lunes, 12 de octubre de 2015

!YA VUELVEN LAS OVEJAS!



Haciendo un inciso en la historia que comencé el día pasado sobre los toros en Getxo y que continuaré el próximo jueves, hoy traigo un tema, también ganadero, que por su rigurosa actualidad me obliga a realizar este pequeño paréntesis. Se trata de la trashumancia de la ovejas.

Y como si de un grito ancestral se tratara, las ovejas y ovejeros llegan de nuevo a Getxo. Rebaño, que tras el silbido del pastor gipuzkoano Mikel Etxezarreta, perro y ovejas se pondrán en marcha camino de nuestro municipio. Vienen recorriendo viejas cañadas desde Zegama hasta Algorta, rememorando caminos y una antigua tradición, hasta llegar a los antiguos prados, libres de la nieve y cercanos a dársenas donde las aguas se mecían al compás de las mareas. El rebaño nos acerca a un viejo y a veces denostado oficio, recogido en versiones cinematográficas que recreaban los viejos medios de subsistencia de nuestros antepasados en el lejano oeste americano.

Los artzaiak (Pastores) antaño iban envueltos con rusticas indumentarias de un pardo tejido de pelo de cabra, zurrón del mismo cuero portando en su cintura un cuenco de calabaza para el agua. Con sus chapines de lana y abarcas sujetas a las medias con tiras del mismo cuero ofrecían al extraño una imagen misteriosa casi sacada de las cavernas del Paleolítico, que hacía contraste con el verde tapiz de los campos. Hoy conservan algo de aquel halo misterioso, pero son más cercanos, son nuestros vecinos.



Ahora que vuelven la ovejas, recordar que en Gipuzkoa la trashumancia comenzó a finales del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII en dirección a la costa. En Bizkaia, el Fuero no permitía introducir ganados de “fuera parte” y se aplicaba la ordenanza de “sol a sol” para los rebaños foráneos. Será a partir de mediados del siglo XVI, por la falta de ganado vacuno y porcino en el Señorío cuando algunas poblaciones permitieron invernar a ganados de Navarra y Gipuzkoa. La relación con los trashumantes no parecía ser buena ya que en 1393 las Juntas Generales de Bizkaia confirmaban y extendían a todo el Señorío la sentencia del 25 de septiembre de 1385 a favor de la villa de Bilbao en el pleito con la anteiglesia de Zamudio sobre pastoreo y tránsito de ganado, por el que se limitaba de sol a que sol: “…solían enviar sus ganados a pacer a los sus términos..., fallauan que qualquier ganado que los vesinos e moradores de las dichas villas de Viscaya en sus terminos traxieren, quier para uida quier para matarlos, que paçiesen por doquier que fallasen yerbas de paçer todo tiempo, sacandolos e echandolos a paçer de su termino e paçer todo el dia, e a la noche cayente que sean dentro en el su termino non fasiendo enbargo a los fijosdalgo e labradores de Viscaya en los sus çerrados e en los sus propiados...”. La cabaña ovina en Bizkaia siguió una curva descendente pasando en los años que van de 1.865 a 1.929 a perder un 50% del numero de cabezas.

Oficio que ya en 1.818 daba lugar a expedientes administrativos de nuestras Juntas Generales (Administración de Bizkaia / Gobierno y Asuntos Eclesiasticos / AJ01541/007), que recordaban la prohibición del pastoreo a los gipuzkoanos en el Señorio de Bizkaia. En concreto en las villas de Miravalles y Gaminiz y las anteiglesias de Arrieta, Barrica, Berango, Zeberio, Gatika, Górliz, Lemóiz, Mendata, Maruri y Pedernales.



Acompañados de sus perros, a veces traían como animal de compañía, un burro, que utilizaban para llevar la ropa y comida en sus viajes trashumantes. Dejando a su paso por nuestras campas, buscando verdes y frescos pastos, un rastro de esas pequeñas e inconfundibles bolitas negras. La memoria de algunos de nuestros mayores recuerda que: “...Las ovejas y ovejeros llegaban a Getxo en los meses de febrero a marzo y marchaban antes del verano....”.

Solían cobijarse pastores y ovejas en varios lugares, entre ellos “Tranpene”, parte trasera de la iglesia de Andra Mari, entre las calles Peña de Santa Marina y Bostgarrena. Era un gran terreno propiedad de los Asúa (dueños de las panaderías “Pan Zollo”), tan popular en Bilbao. Los cuales pasaban en la casa los veranos, quedando sin usar durante los inviernos. La cuidadora de la finca era la encargada de gestionar con los pastores el alquiler de los establos que poseía la casona.

Otro de los lugares de alquiler de campas era “Goñibarri”. El pago en esta propiedad era de 1000 pesetas y un cordero. Estas transacciones se realizaban entre los años 50-60. Una de las fuentes de dinero para los pastores era la venta de quesos “tipo Burgos”, cosa que realizaban en los lugares de cobijo de las ovejas a los vecinos de Getxo. También era frecuente que ocuparan los terrenos de debajo de la iglesia, contiguos a la Avenida del Ángel, “Jauregi” y zonas aledañas a “Sarri”.

Y por la zona de “Moreaga” (toponímico que denomina a una zona bastante amplia que alcanza las jurisdicciones de Getxo y Berango), y que casi seguro, al igual que la de su homónimo de Arguiñariz (Nafarroa), era punto de cita de la trashumancia.
Oficio que como nos recuerda Euskaltzaindia en el “Libro blanco del Euskera”: “...la vida del pastor estaba caracterizada por su movilidad y trashumancia que no le permitía estar todo el tiempo en un mismo lugar...”, dando en muchos casos nombre a zonas, valles y refugios, que más tarde derivaban en toponímicos del lugar. Uno de los puntos de venta de aquellos corderos, desde principios del siglo XX, era la plaza de Portugalete. Esa plaza tuvo gran importancia en los trasiegos comerciales entre ambas márgenes de la ría.



Un rebaño de 250 ovejas llega hoy a Getxo. Desembocarán en la plaza de la estación de Algorta sobre las 14 horas. A lo largo del trayecto desde Zegama hasta nuestro municipio se irán filmando imágenes que se utilizarán para realizar el documental “Akabuko Martxe” sobre la trashumancia entre el Goierri gipuzkoano y Getxo. A comienzo de los años 70 del siglo XX se pidió permiso por última vez al Ayuntamiento para que un rebaño pastara en nuestras campas.

Y para despedir esta entrada parafraseando unos bertsos del “Cancionero Popular Vasco” de D. Resurrección María de Azkue, en uno de Josefa Treku, de Orio, refiriéndose al aprecio de los pastores hacia los marineros de la costa:

...Eztira koplak jarlzen gabaz ametsetan,
artzaiak ondo bizi dira (y) Zegaman.
Eulia bezelaxe dabiltza esnetan,
argatik eztaukate kostarik ezertan...”
...No se componen versos de noche soñando;
los pastores viven bien en Zegama.
Como las moscas, viven hartos de leche;
por eso en nada estiman a los de la costa...”.


Pero Getxo, a pesar de serlo, seguro que sí tendrá buena relación con nuestros hermanos de Zegama, hoy cuando nos visiten.




Felicitar a los iniciadores de la idea, a nuestro bertsolari local Fredi Paia guionista del trabajo y a cuantos han participado en su preparación (Ayuntamientos y Diputaciones). Recuperar estas tradiciones nos acerca más a nuestro pasado cercano, recordándonos cómo ha evolucionado la actividad hasta nuestros días.

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