lunes, 21 de enero de 2019

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -76-



En la anterior entrada veíamos cómo el pleno municipal de Getxo trataba, a solicitud del regidor D. Mateo Ajuria, uno de los asuntos que venía para modificar el aspecto exterior e interior del Abra, su Puerto exterior.

El 18 de septiembre de 1887 fue la fecha en la que el pleno municipal, tras la vista al concesionario de la estación telefónica de Bilbao y conocer las tarifas y bases que para el enganche estipulaban, decían: “...Con fecha del 15 del actual, y obligándose bajo las mismas bases a establecer una estación telefónica en esta población. Y teniendo en cuenta las ventajas que traería la instalación de dicho aparato en esta localidad, acordamos autorizar a los señores regidores Diliz y Aldecoa, presentándose ante la empresa concesionaria, traten de arreglar y concertar el medio más conveniente para el establecimiento de una estación telefónica en este Pueblo...” El 22 de septiembre, los regidores encargados de entrevistarse con la compañía: “...Tras la entrevista mantenida con el Director de la red telefónica de la Villa de Bilbao, informaban en el pleno, acordando que cuanto antes se instalara dicha red en esta población...”

El 18 de septiembre de 1887 D. Juan Bautista Cortina, vecino de Bilbao, como testamentario de su finada hermana Dña. Rogelia Cortina, solicitaba permiso para establecer un colegio en el Puerto Viejo de Algorta: “...Para construir en el punto llamado Mugaburu-ondo de esta población, un colegio para niños y niñas pobres por encargo que tiene de su citada difunta hermana...” El Ayuntamiento de Getxo concedía la autorización para realizar dicho colegio de acuerdo con los planos presentados.


A la vez que en esos mismos días, la comisión de obras estudiaba si la colocación de baldosas en las aceras del municipio era más barata y funcional que la que se había venido colocando con anterioridad, de piedra de las canteras de Durango.

Las carreras de caballos tan de moda en la época en la vega de Lamiaco, que por la prensa era llamada de Las Arenas, que se venían celebrando desde hacía tiempo, iban a ver su repetición el día 25 de septiembre de 1887. En la zona y los pueblos cercanos había gran animación, hasta el punto que un tal Sr. Solano dueño de uno de los equinos que iban a competir de nombre “Lucero”, era el motivo de las apuestas que ya se estaban cruzando. Incluso los trenes de Bilbao a Las Arenes veían alterar su horario, ampliándolo desde las 14:30 hasta las 19:30 con parada en el apeadero del Hipódromo de Lamiaco, con una frecuencia de media hora entre esos horarios. Incluso la compañía del tranvía iba a participar con un caballo llamado “Perla” que había sido el vencedor de la anterior edición. En la primera carrera el caballo vencedor fue “Polvorilla” de D. Tomás de Zubiria, mientras que en el llamado match de los de los 10.000 reales (apuestas) fue ganado por “Nicot” de D. Benigno Chavarri, que tuvo cómo jinete a D. Carlos Levison.


A veces la solicitud de obras de algún vecino era aprovechada por el consistorio para obtener alguna prebenda que abaratara sus siempre mermadas arcas. Ese fue el caso de la solicitud de D. Francisco Elorriaga, que habitaba en el Puerto Viejo de Algorta, a quien el 22 de septiembre de 1887 se le decía lo siguiente: “...De acuerdo con el convenio firmado, y habiendo solicitado el abono de 30 pesetas por haber realizado pesebres para caballos en su casa de Arechondo, tiene la obligación de alojar en dicha casa a la caballería de la fuerza armada de artillería cuando venga a este pueblo a sus ejercicios de tiro, no pudiendo presentar más reclamación que la de quedarse con el estiércol de dichas caballerías...”

La iluminación pública por aquellas fechas era escasa. Se realizaba mediante faroles de petróleo, hasta el punto que doce vecinos de Algorta encabezados por D. Juan Manuel Ugarte solicitaban al Ayuntamiento de Getxo: “...La colocación de un farol de alumbrado público entre las casas “Ugarteba-Nueva” y “Bastinchuena...” Y era en esa fecha el 22 de septiembre de 1887 cuando ya se hablaba de la próxima llegada del servicio eléctrico a uno de los barrios de Getxo, un tal “Norbait” escribía en el “Noticiero Bilbaino”: “...Se trata de establecer el alumbrado eléctrico. El Iniciador de este proyecto es el dueño de la fabrica de cementos, mosaicos y baldosas fundada en esta población hará cosa de dos años. Parece ser que el Ayuntamiento ha recibido con gran satisfacción la propuesta presentada por el citado fabricante. Así pues, todo hace creer que pronto tendremos el alumbrado eléctrico, siendo en este caso Algorta el primer pueblo de Vizcaya que disfrutará de esta incomparable iluminación…” Por otro lado la idea de mejorar las comunicaciones se habría paso: “...Se trata también de Instalar una estación telegráfica y dos correos diarios. En un principio se pensó en establecer un centro telefónico, pero esta idea va perdiendo terreno en vista de que es más ventajosa la comunicación telegráfica, al menos para Algorta...”

El 29 de septiembre de 1887 acordaba la corporación municipal: “...Asistir este Ayuntamiento en Corporación, el día 1 de octubre, a la misa mayor que se celebrará en la iglesia de Santa María, con motivo de la inauguración del traslado de la feria y romería de ese día, que hasta la fecha se venía celebrando el 1 de marzo, asistiendo a dicha misa el organista de San Nicolás de Bari de Algorta con algunos cantores...”

Así mismo se informaba en el pleno de la invitación del cura ecónomo de San Nicolás de Bari, invitando a la corporación a la procesión del santo Rosario, que iba a tener lugar el día 2 de octubre a las cuatro de la tarde.

También en esa fecha se daba cuenta de la multa puesta por el Gobernador a todos los componentes de la corporación municipal del año 1886: “...Por haber declarado soldado sorteable y no prófugo, sin estar presente en el acto, al mozo D. Juan Arnabar Aguirre...” Por ello debía abonar también, con arreglo a lo establecido por la ley, la cuarta parte de la multa el secretario municipal.

La cuenta de gastos e ingresos del primer trimestre del ejercicio 1887-88 daba un saldo positivo de 20.597,99 pesetas.

El 6 de octubre de 1887 D. Juan Arechavala y otros vecinos de Las Arenas solicitaban al consistorio de Getxo la reposición de un camino que comenzaba en Gobela y terminaba en Saconeta, se trataba de una estrada de carácter rural de escaso transito.


Algunas veces el Ayuntamiento de Getxo y el cabildo eclesiástico de San Nicolás de Bari entraban en conflictos, seguramente motivados por el exceso de celo respecto de sus pertenencias del segundo. Aquel 6 de octubre las actas municipales recogían una de aquellas desavenencias relacionada con unos locales situados en los bajos de la iglesia. El cura ecónomo de la citada parroquia se dirigía al consistorio: “...Que esa corporación manifieste si reconoce la pertenencia a esta parroquia de los locales que se hallan situados en el piso bajo del comulgatorio, sacristía y el pasillo de transito intermedio entre esta y aquel...” A lo que el consistorio respondía: “...Acuerda este consistorio significar al expresado cura ecónomo que desde el año 1864, época de la bendición de esta iglesia, viene haciendo uso el Municipio de los locales que se trata para depósito de bancos, necesarios para colocar en la plaza contigua y otros útiles, sin que en ningún tiempo se haya puesto impedimento alguno por sus dignos antecesores; por lo cual y por la completa independencia del templo y sus dependencias en los mencionados locales, cuyas puertas únicas dan a la plaza cubierta de este Pueblo, que cedió gratuitamente el terreno para la edificación de dicho templo, cree esta corporación que fueron construidos expresamente para el objeto a que se destinan. Además su conservación ha merecido siempre la atención de parte de la Municipalidad, como prueban la obras ejecutadas a sus expensas para conducir al caño general las sustancias fecales del retrete de la sacristía...” La utilización de los citados bancos era para los días en que se celebraba el mercado en la plaza.

En la próxima entrada seguiremos con estas historias de la vida municipal de Getxo, y de cómo el vecino de Erandio D. José María Aramberria solicitaba construir la casa que más tarde sería el “Hotel Aramberria” de Las Arenas.

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