Haciendo
un inciso en la historia que comencé el día pasado sobre los toros
en Getxo y que continuaré el próximo jueves, hoy traigo un tema,
también ganadero, que por su rigurosa actualidad me obliga a
realizar este pequeño paréntesis. Se trata de la trashumancia de la
ovejas.
Y
como si de un grito ancestral se tratara, las ovejas y ovejeros
llegan de nuevo a Getxo. Rebaño, que tras el silbido del pastor
gipuzkoano Mikel Etxezarreta, perro y ovejas se pondrán en marcha
camino de nuestro municipio. Vienen recorriendo viejas cañadas desde
Zegama hasta Algorta, rememorando caminos y una antigua tradición,
hasta llegar a los antiguos prados, libres de la nieve y cercanos a
dársenas donde las aguas se mecían al compás de las mareas. El
rebaño nos acerca a un viejo y a veces denostado oficio, recogido en
versiones cinematográficas que recreaban los viejos medios de
subsistencia de nuestros antepasados en el lejano oeste americano.
Los
artzaiak (Pastores) antaño iban envueltos con rusticas indumentarias
de un pardo tejido de pelo de cabra, zurrón del mismo cuero portando
en su cintura un cuenco de calabaza para el agua. Con sus chapines de
lana y abarcas sujetas a las medias con tiras del mismo cuero
ofrecían al extraño una imagen misteriosa casi sacada de las
cavernas del Paleolítico, que hacía contraste con el verde tapiz de
los campos. Hoy conservan algo de aquel halo misterioso, pero son más
cercanos, son nuestros vecinos.
Ahora
que vuelven la ovejas, recordar que en Gipuzkoa la trashumancia
comenzó a finales del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII en
dirección a la costa. En Bizkaia, el Fuero no permitía introducir
ganados de “fuera parte” y se aplicaba la ordenanza
de “sol a sol” para los rebaños foráneos. Será a
partir de mediados del siglo XVI, por la falta de ganado vacuno y
porcino en el Señorío cuando algunas poblaciones permitieron
invernar a ganados de Navarra y Gipuzkoa. La relación con los
trashumantes no parecía ser buena ya que en 1393 las Juntas
Generales de Bizkaia confirmaban y extendían a todo el Señorío la
sentencia del 25 de septiembre de 1385 a favor de la villa de Bilbao
en el pleito con la anteiglesia de Zamudio sobre pastoreo y tránsito
de ganado, por el que se limitaba de sol a que sol: “…solían
enviar sus ganados a pacer a los sus términos...,
fallauan que qualquier ganado que los vesinos e moradores de las
dichas villas de Viscaya en sus terminos traxieren, quier para uida
quier para matarlos, que paçiesen por doquier que fallasen yerbas de
paçer todo tiempo, sacandolos e echandolos a paçer de su termino e
paçer todo el dia, e a la noche cayente que sean dentro en el su
termino non fasiendo enbargo a los fijosdalgo e labradores de Viscaya
en los sus çerrados e en los sus propiados...”. La cabaña
ovina en Bizkaia siguió una curva descendente pasando en los años
que van de 1.865 a 1.929 a perder un 50% del numero de cabezas.
Oficio
que ya en 1.818 daba lugar a expedientes administrativos de nuestras
Juntas Generales (Administración de Bizkaia / Gobierno y
Asuntos Eclesiasticos / AJ01541/007), que recordaban la
prohibición del pastoreo a los gipuzkoanos en el Señorio de
Bizkaia. En concreto en las villas de Miravalles y Gaminiz y las
anteiglesias de Arrieta, Barrica, Berango, Zeberio, Gatika, Górliz,
Lemóiz, Mendata, Maruri y Pedernales.
Acompañados
de sus perros, a veces traían como animal de compañía, un burro,
que utilizaban para llevar la ropa y comida en sus viajes
trashumantes. Dejando a su paso por nuestras campas, buscando verdes
y frescos pastos, un rastro de esas pequeñas e inconfundibles
bolitas negras. La memoria de algunos de nuestros mayores recuerda
que: “...Las ovejas y ovejeros llegaban a Getxo en los meses
de febrero a marzo y marchaban antes del verano....”.
Solían
cobijarse pastores y ovejas en varios lugares, entre ellos
“Tranpene”, parte trasera de la iglesia de Andra
Mari, entre las calles Peña de Santa Marina y Bostgarrena. Era un
gran terreno propiedad de los Asúa (dueños de las panaderías “Pan
Zollo”), tan popular en Bilbao. Los cuales pasaban en la
casa los veranos, quedando sin usar durante los inviernos. La
cuidadora de la finca era la encargada de gestionar con los pastores
el alquiler de los establos que poseía la casona.
Otro
de los lugares de alquiler de campas era “Goñibarri”.
El pago en esta propiedad era de 1000 pesetas y un cordero. Estas
transacciones se realizaban entre los años 50-60. Una de las fuentes
de dinero para los pastores era la venta de quesos “tipo
Burgos”, cosa que realizaban en los lugares de cobijo de
las ovejas a los vecinos de Getxo. También era frecuente que
ocuparan los terrenos de debajo de la iglesia, contiguos a la Avenida
del Ángel, “Jauregi” y zonas aledañas a “Sarri”.
Y
por la zona de “Moreaga” (toponímico que denomina
a una zona bastante amplia que alcanza las jurisdicciones de Getxo y
Berango), y que casi seguro, al igual que la de su homónimo de
Arguiñariz (Nafarroa), era punto de cita de la trashumancia.
Oficio
que como nos recuerda Euskaltzaindia en el “Libro blanco del
Euskera”: “...la vida del pastor estaba
caracterizada por su movilidad y trashumancia que no le permitía
estar todo el tiempo en un mismo lugar...”, dando en muchos
casos nombre a zonas, valles y refugios, que más tarde derivaban en
toponímicos del lugar. Uno de los puntos de venta de aquellos
corderos, desde principios del siglo XX, era la plaza de Portugalete.
Esa plaza tuvo gran importancia en los trasiegos comerciales entre
ambas márgenes de la ría.
Un
rebaño de 250 ovejas llega hoy a Getxo. Desembocarán en la plaza de
la estación de Algorta sobre las 14 horas. A lo largo del trayecto
desde Zegama hasta nuestro municipio se irán filmando imágenes que
se utilizarán para realizar el documental “Akabuko Martxe”
sobre la trashumancia entre el Goierri gipuzkoano y Getxo. A comienzo
de los años 70 del siglo XX se pidió permiso por última vez al
Ayuntamiento para que un rebaño pastara en nuestras campas.
Y
para despedir esta entrada parafraseando unos bertsos del “Cancionero
Popular Vasco” de D. Resurrección María de Azkue, en uno
de Josefa Treku, de Orio, refiriéndose al aprecio de los pastores
hacia los marineros de la costa:
“...Eztira
koplak jarlzen gabaz ametsetan,
artzaiak
ondo bizi dira (y) Zegaman.
Eulia
bezelaxe dabiltza esnetan,
argatik
eztaukate kostarik ezertan...”
“...No
se componen versos de noche soñando;
los
pastores viven bien en Zegama.
Como
las moscas, viven hartos de leche;
por
eso en nada estiman a los de la costa...”.
Pero
Getxo, a pesar de serlo, seguro que sí tendrá buena relación con
nuestros hermanos de Zegama, hoy cuando nos visiten.
Felicitar
a los iniciadores de la idea, a nuestro bertsolari local Fredi Paia
guionista del trabajo y a cuantos han participado en su preparación
(Ayuntamientos y Diputaciones). Recuperar estas tradiciones nos
acerca más a nuestro pasado cercano, recordándonos cómo ha
evolucionado la actividad hasta nuestros días.
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