En
esta entrada seguiremos con algunos casos de subastas de terrenos
comunales, así como algunas iniciativas privadas para la
construcción de caminos, que más tarde provocarían conflictos
entre el Ayuntamiento y los particulares que los realizaron.
En
enero de 1868, algunos trozos de terrenos comunales de los arenales
salían a subasta: “...queda
enterado el Ayuntamiento por el “Boletín Oficial de ventas de
bienes Nacionales” N.º 49, del 18 del corriente, donde se anuncia
la venta de dos trozos de arenales propios como de este Pueblo, para
el 22 de febrero...”
Ambos lotes estaban situados en Algorta, el primero en la zona de la
Avanzada: “...Este
lote confina por N. con la colina de Algorta llamada de la Abanzada
por S. con arenales de D. Eduardo Aguirre, con la zona marítima de
seis metros contados desde la cresta…,
con
la zona de tres metros para el servicio de la carretera de
Algorta...”
Dicho lote tenía 56.404 m² y estaba tasado en 331 escudos. El
segundo lote: “...Confinaba
por el N. con con las colinas de Algorta, y con el caminovecinal que
se dirige a Lejona, por el S. con los arenales de D. Jose Niceto de
Urquizu...”
Estaba próximo al rio Gobela, era de 235.812 m², y estaba tasado en
693 escudos.
Pero
las iniciativas altruistas de los asociados del Sr. Goya parece que
tuvieron segundas partes, ya que en febrero de 1868 intervenía el
Gobernador de la Provincia para hacer saber que la conservación del
camino por ellos financiado debía de ser costeada por el
Consistorio, quien decía en sus propias actas: “...El
Ayuntamiento de Guecho con laudable fin y deseo de mejorar la
agricultura, industria y comercio del pueblo que administra, a costa
de grandes sacrificios, construyó en los años 1863, 1864 y 1869
varios trozos de caminos de coches, cuya ejecución no ha podido en
parte satisfacer por carecer de fondos, y a la buena conservación de
los mismos tampoco puede atender…, y que hallándose por esta causa
mal parados, deberá si sus recursos no aumentan a echar mano de
arbitrios extraordinarios…,
y
dejar el Pueblo en la miseria sin comunicación con la Capital de la
Provincia...”
Se lamentaba el consistorio de que tal coste, difícil de mantener
por el Ayuntamiento, debiera de satisfacerse, ya que de saberlo
hubieran preferido no autorizar a Goya y asociados a ejecutar con sus
fondos dicho camino.
Los
fondos del Ayuntamiento, como decía anteriormente escaseaban, tal es
así que el camino que conducía hasta el campo santo de Algorta,
cuyos terrenos habían sido expropiados a Dña. Josefa Ramona de
Izcoa, para su ejecución, permanecían sin abonárselos, y el
consistorio le decía que tan pronto como los fondos municipales lo
permitieran, le serian devengados.
En
marzo de 1868 se procedía al derribo del pórtico de la ermita vieja
de San Nikolas, a fin de mejorar el ornato público e impedir que:
“...se
convierta en guarida de algunos malhechores que pudieran retirarse en
esos locales...”
La
extracción de arenas para sujetar los nuevos arenales adquiridos,
fue otra de las actividades a las que los grandes hacendados
recurrían. En junio de 1868 eran los hermanos Aguirre, Eduardo y
Ezequiel, quienes solicitaban del Ayuntamiento dicho permiso:
“...para
extraer unos cuantos carros de tierra de la Avanzada, de esta
jurisdicción, para sujetar una parte de las arenas de nuestra
propiedad al Oeste del camino de Algorta a Las Arenas...”
También la extracción de piedra era necesaria para las obras que se
estaban realizando en el Pueblo, en puntos tales como la Playa de
Ereaga, cuyo camino carreteril se estaba realizando en Mantequena,
donde se amontonaban piedras para las obras de Algorta. Entre los
lugares elegidos para la extracción estaban la Cantera de Aiboa, el
alto de la Avanzada, incluso la procedente de Ereaga; también de la
Galea , lugar en el que en un terreno comunal, junto a la casa
Goicoeche D. Martin de Berasaluze extrajo piedra para la ejecución
del camino de Iturrieta a Telleche.
En
el Puerto Viejo de Algorta, en septiembre de 1.868, se realizaban las
obras para adaptar la vieja ermita de San Nikolas para escuela de
Náutica.
En
diciembre de 1868, el gobernador civil de la provincia había
ordenado se que procediera a la renovación de los Ayuntamientos, de
acuerdo con lo dispuesto por el Gobierno de la Nación. Por ello se
reunió el “Ayuntamiento General de Guecho”, en el edificio de la
plaza de San Nikolas: “...bajo
la presidencia de D. Luciano de Alday y D. Juan Ramón de Arana…,
junto a la mayor y más sana parte del vecindario…,
cuyos
nombres se adjuntan más adelante…,
se
dio paso a la deliberación de cuatro negocios. En primer lugar se
trató de la circular remitida por la Diputación General, del 25 de
noviembre de 1868, referente a la Ley de sobre la organización y
atribuciones de los Ayuntamientos, publicada por el Gobierno de la
Nación, que es contraria al fuero de este señorío, por lo que este
recomienda se obedezca pero no se cumpla. Hubo discordancia entre los
participantes, sobre la avenencia al cumplimiento de la orden, por lo
que se procedió a la votación, que dio como resultado que la gran
mayoría dijeron se obedezca pero no se cumpla, en total fueron 99
los que se adhirieron a esa formula, contra 8 a favor de cumplir lo
dispuesto por el Gobierno de la Nación…”
La
situación en abril de 1869 de la carretera que iba desde la Avanzada
hasta la Plazuela de Las Arenas (actual Puente Bizkaia), era
desastrosa, hasta tal punto que los carruajes no podían transitar
por ella. Por lo que el consistorio decidió: “...se
proceda a la reparación y conservación, y existiendo en la playa de
Ereaga amontonada y amartillada bastante cantidad de piedra, se
formalice con algún carretero del pueblo, con toda la economía
posible, la conducción de la citada piedra...”
Aquella piedra amontonada en Ereaga que había sido apilada por un
grupo de jornaleras de Algorta, fue contratada a D. Vicente de Elosua
a nueve reales el m³. La piedra fue conducida al camino de Las
Arenas por el carretero D. Julián de Menchaca. En total se
transportaron 328 m³ de piedra.
En
la próxima entrada veremos cómo se iban ejecutando los trabajos de
la modernización del Pueblo; también abordaré el enlace del camino
vecinal que iba unir la Venta del Ángel con la carretera que
conducía de Bilbao a Plentzia.
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