Primero
de mayo, conmemoración reivindicativa de los trabajadores de todo el
mundo. Ya desde su establecimiento como fiesta en 1886 costó sangre
de los trabajadores que luchaban por el establecimiento de la jornada
de ocho horas. Entonces la prensa de derechas decía: “...Las
huelgas para obligar al cumplimiento de las ocho horas pueden hacer
mucho para paralizar nuestra industria, disminuir el comercio y
frenar la renaciente prosperidad de nuestra nación, pero no lograrán
su objetivo...”
Años
más tarde, en 1911, la prensa de derechas bilbaína decía: ...La
Fiesta del Trabajo al implantarse en Vizcaya tuvo aspectos
verdaderamente tumultuosos, dando origen a colisiones y huelgas, que
amedrentaban a los espíritus apocados y enardecían a los
“elementos” obreros…”
Con el pretexto de guardar el orden público, muchas veces los
gobernantes limitaban el derecho de manifestación. Los
intransigentes patronos, a medida que se iba convirtiendo en un día
de “fiesta culta”, de mero recuento de masas obreras, fueron
condescendientes en su celebración, entendiendo como tal, el de
disponer de un día libre y remunerado. El 1º de Mayo se celebraba
en Las Arenas, en torno a una romería en la campa de Santa Ana, a la
que acompañaban la banda de música y los pianos de manubrio.
Diez
años más tarde, mientras un famoso hombre de izquierdas, que
entonces lo eran, decía: “...hay
gentes que quieren renovar sus ídolos para sentir con más viveza en
los nuevos la pasión de adorarles…”
A las nueve de la mañana, grupos, de jóvenes entusiastas recorrían
las calles de Las Arenas, alegrando con canciones e himnos el
ambiente festivo. Entre ese gentío que llenaba la calle Mayor, un
grupo de mozalbetes que iba haciendo mofa de un lisiado, a quien
imitaban el andar, entonaban un viejo estribillo que parece pensado
para hoy: “...A
ese que roba un pan le llaman !el ladrón! y a ese que roba capitales
le llaman “El gran señor de la sociedad!...”
Por la tarde se celebró una romería en la campa de la Avanzada,
acto seguido se procedió a sortear una cabrita y un cordero. A la
noche se realizó una representación teatral poniéndose en escena
el drama de Dicenta “El
señor feudal”
y el entremés “Solico
en el mundo”.
A pesar de las reivindicaciones, también tenían tiempo para las
diversiones. Pero: ¡Cuántos panes nos han robado desde entonces!
!GORA
MAIATZAREN LEHENA!
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