En
la anterior entrada veíamos el papel que jugaron los barcos en la
evacuación de los niños. A partir de hoy iremos viendo las
evacuaciones tras los sucesivos bombardeos y el papel de las
potencias extranjeras con su “política de no intervención”.
Bilbao
fue bombardeada el 4 de enero de 1937. No se trató de un acto de
guerra al uso, de una lucha entre dos ejércitos. El ataque se
realizó contra la población civil, contra niños, ancianos y
mujeres. Fue un ataque indiscriminado que pretendía amedrentar a la
población. El bombardeo causó una gran impresión al Gobierno
Vasco, que se planteó por primera vez evacuar masivamente a la
población civil. París ya había presentado una propuesta de
acogida en su territorio para niños que vivían en la zona de
guerra.
Se
ofreció a las familias vascas la posibilidad de inscribir a sus
hijos en diferentes listas para trasladarlos a los países que ya
habían confirmado estar dispuestos a su acogida. En concreto, el
Gobierno Republicano francés de León Blum ya había dicho estar
dispuesto a recibir a mujeres y niños sin límites y mediante
organismos como el Comité de Acogida a los Niños Españoles (CA EE)
impulsado por el Gobierno del Frente Popular francés. Antes de
embarcar los niños debían de pasar un estricto control médico:
tras ser vacunados contra la viruela se les asignaba una tarjeta de
identificación, en la que se hacía constar el número y lugar al
que iban destinados.
El Gobierno de Euzkadi fletó hasta un toral de 30 barcos entre los meses de marzo a junio de 1937. En la bocana del Abra, algunos destructores y cruceros rebeldes impedían la salida de los refugiados. Entre ellos estaban el Almirante Cervera, Canarias y Velasco. Hasta las 3 millas territoriales, fueron protegidos por la Marina Auxiliar Vasca, llevando en cabeza un dragaminas. Por negociaciones del gobierno vasco con Inglaterra y Francia, los barcos que condujeron a los evacuados, a partir del limite territorial, fueron las armadas de los países indicados con anterioridad, quienes les protegieron hasta su destino.
El Gobierno de Euzkadi fletó hasta un toral de 30 barcos entre los meses de marzo a junio de 1937. En la bocana del Abra, algunos destructores y cruceros rebeldes impedían la salida de los refugiados. Entre ellos estaban el Almirante Cervera, Canarias y Velasco. Hasta las 3 millas territoriales, fueron protegidos por la Marina Auxiliar Vasca, llevando en cabeza un dragaminas. Por negociaciones del gobierno vasco con Inglaterra y Francia, los barcos que condujeron a los evacuados, a partir del limite territorial, fueron las armadas de los países indicados con anterioridad, quienes les protegieron hasta su destino.
Para
entonces la “No Intervención” de las Naciones, ya
era tratado por la prensa local. El diario “Euzko Langille”,
los días 1 y 2 de marzo advertía de: “...La farsa de la No
Intervención continúa, el fascismo se ha hinchado de provocar a las
democracias, aplazamiento del bloqueo..., los
representantes diplomáticos de los pueblos demócratas, timoratos y
excesivamente prudentes, cuando no cobardes e interesados, aceptan
las imposiciones, colaborando neciamente a las ambiciones del
imperialismo Alemán e Italiano...”. Las potencias
fascistas (Alemania e Italia), aliadas del fascismo franquista,
seguían cerrando la red que más tarde provocaría el holocausto en
toda Europa.
Para
esas fechas ya se empezaba a sentir el racionamiento. En la prensa
llegaban noticias que causaron satisfacción entre la población
civil. El 20 de marzo de 1937 en el Noticiero Bilbaino, el Gobierno
Vasco anunciaba: “...El próximo día 25 habrá un nuevo
racionamiento de patatas, arroz y garbanzos; y se anuncian otros de
carbón, vino y jabón...”.
El
Gobierno Vasco, tras meses de gestiones, consiguió por fin la
protección de la armada británica para los viajes cargados de niños
que escapaban de los bombardeos.
El
Departamento de Asistencia Social comunicaba el 20 de marzo en el
diario “El Noticiero Bilbaino” que:
“...cuatrocientos cincuenta niños hoy marchan a la Isla de
Olerón, magnífica institución patrocinada por “La Infancia
Cooperativa Francesa..., La caravana de los coches
partirá a las ocho de la mañana de la plazoleta frente al
Ayuntamiento de Bilbao, dirigiéndose a Bermeo, en cuyo puerto
embarcarán los niños en dos destroyers británicos puestos a
disposición del Gobierno de Euzkadi por la Embajada inglesa...”. Los niños fueron acompañados hasta Bermeo por sus profesores en 10
autobuses. Para su acoplamiento en los mismos formaron una expedición
que siguió el siguiente orden:
Coche
número 1: Evacuados del 1 al 45 inclusive. Profesor, don Agustín
Diez Pérez.
Coche
número 2: Evacuados del 46 al 90 inclusive. Profesor, D.
Gregorio Hernández.
Coche
número 3: Evacuados del 91 al 135 inclusive. Profesor, D.
Segundo Muñoz.
Coche
número 4: Evacuados del 136 al 180 inclusive. Profesor, D. José
Las Heras Miguel.
Coche
número 5: Evacuados del 181 al 225 inclusive. Profesor, D.
Manuel Ranz La Fuente.
Coche
número 6: Evacuados del 226 al 270 inclusive. Profesor, D.
Fernando Díaz.
Coche
número 7: Evacuados del 271 al 316 inclusive. Profesora, Dña.
Luciana Jorge.
Coche
número 8: Evacuados del 317 el 361 inclusive. Profesora, Dña.
Susana Vicario.
Coche
número 9: Evacuados del 362 al 406 Inclusive. Profesora, Dña.
Inés Azcona.
Fueron
conducidos a bordo de los destructores británicos “Blanche”
y “Campbell”. La expedición zarpó del puerto
vizcaíno de Bermeo el 21 de marzo de 1937. Antes de llegar a su
destino, hicieron escala en San Juan de Luz, desde donde partieron en
autobuses rumbo a la isla de Olerón. La prensa fascista, desde sus
emisoras, tergiversaba la verdad haciendo creer que su destino era
Riga (Letonia), para desde allí dirigirse a Rusia. En ese primer
viaje se encontraba entre cientos de niños el escritor vizcaíno
Luís de Castresana cuyo testimonio quedó reflejado años después
en la novela titulada “El otro árbol de Guernica”.
Más tarde, en abril, con la llegada de nuevos contingentes de
refugiados, fueron trasladados a otras colonias francesas y cerca de
200 niños a Bélgica.
El
día 31 de marzo de 1937, diez días después de la primera
evacuación masiva de niños, la aviación legionaria italiana
bombardea Durango, arrasando el pueblo y provocando 300 víctimas
mortales, la gran mayoría civiles. En las siguientes semanas entra
en acción la alemana Legión Cóndor bombardeando diferentes
localidades vizcaínas. Con la ofensiva fascista de marzo, el bloqueo
del Abra de Bilbao se endureció y el buque minador Júpiter sembró
un total de unas cien minas en las entradas de los puertos de Gijón,
Bilbao y Santander. No consiguieron el objetivo buscado, ya que los
bous y dragaminas de la Armada Vasca recogieron la mayoría de ellas.
Seguían llegando de Gipuzkoa mujeres y niños, muchos expulsados de
sus casas y pueblos por el ejercito sublevado por el simple hecho de
tener familiares entre las filas leales a la República. Se las hizo
embarcar en Donosti en un barquito con destino desconocido, los
tostartekos vascos lograban finalmente llevar al puerto de Bermeo a
aquellos primeros “evacuados”, donde fueron
recibidos por el secretario general de Gobernación Sr. Luisa.
El
1 de abril de 1937, con la llegada a Gasteiz de los exgenerales Mola
y Kindelan que habían sido destituidos por el legitimo Gobierno de
la República, iban a producirse los bombardeos de Durango y Elorrio.
La prensa local decía: “...los exgenerales Mola y Kindelan,
preparaban una ofensiva en los frentes vascos..., La
aviación facciosa bombardeó despiadada y cobarde algunos pueblos,
especialmente Durango. Entre las victimas no combatientes figuran dos
sacerdotes, sorprendidos por el bombardeo cuando celebraban la misa,
y las monjas de un convento, destrozado también por los bandidos del
aire, entre los muertos aparecían niñas, mujeres y ancianos...”.
Se produjo una evacuación de la población civil. También se
producían otros dos bombardeos causando muertes y destrucción, el
segundo de ellos con bombas incendiarias, en este caso se trataba de
la Villa de Elorrio.
El
día 3 de abril de 1937 el diario “Euzko Langille”,
en un poema firmado por “Zarate”, reflejaba con
claridad y desgarro la siniestra visión, del cruento golpe del
estado franquista y sus razias aéreas, decía en el mismo:
“...¿Quién ha enturbiado el nítido remanso de paz?...,
jinetes del terror cabalgan en la atmósfera..., se
aproximan los cuervos, ululando feroces una canción guerrera...,
los pájaros negros giran en círculos concéntricos dejando
caer su mortífera carga..., vidas antes rientes, ahora
rotas, deshechas..., en los brazos crispados de su
madre un niñito clava sus muertos ojos en la azulada esfera...,
contemplad vuestra obra..., la sangre derramada
caerá sobre vosotros..., !cuervos malditos!...”.
El 7 de marzo de 1937 se hacía una llamada para controlar a los
“Emboscados”, decía en la primera plana del
diario: “...el día pasado alguien se ocupó del peligro de
los emboscados, saliendo al paso propuso que la investigación para
dar con ellos empezase por la sede del Gobierno...,
comiéncese por dichas dependencias, hágase lo mismo en
dependencias de Comités o Consejos de las organizaciones políticas
y sindicales..., pásese luego a los cuarteles de la
retaguardia, para ver si hay alguien que no ha visto los
parapetos...”. La actuación de estos emboscados de
retaguardia minaba la moral de los combatientes.
El
día 24 de abril la aviación alemana bombardeaba las poblaciones de
la margen derecha del Nervión (Erandio, Leioa, Las Arenas y
Berango). Trimotores Junker, protegidos por cazas, realizaron dos
incursiones a partir de las 11,30 de la mañana. En el diario “El
Liberal” se insertaban instrucciones para el acceso a los
refugios antiaéreos, entre ellas aparecían las siguientes: “...se
deberá dejar que penetren antes los niños, las mujeres, los
ancianos y los enfermos..., al entrar colocarse hacia
el fondo..., no hacer movimientos bruscos, hablar en
voz baja para evitar crear tensión a los alojados, lo que provocaría
un mayor consumo de oxigeno y por consiguiente se contaminará más
rápidamente la atmósfera del refugio...”, eran unas
normas básicas para hacer más confortable la estancia de una
población aterrada por los constantes bombardeos.
El
domingo 25 de abril de 1937 algunos barcos conseguían saltar el
bloqueo franquista, dos nuevas unidades de matrícula británica
llegaban desde Francia. Se trataba de los buques “Thurston”
y “Stesso”. Su carga venía a robustecer el stock
de víveres existentes en el puerto bilbaino. La prensa seguía dando
noticias de arribadas de buques: “...Es ya el séptimo que
arriba a nuestros muelles en el transcurso de cuatro días, este
nuevo convoy que nos ha llegado por vía marítima se denomina
“Sheaf-Garth”...”.
La
próxima entrada la iniciaremos con uno de los momentos más trágicos
de la Guerra, tras los bombardeos de Durango y Elorrio, el bombardeo
de Gernika. Lo que provocaría la constitución del “Ejército
Regular de Euzkadi”.
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