En
la anterior entrada veíamos cómo tras la vista al concesionario de
la estación telefónica de Bilbao y conocer las tarifas y bases para
el enganche, acordaron que cuanto antes se instalara dicha red en
esta población.
Era
el 13 de octubre de 1887 y la Alcaldía estaba a cargo de D. Pedro
Amezaga. En esos días las obras en el municipio se extendían y la
solicitud de permisos para ellas llegaban de la mano de varios
vecinos, uno de ellos pertenecía a una de esas familias que
arraigaron en Algorta, los Cortina. La solicitud venía firmada por
el vecino de esta localidad D. Bonifacio Cortina, quien actuaba en
nombre de D. Juan Bautista Cortina de Uribe, este último vecino de
Bilbao. Se trataba de la autorización para realizar unas obras en el
exterior de la casa “Amorotoena de Cortina”, situada en la calle
San Nicolás, haciendo esquina con la calle Mayor (Actual Avenida
Basagoti), en la plazuela de “Jardingana”, en el edificio donde
se encuentra actualmente “Kafe Mamarro”, en el N.º 76 de dicha
Avenida. Aunque con el mismo nombre de casa, “Amorotoena”,
existían otras dos propiedades, estas estaban a la izquierda de la
plazuela de “Jardingana”, una de ellas frente a la actual calle
“Abasota”. Para situar un poco la zona en esos años, decir que
frente a esta plazuela se encontraba el huerto de Alday y dentro de
dicha propiedad el edificio donde actualmente se encuentra el “Centro
de Salud Mental Uribe”, un edificio de 1868. Pero siguiendo con los
datos referidos a la obras de los Cortina, en esa fecha, decir que el
solicitante D. Bonifacio Cortina vivía en la casa llamada
“Basalduena”. Para mejorar el aspecto de la plazuela se acordó
colocar tres bancos con respaldo de madera.
En
esa misma fecha el presbítero de Getxo D. José Gorrondona y Diliz
solicitaba inscribir a su nombre en el Registro de la Propiedad la
casa de Santa María de Getxo llamada “Cortiñe”, junto a todas
sus propiedades.
El
20 de octubre de 1887 todavía seguía dando el consistorio vueltas
qué sistema de comunicación era más adecuado y económico para
Getxo, si el teléfono o el telégrafo, tanto para el servicio
municipal como del resto del público de la Anteiglesia.
En
esa fecha fue cuando por primera vez se solicitó, por parte del
maestro de la Escuela Pública de Niños de Algorta, que se
estableciera cómo festivo para los alumnos los jueves por la tarde.
El tema pasó a la Junta de 1ª Enseñanza para que se pronunciara al
respecto.
Y
teniendo en cuanta el real Decreto del 18 de de septiembre último
sobre el Censo General, el consistorio acordaba nombrar una Junta
para confeccionarlo. La Junta estuvo compuesta por diversas
personalidades de la vida local: estaba encabezada por el Alcalde D.
Pedro de Amezaga y todos los concejales; los dos curas párrocos de
la anteiglesia D. Julian Arrien y D. Francisco Ugartechea; el Juez
Municipal D. Alejo Zalduondo; el Médico titular más antiguo D.
Manuel Hormaeche; el Farmacéutico D. Miguel García Salazar y el
Maestro de Primera Enseñanza D. Juan Antonio Muñio. Acordaban que
dicha Junta, en la que iban a estar presentes algunos vecinos,
comenzara a funcionar para el día 24 de octubre de 1887.
Era
ya casi finales de octubre de 1887, en concreto el día 27, cuando el
consistorio de Getxo acordaba autorizar para que en el muelle de Las
Arenas se habilitaran algunas zonas para descarga de materiales. Ya
que al no disponer de lugares apropiados tenían que transportarlos
en carros y encarecían los costes finales de las mercancías que
vendían en el pueblo.
El
3 de noviembre de 1887 renunciaba a su cargo el medico titular de
Santa María de Getxo, Dr. D. Enrique Alberca.
Por
esas fechas el local de “Alangüetas”, situado en la calle de la
“Carretera” (Actual Algortako Etorbidea), donde despachaba carnes
frescas, el arrendatario de abastos, presentaba muy mal estado, por
lo que el consistorio decidía reparar dichas instalaciones,
autorizando al concesionario de forma temporal, solamente abrirlo
hasta las 9 de la mañana y, mientras se realizaban las reparaciones
poder distribuir las carnes en otro local próximo de su propiedad.
Y
ya estábamos a mediados de noviembre que fue cuando el consistorio
tuvo un 17 de dicho mes, el Real Decreto del 20 de octubre por el que
se fijaba como fecha tope para el nombramiento de un senador por la
provincia, el 27 de noviembre. Las normas acerca de los
compromisarios con derecho a voto fueron publicadas por el Gobierno
el día 3 de noviembre de 1887. En ellas se establecía que no
podrían participar en la elección de compromisarios aquellos
concejales que no hubieran estado inscritos antes del 1 de julio;
tampoco lo podían hacer los nuevos concejales, salvo que figuraran
entre los mayores contribuyentes. El Alcalde convocó a los
concejales con derecho a voto para elegir un compromisario, que era
el que correspondía a la Anteiglesia de Getxo, para el día 20 de
noviembre. La elección de la mesa provincial de verificó el 26 de
noviembre, quedando propuestos los señores D. Robustiano Elorriaga,
D. Federico Mugartegui, D. José de Eguilior y D. Miguel Aldama.
Resultaría elegido como senador, el 27 de noviembre D. Bruno López
de la Calle Malax-Echevarria. En su nombramiento participaron 146
electores, aunque no parece que su paso por el senado fuera
fructífero, ya que al parecer no tuvo ninguna intervención en
aquella cámara.
Por
aquellas fechas el numero de alumnos que asistían a las clases de
solfeo en el municipio era de 31, no se especificaba cuantos niños o
niñas formaban parte del aula.
Se
recibieron indicaciones por parte del Jefe del Instituto Geográfico
y Estadístico para la creación del censo de habitantes de Getxo,
que debería realizarse para el 31 de diciembre de aquel año. El
consistorio ordenaba al alguacil proceder a la recogida, en las
oficinas municipales, de las cédulas de inscripción para el
empadronamiento de los vecinos de la Anteiglesia.
A
veces las relaciones, aunque no menudeaban, con algunos clérigos
eran gratificantes para el consistorio, demostrando que el dinero no
era algo por lo que realizaban sus funciones. Tal fue el caso del
antiguo capellán de la ermita de Santa Ana de Las Arenas, quien el
17 de noviembre de 1887 decidía reembolsar al Ayuntamiento parte de
los emolumentos cobrados en 1882 por sus servicios al frente de dicha
ermita. Dicho capellán, D. Cipriano Charroalde, que en esa época
residía en Lujua, hizo entrega a través de D. Idelfonso Arrola del
importe de su salario del primer trimestre de 1882. El Ayuntamiento
acordaba dar un voto de gracias a dicho prelado por aquel gesto
desinteresado.
Pero
no todo eran noticias satisfactorias, ya que llegaban noticias del
peligro que suponía el tener depositados, por parte del responsable
del alumbrado público, una cantidad importante de litros de petróleo
en la parte superior de la Escuelas de la Plaza de Algorta. Ante el
temor de que aquel líquido inflamable, máxime cuando la estructura
del edificio era de madre, pudiera provocar alguna desgracia, dieron
un plazo de cinco días al rematante del alumbrado para retirar el
petróleo. En su lugar decidieron colocar algo que sonaba bien, los
instrumentos de música de la banda municipal.
En
la próxima entrada veremos cómo se realizaba el articulado para el
uso de los lavaderos municipales.
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