron publicadas por el Gobierno el día 3 de noviembre de 1887. En ellas se establecía que no podrían participar en la elección de compromisarios aquellos concejales que no hubieran estado inscritos antes del 1 de julio; tampoco lo podían hacer los nuevos concejales, salvo que figuraran entre los mayores contribuyentes. El Alcalde convocó a los concejales con derecho a voto para elegir un compromisario, que era el que correspondía a la Anteiglesia de Getxo, para el día 20 de noviembre. La elección de la mesa provincial de verificó el 26 de noviembre, quedando propuestos los señores D. Robustiano Elorriaga, D. Federico Mugartegui, D. José de Eguilior y D. Miguel Aldama. Resultaría elegido como senador, el 27 de noviembre D. Bruno López de la Calle Malax-Echevarria. En su nombramiento participaron 146 electores, aunque no parece que su paso por el senado fuera fructífero, ya que al parecer no tuvo ninguna intervención en aquella cámara.

Por aquellas fechas el numero de alumnos que asistían a las clases de solfeo en el municipio era de 31, no se especificaba cuantos niños o niñas formaban parte del aula.

Se recibieron indicaciones por parte del Jefe del Instituto Geográfico y Estadístico para la creación del censo de habitantes de Getxo, que debería realizarse para el 31 de diciembre de aquel año. El consistorio ordenaba al alguacil proceder a la recogida, en las oficinas municipales, de las cédulas de inscripción para el empadronamiento de los vecinos de la Anteiglesia.

A veces las relaciones, aunque no menudeaban, con algunos clérigos eran gratificantes para el consistorio, demostrando que el dinero no era algo por lo que realizaban sus funciones. Tal fue el caso del antiguo capellán de la ermita de Santa Ana de Las Arenas, quien el 17 de noviembre de 1887 decidía reembolsar al Ayuntamiento parte de los emolumentos cobrados en 1882 por sus servicios al frente de dicha ermita. Dicho capellán, D. Cipriano Charroalde, que en esa época residía en Lujua, hizo entrega a través de D. Idelfonso Arrola del importe de su salario del primer trimestre de 1882. El Ayuntamiento acordaba dar un voto de gracias a dicho prelado por aquel gesto desinteresado.


Pero no todo eran noticias satisfactorias, ya que llegaban noticias del peligro que suponía el tener depositados, por parte del responsable del alumbrado público, una cantidad importante de litros de petróleo en la parte superior de la Escuelas de la Plaza de Algorta. Ante el temor de que aquel líquido inflamable, máxime cuando la estructura del edificio era de madre, pudiera provocar alguna desgracia, dieron un plazo de cinco días al rematante del alumbrado para retirar el petróleo. En su lugar decidieron colocar algo que sonaba bien, los instrumentos de música de la banda municipal.

En la próxima entrada veremos cómo se realizaba el articulado para el uso de los lavaderos municipales.

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