En
la anterior entrada veíamos como surgieron los espectáculos
taurinos en nuestro municipio, y los barrios en los que se montaron
plazas de toros. En esta iremos viendo su evolución a lo largo de la
primera mitad del siglo XX, y cómo se relanzó la actividad durante
los primeros años de la Dictadura de Franco.
La
Fiesta no era apreciada por todos los sectores sociales, basta ver
cómo trataban algunos diarios bilbaínos a esa sangrienta costumbre
en
1913:
“...Los
toros, diversión en que lo menos feroz es lo que se llama la
“fiera”; lo menos absurdo exponer la vida por dinero y para
diversión; lo menos triste la muerte de nobles, indefensos animales,
no siendo sus intestinos, que cuelgan, lo más repugnante...”.
Pero
ese espectáculo siguió llenando con sus veladas algunos de nuestros
rincones. El día 13
de agosto de 1916
se celebro una corrida de toros en el Puerto Viejo de Algorta, el
diario “El
Noticiero Bilbaino”
recogía la noticia “...se
corrieron tres toros para el diestro Posadas-II...”.
Hasta
1935
un largo muro de silencio cae sobre las noticias relacionadas con los
toros en Getxo. El martes día 13 de agosto de 1935, se volvían a
lidiar en una plaza improvisada en el Puerto Viejo, a pesar del mal
tiempo reinante. Fue una becerrada organizada por el ayuntamiento,
durante las fiestas de San Nikolás. Al parecer y según relataba la
prensa, no parece que existiera gran afición en aquel momento, ya
que para conseguir llenar la plaza tuvieron que: “...anunciar
que la entrada sería completamente gratuita...”.
Actuaron como matadores José Bilbao “Chico
del Matadero”
y Pedro Navarrete “Lucerito”
de Las Arenas, y en la brega se distinguió notablemente “Manolo
el Bilbainito”
que era el lavacoches del Garage Prudencio. Dirigió la lidia el
novillero deustoarra Félix Arri. Los becerros lidiados fueron de
Enciso. Los concurrentes, que llenaron la improvisada plaza, tuvieron
la suerte de que no les lloviera durante la celebración del festejo.
SAMUEL UGALDE
Será
entre los años
40-60
del silgo XX cuando esa “fiesta” adquiera más resonancia, y lo
hace en las fiestas locales. Los nuevos capataces del régimen, por
motivos que cada uno sabrá valorar, fueron los que implantaron esas
celebraciones, mostrando su poder engalanando las plazas con sus
colgaduras, uniformes y correajes, sobre todo en los primeros tiempos
llenos de “vivas
y arribas”,
en los barrios de Algorta y Areeta-Las Arenas. También los
aristócratas intervendrán en cuestiones relacionadas con los toros
y toreros. Así lo demuestra la tarjeta de presentación, que en
junio de 1945 avaló el Conde de Superunda para que Antonio Ugalde
pudiera hablar con el Alcalde de Getxo, sobre uno de esos toreros:
Samuel Ugalde.
Y
quizá como “pistoletazo” de salida, aparece en el libro de actas
municipal del 26 de junio de 1940 un escrito de D. Jesús Lazcano
solicitando: “...autorización
para construir un pabellón de madera destinada a la celebración de
corridas de toros, funciones de circo, conciertos, etc, en el relleno
de la playa de Ereaga...”.
El
5
de mayo de 1943,
la depositaría del ayuntamiento de Getxo se dirigió al de Villareal
de Urretxu (Gipuzkoa), interesándose y recordando que: “...hace
varios años que fue alquilada por unos aficionados de esta
Anteiglesia una plaza de toros desmontable de ese municipio...,
Teniendo
en proyecto celebrar una becerrada benéfica durante las fiestas de
agosto, le agradecería me informara si existe la mencionada
plaza...”.
Solicitaban les fueran notificadas las condiciones de alquiler de
dicha plaza. El 7 de mayo el consistorio de Villareal de Urretxu
respondía diciendo que la plaza no se encontraba en condiciones de
uso y que la reparación tendría un coste muy elevado. El 10 de
agosto era comunicado a la Jefatura Superior de Policía de Bilbao el
cartel de la becerrada, indicando que iban a participar los
siguientes matadores, el bilbaino D. Ignacio Barona Aldama “Faenas”
y el barakaldotarra Jose Luis Duarte Álvarez, ambos profesionales
del toreo. El 12 de agosto de 1943, tras recibir la preceptiva
autorización, se celebró la becerrada en el Puerto Viejo. Habían
previsto celebrar también un encierro con una vaca embolada, pero no
les fue autorizado su uso. La ganadería fue de Nicasio Casas de
Alfaro (Logroño). El acto se celebró a las siete de la tarde
aprovechando la bajamar.
En
1945
Antonio Menchaca compró la plaza que estaba instalada en el
municipio burgarlés de Villasana de Mena, que había sido construida
por el valmasedano Silverio Fernández Novales. El 15 de junio 1945,
nuevamente aparece en un acta municipal, la aprobación de una moción
de la Alcaldía Presidencia, por la que:“...Antonio
Menchaca, desinteresadamente otorga a nuestro Santo Hospital Asilo
el derecho a los beneficios de explotación de una plaza de toros
desmontable de su propiedad...”.
Se proponía colocar la plaza en un lugar próximo al Puente Bizkaia
(Las Arenas), en un terreno sin utilizar, propiedad de la viuda de
Martinez Rivas. Se instaba a la alcaldía a realizar la mediación
con dicha señora, “...haciéndola
ver el propósito benéfico del Sr. Menchaca...”,
y que la cesión del terreno iba a ser temporal, hasta la
finalización de esa temporada estival, desmontándola si así lo
deseaba la señora propietaria. Encargaron la gerencia a una comisión
de aficionados. Quedó instalada en el lugar indicado. Las taquillas
para la compra de entradas se abrían en el número 11 de la calle
Mayor de Las Arenas.
En
ella, además de festejos taurinos, se celebraron verbenas, veladas
de boxeo y otros espectáculos de carácter benéfico. La plaza fue
inaugurada el 22 de julio de 1945 con un festival a beneficio del
Santo Hospital. Se lidiaron cuatro novillos de la ganadería de
Nicasio Casas, de Alfaro. Torearon los bilbaínos Pedrito Robredo y
Luis Diez. La banda municipal amenizó el espectáculo. El 5 de
agosto hubo un nuevo espectáculo en beneficio del Asilo: 3 novillos
de la ganadería de Germán Gamazo, de Valladolid. Torearon Gregorio
Zárraga "Zarraguita"
(de Algorta), Manuel García "Manolete"
de Sestao y Benito Navarrete "El
clásico"
(de Las Arenas). Decían de Navarrete que: “...en
alguna ocasión la vaquilla se puso brava y no quiso salir a la
plaza...”.
Años más tarde se seguía recordando la faena y se popularizó un
estribillo, con música de pasodoble, que las cuadrillas solían
cantarle: “...Navarrete,
Navarrete, si no quieres torear, pa que te metes...”.
El hombre mantuvo su afición y: “...por
los bares de Romo, sobre todo en los de “Kolas” y el “Amaya”
daba pases de pecho, recordando sus tiempos de novillero...”.
El
18 de agosto de 1945 a las siete de la tarde, se celebró un
festival, a beneficio del Santo Hospital, en el que rejoneó un
novillo el duque de Pinohermoso. Lidiaron a pie como matadores el
getxotarra marqués de Villagodio, y los salmantinos Vicente Charro y
Alfonso Sánchez Fabrés (los tres ganaderos). Siete días más
tarde, se celebró otro festejo, en el que actuaron los matadores
Rafael Ponce "Rafaelillo"
y Juan Belmonte (hijo). Durante los dos años en que permaneció
instalada la plaza actuaron de forma gratuita los mejores novilleros
del momento.
Al
finalizar la temporada de 1946, debido a la carestía de los
espectáculos y a los elevados impuestos, se vio que la plaza no
producía beneficios al Asilo, por lo que se decidió su venta al
ayuntamiento de El Escorial en 280.000 pesetas, el doble de lo que
les había costado.
A
finales del año 40, la plaza del Antonio Menchaca ya había
desaparecido de su ubicación de Las Arenas. Precisamente el 4 de
noviembre de 1948 una moción municipal daba cuenta de la propuesta
de dicho señor, tendente a retirar los urinarios que se instalaron
para el servicio de la plaza de toros en un terreno frente al puente.
Así mismo el consistorio decidía crear en ese solar: “...el
proyecto de una nueva, denominada “Plaza del Generalísimo”, y
estudiar la posibilidad de crear unos servicios sanitarios
definitivos...”.
El
espacio que acogía ahora la nuevas novilladas en el Puerto Viejo. El
día 1 de agosto de 1948
se celebró una novillada en la que participaron los siguientes
toreros Manuel Gil “Chatillo
Manzanilla hijo”
y Eduardo Perez “Niño
de la Venta”,
les acompañaron los banderilleros Jesús Esteban “El
Sordo”,
Josechu Echevarria, Seberiano Ramos “Ramitos”
y Juan Milla “Carita”.
La autoridad “competente” exigía le fuera remitido el
certificado de reconocimiento de las reses. Uno se pregunta, quizá
por ignorancia taurina ¿Y para qué lo querían si iban a matarlas?.
Finalizaba
el año 40, y la plaza del Antonio Menchaca ya había desaparecido de
su ubicación de Las Arenas. Precisamente el 4 de noviembre de 1948
una moción municipal daba cuenta de la propuesta de dicho señor,
tendente a retirar los urinarios que se instalaron para el servicio
de la plaza de toros en un terreno frente al puente. Así mismo el
consistorio decidía crear en ese solar: “...el proyecto de una
nueva, denominada “Plaza del Generalisimo”, y estudiar la
posibilidad de crear unos servicios samitarios definitivos...”.
Y
así, el
primer cartel taurino existente aparece
en el Archivo Municipal de Getxo en
1950.
El domingo 6 de agosto se celebró, con motivo de la repetición de
San Ignacio, una novillada en el Puerto Viejo de Algorta. En los años
siguientes de esa década se seguirán festejando novilladas en dicho
rincón marinero.
Entre
ellas la celebrada el 10 de agosto de 1952
en el Puerto Viejo, una novillada con dos preciosos ejemplares, en la
que intervinieron Jose Maria Ahedo y Antonio Luna, corriéndose a
continuación una vaquilla embolada. La banda municipal fue la
encargada de la música en aquel encierro. Al año siguiente, 1953,
tres serían los novillos sacrificados en la lidia; en la misma
intervinieron los matarifes del año anterior, dándole en la misma
la alternativa a Ahedo un viejo conocido del público Benito
Navarrete “El
clásico”
(de Las Arenas); actuaron como subalternos los vecinos de Getxo Juan
Saez, Enrique Mardaras, Luis Uriarte, Emilio Junguitu y Pedro
Navarro; La ganadería fue de D. Marcelino Vizcaya de Arcentales. El
presupuesto de la misma ascendió a 14.679,65 pesetas, siendo las
partidas más destacadas el importe de los toros 8.000 pesetas y la
posterior cena 1.113 pesetas.
El
domingo 18 de julio 1954,
repetirían terna los mismos novilleros que el año anterior en el
Puerto Viejo. Cambiando de toreros el domingo 12 de agosto, en el
mismo escenario. Eran fiestas de San Nikolas en Algorta, en la que
actuarían, con tres reses bravas, Juan Astorqui “Cocherito
de Bilbao II”,
Manuel Val “El
Galleguito”
y Ricardo Zubiría “Caito”.
Le siguió una cucaña vertical, con búsqueda de tesoro escondido en
la arena de la playa del Puerto. La ganadería, en este caso, fue de
los Srs. Diaz de Calahorra. Finalizando la década con la becerrada
que se celebró el 31 de julio, festividad de San Ignazio, en la que
sacrificaron tres reses los matadores Santiago Castañeda “Montera”,
Curro Martín “Currito
de Málaga”
y el llamado “Indio
Apache torero”
Ray Pololo. En los siguientes años, hasta 1959 se seguirían
celebrando fielmente las becerradas en el Puerto Viejo de Algorta.
En
la siguiente entrada y última de esta serie veremos su evolución
desde los años 60 hasta el final de la actividad taurina, referida a
las corridas de toros.
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