jueves, 29 de octubre de 2015

CRÓNICA DE UNA EVACUACIÓN, LOS NIÑOS DE LA GUERRA -II-



En la anterior entrada veíamos el papel que jugaron los barcos en la evacuación de los niños. A partir de hoy iremos viendo las evacuaciones tras los sucesivos bombardeos y el papel de las potencias extranjeras con su “política de no intervención”.

Bilbao fue bombardeada el 4 de enero de 1937. No se trató de un acto de guerra al uso, de una lucha entre dos ejércitos. El ataque se realizó contra la población civil, contra niños, ancianos y mujeres. Fue un ataque indiscriminado que pretendía amedrentar a la población. El bombardeo causó una gran impresión al Gobierno Vasco, que se planteó por primera vez evacuar masivamente a la población civil. París ya había presentado una propuesta de acogida en su territorio para niños que vivían en la zona de guerra.

Se ofreció a las familias vascas la posibilidad de inscribir a sus hijos en diferentes listas para trasladarlos a los países que ya habían confirmado estar dispuestos a su acogida. En concreto, el Gobierno Republicano francés de León Blum ya había dicho estar dispuesto a recibir a mujeres y niños sin límites y mediante organismos como el Comité de Acogida a los Niños Españoles (CA EE) impulsado por el Gobierno del Frente Popular francés. Antes de embarcar los niños debían de pasar un estricto control médico: tras ser vacunados contra la viruela se les asignaba una tarjeta de identificación, en la que se hacía constar el número y lugar al que iban destinados. 



El Gobierno de Euzkadi fletó hasta un toral de 30 barcos entre los meses de marzo a junio de 1937. En la bocana del Abra, algunos destructores y cruceros rebeldes impedían la salida de los refugiados. Entre ellos estaban el Almirante Cervera, Canarias y Velasco. Hasta las 3 millas territoriales, fueron protegidos por la Marina Auxiliar Vasca, llevando en cabeza un dragaminas. Por negociaciones del gobierno vasco con Inglaterra y Francia, los barcos que condujeron a los evacuados, a partir del limite territorial, fueron las armadas de los países indicados con anterioridad, quienes les protegieron hasta su destino.


Para entonces la “No Intervención” de las Naciones, ya era tratado por la prensa local. El diario “Euzko Langille”, los días 1 y 2 de marzo advertía de: “...La farsa de la No Intervención continúa, el fascismo se ha hinchado de provocar a las democracias, aplazamiento del bloqueo..., los representantes diplomáticos de los pueblos demócratas, timoratos y excesivamente prudentes, cuando no cobardes e interesados, aceptan las imposiciones, colaborando neciamente a las ambiciones del imperialismo Alemán e Italiano...”. Las potencias fascistas (Alemania e Italia), aliadas del fascismo franquista, seguían cerrando la red que más tarde provocaría el holocausto en toda Europa.

Para esas fechas ya se empezaba a sentir el racionamiento. En la prensa llegaban noticias que causaron satisfacción entre la población civil. El 20 de marzo de 1937 en el Noticiero Bilbaino, el Gobierno Vasco anunciaba: “...El próximo día 25 habrá un nuevo racionamiento de patatas, arroz y garbanzos; y se anuncian otros de carbón, vino y jabón...”.



El Gobierno Vasco, tras meses de gestiones, consiguió por fin la protección de la armada británica para los viajes cargados de niños que escapaban de los bombardeos.

El Departamento de Asistencia Social comunicaba el 20 de marzo en el diario “El Noticiero Bilbaino” que: “...cuatrocientos cincuenta niños hoy marchan a la Isla de Olerón, magnífica institución patrocinada por “La Infancia Cooperativa Francesa..., La caravana de los coches partirá a las ocho de la mañana de la plazoleta frente al Ayuntamiento de Bilbao, dirigiéndose a Bermeo, en cuyo puerto embarcarán los niños en dos destroyers británicos puestos a disposición del Gobierno de Euzkadi por la Embajada inglesa...”. Los niños fueron acompañados hasta Bermeo por sus profesores en 10 autobuses. Para su acoplamiento en los mismos formaron una expedición que siguió el siguiente orden:

Coche número 1: Evacuados del 1 al 45 inclusive. Profesor, don Agustín Diez Pérez.
Coche número 2: Evacuados del 46 al 90 inclusive. Profesor, D. Gregorio Hernández.
Coche número 3: Evacuados del 91 al 135 inclusive. Profesor, D. Segundo Muñoz.
Coche número 4: Evacuados del 136 al 180 inclusive. Profesor, D. José Las Heras Miguel.
Coche número 5: Evacuados del 181 al 225 inclusive. Profesor, D. Manuel Ranz La Fuente.
Coche número 6: Evacuados del 226 al 270 inclusive. Profesor, D. Fernando Díaz.
Coche número 7: Evacuados del 271 al 316 inclusive. Profesora, Dña. Luciana Jorge.
Coche número 8: Evacuados del 317 el 361 inclusive. Profesora, Dña. Susana Vicario.
Coche número 9: Evacuados del 362 al 406 Inclusive. Profesora, Dña. Inés Azcona.
Coche número 10: Evacuados del 407 al final. Profesora, Dña. Josefa Vela Santos.



Fueron conducidos a bordo de los destructores británicos “Blanche” y “Campbell”. La expedición zarpó del puerto vizcaíno de Bermeo el 21 de marzo de 1937. Antes de llegar a su destino, hicieron escala en San Juan de Luz, desde donde partieron en autobuses rumbo a la isla de Olerón. La prensa fascista, desde sus emisoras, tergiversaba la verdad haciendo creer que su destino era Riga (Letonia), para desde allí dirigirse a Rusia. En ese primer viaje se encontraba entre cientos de niños el escritor vizcaíno Luís de Castresana cuyo testimonio quedó reflejado años después en la novela titulada “El otro árbol de Guernica”. Más tarde, en abril, con la llegada de nuevos contingentes de refugiados, fueron trasladados a otras colonias francesas y cerca de 200 niños a Bélgica.



El día 31 de marzo de 1937, diez días después de la primera evacuación masiva de niños, la aviación legionaria italiana bombardea Durango, arrasando el pueblo y provocando 300 víctimas mortales, la gran mayoría civiles. En las siguientes semanas entra en acción la alemana Legión Cóndor bombardeando diferentes localidades vizcaínas. Con la ofensiva fascista de marzo, el bloqueo del Abra de Bilbao se endureció y el buque minador Júpiter sembró un total de unas cien minas en las entradas de los puertos de Gijón, Bilbao y Santander. No consiguieron el objetivo buscado, ya que los bous y dragaminas de la Armada Vasca recogieron la mayoría de ellas. Seguían llegando de Gipuzkoa mujeres y niños, muchos expulsados de sus casas y pueblos por el ejercito sublevado por el simple hecho de tener familiares entre las filas leales a la República. Se las hizo embarcar en Donosti en un barquito con destino desconocido, los tostartekos vascos lograban finalmente llevar al puerto de Bermeo a aquellos primeros “evacuados”, donde fueron recibidos por el secretario general de Gobernación Sr. Luisa.

El 1 de abril de 1937, con la llegada a Gasteiz de los exgenerales Mola y Kindelan que habían sido destituidos por el legitimo Gobierno de la República, iban a producirse los bombardeos de Durango y Elorrio. La prensa local decía: “...los exgenerales Mola y Kindelan, preparaban una ofensiva en los frentes vascos..., La aviación facciosa bombardeó despiadada y cobarde algunos pueblos, especialmente Durango. Entre las victimas no combatientes figuran dos sacerdotes, sorprendidos por el bombardeo cuando celebraban la misa, y las monjas de un convento, destrozado también por los bandidos del aire, entre los muertos aparecían niñas, mujeres y ancianos...”. Se produjo una evacuación de la población civil. También se producían otros dos bombardeos causando muertes y destrucción, el segundo de ellos con bombas incendiarias, en este caso se trataba de la Villa de Elorrio.



El día 3 de abril de 1937 el diario “Euzko Langille”, en un poema firmado por “Zarate”, reflejaba con claridad y desgarro la siniestra visión, del cruento golpe del estado franquista y sus razias aéreas, decía en el mismo: “...¿Quién ha enturbiado el nítido remanso de paz?..., jinetes del terror cabalgan en la atmósfera..., se aproximan los cuervos, ululando feroces una canción guerrera..., los pájaros negros giran en círculos concéntricos dejando caer su mortífera carga..., vidas antes rientes, ahora rotas, deshechas..., en los brazos crispados de su madre un niñito clava sus muertos ojos en la azulada esfera..., contemplad vuestra obra..., la sangre derramada caerá sobre vosotros..., !cuervos malditos!...”. El 7 de marzo de 1937 se hacía una llamada para controlar a los “Emboscados”, decía en la primera plana del diario: “...el día pasado alguien se ocupó del peligro de los emboscados, saliendo al paso propuso que la investigación para dar con ellos empezase por la sede del Gobierno..., comiéncese por dichas dependencias, hágase lo mismo en dependencias de Comités o Consejos de las organizaciones políticas y sindicales..., pásese luego a los cuarteles de la retaguardia, para ver si hay alguien que no ha visto los parapetos...”. La actuación de estos emboscados de retaguardia minaba la moral de los combatientes.

El día 24 de abril la aviación alemana bombardeaba las poblaciones de la margen derecha del Nervión (Erandio, Leioa, Las Arenas y Berango). Trimotores Junker, protegidos por cazas, realizaron dos incursiones a partir de las 11,30 de la mañana. En el diario “El Liberal” se insertaban instrucciones para el acceso a los refugios antiaéreos, entre ellas aparecían las siguientes: “...se deberá dejar que penetren antes los niños, las mujeres, los ancianos y los enfermos..., al entrar colocarse hacia el fondo..., no hacer movimientos bruscos, hablar en voz baja para evitar crear tensión a los alojados, lo que provocaría un mayor consumo de oxigeno y por consiguiente se contaminará más rápidamente la atmósfera del refugio...”, eran unas normas básicas para hacer más confortable la estancia de una población aterrada por los constantes bombardeos.



El domingo 25 de abril de 1937 algunos barcos conseguían saltar el bloqueo franquista, dos nuevas unidades de matrícula británica llegaban desde Francia. Se trataba de los buques “Thurston” y “Stesso”. Su carga venía a robustecer el stock de víveres existentes en el puerto bilbaino. La prensa seguía dando noticias de arribadas de buques: “...Es ya el séptimo que arriba a nuestros muelles en el transcurso de cuatro días, este nuevo convoy que nos ha llegado por vía marítima se denomina “Sheaf-Garth”...”.

La próxima entrada la iniciaremos con uno de los momentos más trágicos de la Guerra, tras los bombardeos de Durango y Elorrio, el bombardeo de Gernika. Lo que provocaría la constitución del “Ejército Regular de Euzkadi”.

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