El
Puente Palacios o Puente Bizkaia, también conocido popularmente como
el “Transbordador” ha visto pasar bajo su vieja
estructura a infinidad de personajes, a bordo de barcos, veleros,
traineras, gabarras, incluso bicicletas acuáticas. Uno de estos fue
Jean Louis Conneau, conocido bajo el seudónimo de André Beaumont.
Sobre este personaje ya hice un pequeña referencia en mi entrada del
martes 7 de Agosto del 2012.
Pionero
de la aviación francesa, fabricante de hidroaviones, as de la
aviación, se le podría casi comparar con aquellos exploradores de
finales del Siglo XIX. Vencedor en 1910 del circuito de Gran Bretaña;
ganador en 1911 de las tres pruebas aeronáuticas más duras: la
Carrera Paris-Roma, la
Paris-Liege-Spa-Utrecht-Bruselas-Calais-Londres-París-Calais y el
Daily Mail de Gran Bretaña (Inglaterra y Escocia).
Jean Louis Conneau (André Beaumont)
En 1912
el Ayuntamiento de Bilbao, para la celebración durante las fiestas
patronales de la villa, gestionó un espectáculo de aviación que
tuvo como marco la ría a la altura de Las Arenas, para ser más
preciso, entre Portugalete y nuestro pueblo. El espectáculo tuvo sus
prolegómenos con las gestiones realizadas con los aviadores Paulhan,
Farman, Renault y con Jean Louis Conneau (André Beaumont).
Las
negociaciones que ofrecieron a M. Paulhan jugosas cantidades
(6.000 francos por tres sesiones de aviación, a celebrar los días
25 al 29 de agosto), siguieron con “Farman Fréres” 10.000
francos, con la parisina “Aéroplanes Sanchez-Besa” que
ofertaba 4.000 ptas por sus evoluciones, terminaría con el contrato
firmado con el anteriormente citado pionero del aire francés Jean
Louis Conneau (André Beaumont).
La
demostración se realizó en el incomparable escenario que daba
nuestro barrio Areeta-Las Arenas, junto a nuestro pueblo hermano
Portugalete. En el Beaumont se comprometía a realizar tres sesiones
de aviación sobre el Abra, los días 30 y 31 de agosto y el 1 de
setiembre de 1912. Se establecía una cláusula de seguridad, por la
que en caso de hacer mal tiempo, se aplazaba la exhibición hasta el
4 de septiembre.
El día
10 de julio de 1912, el Alcalde de Bilbao se dirigía a los alcaldes
de Getxo, Portugale y Santurtzi a una reunión a celebrar en el Club
Marítimo del Abra el sábado 13 de julio, a fin de tratar junto al
delegado de la comisión de festejos Alejandro de la Sota de los
espectáculos que se iban a celebrar. La alcaldía de Getxo, al igual
que las otras, el día 24 de julio enviaba a la comisión de festejos
bilbaina, una carta notificándole su colaboración y aportando una
subvención de 1.000 pesetas. El de Portugalete el 9 de agosto,
además de realizar la misma aportación, proponía que: “...los
hidroplanos entraran por la ría hasta la playa de Sestao, pasando
por encima del Puente Vizcaya y volvieran por debajo del mismo...”.
Se
establecieron las condiciones económicas, que superaron a las de las
primeras negociaciones, fijándose en 9.500 francos. Se comprometía
por aquella cantidad a realizar sus sesiones de aviación de 16 a las
18 horas, durante los días señalados, volando a una altura mínima
de 200 metros. Aquel contrato fue firmado el 12 de agosto de 1912.
El día
30 de agosto llegaba a Bilbao el aviador, preparándose para realizar
al día siguiente sus evoluciones sobre el escenario elegido, a bordo
de su hidroplano. El mismo día el consistorio bilbaino, a través de
su alcalde Federico Moyúa Salazar, se dirigía al Alcalde de Getxo
con un B.L.M. (Besa la mano, formula de cortesía epistolar de la
época), solicitándole que: “...como autoridad superior de
esa localidad, tenga a bien dar las órdenes oportunas para la
conservación del orden...,...a fin de evitar los
prejuicios que se pudieran originar para el resultado de la
fiesta...,...desperfectos en el aparato de aviación o
en el hangar en el que se halla depositado...”. También y
en parecidos términos lo hacía el Comandante de Marina, y debido a
la premura con la que se habían solicitado los permisos, el mismo
día 31 de agosto daba su autorización, y se ponía en contacto con
el ayudante de marina de Portugalete dándole ordenes para que
prestara toda su colaboración.
El día
1 de septiembre de 1912 acudieron una comitiva compuesta por
concejales, comisión de festejos y prensa local bilbaina, a bordo
del remolcador “Ederramendi” a contemplar el
espectáculo. El célebre piloto de la época señor Beaumont realizó
una exhibición con su “aerohidroplano” partiendo
desde la playa de Las Arenas y sobrevolando todo el Abra y la ría,
finalizando con el paso por debajo del Puente Bizkaia. La zona del
Muelle de Hierro así como las orillas portugalujas y getxotarras se
encontraban abarrotadas de curiosos que observan asombrados las
evoluciones del aparato.
Si
embargo, las previstas para el día siguiente debieron suspenderse
por el mal tiempo (Ver fotografía superior). El
alcalde de Bilbao se dirigía a todas las compañías de
ferrocarriles bilbainos, a fin de que colocaron en todas las
estaciones avisos de la suspensión. El aviso se extendía a cuantos
iban a participar en la mencionada fiesta (Orfeón Euskeria, Sociedad
Coral, Circulo Conservador, Circulo Liberal, Circulo Socialista,
Circulo Tradicionalista, Centro Vasco, Casino Republicano, Club
Náutico, Sociedad el Sitio, Sociedad la Bilbaina y al Circulo la
Unión Mercantil). La siguiente sesión, una vez asentado el tiempo,
se celebró el día 3 de septiembre a las 17 horas. Así lo anunciaba
la Comisión de Fiestas de Bilbao, con los mismos carteles que los de
la suspensión (Ver fotografía inferior).
Aquellos
espectáculos tuvieron subvenciones concedidas por los Ayuntamientos
de Getxo, Portugalete y Santurtzi, además de por las que denominaban
“Empresas de Tracción”. Se referían al Tranvía y
Ferrocarriles, de ambas margenes de la ría.
Y llegó
el momento de hacer efectivas las subvenciones prometidas:
El
Ayuntamiento de Portugalete el 18 de setiembre, también rebajaba su
aportación a 500 pesetas y afirmaba: “...que no se han
cumplido las condiciones establecidas por unanimidad...”.
El
Ayuntamiento de Santurtzi el 1 de octubre, una vez celebrado el
espectáculo aéreo, contestaba a un requerimiento del ayuntamiento
bilbaino que: “...a pesar de que nuestro pueblo no se había
visto favorecido por aquellos actos, ni por la concurrencia de
forasteros, por el modo en que habían sido programados, solamente
aportaría 500 pesetas...”.
En la
revista gipuzkoana “Novedades” en 1912 se recogían
unas imágenes de las hazañas, que en nuestra ría realizó “André
Beaumont”.
A pesar
de las desavenencias el espectáculo resultó todo un éxito tanto
por la afluencia de público, que abarrotaba ambas margenes de la ría
y Muelle de Hierro de Portugalete, como por los beneficios que
reportaron estos actos a ambos ayuntamientos, ya que muchos comercios
de la zona hicieron caja. No menos expectación tuvo la playa de
Areeta-Las Arenas en la que los curiosos vecinos se arremolinaban
alrededor de hidroplano, deseosos de contemplar la maquina y a su
piloto.
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