La Plaza
de los Arcos, cuyo nombre oficial fue “Plaza de las
Escuelas”, (salvo en épocas de dictadura), fue conocida
por los areneros por el apelativo que hace referencia a los
soportales, que acogían a niños, mayores y vendeja, durante los
largos días del sirimiri, que a principios del Siglo XX, azotaba
nuestro pueblo. Soportales que entre los años 1899-1903 solo
ocupaban el frente de las escuelas. La Plaza, que en sus inicios
tenía un camino central que se dirigía a las escuelas, estaba
flanqueada por dos zonas de tierra batida, ambas cubiertas de
arboles, al igual que las calles de toda la zona.
Los
Arcos y la Plaza, ya en 1925 eran definidos como lugar de recreo para
los niños de Las Arenas. Más tarde, no sin polémicas, se verían
ampliados a los edificios adyacentes que formando una “U”
se edificarían a ambos lados. En 1926 se realizó la obra de
levantar soportales en toda la "U". Una de
aquellas reclamaciones acerca de la construcción que empezaba a
llenar nuestro barrio, y que formaba parte del proyecto del ensanche
de Las Arenas eliminaba una calle situada en la plaza, partiría de
manos de los herederos de D. Sebastian de Uribarri, propietarios de
los terrenos colindantes a las escuelas.
A partir
de aquella reclamación, el 26 de Junio de 1926, el arquitecto
municipal presentaba el proyecto de la ampliación de los arcos en la
Plaza de las Escuelas. Pretendía con el mismo acercar las posturas
de propietarios y Ayuntamiento. El 1 de julio de aquel año la
Comisión Municipal Permanente aprobaba la propuesta del Arquitecto
Municipal D. Antonio de Smith y de la Comisión del Ensanche,
convocando a una reunión a los propietarios, a fin de que llegaran a
un acuerdo y sacar a exposición pública dicho proyecto (ver
fotografía inferior del plano de proyecto).
El 19 de
febrero de 1927 los propietarios de los terrenos daban su visto bueno
incluyendo varias condiciones, entre las que cabe citar dos: que la
parte porticada quedara para uso público y que en compensación de
lo elevado de los arcos, los edificios que se fueran a construir en
los terrenos pudieran subir 45 centímetros más de lo establecido.
Otro de los elementos en conflicto era el Almacén de Vinos, que se
encontraba en los bajos, y que en opinión de los propietarios, la
ampliación proyectada privaba de una parte indispensable del
almacén. Y proponían permutar el espacio por el local contiguo a la
Plaza de las Escuelas, que daba a la calle de Las Mercedes.
La
plaza, tras el acuerdo que permitió dejar la misma a las
orientaciones expuestas a los temporales y abierta únicamente al
mediodía supuso un coste de: 68.119,60 pesetas incluyendo la cesión
de terreno y mano de obra. De ella, en los escritos de aquellos días,
se decía: “...Plaza que a decir de sus condiciones quedaba
más agradable de luz y ventilación, que si fuera completamente
cerrada, y que seguramente constituirá en días de lluvia, tan
frecuentes en este clima, el único lugar de reunión y paseo de los
vecinos...”.
Durante
muchos años la plaza fue lugar de fiestas y juegos de los niños.
También lugar de vendeja en los que las baserritarras, que dejaban
cestas y burros atados en la “Campa de Juan”,
también junto al “Puente Bizkaia”, ofrecían a los
vecinos, sobre los grandes y alargados mostradores de madrera, lo
mejor de sus huertos. Viandas, que en muchos casos, como las
zanahorias y manzanas, que unas veces regaladas y otras sustraídas
con habilidad infantil, ayudaban a engañar, más que el hambre, las
carencias alimentarias, por la escasez de artículos de primera
necesidad de aquellos días.
Los
arcos que vieron la luz a principio del Siglo XX, bajo los que se
encontraban el cuarto de socorro y la oficia de correos, además de
comercios de fontanería, alimentación y suministro de vinos, hoy
siguen siendo parte de un espacio, que en días de lluvia protegen y
ofrecen un lugar en el que convivir, convirtiendo la “Plaza
de las Escuelas” en un espacio festivo, marco de grandes
campeonatos de futbito y baloncesto en los años 50-60, donde en las fiestas del
barrio se desarrollan ofreciendo desde teatrillos, espectáculos
folclóricos y competiciones gastronómicas.
Yo la conoci como plaza de los enanos, buenos recuerdos de las fiestas del pueblo! ^_^
ResponderEliminarCuando desaparecieron los enanos?
ResponderEliminarEs aberrante que la llamen plaza de los enanos.. y más aún ese horrible edificio que permitió construir el ayuntamiento...en sustitución de Las Escuelas Municipales, cargándose parte de nuestra historia.
ResponderEliminarSi así era cuando ivamos a la Escuela de la época del fascismo. Recuerdo la estufa leña, los recados que nos mandaba hacer Dña, Esperanza la leche en polvo tan mala que nos daban, el canto del Cara al Sol en formación en la Plaza que nos obligaban, a Dña. Margarita y Día Teresa etc. La represión que ejercían sobre nosotras me ha marcado para toda la vida.
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